Discurso: 11 de diciembre de 2004


<<Discursos del Presidente George W. Bush


Buenos Días.

El Seguro Social es uno de los grandes logros morales del gobierno de Estados Unidos. Por cerca de setenta años ha mantenido a millones de ciudadanos de edad avanzada fuera de la pobreza, y ha asegurado para jóvenes estadounidenses un futuro más seguro. El sistema del Seguro Social es esencial, sin embargo enfrenta un problema cada vez más profundo a largo plazo: a pesar de que los beneficios para las personas mayores actuales están seguros, el sistema se avecina hacia la bancarrota más adelante. Si no actuamos pronto, el Seguro Social no estará allí para nuestros hijos y nuestros nietos.

Por lo tanto, esta semana me reuní con líderes bipartitos del Congreso y les pedí que se juntaran a mi en una gran causa: la de preservar la promesa esencial del Seguro Social para generaciones futuras.

Debemos comenzar reconociendo un hecho fundamental: el sistema actual del Seguro Social fue creado para las necesidades de una época distinta. Allá en 1935 la mayoría de las mujeres no trabajaban fuera del hogar, y la esperanza de vida promedio para los trabajadores estadounidenses era menos de 60 años. Hoy en día, más mamás trabajan y la mayoría de estadounidenses disfrutan de vidas más largas - y retiros más largos. El mundo ha cambiado - y nuestro sistema de Seguro Social tiene que cambiar con él.

Hoy en día el Seguro Social no es un plan de ahorros personales - no hay una cuenta donde su dinero va para ganar intereses. Los beneficios pagados a los jubilados actuales vienen directamente de los impuestos pagados por los trabajadores actuales. Y cada año hay más jubilados que retiran dinero del sistema, y no hay suficientes trabajadores adicionales para mantenerlos. En los años 1950, había 16 trabajadores pagando por cada beneficiario del Seguro Social. Hoy en día, hay más o menos tres - y eventualmente habrá solo dos trabajadores por beneficiario.

Estos cambios señalan un peligro que se avecina: en el año 2018, por la primera vez en la historia, el Seguro Social pagará más en beneficios de lo que el gobierno recaudará en impuestos por nómina. Y una vez que esa línea deficitaria se haya cruzado, las carencias serán más grandes con cada año que pase. Cuando lo trabajadores de hoy en día que están en la mitad de sus 20 años comiencen a jubilarse, el sistema estará en bancarrota - a menos de que actuemos para salvarlo.

Una crisis en el Seguro Social puede evitarse - si nosotros en el gobierno tomamos seriamente nuestras responsabilidades, y trabajamos juntos hoy. Yo vine a Washington para resolver problemas, no para pasárselos a futuros presidentes y futuras generaciones. Mi campaña se basó en una promesa de reformar y conservar el Seguro Social. Y pienso cumplir con esa promesa.

He propuesto varios principios amplios para orientar nuestras reformas. Primero, nada cambiará para aquellos que actualmente reciben Seguro Social y para aquellos cerca del retiro. Segundo, no debemos aumentar los impuestos por nómina ya que impuestos más elevados harían más lento el crecimiento económico. Y debemos aprovechar el poder de los intereses compuestos dando a los trabajadores más jóvenes la opción de ahorrar parte de sus impuestos por nómina en una cuenta personal - una reserva de ahorros que puedan considerar suya propia, y que el gobierno no podrá quitarles.

Salvar el Seguro Social para generaciones futuras no será fácil - si fuera fácil ya se hubiera hecho. Habrá costos - pero los costos de una inacción continua son inaceptables. Y mientras más esperamos, más difícil será arreglar el sistema. Salvar el Seguro Social exigirá una cooperación bipartita, y la valentía de los líderes de ambos partidos. El pueblo estadounidense votó por la reforma en 2004 - y ahora espera que trabajemos juntos y que cumplamos con nuestras promesas.

Será un placer trabajar con los miembros del Congreso sobre esta causa importante. Juntos podemos asegurarnos que Estados Unidos cumpla con su deber hacia nuestras personas mayores - y hacia nuestros hijos y nuestros nietos.

Gracias por escuchar.


Este documento pertenece al Gobierno de los Estados Unidos de América y se encuentra en dominio público.