La flor
de Rosalía de Castro


Dos palomas

 Dos palomas yo vi que se encontraron
 cruzando los espacios
 y al resbalar sus alas se tocaron...
    
 Cual por magia tal vez, al roce leve
 las dos se estremecieron,
 y un dulce encanto, indefinible y breve,
 en sus almas sintieron.
    
 Y torciendo su marcha en un momento
 al contemplarse solas,
 se mecieron alegres en el viento
 como un cisne en las olas.
    
 Juntáronse y volaron
 unidas tiernamente,
 y un mundo nuevo a su placer buscaron
 y otro más puro ambiente.
    
 Y le hallaron al fin, y el nido hicieron
 en blanda cama de azucena y rosas,
 y en ella se adurmieron
 con las libres y blancas mariposas.
    
 Y al despertar sus picos se juntaron,
 y en la aurora luciente
 sus caricias de amor se retrataron
 como sombra riente.
    
 Y en nubes de oro y de zafir bogaban
 cual ondulante nave
 en la tranquila mar, y se arrullaban
 cual céfiro süave.
    
 Juntas las dos al declinar del día
 cansadas se posaban,
 y aun los besos el aura recogía
 que en sus picos jugaban.
    
 Y así viviendo inmarchitables flores
 sus días coronaron,
 y nunca los amargos sinsabores
 sus delicias turbaron.

 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

 ¡Felices esas aves que volando
 libres en paz por el espacio corren
 de purísima atmósfera gozando!