Disquisiciones Históricas. El Puente del Salado.

Guayaquil, Octubre 5 de 1932.

Señor Dn. José Abel Castillo.

Ciudad.

Muy distinguido amigo:

Deseo manifestar a Ud. la complacencia que me ha causado la campaña iniciada por "El Telegrafo, para que nuestra ciudad honre la memoria del más notable de los Gobernadores de Guayaquil colonial, Capitán de Fragata don José de Aguirre Irisarri, inspirada por su digno hijo el doctor Abel Romero Castillo, autor de la celebrada obra "Los Gobernadores de Guayaquil en el Siglo XVIII", en justa correspondencia a los sentimientos de americanismo del actual gobierno español, próximo a realizarse en el día de la Raza, con la nominación en Madrid del nombre glorioso de Montalvo para una de sus calles. Pero como a propósito de tan laudable iniciativa, el editorialista de El Telegrafo, en pasados días, aseveró la subsistencia del Puente del Estero Salado construído por el Gobernador Aguirre en el que actualmente existe, haciéndose eco de lo dicho o sustentado de modo incidental por el doctor Castillo en su ya citada obra, permitáseme que haga algún reparo a esa afirmación, si reparo puede llamarse todo lo que tienda al esclarecimiento de la verdad histórica, por el respeto que ella misma nos impone.

En primer lugar, quiero llamar la atención sobre lo dicho por el doctor Castillo acerca del citado Puente, quien no asegura de modo enfático que fuera el mismo que hoy existe ni que sea su ubicación la que hoy tiene, antes bien, manifiesta que se refiere a información la que hoy tiene, antes bien, manifiesta que se refiere a informaciones de los vecinos de entonces, agregando, con la experiencia de un maestro avezado en achaques la historia, "honradamente", que en las declaraciones de los vecinos de Guayaquil de quienes ha tomado sus referencias, hay confusión muchas veces de la obra del Puente del Salado con la de la Calzada, hasta el extremo de no distinguir cuando se refieren a la una o a la otra.

Valga, pues, esta oportunidad que nos brinda el doctor Castillo, con su discreto comentario, para exponer a los ojos de los estudiosos, lo que en nuestro concepto, hemos sacado en claro de los documentos firmados por el Gobernador Aguirre que reposan en el Archivo de la Secretaría del M. I. Concejo Cantonal, esto es, que dicho puente no fue construído en la forma que hoy tiene ni con ubicación sobre un fondo profundo de agua y en medio de la fuerza de la corriente.

Oigamos ahora en corroboración a nuestro aserto, cómo se expresa el Gobernador Aguirre Irisarri en solicitud de Marzo 23 de 1795 al Ilustre Cabildo, Justicia y Regimiento de Guayaquil, haciendo memoria de sus ejecutorias y pidiendo constancia de ellas para el caso de su residencia, copiando la parte pertinente a su obra del Puente del Salado.

"La obra del Puente construído sobre el Estero Salado, sin gravamen alguno del Público, fue como el ensayo de mis deseos, y el primer testimonio que recibió todo el Público delo que me interesa su comodidad, diversión y beneficio, pues aquella obra al mismo tiempo que ofrece comodo y dilatado paceo facilita el comercio interior de la Prova. e impide la comunicación del Estero Salado con el río Grande, evita que la mescla de las Aguas inutilise la que la Ciudad usa vever como sucedia, y previene una Ynundacion que quando no haya llegado hasta ahora a ruynosa, dejava a lo menos inutil una dilatada estensión de terreno que dulcificada casi ya en el día puede ser para el establecimiento de Huertas, y otros usos de comodidad y recreo".

Y a mayor abundamiento vamor a copiar igualmente, los párrafos correspondientes del Informe del señor Procurador General en favor de esta petición, relacionados con la obra del Puente, que corre inserto en el libro Documentos Varios, años 1794-95, del ya mencionado Archivo municipal de la ciudad:

"El Sólido y costoso Puente, cuya magnitud con ser tanta, no es equiparable a la utilidad que de el reporta la Provincia facilitándole su comercio interior y el mas pronto y mejor abasto de la ciudad, cerrando al mismo tiempo el paso franco que tenían las aguas saladas para mesclarse con las del río, de que resultaba no poco daño a la salud, y no menos a todo el terreno que inundaba, que en poco tiempo se hara muy util, en el que no solo ha sacrificado sus intereses, y proporcionado justos y legales arbitrios que aprobados por la Real Audiencia del Distrito han facilitado su conclusión, sino tambien dedicándose con la mayor eficacia y actividad a que tubiese efecto tan importante obra."

Ahora bien, si nos atenemos a las propias palabras del Gobernador Aguirre y la respuesta del Procurador en su Informe al Cabildo, un puente que sirve de contención de aguas es un puente con tajamar, imposible de ser colocado en el sitio que hoy se encuentra, o era el terraplén que todavía subsiste complementario de la calzada de la antigua Legua, como remate o terminación de ese camino, al cruzarlo de parte a parte hasta tocar con la antigua calle del Bajo (Bolívar), a cuyo largo corría el Estero de Morillo, que era muy posible recibiera las aguas saladas del Estero en la época invernal.

No estará demás, que a propósito de la mejora que advierte el Gobernador Aguirre copiemos un pequeño párrafo de otro curioso documento de años muy anteriores (1758), relacionado con esa misma contaminación de aguas que hemos leído entre los legajos del Archivo Municipal, en el que el Asesor del Cabildo, que lo era entonces el doctor Antonio Marcos y Gonzáles de Carbonera, progenitor español de la distinguida familia guayaquileña de este apellido, indica la conveniencia de trasladar el Hospital situado a orillas del río, a una de las Lomas cerca del Estero Salado, empleando como razonamiento principal el argüido por el Gobernador Aguirre para el puente del Salado:

"Parece que el sitio más apropiado debiera ser una de las lomas que se hallan junto al Estero Salado, entre los aguajes de éste y el fin del Estero de Morillo, que dicen de los Guarangos, a espaldas del Matadero (el Cerro del Cementerio y del Hospicio, si nos atenemos al plano de Guayaquil por Alcedo), donde con proporción tiene a mano el agua dulce para todos sus usos; y la salada para evacuar las inmundicias, sin que tuvieran ocasión de comunicarse con el Río". Y más adelante agrega: "Al mismo tiempo sirviera la fábrica disponiéndola de este modo (con casa, iglesia, jardín botánico, etc.), de atajar la comunicación del Estero Salado con el dulce de Morillo, por cuyo reducto, se pone salobre el agua del Río".

Oro detalle digno de anotarse es la contemplación de dos curiosos grabados de la obra "Páginas del Duelo", a la memoria de don Belisario Gonzáles, editada en París por la Imprenta Hispano-Americana año de 1880, en la que aparecen los baños del Estero Salado, inaugurados en 1866 por el señor Gonzáles, sin el aditamento del Puente ni vestigios de haber ninguno.

Pero sea o no el actual Puente reconstrucción del que se dice construído por el Gobernador Aguirre Irisarri, allá por los años de 1793, estando como está decretada su próxima demolición, me parece oportuna y justiciera la idea de nombrarlo de Aguirre Irisarri, mayormente, cuando el 8 de este mes, se van a cumplir sesenta años de haber sido inaugurado oficialmente, conforme consta del acta de la sesión extraordinaria verificada por la I. Municipalidad de Guayaquil, el martes 8 de Octubre de 1872, mediante una ceremonia solemne en el propio puente, a la que concurrieron: los señores Gobernador de la Provincia, Ilmo Obispo Diocesano, señor General Ministro de la Guerra, General Comandante General del Distrito, Venerable Cabildo eclesiástico, autoridades de todas las órdenes y muchos ciudadanos, con asistencia del I. Concejo Cantonal presidido por el señor Jefe Político Manuel Silverio Ponce, y compuesto de los S.S. Concejales Francisco de P. Icaza, Manuel Tama, José Vélez, Dr. Ramón Espinoza, Homero Morla, Juan Francisco Baquerizo, con el Síndico Dr. Bartolomé Huerta y el Secretario don Sixto Juan Bernal.

Tocóle en suerte al Dr. Huerta llevar la palabra oficial de cuya alocución vamos a extractar los siguientes párrafos:

"Como Síndico de la I. Municipalidad de Guayaquil, cábeme la honrosa tarea de ser en esta solemne ocasión, el fiel intérprete de sus sentimientos y aspiraciones. Sus Honorables miembros rebosan de entusiasmo han venido a estas márgenes del Salado, en otros tiempos solitarias, y hoy llenas de vida y movimiento a recordar con vosotros el fausto día de la emancipación política de la patria; han venido también a celebrar con vuestro concurso la inauguración de este hermoso puente y de esta vía férrea, obras de grande importancia, que marcan un progreso positivo en la vida de nuestras poblaciones, y que con actividad digna de todo encomio ha llevado a término y coronado hoy el entusiasta señor Rivadeneira, para que ellas sean monumentos conmemorativos de esa gloriosa fecha que registran los faustos de este heroico pueblo......."

Fueron contratistas de esta obras los señores Ignacio Rivadeneira, don Francisco Campos y don Pablo A. Indaburo, que estuvieron presentes en la ceremonia de su inauguración.

Grato sería que con ocasión de este aniversario, el M.I. Concejo Cantonal de Guayaquil rememore esa histórica ceremonia con otra parecida, poniendo la primera piedra para los cimientos del nuevo puente que dentro de poco lucirá con orgullo la ciudad.

Por otra parte, y como un aditamento al enjundioso estudio del doctor Castillo sobre los Gobernadores de Guayaquil, quiero manifestarle, por si acaso no lo conozca, que el dinámico señor Aguirre Irisarri, que con visión de estadista se anticipara un siglo y más al futuro de la que iba a ser gran metrópoli del Guayas, vino casado a esta ciudad y tuvo un hijo, a quien se le impuso el nombre de Antonio, cuya partida bautismal existe en el Cedulario de la Iglesia Catedral, que ignoro si sobreviviente llegó en España a ocupar el sitial que correspondía a su linaje y a los talentos de su padre.

Soy del señor Castillo con todas las consideraciones debidas, a su muy Atto. y S.S.

Gustavo Monroy Garaicoa del Centro de Investigaciones Históricas.


Bibliografía editar

  • Monroy Garaicoa, Gustavo. Boletín del Centro de Investigaciones Históricas Tomo II, Año 1932 .Páginas 231-234.