Discurso de Adolfo López Mateos con motivo del conflicto con el Gobierno de Guatemala

1959 Con motivo del conflicto con el gobierno de Guatemala


Adolfo López Mateos, 9 de Febrero de 1959


Mexicanos: Frente al incidente creado por el gobierno de Guatemala, se destaca con claridad meridiana un hecho que debe llenarnos desatisfacción y legítimo orgullo: la recia unidad de que el pueblo mexicano ha dado pruebas, corroborando así una tradición secular de patriotismo.

Con una espontaneidad que pone de relieve la justicia de nuestra causa, el Poder Ejecutivo ha recibido manifestaciones de adhesión de las otras dos ramas del gobierno, de la prensa nacional, de prestigiadas agrupaciones, de personalidades distinguidas del mundo entero y lo que es más confortante y significativo, de millones de mexicanos. En todas ellas hemos sentido latir, en estos días, las emociones entrañables de la patria.

Puede asegurarse que ningún mexicano en edad de razón ha dejado de pasar lista de presente en apoyo de la política internacional del gobierno, en salvaguarda del decoro y de la soberanía de México.

Como jefe del estado mexicano, agradezco y acepto estas manifestaciones, porque en el fondo constituyen un tributo a las normas más puras que han inspirado nuestra política en materia internacional.

El viernes 23 de enero expuse ante la conciencia ciudadana, cuál era exactamente nuestra posición, e hice notar que el gobierno de México siempre estará disuesto a examinar las proposiciones constructivas que se le hagan para la liquidación de este conflicto, a condición de que las mismas sean compatibles con el decoro y la dignidad del Estado mexicano.

A este llamamiento a la serenidad —atributo de todo pueblo fuerte—, el gobierno de Guatemala reaccionó tratando de desorientar a la opinión mundial.

Para el efecto, hizo circular entre los miembros del Consejo de Seguridad de las NN UU y del Consejo de la Organización de los Estados Americanos la tendenciosa versión de que México había concentrado tropas y elementos bélicos en su frontera sur, poniendo así en peligro la paz y la seguridad de esa región.

De manera irrefutable, tanto en lo oficial como en el terreno práctico, hemos demostrado la falsedad de esa versión. Lo hemos hecho ante los organismos mencionados, así como a través de distinguidos representantes diplomáticos acreditados en México, quienes visitaron sin limitación alguna la frontera con Guatemala.

El gobierno que me honro en presidir se congratula de la unión absoluta, completa y firme que existe entre el gobierno de la República y todos los sectores del país. Precisamente porque estamos convencidos de interpretar la voluntad popular, mantendremos la actitud que expuse en el mensaje del viernes 23. En él reiteré la decisión de que México, en este conflicto, sigue siendo fiel a su bien probada tradición de amante de la paz, de respetuoso de la justicia y de firme defensor de sus derechos soberanos.

Nadie podrá ni siquiera insinuar que México, en este conflicto, no fue movido por el principio de la amistad, claramente manifiesta en la hospitalidad que brinda, sigue y seguirá brindando a los guatemaltecos residentes en nuestra patria, yen la afirmación hecha de estar dispuestos a examinar las proposiciones constructivas que se le hicieren para la terminación del incidente, y en la propuesta al gobierno de Guatemala de resolver por medio del Derecho las dificultades surgidas.

Quiero afirmar una vez más al pueblo de México que el gobierno que presido no aceptará, ni a propósito de este lamentable incidente, ni por ninguna otra causa, menoscabo alguno por pequeño que pudiera ser, de su decoro, de su soberanía o de su independencia.

Por último, quiero expresar que si en esta ocasión, por una grave injusticia que implica la violación del derecho de gentes, se ha hecho patente la profunda unidad nacional, esa misma unidad deberá existir para luchar en las grandes tareas nacionales. Sólo mediante la unidad que presupone los intereses del pueblo y de la patria por encima de los intereses personales o faccionales, lograremos resolver nuestros graves problemas.

Si pueblo y gobierno estamos unidos frente a un incidente atentatorio, por la dignidad y decoro nacionales, también lucharemos unidos para elevar constantemente los niveles de nuestra salud, de nuestra moral colectiva, de nuestra cultura, de nuestro civismo y de nuestra economía, para que cada vez sea mayor la dignidad y el decoro de todos y cada uno de los mexicanos y más hondo nuestro patriotismo y mayor nuestra decisión de trabajar por la grandeza de México.