Discurso: 8 de septiembre de 2007


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Buenos días. A principios de esta semana, viajé a la provincia de Anbar en Iraq para visitar a nuestros soldados y ver con mis propios ojos los impresionantes cambios que se están logrando gracias a ellos. Si quieren ver fotos de este viaje vayan a whitehouse.gov, donde hay una serie de diapositivas de mi visita.

El éxito en Anbar es crucial para el futuro democrático de Iraq y para la guerra contra el terrorismo. Esta provincia de mayoría suní comprende casi un tercio de Iraq. Se extiende desde las afueras de Bagdad hasta la frontera de Iraq con Jordania, y Siria y Arabia Saudita. Y hasta hace poco, en Anbar estaba el principal centro de operaciones de Al Qaida en Iraq.

Hace un año, por esta época, Anbar sonaba mucho en las noticias. Por esos días, un informe de inteligencia filtrado citado por los periódicos se mostraba pesimista acerca de lo que nos deparaba el futuro allí. Un columnista lo resumió de esta manera: "Terminó la guerra en la provincia de Anbar, y Estados Unidos perdió". Pero los habitantes de la zona pronto vieron lo que significaba vivir bajo el control de Al Qaida. Los terroristas trataban con brutalidad a la gente de Anbar y asesinaban a quienes se opusieran a su ideología macabra. Así que los jeques tribales de Anbar se unieron para luchar contra Al Qaida. Solicitaron apoyo de la coalición y del gobierno iraquí. Y respondimos.

Juntos hemos expulsado a Al Qaida de sus bastiones en Anbar. Se ha reducido el nivel de violencia. Los gobiernos locales están volviendo a reunirse. Jóvenes suníes se están enrolando en la policía y el ejército. Y la vida está volviendo a la normalidad. La gente de Anbar ha visto que la resistencia contra terroristas y extremistas conlleva una vida mejor. Y Anbar ha demostrado que reforzar la seguridad es el primer paso para lograr el progreso económico y la reconciliación política.

En mi visita, me reuní con jeques tribales que han luchado con nosotros contra Al Qaida y que ahora están forjando un futuro mejor para su pueblo y para todos los iraquíes. Un jeque suní me dijo: "Hemos sufrido mucho por el terrorismo. Apoyamos firmemente la democracia que usted promueve. El régimen previo de Sadam Husein no debe ser caracterizado como un régimen suní; era un régimen en contra de suníes, chiítas y curdos".

También me reuní con líderes nacionales del gobierno de Iraq: el Presidente Talabani y el Primer Ministro Maliki, el Vice-Primer Ministro Barham Saleh, el Vicepresidente Abdul Mahdi, el Vicepresidente Hashimi y el Presidente Barzani de la región del Kurdistán. Son de diferentes religiones y etnias. Pero todos comprenden la importancia de triunfar en Anbar. Así que hacen lo posible por ayudar, con pasos positivos como compartir los ingresos del petróleo con los líderes de provincia. Agradecí a los representantes del gobierno iraquí por sus esfuerzos para apoyar el progreso de abajo a arriba en Anbar. Y les dije que el pueblo estadounidense espera que cumplan sus promesas y aprueben las leyes que acordaron aprobar.

Mientras estuve en Iraq, también tuve una buena sesión informativa con el general David Petraeus y el embajador Ryan Crocker. Me pusieron al día sobre los esfuerzos militares, y políticos y económicos para apoyar a nuestros aliados iraquíes. Me hablaron sobre el progreso que ven en todo Iraq y sus ideas sobre el camino a seguir. En los próximos días, vendrán a Washington a fin de ofrecerle al Congreso su evaluación sobre las condiciones en el terreno. Insto a los miembros del Congreso a que escuchen a estos dos respetados profesionales, antes de apresurar cualquier conclusión.

Más importante aun, durante mi visita, me reuní con nuestras tropas en Anbar. Todos los días, estos sobresalientes hombres y mujeres demuestran su valor ante circunstancias sumamente difíciles. El trabajo que hacen en las arenas de Anbar hace que nuestras calles en Estados Unidos sean más seguras. Gracias a su valentía y sacrificio, nuestras tropas en Iraq se encargan de que Al Qaida no tenga escondites desde donde complotar, planear y llevar a cabo ataques en contra de estadounidenses, tanto aquí como en el extranjero. Sé lo difícil que es para nuestros hombres y mujeres de uniforme estar lejos de su familia. Les dije que nuestra nación aprecia su voluntad de servir, y que el pueblo estadounidense está a su lado.

La próxima semana, después de consultar con el Estado Mayor Conjunto, mi equipo de seguridad nacional, miembros del Congreso de ambos partidos y líderes iraquíes, me dirigiré a la nación para hablar acerca de las recomendaciones que me hicieron el general David Petraeus y el embajador Ryan Crocker. Mencionaré los cambios logrados por nuestra estrategia en Iraq. Plantearé una visión para futuras acciones en Iraq, una que creo que el pueblo estadounidense y los líderes electos de ambos partidos pueden apoyar. Al mantenernos unidos en el camino a seguir, fortaleceremos la democracia de Iraq, les asestaremos un duro golpe a nuestros enemigos, protegeremos nuestros intereses en el Medio Oriente y haremos que nuestro país sea más seguro.

Gracias por escuchar.


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