Discurso: 26 de agosto de 2006


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EL PRESIDENTE: Buenos Días. A principios de esta semana, tomé café con Rockey Vaccarella en la Casa Blanca. Rockey es del Condado San Bernardo en Louisiana, y él y su familia perdieron todas sus pertenencias al Huracán Katrina. Rockey vino manejando hasta Washington para agradecer al gobierno federal por sus esfuerzos para ayudar a personas como él. Y trajo consigo un trailer para recordarnos que muchas buenas personas a lo largo de la Costa del Golfo aún están viviendo bajo circunstancias difíciles - y que la difícil labor de reconstruir apenas ha comenzado.

Este martes se conmemora el primer aniversario de Katrina - uno de los desastres naturales más mortales y costosos en la historia de Estados Unidos. En Mississippi, la tormenta destruyó casi todo en su paso en una extensión de 80 millas de costa, nivelando hogares y arrasando con comunidades enteras. En Louisiana las inundaciones dejaron a 80 por ciento de la ciudad de Nueva Orleáns sumergida. Los costos humanos fueron aún más terribles. Murieron más de mil personas, un sinnúmero de familias perdieron sus hogares y sus medios de vida y decenas de miles de hombres, mujeres y niños se vieron forzados a huir de la región y dejar atrás todo lo que conocían.

Durante la tormenta y en los días siguientes, los estadounidenses respondieron con heroísmo y compasión. Las Guardacostas y otro personal rescataron a personas abandonadas a su suerte en barrios inundados y las llevaron a terreno alto. Los médicos y las enfermeras se quedaron atrás para atender a sus pacientes - y algunos hasta se privaron de comer para que sus pacientes pudieran comer. Muchos de los primeros respondientes que arriesgaban sus vidas para ayudar a otros fueron ellos mismos víctimas - curadores heridos con un sentido del deber más grande que su propio sufrimiento. Y a lo largo de nuestra gran tierra, el ejército de compasión se juntó para traer alimentos y agua y esperanza a sus conciudadanos que habían perdido todo. En estos y un sinfín de otros actos abnegados, vimos al espíritu de Estados Unidos en su mejor momento.

Desafortunadamente, Katrina también reveló que los gobiernos federal, estatal y local no estaban preparados para responder a un desastre tan extraordinario. Y las crecidas pusieron al descubierto una pobreza arraigada que ha aislado a las personas de las oportunidades de nuestro país. Por lo tanto el año pasado yo hice un juramento sencillo: el gobierno federal aprendería las lecciones de Katrina, haríamos lo que fuese necesario y permaneceríamos cuanto tiempo fuese necesario, para ayudar a nuestros hermanos y hermanas a construir una nueva Costa del Golfo donde todo ciudadano pueda sentirse parte de la gran promesa de Estados Unidos.

Fue el mismo juramento que le repetí a Rockey durante su visita a la Casa Blanca. Este juramento significa diques más sólidos y hogares reconstruidos y nueva infraestructura. También significa calles seguras, barrios llenos de negocios de propiedad local, y más oportunidades para todos.

La semana entrante, Laura y yo volveremos a Mississippi y a Nueva Orleáns para reunirnos con ciudadanos y oficiales locales, y apreciar el progreso que hemos logrado. El gobierno federal ha realizado un estudio exhaustivo de su respuesta a desastres naturales - y estamos llevando a cabo reformas que mejorarán nuestra respuesta en emergencias futuras. Con la ayuda del Congreso, hemos comprometido 110 mil millones de dólares al esfuerzo de recuperación - y estamos desempeñando un papel fundamental en ayudar a las personas a limpiar escombros, a reparar y reconstruir sus hogares, a reabrir sus negocios y sus escuelas y a rehacer sus vidas.

El gobierno federal seguirá cumpliendo con su parte - sin embargo una Costa del Golfo renaciente necesita reflejar las necesidades, la visión y las aspiraciones del pueblo de Mississippi y Louisiana. Y sus oficiales estatales y locales tienen la responsabilidad de ayudar a fijar prioridades y tomar decisiones duras, a fin de que las personas puedan planear sus vidas con confianza.

Un año después de las tormentas, la Costa del Golfo continúa por el largo camino hacia la recuperación. En Mississippi y Louisiana, podemos ver muchas señales alentadoras de recuperación y renovación - y muchos recordatorios de que una larga labor queda por delante. Esta labor exigirá el compromiso sostenido de nuestro gobierno, la generosidad y compasión del pueblo estadounidense y el talento y la visión de personas determinadas a restablecer sus hogares, barrios y ciudades. Nos quedaremos hasta que la labor esté completada - y trabajando juntos, ayudaremos a nuestros conciudadanos a lo largo de la Costa del Golfo a escribir un nuevo futuro de esperanza, justicia y oportunidad para todos.

Gracias por escuchar.


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