Dos libros de memorias
- I. LO ESCRITO EN EL LIBRO DE EL
- II. LO ESCRITO EN EL LIBRO DE ELLA
¡Cuanto gusto a aquella fatua
con mis posturas de estatua!
Miro... y mira... Al fin, mujer.
Escribe para hacer ver
que tiene las manos bellas.
¿Se va? Pues sigo sus huellas,
porque prueba su rubor
que ya está muerta de amor.
Esta es como todas ellas.
pone, para enternecerme,
los ojos como quien duerme:
cree el muy necio que me agrada.
¡Qué osadía en la mirada!
¡Qué modos tan importunos!
Me voy, me voy; hay algunos
que, amantes dignos de algunas,
creen que todas somos unas
porque ellos todos son unos.