Dime zagal que has avido

​Dime zagal que has avido​ de Juan del Encina
VILLANCICO
— Dime, zagal, qué has havido 
que vienes despavorido.

A la fe, Pelayo, que
yo te juro a buena fe 
que nunca tal cosa fue
ni yo nunca tal he vido.

— Ven, ven acá, desalmado, 
dime dó queda el ganado.
¿Cómo vienes desmayado? 
¿Qu'es lo que te ha contecido?

— Yo que me iva con mi perro 
a buscar tras aquel cerro
la mi vaca del cencerro,
¡hete viene gran sonido!

— Dime, dime qué son era, 
pues sabes si yo lo viera
que luego te lo dixera
en haviéndolo sabido.

— Angeles eran del cielo, 
que me pusieron recelo,
mas después huve consuelo 
con su canto bien regido.

— Ora te digo, Pascual,
que tú estás no sé qué tal:
yo, cata, creo muy mal. 
Cuido que estavas dormido.


— Yo los vi como te veo 
cantando con gran desseo 
"Gloria in excelsis Deo"
por un niño que ha nacido.


— Vamos, vamos a Belén
porque dél nuevas nos den. 
Andémoslo todo bien:
sepamos quién ha parido.


—!Miefé! Si quisieres, vamos, 
y luego luego partamos,
que más no nos detengamos
porque yo sea creído.


—Pues espera, beveremos, 
y después acordaremos
porque muy mejor andemos, 
que yo estoy muy desmaído.


—¡0 nunca te veas triste 
que tal palabra dexiste,
porque con ella me diste 
un deleite muy cumplido!


Fin.


— Partamos sin más tardar 
a Belén, aquel lugar,
y no nos demos vagar
pues havemos ya bevido.

Esta obra se encuentra en dominio público. Esto es aplicable en todo el mundo debido a que su autor falleció hace más de 100 años. La traducción de la obra puede no estar en dominio público. (Más información...)