Diego Fallón
Es la hora en que los muertos se levantan mientras que duerme el mundo de los vivos, en que el alma abandona el frágil cuerpo y sueña con lo santo y lo infinito. ............................................. Vierte la luna plateados rayos que reflejan las ondas en el río y que iluminan, con sus tintes vagos los medrosos despojos de un Castillo. Todo es silencio allí, do en otro tiempo hubo bullicio y locas alegrías... ¡Pero mirad! son vaporosas sombras las que en la oscura selva se deslizan. ¡Ah! no temáis no son aterradores fantasmas de otros tiempos -son ondinas; mirad cómo se abrazan y confunden cómo raudas por el aire giran, apenas tocan con el pie ligero del prado la mullida superficie. Ya se avanzan... girando en la espesura o se sumergen en las ondas límpidas; y al compás de una música que suena como el lejano acorde una lira elévanse, empujadas por el leve viento que sus cabellos acaricia... Pero callad... alumbra el horizonte con sus primeros tintes nuevo día, y las sombras se pierden al borrarse del bosque entre las húmedas neblinas.