Discurso de Ernesto Zedillo Ponce durante la ceremonia de bienvenida al Presidente de Estados Unidos William J. Clinton y su esposa, Hillary Rodham Clinton

México, D.F., 6 de mayo de 1997.

Versión estenográfica de las palabras del presidente Ernesto Zedillo, durante la ceremonia en la que, en compañía de su esposa, la señora Nilda Patricia Velasco de Zedillo, dio la bienvenida al Excmo. Señor William J. Clinton, presidente de los Estados Unidos de América y a su esposa, la señora Hillary Rodham Clinton, con motivo de su visita de Estado a México, hoy en la mañana, en el Campo Marte de esta ciudad.

En nombre del pueblo y del Gobierno de México doy al presidente William Clinton y a su señora esposa la más cordial bienvenida a nuestro país. Para lo mexicanos es motivo de especial satisfacción que el presidente Clinton haya decidido iniciar en México su primera gira por América Latina. Nos complace y nos honra muy señaladamente que el presidente Clinton venga acompañado por su distinguida esposa, y nos halaga el interés que ella ha mostrado por conocer nuestra historia y nuestra gente, nuestra cultura y nuestras tradiciones. Los mexicanos recibimos con mucho gusto al presidente Clinton porque es un buen amigo de México: un amigo que respeta a México como nación soberana; un amigo que aprecia la grandeza de nuestro pasado histórico y el potencial de nuestro desarrollo futuro. El presidente Clinton es un buen amigo, que ha fortalecido el entendimiento que nos une como vecinos; que ha impulsado las relaciones productivas que nos unen como socios comerciales; que ha vigorizado los vínculos de amistad que unen a nuestros pueblos. Los mexicanos sabemos reconocer la capacidad de liderazgo con que el presidente Clinton logró en su país un firme respaldo legislativo para establecer un Tratado Comercial sin precedentes en nuestro hemisferio. Valoramos también el carácter y la decisión con que el presidente Clinton apoyó el esfuerzo de los mexicanos para superar la emergencia económica. Los mexicanos reconocemos que el presidente Clinton ha tenido un interés personal y un cuidado particular en las relaciones con México. Apreciamos mucho que el presidente Clinton practique el diálogo y la cooperación para atender los problemas comunes a ambos países. El tiempo y los resultados han dado la razón al presidente Clinton en su política de respeto y amistad hacia México. Hoy, a la vista de un nuevo siglo, nuestras relaciones son más intensas y más complejas, y también son más provechosas y más promisorias para mexicanos y norteamericanos. Y a la vista de un nuevo siglo, cada día aprendemos más la importancia de sumar nuestros esfuerzos para ser mejores aliados comerciales, multiplicar las oportunidades y fomentar la prosperidad a ambos lados de nuestra frontera. Cada día aprendemos que el respeto mutuo y la coordinación de nuestros esfuerzos son esenciales para enfrentar mejor problemas como el tráfico de drogas, de armas y de personas, que ponen en riesgo la salud de nuestros jóvenes, la seguridad de nuestras familias y la dignidad de nuestras comunidades. Así como aprendemos la importancia de unir nuestros esfuerzos, mexicanos y norteamericanos, también estamos aprendiendo a convivir sabiéndonos distintos y a aceptar y encauzar nuestras diferencias a través del diálogo, la negociación y la cooperación. Este es el signo de la madurez que han alcanzado nuestras relaciones. Hoy, México y Estados Unidos tienen la capacidad de tratar y examinar recíprocamente cualquier asunto, de manifestar y atender cualquier preocupación, de señalar y actuar sobre cualquier problema. Estoy seguro de que durante las conversaciones que habremos de sostener daremos pasos firmes en la solución de aquellos problemas que más preocupan a nuestros pueblos y a nuestros Gobiernos. Estoy igualmente seguro de que trabajando sobre la base del respeto y la cooperación fortaleceremos los lazos de amistad que unen a nuestros pueblos y el nuevo entendimiento que anima a nuestros Gobiernos. Esta es la primera visita de un Mandatario norteamericano a la capital de nuestro país en casi 20 años. Nos honra enormemente que esta visita sea la de un buen amigo de México. Por eso, señor Presidente, México le recibe con la satisfacción y la alegría de quien abre las puertas de su casa a grandes y buenos amigos. Sean muy bienvenidos a México el Presidente de los Estados Unidos y la señora Hillary Clinton.