El cancionero de Borinquen: Composiciones originales en prosa y verso (1846)
El Bandido de Manuel Antonio Alonso Pacheco
Nota: Se respeta la ortografía original de la época

EL BANDIDO.

Cancion.


Montado en gallardo potro,
Con el trabuco á la espalda,
Baja del monte la falda
De la comarca el terror.
Es de mirada tan fiera
Y de miembros tan robusto,
Que solo el verle da susto
Al hombre de mas valor.
La lluvia cala sus ropas,
El trueno cerca rebienta;
Pero nada le amedrenta

Que es piedra su corazon.
El viento silba en los bosques
Y arranca un arbol entero,
Él le desprecia altanero
Y entona aquesta cancion.

No tengo patria, ni amigo,
Ni mas ley,
Que matar como enemigo
Al que mi gente apresó:
A nadie perdono yo
Que soy despótico rey.
          Y me burlo
       Del soldado,
       Desgraciado
       Militar,
       Que rondando
       La espesura,
       Mi bravura
       Fué á probar.
Que la boca del trabuco
Tiene tan grande virtud,
Que al que le apunto con ella
Pueden buscarle ataud.

Soy de veinte guapos mozos
     Capitan,
Y son tantos los destrozos
Que con ellos puedo hacer,
Que no me dan que temer
Los que buscándome van.
        A su vista,
        Siempre á tiro,
        Yo los miro
        Maniobrar,
        Y me escapo
        Muy ligero,
        Si no quiero
        Pelear.
Que la boca del trabuco
Tiene tan grande virtud,
Que al que le apunto con ella
Pueden buscarle ataud.

Causa tan solo mi nombre
       Tal temor,
Que no hay en la tierra un hombre
Que le escuche sin temblar;
Ni que se atreva á irritar
De los montes al señor.
             Es mi reyno

        La montaña,
        Y tal maña
        Me daré;
        Que á la tropa
        Mas valiente
        Con mi gente.
        Venceré.
Que la boca del trabuco
Tiene tan grande virtud,
Que al que le apunto con ella
Pueden buscarle ataud.

Mi cabeza es publicada
        En pregon,
Para ponerla elevada
Con su jaula de metal,
En algun camino real
Á servir de diversion.
           Al que osado
        Me pregona
        Y no abona
        Mi matar,
        De cabezas
        Mas de ciento
        Es mi intento
        Regalar.

Que la boca del trabuco
Tiene tan grande virtud,
Que al que le apunto con ella
Pueden buscarle ataud.


Manuel A. Alonso.