Discurso: 6 de octubre de 2001
<Discursos del Presidente George W. Bush
Buenos días.
Hoy quiero dar a los Estadounidenses la última información sobre nuestra campaña contra el terror. Los Estados Unidos está presentando una opción clara a todo país: Apoyar al mundo civilizado, o apoyar a los terroristas. Y para los países que apoyan a los terroristas, les costará caro.
Los Estados Unidos está determinado a oponerse a países que patrocinan el terror - no obstante, estamos igualmente determinados a respetar y ayudar a los hombres y mujeres que esos regímenes oprimen. Nuestro enemigo NO es el mundo Árabe - muchos gobiernos árabes amistosos son ellos mismos el blanco del terror extremista. Nuestro enemigo NO es Islam - una fe buena y amante de la paz que trae dirección y sosiego a más de mil millones de personas, incluyendo a millones de Estadounidenses. Y nuestro enemigo NO es el pueblo de una nación cualquiera - aún cuando sus líderes den refugio a terroristas. Nuestro enemigo son los terroristas mismos, y los regímenes que los refugian y sustentan.
Afganistán es un ejemplo de esto. Su régimen Talibán ha convertido ese país en un santuario y un campo de entrenamiento para terroristas internacionales - terroristas que han matado a ciudadanos inocentes de muchas naciones, incluyendo la nuestra. El Talibán promueve el terror fuera de sus fronteras, e internamente practica el terror contra su gente - oprimiendo a las mujeres y persiguiendo a todos los que se le oponen. Se le ha dado al Talibán la oportunidad de entregar a todos los terroristas que hay en Afganistán y de cerrar sus campos y sus operaciones. Se les ha dado plena advertencia. Y el tiempo se está acabando.
Sin embargo, el pueblo Afgano es victima de la opresión, la hambruna y el mal gobierno. Muchos refugiados de esa desafortunada nación se están desplazando y, tristemente, muchos Afganos están a punta de morir de hambre. Los Estados Unidos respeta al pueblo Afgano - su larga tradición y su orgullosa independencia. Y lo ayudaremos en estos momentos de confusión y crisis en su país.
Por mucho tiempo los Estados Unidos ha sido la fuente principal de alimentos y ayuda humanitaria a Afganistán. Esta semana anuncié una ayuda adicional de $320 millones al pueblo Afgano - a los que están dentro de Afganistán y a los que han huido cruzando fronteras. A pesar de esfuerzos del Talibán para quebrantar estos envíos vitales de ayuda, entregaremos alimentos y semillas, vacunas y medicina en camiones y hasta con animales de carga. Si las condiciones lo permiten, llevaremos ayuda directamente al pueblo de Afganistán usando paracaidistas.
Esta ayuda permitirá a los Afganos sobrevivir el largo invierno que se avecina. Para el largo plazo, pido al Congreso que proporcione fondos para que algún día los Estados Unidos pueda contribuir - junto con otros amigos de Afganistán - a la reconstrucción y el desarrollo de esa nación perturbada.
Ayudar a las personas con grandes necesidades es un fundamento básico de las tradiciones Judías, Cristianas e Islámicas, así como de otras religiones. También lo es de la tradición Estadounidense. Aún cuando luchamos contra regímenes nefastos, somos generosos con la gente que esos regímenes oprimen. Después de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos alimentó y reconstruyó a Japón y Alemania - y sus pueblos ahora se cuentan entre nuestros más estrechos amigos en el mundo. En la lucha que nos espera actuaremos de acuerdo a los ideales Estadounidenses. Estamos ofreciendo ayuda y amistad al pueblo Afgano. Son sus dirigentes del Talibán - y los terroristas a los que dan refugio - que tienen mucho que temer.
Gracias por escuchar.
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