Dos rosas y dos rosales: 25

Dos rosas y dos rosales
de José Zorrilla
Las almas enamoradas. Capítulo I: IV. Escena primera

IV. Escena primera

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Al volverse D. Juan al castillejo
De su tío una tarde, entre unas huertas
Que se forman callejón halló a D. Carlos
Que aguardaba a propósito su vuelta.

DON CARLOS.

—¿D. Juan?

DON JUAN.

—¿Qué hay?

DON CARLOS.

—¿Cuándo partís?

DON JUAN.

—Mañana.

DON CARLOS.

—Tengo con vos
Que hablar antes.

DON JUAN.

—¡Bah! ¿Salís
Del castillo a eso? Los dos
Vivimos allí.

DON CARLOS.

—Ha de ser
A solas.

DON JUAN.

¿No hay aposentos
Arriba?

DON CARLOS.

—Mis pensamientos
Aire libre han menester.

DON JUAN.

—¿Tan grandes son?

DON CARLOS.

—No son mucho:
Mas solo para los dos
Son, y debéis solo vos
Escucharlos.

DON JUAN.

—Pues ya escucho.

DON CARLOS.

—Os suplico que dejéis
Ese tono un poco altivo,
Pues tengo el genio algo vivo.

DON JUAN.

—¿Qué es lo que en mi tono veis
Que os ofenda?

DON CARLOS.

—Todavía
Nada: mas mi honor desea
Que vuestra palabra sea
Unísona con la mía;
Y como esta es moderada
Y cortés, vuelvo a rogaros,
Que la vuestra, al explicaros,
Sea cortés y mesurada.

DON JUAN.

—Está bien: procuraré
Entornarla por la vuestra.

DON CARLOS.

—De atención será una muestra,
Y yo os la agradeceré.

DON JUAN.

—Pues abreviad.

DON CARLOS.

—Pues oíd.
¿Tendríais inconveniente
En decirme lëalmente
Para qué habéis de Madrid
Venido?

DON JUAN.

—¿Y vos lo tendréis
En decirme sin rodeos
Con qué intento, o qué deseos
Esa pregunta me hacéis?

DON CARLOS.

—No: porque yo en mucha estima
Me tengo para mentir.
Don Juan, antes de venir
Vos amaba yo a mi prima.

DON JUAN.

—Me lo sospeché al llegar.

DON CARLOS.

—Y ahora que lo sabéis
De mí ¿explicarme podéis
Vuestra intención al marchar?

DON JUAN.

—Mi intención está muy clara.

DON CARLOS.

—¿Cuál es?

DON JUAN.

—Casarme.

DON CARLOS.

—¿Con Rosa?

DON JUAN.

—He venido por esposa
A pedirla.— Mala cara
Me ponéis: pero es sencilla
Mi conducta, y no os enoje
Que aquí a observaros me arroje
Que en verdad me maravilla
Y creo en vos muy mal hecho,
Que no hayáis franqueado al tío
Vuestro amor, como yo el mío.

DON CARLOS.

—No osé.

DON JUAN.

—Pero yo sospecho
Que declarársele a ella
Habéis osado sin duda.
Y amor que el padre no escuda
No hace honor a una doncella.

DON CARLOS.

—Es justa la observación.

DON JUAN.

—Ya lo veis.

DON CARLOS.

—Pero sospecho
Que tal demanda no ha hecho,
Don Juan, vuestro corazón.

DON JUAN.

—¿Por qué?

DON CARLOS.

—Porque aunque es muy recto
Pedírsela al padre, acaso
Antes de dar este paso
Debe obtenerse su afecto.

DON JUAN.

—Don Carlos, el matrimonio
Debe hacerse por razón:
Los que anuda la pasión
Los enmaraña el demonio.
La pasió es un capítulo
Muy breve: el interés rueda
Lejos.

DON CARLOS.

—Mas Rosa no hereda
Interés.

DON JUAN.

Hereda un título
De Baronesa.

DON CARLOS.

—¡Ay Don Juan!
¿Un título de Barón
Es a vuestro corazón
Lo que trae con tanto afán?

DON JUAN.

—¡Vaya! ¿Del título en vos
Nada influyó la esperanza?

DON CARLOS.

—Nada.

DON JUAN.

—Es cosa ¡vive Dios!
Que mi comprensión no alcanza.

DON CARLOS.

—Os puedo probar que no.

DON JUAN.

—Y os tendré, si hiciereis tal,
Por el más original
Que en nuestro siglo nació.

DON CARLOS.

—Pues bien: si yo puedo hacer
Que ese título obtengáis,
Pues claro es que no la amáis
¿Renunciáis a la mujer?

DON JUAN.

—No alcanzo vuestra intención
Pues no puedo concebir
A quien pueda convenir
Ser marido y no barón.

DON CARLOS.

—Ni yo puedo comprender
Que un título por lograr
Se pueda un hombre casar
Sin amor a su mujer.

DON JUAN.

—Amor es fruto que dan
Tiempo, interés y costumbre.
Amor es como la lumbre:
Una chispa hace un volcán.

DON CARLOS.

—Pero cuando el corazón
Que esa chispa ha de incendiar
Está debajo del mar
Inmenso de otra pasión,
Caerá en el agua la chispa.

DON JUAN.

—El mayor volcán de amor
No produce más calor
Que el aguijón de una avispa.

DON CARLOS.

—No habéis amado jamás.

DON JUAN.

—Como en las novelas no.

DON CARLOS.

—¿Y si amara a Rosa yo
Como en novela?

DON JUAN.

—Quizás
Sois capaz de ello.

DON CARLOS.

—Y muy bien:
A Rosa dejad por mía
Y os cedo la baronía.

DON JUAN.

—¿Y con dinero, de quién
La mantendréis?

DON CARLOS.

—Eso es cosa
Que basta que sepa yo.
Con que ¿aceptáis? ¿Sí o no?
La Baronía por Rosa.

DON JUAN.

—No lo comprendo.

DON CARLOS.

—En verdad
No hay mucho que comprender:
Yo amo solo a la mujer,
Y vos vuestra vanidad.

DON JUAN.

—No os mordéis la lengua.

DON CARLOS.

—Estoy
Aprendiendo a negociante,
Y mi negocio adelante
Derecho llevando voy.
Yo amo a Rosa y la antepongo
A cuanto la tierra cría.
Vos amáis la baronía:
Hacer un cambio os propongo.

DON JUAN.

—Si las dos puedo obtener
¿Por qué a una renunciar?

DON CARLOS.

—Es que no podréis lograr,
Viviendo yo, la mujer.

DON JUAN.

—¿Me amagáis?

DON CARLOS.

—No todavía:
Os digo en la mayor calma
Que aun a costa de mi alma
La mujer ha de ser mía.
Vos nunca podréis, D. Juan,
Comprender mi corazón,
Porque en distinta región
Nuestras dos almas están,
Y os digo sin amenaza,
Ni ira, que en mi amor tenaz,
Primo Don Juan, soy capaz
De acabar con nuestra raza.

DON JUAN.

—No es empresa ¡vive Dios!
Hoy ya muy dificultosa:
No quedamos más que Rosa,
Don Gil y nosotros dos.

DON CARLOS.

—Aun puede arreglarse todo
De un modo fácil, Don Juan,
Como queráis a mi plan
Adheriros.

DON JUAN.

—¿De qué modo?

DON CARLOS.

—Dadme palabra de honor
De esperar hasta tres años
A que de reinos extraños
Vuelva: respetad mi amor
En mi ausencia: a nuestro tío
Esta noche propondremos
Nuestro pacto, y si uno hacemos
De vuestro intento y del mío
Lograremos nuestro afán,
Yo el de cumplir mi pasión
Y vos el de ser Barón.
¿Os acomoda, Don Juan?

DON JUAN.

—¿Tres años os ausentáis?

DON CARLOS.

—Sí.

DON JUAN.

—Si al cuarto no volvéis
¿Podré yo…?

DON CARLOS.

Como gustéis
Obrar, si leal obráis;
Porque si por desventura
Vais con intento falaz,
Por vengarme soy capaz
De dejar la sepultura.

DON JUAN.

—Bravo estáis: mas ¿dejaréis
Vuestra renuncia formal?

DON CARLOS.

—En la forma más legal
Que vos la necesitéis.

DON JUAN.

¿Y si aquí no estáis de vuelta
Para el plazo?

DON CARLOS.

Es que habré muerto.

DON JUAN.

—Está bien. Ahora os advierto
Que queda otra punta suelta
Que atar.

DON CARLOS.

—¿Cuál es?

DON JUAN.

—Que mi tío
Me es una suma en deber.

DON CARLOS.

—Si vuelvo, rico ha de ser:
Yo la tomo a cargo mío.

DON JUAN.

—Es que tres años están
Siempre de treinta y seis meses
Compuestos.

DON CARLOS.

—Los intereses
También acepto, D. Juan.

DON JUAN.

—Sois un mancebo gentil.

DON CARLOS.

—No os hago igual cumplimiento,
Don Juan, porque nunca miento.
Vamos a ver a Don Gil.






Y uno tras otro emprendiendo
La subida del cerrillo
En que está alzado el castillo
Iba entre sí diciendo:

DON JUAN.

—Este primo tan galán
O está fuera de razón
O tiene oculto algún plan.

DON CARLOS.

—O en Dios no cree este D. Juan,
O no tiene corazón.