Disposiciones de Sobremonte para la defensa de Buenos Aires
Con el justo fin de que en caso de invasión de los enemigos a esta plaza y sus costas inmediatas puedan los jefes militares, y demás individuos de tropa acudir sin confusión a su defensa, y dispone a ella, se tendrán presentes los artículos que siguen:
1. — La señal de alarma serán tres tiros de cañón precipitados en esta Real Fortaleza al mismo tiempo que el toque de generala por todos los tambores sea de día o de noche.
2. —Inmediatamente que se entienda esta señal los jefes y oficiales acudirán a sus respectivos cuarteles, y con la precisa celeridad harán vestir armas y municionar su tropa con lo cual se presentarán en los parajes que se van a expresar.
3. — Las compañías de granaderos de infantería y dragones, el cuerpo de Blandengues de esta frontera después de tomar caballos en sus cuarteles, el batallón de voluntarios de infantería, y las compañías de granaderos de pardos y morenos, formarán en la plaza mayor.
4. — El escuadrón de voluntarios de caballería de Córdoba y el de San Luis, tomados sus caballos, marcharán al campo de Barracas a unirse con el tren volante de artillería.
5. — El regimiento de voluntarios de caballería de Buenos Aires se presentará al campo del Retiro donde tomará los caballos, y verificado acudirá a este fuerte a armarse, quedando en la plaza para que no haya confusión.
6. — El batallón urbano del Comercio acudirá a guarnecer esta Fortaleza a la cual el señor Subinspector Comandante de artillería destinará los artilleros milicianos con el oficial y soldados veteranos que sea posible, prefiriendo los retirados para que los veteranos acudan al tren de batalla, y también pondrá un destacamento a los cañones del muelle.
7. — Dicho Tren volante de Artillería se formará en el campo de Barracas, a cuya inmediación tiene su potrero.
8. — Todos los oficiales y soldados inválidos y retirados, capaces de hacer algún servicio, se presentarán en esta Fortaleza para destinarlos al paraje en que convenga.
9. — El Batallón de Voluntarios doblará inmediatamente las guardias de la cárcel y presidio, poniendo cada una al mando de un oficial y quedará encargado de las patrullas del pueblo para conservar el buen orden, a que contribuirá igualmente el Batallón Urbano, auxiliando a las justicias, que deberán rondarlas continuamente.
10. — Los encargados de la caballada harán conducir inmediatamente, ganando los instantes, 1.300 caballos para distribuir en la forma siguiente: 300 con dirección al cuartel de la Ranchería para los Blandengues; 100 para las compañías de granaderos al cuartel de Dragones; 200 al campo del Retiro para la Caballería de Buenos Aires por los que pueden faltar, sin embargo de que traen los de su propiedad, y 500 dirigirán a los cuarteles de Córdoba y San Luis, despachando los sobrantes que pueda haber al foso de esta Real Fortaleza, y al momento, las órdenes más activas para traer a la Estanzuela las caballadas que están más distantes, para las remudas, de modo que no haya la menor falta; éstos, para mayor seguridad en un caso ejecutivo, tendrán formado un padrón de los que cada hacendado no distante pueda dar, y lo presentarán a esta Superioridad, teniendo prevenidos a los dueños.
11. — El Señor Sub Inspector Comandante de Artillería aprontará todas las municiones que pueda necesitar ésta, y las de cartuchos de fusil, carabina y pistola para conducir de repuesto a la tropa empleada, y a la de Caballería de Milicias las armas que ha de recibir en este Fuerte, como para remitir 75 carabinas, 200 espadas con cinturones y 200 pistolas al Comandante de las Conchas, con las correspondientes municiones y cartucheras, para las milicias de caballería que se reúnan en aquel puerto.
12. — El Sr. Coronel Dn. Joaquín Mosquera acudirá igualmente a la Plaza Mayor a verificar la comisión que tiene de internar los acaudales bajo la escolta que le está prevenida.
13. — El escuadrón de Voluntarios de Caballería de la frontera más inmediata a las Conchas, acudirá a dicho paraje donde se le proveerá del armamento y municiones en la forma referida en el artículo 11, y se mantendrá esperando órdenes vigilando la costa desde luego hasta la punta de los Olivos.
14. — El mas inmediato a la Ensenada ocurrirá a armarse a la estancia de Arellano, para acudir a aquel puesto si el comandante de él pidiese auxilio, y patrullar la costa desde los Quilmes a la Ensenada; estas órdenes preventivas y las del caso de alarma se comunicarán por el comandante de frontera como coronel del expresado regimiento, o por jefe superior previniendo que con la mayor aceleración acudan a ambos puntos todas las restantes compañías más distantes, excepto las que están de guarnición en los puestos de la frontera bajo la que va a expresarse.
15. — Todos los jefes de los cuerpos veteranos de milicias inválidos y de urbanos, intimarán a los individuos de su mando que aunque no se espera de facto de su fidelidad y amor a nuestro rey y señor, si hubiese algunos que olvidados de tan sagradas obligaciones no concurrieren en este caso de alarma, se desartaren, tuvieren trato o auxiliaren de algún modo a los enemigos, tendrán pena de la vida, impuesta en el mismo acto de comprobar el delito.
16. — Las tropas de estas divisiones serán mandadas por el jefe de mayor graduación de cada una; pero todas bajo las órdenes del señor Subinspector General, Cabo Subalterno que ha de recibir inmediatamente las mías y las de los reales cuerpos de artillería e ingenieros por sus respectivos comandantes en jefe, que también las recibirán de mí; los individuos de estos destinados en el tren volante o puestos artillados y fortificados, estarán bajo las órdenes de los jefes comandantes de la división o puesto en que han de operar si no fueren superiores en grado, en cuyo caso les corresponde el mando excusándose toda disputa, que atrase el servicio.
17. — El Jefe que mandare la división del campo de Barracas hará patrullar la costa desde el Riachuelo hasta los Quilmes, y tendrá un guardia de oficial y 30 hombres a la boca de dicho Riachuelo para celar la introducción de los enemigos por aquella parte.
18. — Los buques de fuerza que hubiere en balizas se situarán de modo que puedan proteger el Riachuelo tomando su canal y presentar sus fuegos a los enemigos que intentaren desembarcar por el frente de la ciudad en disposición de acercarce a donde vieren dirigirse el ataque.
19. — Los granaderos a caballo y los blandengues ocuparán el bajo del río desde el Muelle, para patrullar hasta la punta de los Olivos, por cuyo medio toda la costa estará custodiada, encontrándose unas patrullas con otras.
20. — Los ayudantes de la Plaza, sirviéndose de las compañías de Pardos y Morenos, harán reunir en las inmediaciones de este fuerte todas las carretillas con sus caballos para que sirvan en las conducciones que se ofrecerán de armas municiones, etcétera.
Siendo lo prevenido cuanto encuentro necesario para el expresado caso, se comunicará esta orden a los Jefes de los cuerpos para que se copie en los libros de órdenes, y demás a quienes corresponda su observancia, de que acusarán recibo.
Buenos Aires, ocho de Octubre de mil ochocientos cinco.