Discursos oficiales de Salvador Allende/1973/ XX Aniversario de la Central Única de Trabajadores


​XX Aniversario de la Central Única de Trabajadores​ de Salvador Allende Gossens
12 de febrero de 1973


PALABRAS DEL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA,
COMPAÑERO SALVADOR ALLENDE GOSSENS, EN EL
XX ANIVERSARIO DE LA CENTRAL UNICA DE TRA-

BAJADORES.

SANTIAGO, 12 DE FEBRERO DE 1973.-

oficina de informaciones y radiodifusión
de la presidencia de la república

MUY ESTIMADOS COMPAÑERAS:
ESTIMADOS COMPAÑEROS:
EMBAJADORBS Y REPRESENTANTES DE PAISES AMIGOS:
COMPAÑEROS JORGE GODOY Y EDUARDO ROJAS, PRESIDENTE Y VICEPRESIDENTE DE LA CENTRAL UNICA DE TRABAJADORES:
COMPAÑEROS DIRIGENTES, RAMON FLORES Y HUMBERTO ELGUETA:
COMPAÑEROS MINISTROS LUIS FIGUEROA Y ROLANDO CALDERON:

He dejado para saludar al final, al estimado y querido compañero, cuya trayectoria frente a la clase obrera chilena, tiene el sello de su vigorosa y honesta personalidad. Me refiero al estimado compañeros Clotario Blest. (APLAUSOS)

Tal como lo explicara el compañero Jorge Godoy, tengo que cumplir en Valparaíso una obligación oficial, que tiene hora precisa y exacta. Por eso, terminadas mis palabras, pido excusas pues debo retirarme, ya que iré a tomar el helicóptero que me trasladará al Puerto.

He deseado estar personalmente con ustedes, compañeros trabajadores, dirigentes de la Central, dirigentes de las Federaciones y Sindicatos, en este XX aniversario. Y he querido hacerlo, porque para Chile -y no sólo para nuestro país- para el Continente Latinoamericano -y no sólo para el Continente Latinoamericano- para los trabajadores del mundo, tiene una importancia extraordinaria, el que en nuestro país haya un organismo que aglutine a los trabajadores, que unifique a los trabajadores, que congregue unitariamente a los trabajadores, cualesquiera que sea su concepción política, religiosa; cualesquiera que sea el color de su piel o el color de sus ideas.

Orgullosamente podemos decir, que la Central Unica de Trabajadores de Chile, representa el crisol donde están fundidas las diversas corrientes políticas, pero que tiene un sello muy claro y definido: una posición de clase, que representa la lucha de los trabajadores, en nuestro país y en todas partes del mundo. (APLAUSOS) La lucha de los obreros, de los trabajadores chilenos, toma forma y contenido a fines del Siglo pasado. Y se fortalece en éste, cuando emerge una figura extraordinaria, que le da una conciencia revolucionaria a la presencia combatiente de los trabajadores en nuestro país. En ese hombre que surca la árida pampa del salitre, parece que está todo el calor del desierto y toda la fe de la patria, en lo que es la clase y son los trabajadores.

Toma forma y contenido la lucha en nuestro país, de la clase obrera y los trabajadores, cuando se escucha la palabra o se leen los trabajos del inolvidable compañero Luis Emilio Recabarren. (APLAUSOS)

Diversas etapasr, que no puedo reseñar por la brevedad del tiempo, y porque lógicamente ha de corresponder a los dirigentes de la CUT hacerlo, van marcando los altos y bajos de esta lucha de nuestro proletariado. Y llega 1953. El compañero Clotario Blest había fundado años antes la Asociación Nacional de Empleados Fiscales. Los trabajadores estaban divididos en dos Centrales de Trabajadores de Chile, que aparecía encabezando grupos de importancia, pero en posiciones diferentes. Y es entonces Clotario Blest, quien toma la iniciativa que encuentra eco compresivo, para llamar a los trabajadores a deponer antagonismos que no podían ser permanentes, frente a su posición de clase. Y nace así la voluntad unitaria que da forma a la Central Unica de Trabajadores de Chile, que hoy tiene 20 años de existencia, y que a lo largo de estos 20 años ha sufrido en la clase, en los trabajadores, persecuciones, cárcel, destierro; ha habido que lamentar -por desgracia- la muerte de trabajadores, pero al mismo tiempo se pudo superar una etapa oscura, en donde a veces la lucha llegó a ser fraticida.

Por lo tanto, estos 20 años representan una gran lección y una gran experiencia. Y hpy tenemos una Central Unica de Trabajadores que interpreta y concentra los anhelos revolucionarios de los trabajadores de CHilem y que está formando parte del Gobierno Popular (APLAUSOS).

Me parece innecesario, dada la cultura y el nivel político de ustedes, profundizar en lo que cada uno de ustedes sabe; la clase obrera, los trabajadores, son objetivamente la clase fundamentalmente revolucionaria.

Es por eso, también, que en una Declaración de Principios, aprobada unánimemente en 1953, en sus Incisos 4° y 5°, se precisa muy claramente el rol de al Central Unica de Trabajadores, en la lucha por cambiar el regimen y el sistema capitalista, por abolir la explotación del hombre por el hombre, y por marchar a construír la sociedad socialista.

Esta es la postulación doctrinaria que emerge con claridad diáfana, de la Declaración de Principios de la Central Unica de Trabajadores. Ya los trabajadores chilenos tenían conciencia -y la hemos respetado siempre- que en la Central debe existir un pluralismo edeológico. Nadie puede imaginarse que no estén representadas las distintas corrientes, ya que los trabajadores, además de tener su posición muy clara como tales, en el campo de la actividad sindical de las federaciones, son también ciudadanos y están ubicados en tiendas políticas e ideológicas diversas. Los trabajadores, por su posición, frente al régimen capitalista, han tenido y tendrán una posición de clase; y esta prosición de clase los une, más allá de las diferencias doctrinarias o políticas que entre ellos puedan haber, cuando el pluralismo se ejecuta y se ejerce sin sectarismo, y sin imponer las ideas, respetando las de otros para que sean respetadas las propias (APLAUSOS).

Por eso, los trabajadores chilenos tenían también la experiencia internacional y nacional, de la tentiva de los sectores burgueses, de ir tratando de minar las organizaciones de trabajadores, para establecer los sindicatos apatronados, conocidos más como "sindicatos amarillos", para tentar a los trabajadores con un gremialista amorfo, o para levantar como concepción distinta regímenes corporativos, o para desviar la lucha contra el capitalismo en una actitud mucho más violenta -como han sido los regímenes fascitas- en donde la presencia de los trabajadores era dependiente de los intereses de los grupos minoritarios, que de una forma u otra, defendían el regimen capitalista.

Y en nuestro país hemos vivido diferentes etapas.

Los trabajadores han sufrido los embates. Y muchas veces, desde el campo internacional y desde la Sede del capitalismo hegemónico, se ha buscado influir; y con organizaciones internacionales de trabajadores de esos países del capitalismo industrial, se ha tratado de ir limando la lucha y la presencia combatiente de los trabajadores en el continente Latinoamericano y en nuestro país.

Lamentablemente y muchas veces, dirigentes de trabajadores de esos países que han conducido luchas reivindicativas en sus patrias, para elevar las condiciones materiales de existencias de sus compañeros, para abrirles campos distintos, no han tenido una concepción de la realidad que viven las masas humanas de los países y continentes en donde están los pueblos en vías de desarrollo; No han comprendido la diferencia fundamental y dolorosa que existe entre los trabajadores de los países dependientes, y los trabajadores de los países del capitalismo industrial. Y no han querido encarar una lucha que rompiera la concepción en que se han combatido y que lamentablemente ha significado la agresión brutal que nuestros pueblos han recibido, con el silencio, a veces, de estos grupos internacionales de trabajadores, que en esencia no representan a las grandes masas de los trabajadores de esos países, cuando la agresión imperialista ha tomado distintas formas para acallar la voluntad rebelde o la petición de justicia de las grandes masas desposeídas de nuestro Continente, o de otros continentes.

Por ello, es muy clara la posición de la Central Unica de Trabajadores de Chile, en su definición política. Y si esta posición la tuvieran las Centrales de otros países, sobre todo del capitalismo industrial, el proceso de transformación del mundo habría avanzado en forma mucho más presurosa, y seguramente se habrían evitado muchos dramas profundos y hondos.

Y con certeza, el espectro de la guerra habría dado paso a la paz, que es lo que piden los pueblos, y no el combate fraticida, donde fundamentalmente son los trabajadores lo que con su sangre pagan el delito que otros empujan para defender sus intereses.

Por eso, es fundamental entender lo que ello significa y proyectarlo a la lucha en nuestro campo. Y darse cuenta de por qué nosotros hoy día podemos decir, que la Central Unica de Trabajadores forma parte del Gobierno Popular. Porque este es el Gobierno de los trabajadores; y por lo tanto la organización de los trabajadores tiene que estar representada en los distintos estratos o actividades de la vida nacional.

Lo he dicho con énfasis y con claridad y dureza: en el Gobierno que me honro en presidir, no solamente participan los trabajadores ¡este es el Gobierno de los trabajadores! cuya presencia se manifiesta a través de los partidos de la pequeña y mediana burguesía que han confiado en un programa, y a través de los propios trabajadores organizados en la Centra Unica de Trabajadores. Este es el primer Gobierno y auténtico Gobierno de los trabajadores. Por eso he dicho, que soy el Compañero Presidente de ustedes (APLAUSOS).

Planteado así el problema es lógico también señalar que puede y tendrá que haber discrepancias, apreciaciones distintas de tipo coyuntural entre la Central Unica de Trabajadores y el Gobierno.

Jamás pretenderemos -y los trabajadores no lo aceptarían- que hubiera una organización amañada y sometida al Gobierno.

La Central Unica ha tenido y tendrá, posiblemente, posiciones diversas; pero jamás pasarán más allá del hecho ocasional de un problema o una situación determinada.

Lo que no concibo, lo que no puede ser, es que haya un antagonismo entre un Gobierno del cual forman parte los trabajadores y la organización de los trabajadores mismos. Porque éste es el Gobierno de ustedes compañeros.

Y por lo tanto nadie puede imaginarse que existieran diferencias que separaran la Central Unica de Trabajadores del Gobierno, en los problemas fundamentales y esenciales.

Podrán haber, -y pienso que cada vez en menor proporción- diferencias en las apreciaciones tácticas. Pero no podrá haber jamás una diferencia estratégica, ya que la Central Unica de Trabajadores y el Gobierno Popular que presido, buscan la meta ansiada y anhelada, que representa construír una sociedad más humanan, más justa; que le dá al hombre, genéricamente hablando, los derechos que tiene y que abren para nuestra patria la perspectiva de un desarrollo económico y social que cambie su forma y su contenido, porque los trabajadores en la Central Unica, su organismo de lucha, tiene como definición, también, buscar lo que este Gobierno tiene en su programa, que es abrir el camino al socialismo. Por eso insisto y repito, que entre la Central Unica y el Gobierno Popular, podrá haber divergencias coyunturales, apreciaciones tácticas distintas, pero jamás habrá un criterio estratégico diferente.

Buscamos una meta común; el socialismo. Y solo podremos alcanzarla sobre la base de una sólida unidad en el campo de los trabajadores, y de una fecunda unidad en la Cut, como una profunda y honda conciencia política en el campo de la unidad de los partidos populares. (APLAUSOS)

Este Gobierno no solo aceptará, sino que buscará las apreciaciones críticas que puedan hacerle los trabajadores. Sabiendo que esta crítica es una crítica constructiva, no una crítica caótica para disminuir la base política o la base social del Gobierno.

Así cono los trabajadores en su propia organización han usado y usarán la autocrítica como un factor esencial, destinado a aprovechar las experiencias, a evitar la repetición de errores, a impedir que se caíga en el sectarismo y se rechace el pluralismo, base fundamental de la existencia de la Central Unica de Trabajadores.

Ya lo dije al comienzo, y no parece conveniente repetirlo. Creemos que los trabajadores están ideológicamente comprometidos, y vastos sectores tienen ubicaciones políticas distintas; pero este compromiso ideológico, de contenido programático diverso, no puede jamás romper el denominados común, que es la conciencia de clase, que como clase, tiene que tener la clase obrera y los trabajadores.

Y Chile ha vivido una experiencia que yo quiero señalar, que tiene la proximidad de las horas, tan solo. Y fue el paro sedicioso de Octubre pasado. Se quiso deliberadamente, y sobre la base de levantar una concepción gremialista, que pretendió vestirse de un ropaje político, un movimiento enraízado, profundamente en los intereses de una clase, la minoritaria, que ha sustentado durante más de un siglo y medio el poder en nuestro país, y que defiende un régimen y un sistema, que es el régimen del sistema capitalista.

Pocas veces una nación ha podido apreciar con más claridad, el fenómeno del antagonismo de clase, expresado como lo viéramos, lo padeciéramos y lo viviéramos en Chile, en Octubre pasado.

Los viejos dirigentes de los grupos económicos poderosos, apoyando reivindicaciones gremiales, que por lo demás el Gobierno no desconocía y que siempre analizó con responsabilidad, para entregar, en la justa demanda de esos gremios lo que legítimamente les pertenecía.

Pero se buscaba y se encontró un pretexto, y él desató a lo largo del país el paro organizado en forma más completa, y destinado a crear condiciones políticas, que permitieran luchar en contra de la presencia de los trabajadores en el Gobierno.

Durante 27 días, este país fue sometido a las presiones de grupos sociales del capitalismo, para crear un caos económico e inclusivo provocar el enfrentamiento.

Nunca antes vimos a sectores de gremios, fundamentalmente profesionales, tener actitudes solidarias con hechos inexistentes, y comprometer, vulnerando y traspasando disposiciones administrativas y legales, su propia existencia como organismos que tienen un marco jurídico dentro del cual deben desenvolverse.

Yo tengo autoridad moral para plantear con esta claridad lo que estoy diciendo, porque no he sido un político ajeno al proceso de la presencia de los gremios en la lucha por obtener y conquistar para el pueblo, lo que el Gobierno negaba. Durante cinco años fuí Presidente del Colegio Médico de Chile. La Ley que creó el Colegio Médico de Chile lleva mi firma, porque el proyecto lo presenté personalmente al Congreso. Al igual que la Ley que dió forma al Estatuto de los Médicos, Dentistas y Farmacéuticos.

Como Presidente del Colegio Médico, dos veces impulsé la huelga, pero por hechos concretos, en relación, no con intereses de gremio, sino con el interés nacional, para que el Congreso y el Gobierno empujaran la modificación de la Ley del Seguro de Enfermedad y Accidentes del Trabajao. Y al mismo tiempo, por reivindicaciones justas de los médicos, impulsando el Estatuto del Médico Funcionario, que alcanzaba a dentistas y farmacéuticos.

Como tengo el honor de decir que como Ministro de Salud Pública, del Gobierno Popular de Pedro Aguirre Cerda, organicé los sindicatos de la que era en ese entonces la Beneficencia. Pero es muy distinto llevar a un gremio a una manifestación de protesta -por lo demás limitada- para obtener leyes que vayan en beneficio de la comunidad y que estaban postergadas en el Congreso durante años. Basta recordar: el Seguro de Enfermedad se demoró 12 años para ser despachado. Y significaba nada menos, que mejorar los subsidios de enfermedad de lactancia, y las pensiones -que no existían- de las viudas, de los huérfanos, y mejorar las pensiones de vejez.

Y cosa increíble: se demoró en el Parlamento 26 años la discusión de la Ley de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales.

Muchas veces critiqué públicamente, a compañeros dirigentes de los trabajadores, que no comprendían la importancia de esa Ley, en un país marcado por la silicosis yantracosis; en un país minero esencialmente, donde no hay las condiciones de higiene industrial; en un país donde la higiene industrial, más allá del campo de la minería, todavía está en pañales.

Por lo tanto, tengo autoridad moral, porque he participado en la lucha directa, frente a los intereses del gremio a que he pertenecido y pertenezco, pero en función de los grandes intereses de las masas postergadas. Porque si hay algo a lo que tiene derecho la gente, es a la educación y a la salud.

Y siendo un político, estando en la batalla que representaba nuestras concepciones frente a los Gobiernos imperantes, en el año 1962, cuando se realizara un Congreso de la CUT, envié un pensamiento escrito en un folleto, para que los trabajadores chilenos meditaran sobre la realidad fundamental de nuestro Continente, sobre todo con el espejismo con que se levantara la Alianza para el Progreso.

En aquella oportunidad, les señalaba a los trabajadores que detrás de esta maniobra había toda una especulación política, destinada a menguar y disminuír la lucha revolucionaria que debía caracterizar a las grandes masas de este Continente, frente a un paternalismo que llevaba envuelto la hegemonía política que permitía seguir explotando a nuestras patrias y a nuestros pueblos. Por ello, entonces, yo puedo señalar que el paro de Octubre en nuestra patria, tiene como antecedente la labor tenebrosa que los intereses foráneos, que el país conoció oportunamente. Y me refiero a las maniobras de la ITT, que quiso intervenir en la vida política de Chile, inclusive provocando la posibilidad de una guerra civil y de un enfrentamiento. Los trabajadores saben perfectamente bien, que el haber herido los interese foráneos que se habían apropiado de la riqueza fundamentales de nuestra Patria, que es el cobre, ha significado que se nos ataque.

Nosotros hemos sufrido el embate de la acción de la Kennecott que nos ha perjudicado comercialmente, que ha creado dificultades, que nos ha limitado los créditos, que ha impedido que nos hagan anticipos por los contratos de venta del cobre, como tradicionalmente se hacía en la banca de los países capitalistas industriales. Todo esto lo saben los trabajadores, y por lo tanto, el paro de Octubre tenía esta característica. ¿Y por qué puedo aseverarlo? Porque cuando los de las Radios -con voces de acento metálico, en la expresión de los capitales que representan- llamaron al paro de las empresas y de las industrias, ¿cuál fue la respuesta de los trabajadores chilenos? Más allá de sus posiciones políticas, porque en muchas de esas industrias que trabajaron, hay que lealmente decir: una conciencia de clase amarró a la obligación de trabajar para defender la estabilidad del Gobierno, a trabajadores, no sólo de la Unidad Popular, sino de otras corrientes políticas.

Primó en ellos la conciencia de clase frente a las posiciones ideológicas, y se unieron en la defensa de Chile y en la voluntad revolucionaria de mantener el Gobierno Popular. (APLAUSOS)

Por eso es importante insistir, que hemos vivido una experiencia muy clara. Más allá de lo que puedan enseñarnos los libros, nos ha enseñado esta experiencia. Y por eso también sostengo, ¿cuál puede ser la palanca, el facto, el instrumento de lucha, que más puede abrir el horizonte la clase obrera y los trabajadores? El Gobierno. ¿Y cuál es el sostén fundamental del Gobierno Popular? La clase obrera, los trabajadores.

De allí entonces que cuando hablo de un Gobierno de los trabajadores, estoy diciendo lo que a conciencia plenamente comprendo, y es que este Gobierno funde los objetivos finales con la gran lucha de los trabajadores organizados en sus sindicatos, en su central, y en los partidos populares que representan las grandes corrientes de opinión, y al mismo tiempo, una posición de clase.

El Gobierno es de los trabajadores. El Gobierno se apoya en los trabajadores. Y por eso fracasó el paro de Octubre, y por eso las industrias y las empresas siguieron trabajando. Y por eso aquellas empresas en donde los patrones, entendiendo por tal a obreros, empleados, técnicos y profesionales. Claro, en una fuerza que supera, indiscutiblemente, en el campo industrial, a más de 2 millones y medio de trabajadores, ha habido deserciones; pero ellas son un ejemplo para señalar, precisamente, lo pequeño de esas deserciones, frente a la gran voluntad patriótica y nacional, frente a la decisión revolucionaria, frente a la posición de clase de la inmesa mayoría de los trabajadores.

Y porque este es el Gobierno de los trabajadores, hemos planteado los problemas esenciales a la Central Unica, antes de Octubre y después de Octubre. Antes de Octubre, fundamentalmente, para estudiar la presencia activa y directiva de la clase obrera y los trabajadores en las empresas estatizadas, en las empresas mixtas, y aún la presencia de los trabajadores en los Comités de Producción de las empresas privadas o particulares.

Porque este es el Gobierno de los trabajadores, hemos impulsado la organización de Centros de Poder, vitalizando las Juntas de Vecinos, los Centros de Madres, organizando a las masas, -fundamentalmente a las compañeras- en las Juntas de Abastecimiento y Precios.

Y porque este es el Gobierno de los trabajadores, hemos patrocinado la organización de los Comités Comunales, en donde también, con criterio amplio y más allá de posiciones ideológicas, hay que buscar el contacto, el vínculo de los pobladores para encarar los problemas esenciales de su diaria existencia.

Pero lógicamente discrepamos de aquellos que creen que estos poderes que nosotros acrecentaremos más y más, pueden ser Centros de Poder aislados, solo de la clase en función de tal y al margen de los problemas contingentes, y también, distantes del Gobierno, que es el Gobierno de los trabajadores.

Ello es un error, que en lugar de fortalecer y vitalizar nuestra lucha, crea las dificultades y siembran la incertidumbre. Nosotros sabemos perfectamente bien, que en el paro de Octubre, además de la mano distante, cuyos largos dedos tienen una raíz más allá de las fronteras, estaban los grupos de la vieja oligarquía, heridos en sus intereses por la política del Gobierno.

¿Cómo no van a reaccionar las empresas transnacionales, frente a la doctrina sentada por Chile, de descontar las sobre-utilidades de las posibles indemnizaciones?

¿Cómo no va a significar una interrogante, para los que siempre buscaron la posibilidad de intervenir -y han intervenido- en la vida de nuestros países, cuando se ha alcanzado en la expresión desesperada de los pueblos, un trozo del poder, con las armas en la mano, lo que ha permitido la represión?

Por eso, el camino de Chile, que muchos no comprenden lo que representa como proyección real de nuestra propia realidad, es algo que tiene un contenido, que se afianza en nuestra historia, en nuestra tradición.

Y se proyecta más allá de Chile, el interés de millones y millones de seres humanos, que tienen la misma preocupación y el mismo interés, porque la marcha del Gobierno Popular, que es el Gobierno de los trabajadores, pueda realizarse con condiciones normales.

De allí, que también en el paro de Octubre recibiéramos la adhesión de millones de trabajadores, que comprendían perfectamente bien, el alcance y el contenido de lo que aquí sucedía.

Y por eso, es que en el paro de Octubre, junto a los trabajadores, el Gobierno Popular usó los instrumentos que la Constitución Política le otorga y que las leyes le entregan. Las Fuerzas de Orden, Carabineros e Investigaciones primero, y cuando ellas fueron sobrepasadas por la actividad directa y sediciosa, las Fuerzas Armadas, Ejército, Marina y Aviación. Y fuimos nosotros lo que defendimos la Ley y la Constitución. Fueron otros lo que trataron de vulnerar la Constitución y la Ley. Y fuimos nosotros lo que demostramos hasta donde hay diferencia entre un Gobierno Popular y otros Gobiernos.

Tendré que decir, frente a ustedes, dirigentes de la clase obrera: ¡Cuántos años de sangre y sufrimiento, a lo largo de la vida de esta Central -y más allá- han sufrido los trabajadores chilenos!

¡Tendré que traer los nombres, que todos ustedes conocen de memoria, de los sitios donde la represión se ejerció con violencia, que significó teñir la Pampa o teñir el Valle o las ciudades de Chile, con sangre de trabajadores!

¡Tendré que traer los nombres de los compañeros de ustedes, que sufrieron el martirologio por defender el derecho a una vida mejor!

Este gobierno soportó 27 días de huelga. ¡27 días de paro del comercio! ¡27 días de paro de los transportes! ¡27 días en que sectores profesionales tuvieron la actitud solidaria, que nada justificaba!

Se lesiona la economía del país. Se estaban pudriendo los alimentos; las fábricas no tenían insumos ni materias primas. Doce o quince millones de litros de leche fueron votados, en un país donde la leche es fundamental para los niños.

Y no hubo ni un muerto, ni un herido. Y ni siquiera repletamos las cárceles de los que debían haberlas llenado.

Demostramos la fuerza moral de este Gobierno, la firmeza afianzada en la Constitución y la Ley.

Pero fundamentalmente, la firmeza de este Gobierno, afianzada en la clase obrera y en la voluntad responsable de los trabajadores chilenos. (APLAUSOS) Por eso, también es importante señalar que en el campo internacional nace de la clase obrera la solidaridad con Chile, con su pueblo, con su lucha.

Por primera vez en la historia los trabajadores franceses, del puerto de Le Havre, se niegan a desembarcar el cobre que nos embargó -en mala hora- la Kennecott, en Francia.

Los trabajadores de Holanda, tenían proyectado actitudes similares en Rotterdam.

La Kennecott pretendió recurrir a los tribunales italianos, pero supo de la decisión de los trabajadores de Italia. ¡Y fracasaron!

Buscaron un camino distinto, porque ya no se trataba de desembarcar el cobre en un puerto de la República Democrática Alemana, sino de embargar el cobre que ya estaba desembarcado. Y fracasaron frente a los tribunales de la República Democrática Alemana.

Pero es importante señalar cómo más allá de este Continente, en una acción que podíamos calificar o clasificar de indirecta¡ los trabajadores han demostrado su solidaridad de clase, y al mismo tiempo su conciencia de lucha contra las empresas trasnacionales.

De igual manera que se ha expresado la solidaridad de los pueblos, fundamentalmente de la clase obrera de este Continente, frente a la agresión que sufre Chile de parte de las empresas trasnacionales.

De allí, entonces, que también informado por el compañero Godoy, yo pueda decir, que con satisfacción sabemos que las grandes centrales que agrupan a los trabajadores del mundo, estudian la posibilidad de una reunión destinada fundamentalmente a trazar las líneas de resistencia a la penetración de las empresas transnacionales, sometiendo a los países a la presión política que ejercen a través de políticos venales, o utilizando la influencia de sus gobiernos, o lisa y llanamente deformando su economía en función de un desarrollo que sólo busca sus intereses, en contra del interés general del país en que invierten su capital. Por eso, es que también cuando se celebra este XX Aniversario, como Compañero Presidente de ustedes, junto con rendir homenaje a los que cayeron en la lucha, y resaltar a aquellos que con su vida y su ejemplo han dado fuerza moral a la Central Unica de Trabajadores, tengo que señalar que este Gobierno, que ha enfrentado a los enemigos más poderosos de fuera y de dentro; que este Gobierno, en un país donde existe el capitalismo, tiene un camino propio de acuerdo a nuestra historia y tradición; que este Gobierno busca los cambios estructurales en pluralismo, democracia y libertad; que este Gobierno es un paso acelerado de transición entre el capitalismo y el socialismo. Que este Gobierno tiene que hacer los cambios revolucionarios dentro de los marcos de una institucionalidad burguesa, con un Poder Judicial autónomo, donde se aplican leyes que ya perdieron su contenido y su sentido; que este Gobierno, que tiene un Parlamento opositor mayoritario; que este Gobierno que respeta el pluralismo ideológico, las doctrinas y las ideas; que este Gobierno, que como ninguno, se ha detenido respetuoso ante las creencias religiosas -los Tedeum Ecuménicos así lo demuestran-; que este Gobierno que ha respetado la libertad de información, de prensa, de reunión y de asociación, como ningún otro; que este Gobierno, que no a recurrido ni recurrirá jamás a usar las fuerzas represivas, ni aún contra sus más enconados adversarios.

Que este Gobierno que es de los trabajadores, y por lo tanto sólo descansa en la conciencia moral y revolucionaria de ellos; que este Gobierno sabe -y la CUT también lo sabe- que sólo en una firme unidad, en una granítica unidad, en una concepción de clase fortalecida con la experiencia, será posible que los trabajadores organizados sindicalmente y su Gobierno, el Gobierno de los Trabajadores, conquiste la plena independencia económica de Chile, y empiece presurosamente, a construír la nueva sociedad. ¡La sociedad socialista!


TRANSCRIPCIONES OIR/LVR/VVP/CI/SG/