Discurso del Diputado Federico Ling Altamirano de la fracción parlamentaria del Partido Acción Nacional PAN respecto al Informe del Sismo de 1985

El C. Presidente: - En uso de la palabra el señor diputado Ling Altamirano.

El C. Federico Ling Altamirano: - Compañeros diputados: Hoy, que la pesada ala de

la tragedia se ha cernido sobre la vida nacional, queremos efectivamente elevar el tono del debate hasta el nivel de racionalidad y de responsabilidad correspondiente a una soberanía nacional.

El análisis que puede hacerse en efecto de la situación, es complejo, es, decíamos anoche ante el contador Aguirre, multidisciplinario, mucho más allá de las preferencias profesionales o anímicas de casi todos nosotros. Es notable ver como el no hacer un tipo de análisis entrelazado de causas, efectos y de aspectos de la cuestión, nos conduce a soluciones o medidas insatisfactorias. No digo que el grupo parlamentario de Acción Nacional haya encontrado la clave de la solución en este momento, pero queremos prestar nuestra colaboración en este asunto. Están, desde luego, los aspectos, por ejemplo, étnico o tectónicos que no han sido considerados y que tienen su importancia para atender el fenómeno que ocurrió. El fondo del Océano Pacífico está constituido por enormes placas de millones de toneladas que están chocando contra la gran masa continental: se han identificado varias de ellas, por ejemplo, la que está a la altura de Nasca en Perú, la placa de Nasca. Otra de ellas que nos afecta a nosotros y a toda Centro América es la llamada de los Cocos, esta enorme masa al golpear contra el Continente produce fenómenos que no son, por supuesto, superficiales, no se trata de propagación de ondas en la superficie, pero hay que analizarlo. Ayer comenzábamos, los que tenemos interés en este aspecto, y seguramente la Comisión de Ciencia y Tecnología puede aportar algo también aquí, una teoría sobre el mundo en que tiembla, pero vayamos inmediatamente a lo pertinente que es lo político y es curioso ver cómo un fenómeno físico, natural, elemental, el choque de una placa continental contra la masa continental produce efectos no sólo de temblor de tierra, sino temblor de la estructura jurídico - política, del país.

Esto se sintió claramente en la Comisión Especial que nombró esta Cámara cuando los dos, tres y cuatro primeros días que tuvimos que trabajar, se dejó sentir la impotencia de cada uno de los Poderes de la Unión para aportar en lo inmediato soluciones y medidas posibles. Nos sentíamos iracundos ante la impotencia del Poder Legislativo de poder actuar de manera directa.

Es entendible, claro; este Poder no tiene facultades ejecutivas, no puede ordenar en forma inmediata, no pude actuar a la manera de la Secretaría de la Defensa Nacional. Pero no es preocupante saber por qué estamos en ese estado de indefensión y qué podría hacerse, no sólo en el plazo mediato que es el que corresponde a la legislación sino en el plazo inmediato, por ejemplo en la conducción de la solidaridad y de la opinión pública que bien se puede hacer si se hace con racionalidad.

Están, desde luego, los aspectos constructivos de los que mucho se puede hablar, los técnicos, los costos económicos, los reglamentos jurídicos aplicables que se ha considerado, y yo estoy de acuerdo con esa opinión del ingeniero Castillo, que la reglamentación en términos generales es muy buena, la reglamentación de construcción en el Distrito Federal y en general en México. Están incorporados a estos reglamentos muchísimos elementos de ingeniería sísmica en la que México es pionero, y lo que nos tenemos que preguntar es en qué grado se están cumpliendo esos reglamentos, en qué grado porque aquí hay elementos sociales, jurídicos, políticos, de prácticas habituales que han desvirtuado completamente ese reglamento que puede ser hasta magnífico pero que no sirve para nada si no se aplica.

Y también creo que debemos despojarnos del maniqueísmo, de tratar de ensartar inmediatamente a los adversarios ideológicos o sociológicos responsabilidades. Se dice que qué casualidad que los edificios públicos son los especialmente dañados y se arguye que también, por ejemplo Coparmex, y se arguye que muchas viviendas particulares, etcétera etcétera. La verdad es que los constructores, públicos y privados están entremezclados; hay muchos contratistas de obras públicas que también ejecutan obra privada, hay muchas dependencias oficiales que están instaladas en edificios rentados a la iniciativa privada, etcétera, etcétera.

Creo que para la distinción y definición de responsabilidades tenemos que ser muy serios, y por supuesto, no dejar de exigir que las responsabilidades, muchas o pocas, queden plenamente establecidas.

Está un aspecto que nos preocupa mucho a nosotros: esta fuerza desatada también que ha sido la solidaridad de la población mexicana, en la que yo distingo tres grados, y cada uno de estos grados de la solidaridad jugó un papel importante en este caso. El papel de lo espontáneo, valiosísimo, admirable, pero tal vez no muy efectivo; el papel de lo que fue organizable de la solidaridad, que rindió frutos extraordinarios. Pero el elemento que faltó sustancialmente - y eso si lo puede corregir esta Cámara de Diputados en buena medida si se actúa con decisión e inteligencia - , es el papel que debería haber jugado una solidaridad ya anticipadamente organizada, pero no depender de plazos organizacionales, que entre en función cualquier plan de la Secretaría de la Defensa, de Gobernación o del Departamento del Distrito Federal.

Podía mencionarse mucho sobre el capítulo de carencias, techo, agua, drenaje, ropa, medicinas, basura, que ha sido poco mencionado y que puede ser grave; las inhumaciones, los aspectos jurídicos, los aspectos prácticos, el inventario de pérdidas. No es un problema estadístico. Hay muchísimo que considerarse en la pérdida de vidas humanas, de edificaciones tanto de habitación como de fábricas, fuentes de empleo, la pérdida de horas - hombre, de mobiliario, de equipo, etcétera. Está el aspecto fundamental del enfoque político. Cuando se produce un movimiento tectónico como el que presenciamos, quién manda, se nos dice que oficialmente es la autoridad civil, y claro, el Presidente de la República, es también el jefe nato de las fuerzas armadas. Pero el hecho constatable y constatado en todos los frentes de trabajo fue que, o no había coordinación, o había contradicción y choque entre las fuerzas militares y las fuerzas civiles, las autoridades civiles.

¿Quién manda en México cuando ocurre un temblor? Y claro, se responderá en última instancia, el Presidente de la República. Pero hay que hacer racional ese mando en un momento dado.

Están muchos aspectos también a considerar, los aspectos del rescate, el inmediato y desorganizado, el organizado, la ayuda manual, la ayuda mecánica cuyo valor específico fue muy grande cuando se pudo implementar, la ayuda técnica, los especialistas, los planos, los operadores de máquinas, los suministros de materiales, la ayuda exterior que por el momento nos parece tecnología sofisticada y lejana pero que puede ser muy propia dentro de muy poco tiempo si nos lo proponemos, los perros, el rayo láser, el sonar, y luego algunas cosas interesantes.

Nosotros fuimos testigos de como en la Plaza de la República se presentaron tres operadores de maquinaria de un país vecino y se les preguntó si venían oficialmente y dijeron que no tenían necesidad de venir oficialmente, y de inmediato y con gran destreza se pusieron a manejar máquinas en una valiosísima aportación para el rescate en el Hotel Principado.

El problema de la reconstrucción, el problema de los costos, gran preocupación, no sólo de los compañeros del PRT, sino de todos, es absolutamente lógico pensar cuanto nos va a costar esta reconstrucción.

En resumen, creo que el enfoque hay que hacerlo de una manera más completa, de una manera más a fondo, de una manera más global, no tecnocrática pero sí racionalmente interdisciplinario para poder lograr los mejores resultados. Y esta Cámara tiene elementos a través de sus comisiones cuando funcionan no en un apelmazamiento sino con sus facultades propias como alimentadoras de la comisión específica para poder hacer aportaciones muy valiosas.

En resumen, quiero simplemente señalar que como especial preocupación del grupo parlamentario de Acción Nacional, quedan las cuestiones siguientes, sin destacar, por supuesto, ese variado y gran ramillete o grupo de proposiciones diversas que se han hecho, la organización anticipada de la solidaridad social, algo barato, inclusive si se hace con inteligencia. Al plazo mediato y futuro la descentralización de una ciudad colosal, en la que un fenómeno telúrico que afecta sólo al 1% de la ciudad produce un problema enorme como el que estamos viviendo.

La definición de responsabilidades en la que insistiremos cerca de todas las autoridades competentes para que quede sin maniqueísmo, pero enérgicamente y claramente definida la responsabilidad de quien sea.

La planificación futura, por supuesto, y aquí vale la pena anticipar que el PRUPE, este plan de reordenación urbana, que a nuestro modo de ver resulta al propiciamiento del movimiento canceroso de esta megalópolis, no funcionará y tendremos mucho que discutir al respecto y con todas sus consecuencias jurídicas y políticas y de gobierno, inclusive, del Distrito Federal.

Y a lo más importante, lo más importante que se puede hacer.

Concluyo: hace aproximadamente año y medio o dos años, se interrogó al actual regente de la ciudad. Yo en la LI Legislatura lo hice específicamente ante Carlos Hank González sin obtener respuesta. Pero mi grupo parlamentario interrogó a don Ramón Aguirre Velázquez acerca de un plan de emergencia para catástrofes grandes, porque no teníamos que podían ocurrir a esa escala, no hubo respuesta hasta que ocurrió lo de San Juanico ante lo cual se esperaba una respuesta grande, un deseo de implementar medidas verdaderamente efectivas, ya no preventivas, sino en condiciones de emergencia. Y no se hizo gran cosa según las propias palabras de don Ramón Aguirre, ya que anoche reconoció que el grupo organizado de rescate y del plan de emergencia era sumamente modesto, y por supuesto, presupuesto y capacitación y demás, esto conlleva también muy reducidos.

¿Qué pasa pues con ese plan de emergencia? Cuántos incendios, como el de San Juanico, o terremotos, como el que vimos hace unos días, tienen que pasar para que una ciudad de 10 millones de habitantes o más, merezca un plan de emergencia y esto no es caro, como se dijo en un momento dado, es simplemente cuestión de inteligencia, cuestión de voluntad política, cuestión de hacer bien las cosas; una nueva mentalidad de cambio, de renovación verdaderamente auténtica, por lo que seguiremos insistiendo. Muchas gracias.[1]

Referencias

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  1. Legislatura LIII - Año I - Período Ordinario - Fecha 19850924 - Número de Diario 23 (L53A1P1oN023F19850924.xml)Núm. Diario:23 ENCABEZADO DIARIO DE LOS DEBATES DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS DEL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS "LIII" LEGISLATURA Registrado como artículo de 2a. clase en la Administración Local de Correos, el 21 de septiembre de 1921 AÑO I México, D. F., martes 24 de septiembre de 1985 TOMO I. NÚM.. 23 SUMARIO