Discurso de Cristina Fernández en el acto de inauguración del Sanatorio Anchorena


Discurso de la Presidenta de la Nación Argentina, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, en el acto de inauguración del policlínico "San Antonio De Anchorena" con dirigentes de UPCN . Jueves 22 de mayo de 2008.



Cuando uno llega a la casa de los trabajadores organizados, puede advertir claramente desde dónde se escribe la historia grande de la patria: es, precisamente, desde los trabajadores de UPCN que hoy aquí inauguran con orgullo este sanatorio que es algo más que un lugar para la salud. Es la propuesta emblemática de quienes creen que la construcción, la organización de los trabajadores en pos de los objetivos que nos han guiado durante toda la vida como militantes políticos, merece la pena llevarse adelante.

Yo quiero decirles que siento hoy mucho orgullo de estar aquí frente a ustedes porque son los trabajadores, precisamente, los que más saben, los que más conocen que cuando la patria se vuelve chica, ellos pierden el trabajo y que cuando la patria solo es para pocos, son los que más sufren.

Recién le escuchaba a Andrés en el comienzo de su discurso recordar hace veinticinco año cuando le arrancaron a la dictadura militar la dirección de su gremio. El y yo somos de aquella generación, tal vez en lugares diferentes, pero que vimos cómo el país nos explotaba en las manos hace tres décadas y entonces sobrevino la larga noche de la dictadura.

Allí comenzó el proceso más trágico tal vez que haya sufrido la República Argentina, y es precisamente en esa memoria histórica, en ese aprendizaje que hemos hecho, que sabemos que la necesidad del crecimiento, de la reconstrucción nacional, de la unidad para un acuerdo entre los trabajadores, los empresarios y el Estado en una política virtuosa de crecimiento, producción y trabajo, son la única puerta de salida para la felicidad del pueblo de la Nación Argentina.

En ese aprendizaje hemos advertido que más importante que pelear es acordar, que vale mucho más la construcción colectiva y solidaria que, tal vez, el logro corto individual e insolidario, porque finalmente, cuando solamente le llega a unos pocos, termina explotando para todo el país.

Ese 2003 fue un año emblemático y cuando recién veíamos que el Sanatorio Anchorena, un lugar también emblemático para la Ciudad de Buenos Aires -les voy a contar algo, el ex presidente en broma dijo: "Mirá si será viejo que ahí nació Tomada", el ministro Tomada nació en el Sanatorio Anchorena-, viejo y abandonado, pudo reconstruirse para ser un sanatorio que hoy se muestra con orgullo. Y tiene razón el compañero Secretario General de UPCN de exhibir con orgullo la obra, tiene razón porque se hizo desde el esfuerzo de los trabajadores, desde la inteligencia de la dirección de su gremio, desde la inversión de los trabajadores, como me apunta una compañera, claro que sí, fue dinero de los trabajadores para los trabajadores.

Ahí es, entonces, cuando uno advierte la fuerza de la organización colectiva, cuando advierte cuánto pueden unir los proyectos y los esfuerzos y entonces ser llevados adelante, de la misma manera que desde ese 2003 comenzó en este, nuestro país, un modelo político, social y diría hasta cultural en el que volvimos a creer en nosotros mismos, en nuestro esfuerzo, en la producción, en la industria, en el trabajo.

Hoy estoy aquí junto a ustedes, trabajadores del Estado; ayer estuve en el Chaco inaugurando una fábrica textil; ayer también estuve recibiendo inversiones extranjeras importantísimas para radicar industrias del conocimiento y de la creación artística en nuestro país. Estamos convencidos de que este es el camino. Un crecimiento que les ha llegado a todos, a los trabajadores, con mayor trabajo y volver a discutir en sus convenciones colectivas un mejor salario; a los empresarios; a los que apuestan al mercado interno, porque al tener más trabajadores con salario, el mercado interno tiene que producir más para vender y para ganar; a los exportadores, porque las condiciones macroeconómicas del modelo y la bondad de nuestros productos y también sus inversiones y tecnología, nos coloca en cabeza de punta para poder conquistar nuevos mercados; a nuestros maestros que dejaron la Carpa Blanca; a nuestras universidades en las que volvieron a tener dignidad sus trabajadores en cuanto al salario y sus profesores universitarios también. Este es un crecimiento que le llega a quienes construyen. Allí lo veo a Gerardo Martínez, Secretario General de la UOCRA: 70.000 cotizantes allá por el año 2003, medio millón de trabajadores hoy. Y así podría recorrer todas y cada una de las actividades económicas y sociales en donde estamos creciendo.

Claro que también tenemos que discutir la distribución del ingreso, porque en una Argentina donde estamos cerca del pleno empleo, comienzan entonces otros debates que no deben ser malos en sí mismos; al contrario, la mejor distribución del ingreso logra mayor cohesión social y podemos ver entonces que la sociedad entra en desarrollo con mayor cohesión generando aún mayor riqueza.

Este es el desafío que tenemos quienes conducimos el Estado. Representamos intereses de ustedes, los trabajadores, de los empresarios, de los comerciantes, de los productores, de los estudiantes, de los maestros, pero con un claro objetivo: saber que la justicia social, que la redistribución del ingreso deben ser los objetivos de toda sociedad progresista y desarrollada y de todo gobierno.

Entendemos también que tal vez algunos todavía no quieran creer y tengan dudas. Fueron muchas las frustraciones sufridas por los argentinos en estos doscientos años de historia. Pero aquí están estos cinco años de crecimiento ininterrumpido, esta solidez en nuestras cuentas, estos trabajadores que han vuelto a recuperar la dignidad, porque el trabajo no solamente es salario, el trabajador es organizador de su vida, de la familia y de la dignidad de los argentinos.

Es por eso que, con la autoridad que nos da, no solo el voto popular, sino el resultado de nuestras políticas junto a ese voto popular que lo reconoce y lo fortalece, venimos a tenderle la mano a todos los argentinos. Necesitamos el gran Acuerdo del Bicentenario, volver a pensar en un país, no solamente para nosotros o para las próximas elecciones, sino un país para los años que vienen.

Estamos, argentinos, compañeros trabajadores, ante una oportunidad histórica por nuestro posicionamiento interno y por nuestro contexto internacional. Tenemos la oportunidad de seguir creciendo en forma sostenida, de seguir compitiendo para ganar más mercados, de lograr profundizar también el crecimiento de nuestro mercado interno y lo vamos a hacer, tenemos la fe, la convicción y vamos a ejercer esa responsabilidad histórica que nos toca.

Sabemos que solos no lo podemos hacer; nosotros, en nuestro partido, en el cual me siento orgullosa como muchos de ustedes de militar desde hace mucho tiempo, comprendimos que no bastaba solamente con nuestras buenas ideas, sino que debíamos convocar además a otros sectores sociales, a otros partidos, a otros movimientos sociales porque hay que sostener y ampliar la base de consenso de todo proceso político.

Y por ello, desde aquí, desde la solidez que da el poder estar frente a ustedes, trabajadores organizados, es que les estamos diciendo que hemos cumplido con lo que habíamos prometido, es decir, gobernar con convicciones, defender los intereses del país, volver a reconstruir la confianza en las instituciones, desde allí, desde este país que hoy hemos conquistado entre todos sin violencias, a pesar de que a usted presidente durante los primeros años, cuando todavía había argentinos sin trabajo, desesperados y desesperanzados que cortaban calles, a usted cuando le querían hacer paros y tuvo la fortaleza política y moral de negarse a levantar la mano contra todo otro argentino.

Yo vengo a reafirmar ese compromiso suyo desde la unidad de todos los argentinos, aunque los que corten las calles hoy ya no sean desocupados ni trabajadores. No importa, igual son argentinos. Y entonces, aún así, con la comprensión que nos da la necesidad y la responsabilidad de quien ocupa al Primera Magistratura de la Nación, quiero convocar a todos los argentinos a proseguir y profundizar esta tarea de reconstrucción, de redistribución del ingreso. Por esto es que quería estar esta tarde aquí acompañándolos a ustedes, orgullosos de lo que han logrado, orgullosos de este nuevo sanatorio, orgullosos, en definitiva, de pertenecer y de tener identidad, porque estoy segura que los moviliza mucho más su propia pertenencia y organización que tal vez esta obra que es muy importante. Pero, sabés Andrés, el hombre no se reconoce únicamente en las cosas materiales, uno se reconoce también cuando mira al que está al lado y ve que ha compartido una historia de luchas, de trabajos y de sacrificios. En eso también hay identidad y pertenencia.

Y como ustedes trabajadores, se reconocen junto a los otros trabajadores, yo como Presidenta quiero reconocerme junto a todos los argentinos, a los que me votaron y a los que no lo hicieron, a los que están de acuerdo y también a los que no lo están, pero por sobre todas las cosas, en un respeto democrático, sin agravios, sin confrontaciones, dentro del debate democrático que el pueblo argentino da cada cuatro años para elegir el rumbo político.

Ese es el sistema que debe regir la vida de todos los argentinos, porque no hay compromiso más grande que el de respetar la voluntad popular y la construcción democrática. Eso es calidad institucional.

Yo quiero, finalmente, felicitar a todos, porque tal vez, aquel 25 de mayo de 2003, muchos dudaban, de hecho no sacamos tantos votos, muchos no creían, tal vez otros pensaron que otras opciones -y tenían el derecho de hacerlo- eran mejor, pero cuando comenzaron a diseñarse y ejecutarse las políticas, los primeros que estuvieron junto a nosotros fueron ustedes, los trabajadores, como siempre. Y eso no lo vamos a olvidar, ese es nuestro compromiso: el seguir generando más y mejor trabajo para los argentinos, para todos los argentinos.

Quiero abrazarlos muy fuertemente a todos, desde acá, desde el corazón, y decirles de este compromiso de construir un país más justo, un país más solidario, un país donde volvamos a creer en lo colectivo por sobre lo individual, en donde sepamos que todavía falta mucho porque hay argentinos que no tienen trabajo, porque hay regiones que están olvidadas desde hace décadas y que pese a toda la inversión, aún hace falta más. Es necesario, entonces, que quienes más tienen, que quienes más ganan, comprendan la necesidad de colaborar en esa reconstrucción. A todo esto los convocamos a los argentinos, a seguir creciendo.

Después de este 25 de mayo que se avecina, por la patria, por todo lo que hicieron Belgrano, Moreno, San Martín y tantísimos argentinos que dieron su vida por construir un país distinto, en nombre de todos ellos y por todos ellos, tenemos la obligación de seguir adelante.

Muchas gracias, UPCN, muchas gracias a todos, fuerza y felicitaciones. Como siempre, los trabajadores organizados junto a sus dirigentes, pueden vencer al tiempo.