El águila y la flecha (1813)
de Esopo


Estaba sentada un águila en el pico de un peñasco esperando por la llegada de las liebres.

Mas la vio un cazador, y lanzándole una flecha le atravezó su cuerpo.

Viendo el águila entonces que la flecha estaba construída con plumas de su propia especie exclamó:

- ¡Qué tristeza terminar mis días por causa de mis plumas!


Moraleja: Más profundo es nuestro dolor cuando nos vencen con nuestras propias armas.