Discurso: 8 de enero de 2005
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Buenos Días. Los estadounidenses continúan lamentando las víctimas de los maremotos devastadores en el Océano Índico. Se teme que más de 150,000 vidas hayan sido perdidas, incluyendo decenas de miles de niños. Comunidades desde Indonesia, Tailandia a la India hasta África del Este han sido diezmadas. Miles están perdidos o heridos. Y millones se consideran estar sin hogar, o sin alimentos o agua purificada.
El mundo se ha unido detrás de esta causa urgente, y Estados Unidos ha tomado un rol principal. Estamos trabajando con otros gobiernos, organizaciones de auxilio, y las Naciones Unidas para coordinar una respuesta internacional rápida y eficaz. Estamos apurando el envío de alimentos, medicina y otros abastecimientos básicos a la región. Y estamos concentrando esfuerzos en ayudar a las mujeres y a los niños que necesitan especial atención, incluyendo protección contra las maldades del tráfico humano.
Esta semana pasada, envié una delegación encabezada por el Secretario de Estado Colin Powell y el Gobernador Jeb Bush de la Florida a la región del Océano Índico. Ellos observaron los daños en varios países. se juntaron con líderes locales y regionales. evaluaron los esfuerzos de auxilio en el terreno. y comenzaron a evaluar qué más se puede hacer para ayudar.
El Secretario Powell informó que los esfuerzos de auxilio estadounidenses están logrando un progreso importante y visible. Hemos asumido un compromiso inicial de 350 millones de dólares en ayuda, y estos fondos están siendo distribuidos oportunamente a organizaciones en el terreno. Naves de la marina, incluyendo el USS Abraham Lincoln, han entrado a la región para ayudar a abastecer alimentos, suministros médicos, y agua purificada. Helicópteros y otras naves aéreas militares están satisfaciendo necesidades críticas llevando suministros por avión directamente a víctimas en zonas remotas. Como en tantos otros lugares, nuestros hombres y mujeres de las fuerzas armadas están mostrando al mundo la valentía y la compasión de nuestra nación.
También estamos viendo el buen corazón de Estados Unidos en un derroche de generosidad aquí en casa. Los ciudadanos privados están mostrando su compasión en formas creativas e inspiradoras. En un día de lluvia en el Estado de Washington, niños vendieron chocolate caliente junto al camino y dieron sus ganancias a la caridad. Siete jugadores profesionales de básquetbol se comprometieron a donar mil dólares a UNICEF por cada punto marcado en un juego. Negocios estadounidenses han contribuido dinero en efectivo así como bienes, y muchos están igualando donaciones hechas por sus empleados. Iglesias, templos, sinagogas, mezquitas y otras congregaciones religiosas están llevando a cabo colecciones especiales para víctimas del desastre.
Para atraer aún mayores cantidades de donaciones privadas, he pedido a los ex-Presidentes Bill Clinton y George Bush que encabecen una campaña nacional caritativa de recaudación de fondos. Su misión es la de fomentar contribuciones, grandes y pequeñas, directamente a las organizaciones que tienen en curso esfuerzos de recuperación en la zona del desastre.
Estoy agradecido a los valientes grupos de auxilio que han respondido con tanta rapidez a esta catástrofe, incluyendo a la Cruz Roja y la Media Luna Roja. el Ejército de Salvación. los Servicios Católicos de Auxilio. Save the Children. CARE. AmeriCares. y muchos más. Muchas de estas organizaciones tienen larga experiencia con desastres naturales, y conocimiento profundo de las necesidades para recuperación. Están mejor situadas para usar las donaciones de manera inteligente y eficaz.
Para alentar el apoyo a estos grupos, he firmado legislación que permite a los estadounidenses deducir de sus impuestos federales sobre el ingreso para 2004, cualquier contribución en efectivo hecha este mes a los esfuerzos de auxilio para el maremoto. Le pido a todos los estadounidenses que contribuyen en la medida que puedan. Más información sobre cómo efectuar una donación se puede obtener en el Internet en www.usafreedomcorps.gov.
En estos tiempos de angustia para tantas personas alrededor del mundo, los estadounidenses se han unido para rezar por las víctimas y familias del desastre del maremoto. En especial pensamos en los niños que se han perdido, y los sobrevivientes que buscan a sus familias. Y ofrecemos nuestra compasión y generosidad sostenidas mientras que los pueblos de la región devastada empiecen a reconstruir.
Gracias por escuchar.
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