El águila y el gorrión
El gorrión, con imprudencia de cortesano novel, criticaba en voz alta, en un círculo de muchos otros pájaros, el gobierno del águila. Aseguraba que los impuestos eran excesivos y estaban mal repartidos; que se derrochaban los dineros públicos; que la justicia era pésimamente administrada; que las elecciones, falseadas, mandaban al congreso puros politiqueros ignorantes; que todo se volvía negocio; que el verdadero mérito nunca era recompensado, y que sólo conseguían los puestos públicos los que para nada servían.
Y muchas otras cosas se disponía a criticar, Cuando el águila que, sin que hubiera sentido el gorrión, se había aproximado al grupo, le preguntó de qué gobierno estaba haciendo la historia.
El gorrión no se inmutó:
-Del gobierno del abuelo de Vuestra Majestad -contestó sin vacilar, saludando al águila con toda cortesía.
Y el monarca no pidió más, recapacitando que, efectivamente, todo aquello, desde entonces, había mejorado muchísimo.