Diccionario etimológico de las voces chilenas derivadas de lenguas indígenas americanas/Prólogo


§ 1. Las publicaciones que tratan del castellano usado en América ya son mui numerosas [1].

Sin embargo mui poco es lo que se sabe acerca de la suerte de esta lengua en el Nuevo Continente.

Las razones de este fenómeno estraño son dos. En primer lugar, a causa del escaso desarrollo de la librería en América, es mui difícil conseguir esas publicaciones aun cuando se tiene noticia de ellas: quizas no exista ninguna biblioteca pública que posea siquiera todos los libros importantes [2].

En segundo lugar, estos libros no enseñan tanto como se esperaria en vista del número de pájinas que abarcan.

§ 2. Es lástima que tan pocos autores hayan seguido las huellas del primer trabajo de esta clase, que publicó Antonio de Alcedo en 1789 en el quinto tomo de su Diccionario Jeográfico histórico de las Indias Occidentales, esplicando simplemente el significado de las voces americanas, así como tambien lo hizo el veterano entre los dialectógrafos americanos Estéban Pichardo en sus Voces cubanas (1836).

La mayor parte de los tratados sobre provincialismos de América no esplican, sino critican. Sus autores parten de la base de correjir el lenguaje de sus connacionales en conformidad con lo que creen "el castellano castizo".

Cuando hombres de profundos conocimientos filolójicos i gran talento, como el maestro de los americanos Andres Bello i el único filólogo nacido en la América Española, reconocido por la ciencia contemporánea, don José Rufino Cuervo, emprenden tal tarea, al ménos salen a luz obras de gran valor, como la Gramática de la Lengua Castellana destinada al uso de los Americanos i las Apuntaciones críticas sobre el Lenguaje Bogotano. Muchos de los demas libros de modesto aspecto, contienen igualmente materiales mui valiosos i orijinales (entre estos está el Diccionario de Chilenismos de Zorobabel Rodriguez); pero en la mayor parte de ellos prevalece la charla literaria, i algunos son verdaderas caricaturas filolójicas [3].

§ 3. Así leemos en uno de estos libros el párrafo siguiente:

"Espuma de cerveza.—Verdad es que cuantos líquidos burbujean, hacen espuma; mas no por esto debe emplearse una palabra aplicable a muchos objetos, al tratarse de los que los tienen especiales. Por falta de este conocimiento se olvidan los propios i, por remate, se da lugar a que los ignorantes achaquen de pobre a la lengua que no conocen.—Jiste". -(Cevallos, Ecuatorianismos, páj. 64).

De manera que el señor CEVALLOS cree que hai que decir: "No me sirva usted el vaso de cerveza con tanto jiste." No sé si algun español lo diria así; creo que nó. En Chile no conoce nadie la palabra i los españoles que pude consultar igualmente ignoraban su significado.

¿A qué se debe tanta sabiduría del autor? En el Diccionario de la Real Academia Española se lee: "Jiste (del aleman Geist) m. Espuma de cerveza". Si la palabra se usa en España será en el sentido de "levadura" con que se hace el "pan de cerveza" [4].

En otra parte de su libro critica el mismo autor papal (campo de papas) diciendo:

"Papal es lo que toca o pertenece al Papa o Padre Santo, no el campo sembrado de papas o patatas.—Patatal, patatar." (l. c. 91).

El autor no censura papa por el Solanum tuberosum, porque en el Diccionario está "papa= patata". Papal no está en el Diccionario, de consiguiente es falso! Esta es la lójica de tales gramáticos [5].

Mas ridículo aun es cuando Bátres Jáuregui (Vicios de lenguaje i provincialismos de Guatemala páj. 161) dice:

"Cancha significa en español (sic!) maíz tostado i reventado, con betun de azúcar prieta o lo que nosotros llamamos alborotos. Cancha por el lugar donde corren los caballos en el hipódromo, es provincialismo".

Verdad, ¿qué culpa tiene el cándido gramático americano, si se lee en el diccionario (edicion 12.ª i 13.ª "Cancha. (del quechua [6] camcha, maiz tostado) f.—Maiz o habas tostadas que se comen en la América del Sur."? ¿Cómo se puede saber que la voz dada por el Diccionario Académico en efecto no es mas que un provincialismo peruano, desconocido en casi todas las demas repúblicas, desconocido en absoluto en España, miéntras el significado criticado es corriente en todo el Nuevo Continente? La Academia en el Suplemento de la última edicion admitió la "cancha de gallos i pelota", sin ver que este significado no se puede derivar del "maiz tostado" [7].

Disparates como éstos no son raros; felizmente no son la regla. Pero aun los mejores de estos trabajos críticos pecan por la base. Quieren hacer distincion entre barbarismos, provincialismos i castellano castizo sin advertir que primero habria que saber qué lenguaje merece el título de castellano.

Todos esos autores sustituyen el Diccionario de la Real Academia Española a la lengua, aceptando como dogma que lo que está en ese Diccionario es castellano, lo que no está, no lo es. La prueba de la verdad de tal asercion no la da nadie, i ¡difícil seria darla!

Yo digo con Andres Bello: "para mí la sola [autoridad] irrecusable en lo tocante a una lengua es la lengua misma (Prólogo de la Gramática). Con lo que deberian haber comenzado los estudios sobre provincialismos es con establecer de una manera clara qué se entiende por "castellano".

§ 5. He de permitirme algunas observaciones sobre este punto, no porque sea indispensable para mi trabajo presente, pues yo no voi a censurar ninguna palabra chilena. Tampoco será necesario que lean los párrafos siguientes los filólogos europeos en cuyas manos caiga por suerte mi libro. Pero invito a los lectores americanos a que me sigan un momento, para que comprendan mis propósitos.

6. Si un pais de cierta estension es poblado por jentes que traen de su patria anterior un lenguaje mas o ménos uniforme, en estado natural de las cosas (es decir, prescindiendo de la influencia de la cultura) dentro de un tiempo mas o ménos corto se notará que el lenguaje comienza a variar. Estas variaciones no serán en todas las comarcas unas mismas, sino las unas se producirán aquí, las otras allá, i, en jeneral, la diferencia de lenguaje entre dos lugares será tanto mas grande cuanto mayor la distancia jeográfica i cuanto menores las relaciones mutuas entre los dos puntos. Entónces deberemos decir que en el pais se habla un grupo de dialectos, es decir, idiomas que se distinguen cada uno del vecino sin que lleguen a ser recíprocamente incomprensibles.

Hablaríamos de lenguas diferentes si, no obstante un oríjen comun, el modo de hablar de una rejion fuera inintelijible en la otra.

§ 7. Este estado natural se altera cuando en una comarca se forma un Gobierno fuerte que principia a dominar en rejiones suficientemente apartadas para que el lenguaje sea distinto del que se usa en el centro gubernativo.

La administracion de las provincias estará en manos de personas procedentes del centro; a su modo de hablar se acomodarán los provincianos que quieren significar algo en la corte central; leyes i ordenanzas se impondrán en el dialecto central; i como la comunicacion a larga distancia se hace por carta, habrá que fijar por la escritura ese lenguaje central.

En el centro de la actividad política se juntarán tambien los poetas, nacerá la literatura, i esta literatura será leida por los provincianos i les servirá de modelo.

Así se han formado sobre base lingüística natural, pero por razones históricas de política, las que solemos llamar lenguas literarias.

§ 8. Así en España en tiempos del rei sabio Alfonso X principió a consolidarse i a esparcir su influencia sobre rejiones mas lejanas el lenguaje de la corte, oriundo de Castilla i un tanto modificado por la residencia del rei en Leon.

Este lenguaje comun, nacional, que está por encima de los dialectos rejionales, se fija en la escritura i de consiguiente tiene la tendencia de quedar estacionario aunque en el mismo centro el lenguaje de la conversacion comience a variar. En las provincias la literatura con su lenguaje central será estudiada i la lengua comun será aprendida en el libro. En la pronunciacion entónces invariablemente se notará el influjo del lenguaje vulgar.

Inevitable es tambien que los que usan en jeneral el lenguaje comun aun en la conversacion diaria, completen el diccionario aprendido en los libros con palabras sacadas del dialecto.

Pues muchas voces hai que en la conversacion familiar i la vida doméstica son indispensables i de frecuente uso, pero que rara vez se escriben. En el mismo caso se encuentran las denominaciones de una infinidad de objetos i actos que pertenecen a esferas determinadas, como la de los distintos oficios. No se puede negar que tales palabras forman parte del diccionario comun, aunque no apareczcan nunca en obras de literatura propiamente tales; sobre todo si su uso es comun a todas las provincias del reino o a muchas de ellas, no cabe la menor duda. I ¿el término correspondiente empleado por la jente culta de una sola provincia que no usa la voz corriente en las demas rejiones? Yo creo que deberá denominarse provincialismo, pero no puede decirse que no pertenezca a la lengua nacional.

§ 9. En materia de lenguaje, tanto como en las demas esferas de la vida social—el lenguaje es un fenómeno sicofísico del hombre como sér social—la voluntad de la mayoría es la norma, la lei. El uso del término-medio de la jente que maneja el idioma literario constituye la norma del lenguaje.

Falta determinar ¿qué jente maneja el idioma literario? Creo que en un estado civilizado moderno usan normalmente la lengua literaria todos los que han estado en un establecimiento de instruccion secundaria; i la espresion mas lejítima del lenguaje escrito de cada nacion debe buscarse en lo que mas se lee: en el diario, en la prensa periódica, que abarca no solo la literatura corriente sino ademas toda la vida moderna.

§ 10. Esto sí, que hai que distinguir con claridad las diferentes capas sobrepuestas que forman el conjunto de la lengua jeneral.

En el centro está el lenguaje cotidiano de la vida pública i social escrito i hablado por toda la jente culta. Al rededor de este núcleo, que abarca todo lo esencial del idioma, se agrupan las esferas especiales. Hácia arriba prevalece la lengua escrita. Ahí están, cada vez con su vocabulario especial mas o ménos desconocido para los demas grupos, las bellas letras, las ciencias i artes, la industria i el alto comercio. Hácia abajo prevalece la comunicacion oral; la esfera de la vida doméstica i todas sus múltiples relaciones con la vida del individuo en cuanto a habitacion, vestimenta, alimentacion, con los artesanos i el comercio al menudeo que satisfacen nuestras necesidades diarias.

En esto es difícil establecer el límite hácia mas abajo; el continuo contacto con jente de poca o ninguna educacion escolar nos obliga a usar términos ménos escojidos, a menudo dialécticos.

§ 11. Si denominamos lenguaje literario la capa de mas arriba, la segunda, de la vida pública i social, podria quizas llamarse el lenguaje nacional, la tercera el lenguaje familiar.

Estas tres forman en conjunto la lengua jeneral o comun. Pero hai todavía algunos rincones del vocabulario cuya pertinencia puede admitir dudas.

Los nombres llamados "vulgares" de plantas i animales (en oposicion a los científicos que son internacionales) no son conocidos de todas las capas de la nacion en igual grado; precisamente la jente culta, de civilizacion refinada, que de preferencia habita las ciudades, no vive en relaciones tan estrechas con la naturaleza que necesite todos esos nombres. Es el hombre del campo, el labrador, el vaquero, i mui en particular el jardinero, el cazador i el pescador, quien los conoce mucho mejor que el literato de la capital. ¿Pertenecen estos nombres a la lengua comun o solo al dialecto? o segun qué criterio repartiremos estos vocablos entre la lengua comun i el dialecto?

§ 12. Aquí hai que mencionar una particularidad del castellano que dificulta la cuestion.

En otros paises el principal criterio para clasificar los dialectos entre sí i para con el lenguaje jeneral, se basa en la pronunciacion, de la fonética particular de cada rejion.

En Alemania, Francia, Italia, Inglaterra es mui frecuente encontrar en los dialectos sonidos que la lengua literaria en su pronunciacion comun no conoce. Ya en España, si prescindimos de las rejiones que propiamente pertenecen a dominios lingüísticos estranjeros, como Galicia al grupo dialéctico gallego-portugues, Cataluña i Valencia al grupo catalan-provenzal, parece que es mucho menor la distancia que separa la fonética de los dialectos de la lengua jeneral.

Pregunto si un poeta madrileño que pasa un mes en Santander i ve alguna flor característica de la costa tendrá escrúpulos de incorporar el nombre botánico que aprende del aldeano, en alguna composicion poética sobre la naturaleza de las orillas del Golfo de Vizcaya. Creo que nó. I desde entónces figurará la palabra en el diccionario castellano.

Las voces de historia natural forman parte del diccionario jeneral siempre que no sean de una configuracion fonética enteramente estraña al jenio de la lengua castellana, a no ser que tengan su equivalente reconocido en otro término mas usado. Ni siquiera puede ser obstáculo el que tal nombre de planta solo se conozca en una provincia si la planta solo se encuentra en ella i no en las demas [8].

§ 13. Volvamos despues de esta digresion a la pregunta ¿qué es castellano? i limitémonos por un momento a la Península Ibérica.

Contestaria que el casteilano es la lengua jeneral i comun de la jente culta del pais, incluyendo aun palabras técnicas de los artesanos i los nombres de historia natural que poco se usan entre jente culta. Palabras que solo corren entre los habitantes de una provincia, si están en uso en la buena sociedad, son provincialismos de la lengua castellana, si se les puede oponer otro término de igual significado i de uso mas jeneral.

Como dialéctico solo debemos considerar un término que, usado por la jente sin educacion escolar o por los que escasamente saben leer i escribir, no tenga curso en la conversacion de jente culta.

§ 14. Pasemos ahora a las repúblicas hispano-americanas i veamos qué se habla en ellas.

Cuando la conquista del Nuevo Mundo estuvo en su apojeo a mediados del siglo XVI, en España ya existia la lengua jeneral "el castellano", aunque no habia todavia recibido su forma definitiva por la literatura clásica que se levanta en la segunda mitad de ese siglo. Aun mas, no debe olvidarse que la formacion del castellano moderno en cuanto a su fonética termina en cierto término solo hácia el año 1630.

Solo en esa fecha la j, g, x del castellano antiguo coinciden en el sonido de la j moderna, la s sonora con la s áfona en una sola s áfona, la z sonora cede a la ç áfona, i un poco mas tarde la h procedente de f latina pierde su aspiracion.

El uso de las letras p, t, c finales de sílaba, tan contrario al jenio de la lengua i otras barbaridades doctas se abren camino solo en la segunda mitad del siglo XVII i siguen en aumento hasta nuestros dias.

En estas circunstancias lo único sorprendente es que el idioma castellano en América haya seguido tan fielmente la marcha de la madre patria [9]. Solo la aspiracion de la h se ha conservado en la maỷor parte del nuevo continente, i el único rasgo distintivo es la fusion de s i z en la sola s áfona.

§ 15. Mas refractaria ha sido la morfolojía. Los conquistadores trajeron el voseo, pero la segunda persona de plural del verbo todavía prevalecia con d (ades, edes, ides). En vez del peninsular ais, eis, is, la mayor parte de América se decide por ás, és, ís. La forma analójica peninsular del pretérito en asteis, isteis, en jeneral no se ha aceptado; i la segunda del singular se ha olvidado por completo en el lenguaje vulgar americano. Tú, ti, se pierden lo mismo que vuestro i os i se combina vos, te, a vos, tu, tuyo. Vosotros no alcanza a popularizarse, porque su lugar está ocupado por ustedes.

§ 16. De la sintáxis no puedo decir mucho porque no hai trabajos que puedan servir de base, El único fenómeno importante es que el unipersonal hai no solo sigue el mismo camino que el unipersonal hace tomó tambien en España, concordando en el número con el primitivo complemento (hubieron fiestas dice toda la América, como hicieron grandes calores); sino se adelanta un paso mas, pues se dice habíamos muchos.

La reaccion gramatical a fuerza de enseñanza solo en Chile ha alcanzado a desterrar el voseo del uso familiar de la jente culta i a reintroducir el , miéntras en todas las demas repúblicas el voseo se conserva aun en el seno de la familia de buena sociedad.

§ 17. En cuanto al diccionario, reina la mayor diversidad imajinable.

La lista de palabras conservadas en América que han caido en desuso en España es larga, i numerosas son las que se continúan en todo el continente desde Méjico a Chiloé.

Seria de mucho interes un estudio comparativo de estos elementos.

§ 18. Lo que realmente trastornó el vocabulario de los conquistadores, fué la naturaleza desconocida del Nuevo Mundo.

No habia mas que cuatro posibilidades de denominar esas plantas i esos animales que nunca se habian visto. Todas las cuatro entran en práctica.

1. Se adopta algun nombre castellano que se refiere a un objeto semejante, sea que realmente se identifiquen los objetos americanos con los europeos o que se prescinda de la diferencia a causa de alguna notable semejanza.

Ejemplos chilenos

Significado europeo

Significado chileno

la zorra Canis vulpes Canis Azarae
el venado Cervus capreolus Cervus humilis
la trucha Salmo Fario Perca trucha
el roble Quercus Robur Fagus obliqua
el avellano Corylus Avellana Guevina Avellana

En el último ejemplo se atribuye el nombre de un arbusto a un jigantesco árbol enteramente distinto, porque los frutos de los dos se parecen mucho.

2. Se forma algun derivado, especialmente diminutivo, de un nombre europeo para designar algun objeto americano. En Chile la murtilla (Myrtus Uñi) tiene su nombre por la semejanza con la murta española=arrayan (Myrtus communis). Un árbol grande (Bellota Miersii) que da un fruto parecido a una enorme bellota se llama el belloto.

3. Se inventa algun nombre con elementos castellanos que no tienen relacion con un objeto determinado. La fresa grande de oríjen chileno ahora cultivada en toda la Europa (Fragaria Chilensis) se llama la frutilla. Una flor amarilla que cubre los campos en mayo i que es buscada por las perdices (en Chile Nothura perdicaria, no Perdix) se llama flor de la perdiz, o flor de mayo (Oxalis lobata).

4. Se acepta el nombre indio como palabra castellana única o al lado de otra, así el leon (Felis concolor en Sud-américa) tambien se llama puma (del quechua).

Este último procedimiento es el mas comun i ha aumentado el vocabulario americano con muchos millares de voces, de las cuales algunas han entrado por su importancia en casi todos los idiomas civilizados; ahí están maíz, tabaco, cacao, jaguar, llama, colibrí, etc.

§ 19. Como se ve, seria un estudio interesantísimo averiguar en las palabras de oríjen castellano de uso vario, qué significan en cada uno de los paises americanos i por qué se transfirió el nombre. Así se conoceria bien qué impresion han tenido los Conquistadores al mirar esta naturaleza nueva. Los diccionarios castellanos hasta ahora apénas han tomado nota de tales significados nuevos, ya que, en cuanto yo sepa, ninguno siquiera añade el nombre científico a los términos de historia natural. El Diccionario Académico da descripciones de mui dudoso valor [10] i los lexicógrafos americanos con escasas excepciones tampoco se han fijado en estas voces; como si no fuera un asunto mucho mas grave para la unidad del lenguaje el atribuir distinto significado a una palabra conocida que introducir una nueva voz con la nueva idea!

§ 20. A los términos de historia natural se agrega un gran número de palabras que designan elementos de la cultura especial de los aboríjenes americanos, de sus armas, trajes, habitaciones, utensilios, etc., otras tantas ideas nuevas para las cuales los castellanos debian adoptar vocablos correspondientes.

Las relaciones de los soldados del rei de España con los indios i mas particularmente con las indias, les imponian numerosos términos de cocina i de vida doméstica e íntima.

Es evidente que con respecto a las ideas espresadas el estudio del Diccionario hispano-americano se transforma en un estudio de etnolojía i de sicolojía.

Aquí abundan los tenas interesantísimos. No solo se verá cuantos conocimientos recibieron los conquistadores de los indios de Chile, sino aun se podrá notar hasta qué grado la influencia de los quechuas en el Norte i Centro del pais habia alterado la civilizacion del mapuche, i con sorpresa se verá que por el estudio del Diccionario vulgar chileno será posible llenar en algo el vacío casi absoluto en que estamos respecto al alcance de la conquista incásica en Chile.

Atribuiré particular importancia a la esplicacion completa de palabras que incluyen clementos de folklore o de civilizacion como mingaco, mita, callana, papa, poroto, chilihueque, etc.

§ 21. Pero no hai que creer que con la ocupacion de las tierras del Nuevo Continente cesara la formacion del vocabulario. Verdad es que miéntras duró la dominacion española en América, ella formaba tambien un lazo fuerte para el lenguaje de la jente culta en las diferentes provincias. Empleados iban i venian de la patria a las colonias i mui a menudo de una colonia a la otra. Al Perú se llegaba por via de Méjico o del Istmo. Santo Domingo i mas tarde Méjico en el Norte i el Perú en el Sur son los centros secundarios que ejercen su influencia niveladora. Todo esto se cambia con la formacion de los estados independientes. Cuervo llama con razon la atencion sobre este fenómeno en su majistral artículo "El Castellano en América" [11].

§ 22. Mencionaré aquí solo algunos hechos que he podido observar.

No solo cada una de las repúblicas nuevas en el trascurso del último siglo ha arreglado su sistema político i adiministrativo sobre modelos franceses e ingleses mucho mas que en conformidad con lo que existe en España, sino el comercio i las industrias han sido introducidos principalmente por estranjeros. Es mui grande el número de palabras técnicas de estas ramas de la actividad humana que en América se derivan del frances i del ingles en vez de adoptarse términos castellanos. Pero a menudo tambien palabras de antiguo uso se aplican a nuevas ideas de un modo diverso: Las planchas galvanizadas de fierro acanalado (en ingles galvanised corrugated sheet iron, no sé cómo se llaman en España) se llaman en Chile comunmente solo "planchas de zinc (promunciacion singue) para techar"; en la República Arjentina se dice "chapas de zinc". "Chapa" para el chileno es en primer lugar la cerradura de la puerta.

En los injenios de azúcar en Tucuman la misma máquina o parte de maquinaria tiene a veces nombres distintos en tres establecimientos vecinos, segun que la instalacion se haya hecho por un injeniero ingles, frances, aleman o quizas un especialista cubano. Lo que en Buenos Aires se llama mercería, en Santiago se llama cordonería, botonería, etc., pues nosotros compramos en la "mercería" clavos, martillos, "chapas", etc., en fin lo que el arjentino compra en la ferretería. Nuestras "ferreterías" solo venden fierro en barras "planchas de zinc", clavos por quintales, etc. En la "tienda" en Santiago solo se venden jéneros, cintas i "huinchas", i otros accesorios de vestidos de señora i quizas lienzos, pero nunca comestibles como en Buenos Aires: éstos se venden en el "despacho" o con mas lujo en el "almacen de abarrotes", i el "emporio de té".

Lo que se vende tambien varia de nombre de un pais a otro; en fin la confusion es completa si pasamos la frontera. Nosotros pagamos con "chauchas" (monedas de 20 centavos), el arjentino las come cuando le ofrecemos "porotos verdes" (frejoles nuevos en la vaina). Así continúa el diccionario cotidiano en diverjencia completa, i es inútil creer que tal estado de cosas se pueda cambiar por medio de la enseñanza o de decretos municipales. Cuando hasta los profesores de castellano, los literatos i lexicógrafos ignoran cuán hondo es el abismo que separa un pais del otro, cuando la mayor parte de las palabras usadas en esta esfera práctica i técnica de la vida diaria no aparecen en las obras de literatura, ¿cómo se quiere uniformar el lenguaje?

§ 23. Lo único que no admite duda es que urje establecer cuanto ántes el vocabulario americano, para que al ménos tengamos un libro en que podamos informarnos sobre el significado de las voces en cada república. I la ciencia exije que no escluyamos nada, que no dejemos de apuntar ninguna palabra. Mas tarde cuando en todas las repúblicas americanas exista un diccionario nacional i cuando exista lo mismo en España, entónces se podrá decidir cuáles voces son "castellanas" es decir pertenecen al tesoro comun de todas las naciones que creen hablar el idioma de Cervántes.

§ 24. Habrá que clasificar mas o ménos del modo siguiente:

I voces pan-castellanas.
II    a. voces pan-españolas (usadas en toda la España).
b. voces pan-americanas [12] (usadas en toda la América hispana).
c. voces nacionales americanas (usadas en una o algunas de las repúblicas).
1. voces mejicanas.
2. voces guatemaltecas, etc., etc.

En cada pais de mayor estension habrá que distinguir todavia los provincialismos (así en Chile los provincialismos del norte, centro, sur, Chiloé, etc.)

Por otra parte hai que indicar la esfera de cada palabra.

I estilo literario con subdivisiones: poesía i estilo elevado; filosofía, astronomía, etc., estilo científico; bellas artes; administracion pública, etc., tecnicismo de la industria, del comercio, términos de guerra, marina etc.

II esfera jeneral de la vida pública i privada, lenguaje comun escrito i de conversacion; este grupo que comprende la mayor parte de todas las palabras comunes no necesitaria indicacion especial.

III lenguaje técnico de los oficios, industria casera, comercio al menudeo, etc.

IV términos vulgares de historia natural.

V estilo familiar.

VI lenguaje vulgar, dialecto.

VII voces bajas que se consideran indecentes.

VIII lenguaje especial de ciertos gremios, especialmente criminales, que quiere ser incomprensible para los demas, jermanía, etc. [13]

En Chile se usa para jermanía el término coa, habla en coa (cp. coba, embuste gracioso, Dicc. Acad.¹³), a ella pertenecen espresiones como cumbre=sombrero, pozos=bolsillos, vivos=relojes, faroles=ojos; monrero=el que trabaja con ganzúa, choco=la carabina cortada, loro=el espía que aguaita miéntras los compañeros roban, etc., etc. Valdria la pena un estudio de la coa chilena. Véanse para España: Rafael Salillas. El Delincuente español: cuente español; el lenguaje. Madrid, Suárez 1896.—Para la República Arjentina: Antonio Dellepiane, El Idioma del Delito. Buenos Aires, Arnoldo Moen, 1894.

Como se ve, todo ensayo de tal clasificacion dejará algunos vacíos i presenta algunos inconvenientes. No quiero dar nada de definitivo sino solo indicar clasificaciones que ya existen en buenos diccionarios modernos. A menudo seria difícil distinguir entre las esferas I i III, entre V i VII, etc.

Finalmente hai que anotar en cada palabra si dentro de su esfera es de uso corriente o solo rara; i en particular si es anticuada.

Abunda decir que para la justa apreciacion de cada voz será útil saber si es debida a una lengua indíjena, a algun idioma estranjero, si es una derivacion de base castellana, o si se trata de una palabra antigua con significado nuevo.

§ 25. En las pájinas anteriores he querido diseñar en pocas líneas cuáles son los problemas de la lexicografía castellana en jeneral. El trabajo que presento es en cierto sentido una contribucion a ese futuro diccionario completo de la lengua castellana i mas directamente al diccionario nacional chileno. Dejando a un lado todos los elementos de lenguaje que trajeron los conquistadores a Chile, quiero estudiar cómo se refleja en el idioma actual del pais el efecto del continuo roce con jentes de otros idiomas, con los indíjenas americanos. Paso a esponer cómo he recojido los materiales i cómo voi a estudiarlos.

Desde que llegué a Chile, en 1890, he dedicado todo el tiempo que me dejaban mis ocupaciones obligatorias en la enseñanza superior i secundaria, a la continuacion de mis estudios predilectos, la filolojía románica i la lingüística en jeneral.

§ 26. Principié por el estudio del lenguaje vulgar de Santiago desde el punto de vista de la fonética [14].

Luego vi que para comprender el desarrollo de ese lenguaje tenia que conocer el idioma de los indios chilenos. Pero adquirir tales conocimientos no era fácil. Las obras publicadas, especialmente el Arte de la Lengua Jeneral del Reino de Chile por el padre Andrés Febrés (Lima 1765) no contenian trozos en lenguaje fidedigno, sino casi solo traducciones sospechosas del castellano al mapuche. Si bien el diccionario de Febrés me era de suma utilidad, la gramática, como todas las gramáticas de los misioneros, presentaba solo un conjunto de reglas segun el modelo de la gramática latina, que evidentemente violentaba la lengua. Ademas tenia que oir el idioma de los indios mismos para juzgar de la pronunciacion. Durante varios años consecutivos dediqué pues mis vacaciones a viajes a la Frontera i allí recojí personalmente i con ayuda de algunos amigos los materiales publicados bajo el titulo de Estudios Araucanos en los tomos 90 a 98 (1894 a 1897) de los Anales de la Universidad de Chile i en un tomo de mas de quinientas pájinas por separado [15].

§ 27. Miéntras tanto habia continuado la coleccion de obras sobre americanismos i lenguas americanas i habia ido apuntando todas las voces vulgares i corrientes que no estaban en los diccionarios. En el año de 1900 junté de estos materiales las palabras de oríjen indio con esclusion de los términos de historia natural i escribí, como primer ensayo, u resúmen ordenado segun la esfera de ideas, impreso en un tomo de estudios dedicado al eminente profesor de lenguas románicas de la Universidad de Bonn, Dr. Wendelin Foerster por sus alumnos i amigos para celebrar el vijésimo quinto aniversario del dia en que fué nombrado sucesor de Federico Diez, del fundador de la filolojía románica [16].

Durante el año siguiente revisé todos estos materiales i apunté en cada palabra cuidadosamente si se encontraba en alguno de los libros publicados sobre americanismos. Así he podido distinguir, en cuanto lo permitan los materiales deficientes que se han impreso, cuáles palabras son pan-americanas, cuáles pertenecen a varias naciones i cuáles por ahora deben considerarse como voces esclusivamente chilenas.

§ 28. Al mismo tiempo invité a mis alumnos, ex-alumnos i a todas las personas interesadas a una serie de conferencias semanales que se continuaron desde junio hasta principios de setiembre del año 1901, durando al ménos dos horas cada una. Tuve el gusto de reunir un auditorio, a veces de mas de treinta personas, interesadas en la materia i que eran de todas las provincias de Chile desde Coquimbo hasta Chiloé. No eran siempre las mismas personas ni siempre tantas, pero la rejion desde Aconcagua hasta la Frontera araucana estaba siempre representada.

Ante este auditorio lei la lista de las voces recojidas, averigüé discutiendo una palabra despues de la otra, quién la conocia, qué significado se le daba i en qué rejion del pais era conocida.

A la vez rogué a los asistentes que me apuntaran todas las voces que suponian de oríjen indio de que se acordaban. Así junté un respetable número de apuntes que mui a menudo se comprobaban mutuamente. Se discutieron tambien aquellas palabras que no conocia todavía, i yo iba apuntando en mi manuscrito todas las observaciones.

§ 29. Aprovecho esta ocasion para espresar mis mas sinceras gracias a todos estos caballeros que me han ayudado con su presencia i con sus apuntes en la larga tarea de revisar mi diccionario desde la primera hasta la última letra. No cito sus nombres porque seria mui largo i ni siquiera los sé todos. Los que mas me sirvieron fueron los jóvenes que habian asistido a mi clase de castellano i algunos de los alumnos de mis cursos de frances e ingles.

Ha sido una gran satisfaccion para mí el poder contar con tantos colaboradores, ojalá sea satisfaccion para ellos el haber prestado un servicio a la ciencia

§ 30. Tengo que observar aquí que solo durante el curso de estas conferencias me resolví a incorporar todas las voces de historia natural. Les tenia miedo, como tantos otros lexicógrafos americanos les han tenido miedo; creo que todos con la única escepcion de Pichardo.

Felizmente la lista de nombres vulgares que da Claudio Gay en el octavo tomo de su botánica i en el mismo de su zoolojía podia prestar útiles servicios. Estracté de ellas todas las que son de oríjen indio i pasé la lista botánica a mi estimado amigo el doctor Carlos Reiche, jefe de la seccion de botánica del Museo Nacional [17]. Este especialista en la materia tuvo la bondad de revisar i correjir los nombres científicos dados por Gay en conformidad con los adelantos modernos de la ciencia i del conocimiento de la flora de Chile. Aumentó tambien mi lista con los nombres que él mismo habia recojido i agregó muchas notas esplicativas. Así puedo esperar que los nombres botánicos estén satisfactoriamente esplicados.

Sobre muchos puntos interesantes consulté tambien la opinion de mi distinguido colega doctor Federico Johow, profesor de botánica i zoología en el Instituto Pedagójico. Seria inútil decir cuánto agradezco a estos caballeros su ayuda, sin la cual no habria podido hacer otra cosa que copiar a Gay. Ellos estarán recompensados con la utilidad que, espero, tendrán mis observaciones etimolójicas para la botánica.

§ 31. La fauna de Chile es mucho ménos estudiada que la flora. La lista de Gay fué revisada por mi amigo don Baldomero Wolnitzky, actualmente director del Instituto Técnico i Comercial de Iquique i especialista en lo que se relaciona con la fauna marítima.

No sorprenderá a nadie que, a pesar de tantos cuidados, queden unos cuantos nombres de plantas i animales sin esplicacion científica. ¿Cómo podia encontrarla cuando, por ejemplo, alguna persona que entendia tan poco de historia natural como yo, me decia, en el campo cerca de Chillan, hai una matita de flor azul que los campesinos llaman con tal nombre. "Es una maleza". Si mis autoridades de botánica no conocian el nombre no habia remedio.

Mucho me sirvió tambien de comprobante una larga lista de nombres de plantas i animales usados entre los indios mapuches recojida con correspondencias científicas por mi querido amigo don Victor Manuel Chiappa, el colaborador de mis Estudios Araucanos.

§ 32. En cuanto a la base jeneral, las listas de Gay, tengo que citar aquí las palabras con que la acompaña este autor (Botánica, tomo VIII, páj. 405). "Para dar a nuestra flora toda la utilidad posible hemos tratado de conseguir los nombres vulgares que tienen en Chile las plantas i árboles que hemos juntado i hacerlos concordar con los científicos usados en todas las obras de medicina i de historia natural. Con este objeto hemos consultado en las aldeas i sobre todo en los campos, a los médicos curanderos, artesanos i otras personas curiosas e intelijentes, los cuales han llenado hasta cierto punto nuestros deseos, suministrándonos los nombres que reunimos ahora en esta lista. Pero es preciso confesar que pocas son las plantas que han merecido la atencion de los chilenos i que han recibido nombres particulares. A escepcion de las que tienen alguna utilidad en la medicina i en las artes todas las demas han sido hasta ahora enteramente descuidadas, i aun entre las que tienen nombres, estos son por lo jeneral tan poco fijos que suelen variar con mucha frecuencia no solamente en los lugares remotos de la República, pero tambien de provincia a provincia i aun de pueblo a pueblo.

"Otra dificultad no ménos embarazosa es la gran facilidad con que las personas i sobre todo los campesinos confunden una planta con otra, dándole en seguida un nombre enteramente falso. Muchas veces hemos notado semejantes errores i podemos lisonjearnos haberlos reparado casi todos en razon del cuidado que hemos siempre puesto a esta clase de investigacion. Ahora a los botánicos del pais incumbe la tarea de aumentar esta lista así como llenar el último vacío de esta flora ya bastante completa, pues incluye mas de 4,000 especies, cuando nuestra primera llegada en Chile apénas 300 estaban enrejistradas en las obras de los botánicos... Solo echamos de ménos no haber añadido al fin de las descripciones todo lo que hemos averiguado sobre el uso i utilidad que tiene cada una de ellas en la economía domestica: habíamos pensado, por la comodidad de todos los chilenos i sobre todo de los campesinos, publicar estas útiles noticias en un tomo separado, pero no estaba en nuestra prevision el órden que acabamos de recibir del señor Ministro de Justicia."

En la nota correspondiente que acompaña la lista de nombres vulgares en el tomo VIII de la Zoolojía (páj. 480) se queja Gay de la misma confusion i poca seguridad de las denominaciones vulgares.

§ 33. Al revisar las listas de Gay i al confrontarlas con mis propios apuntes he podido notar algunos defectos bastante graves. En primer lugar es sabido que la impresion de la grande obra se hizo en circunstancias difíciles en Francia; abundan las erratas especialmente en los nombres vulgares. Ademas en jeneral es de lamentar que las obras del eximio naturalista frances no fueran revisadas cuidadosamente por chilenos competentes que hubieran podido correjir las manifiestas incorrecciones de lenguaje i particularmente de ortografía. Varias formas falsas se repiten en distintos pasajes de la fauna i la flora como tambien en los dos interesantísimos tomos dedicados a la Agricultura. El resultado es que a veces aun naturalistas insignes de nacionalidad estranjera copiaran i usaran esas formas falsas de nombres vulgares chilenos, i así han entrado errores en tratados científicos modernos i aun en libros de testo para la enseñanza escolar de Chile. Tambien parece que algunas de las personas que suministraron datos a Gay, no procedieron con el tino i la correccion necesarios.

Se encuentran en las listas unos cuantos nombres araucanos apuntados en la ortografía del padre Febrés que no se puede comprender sin esplicacion, como th por tr, g por ng [18]. Estas voces son tomadas del compendio de Molina, quien estractó a Febrés i apuntó sus voces sin tomar para nada en cuenta si eran usadas entre chilenos o solo entre indios.

Así se esplica que en varios casos los nombres de la Concordancia no se encuentren en el cuerpo mismo de la obra de Gay i que la Concordancia contenga al lado de los nombres chilenos, nombres puramente indios que ningun chileno usa. A veces en el cuerpo de la obra Gay distingue entre el nombre vulgar chileno i la voz usada por los indios, pero otras veces solo dice "vulgarmente" i cita en seguida ya nombres chilenos, ya puramente mapuches.

§ 34. En estas circunstancias he creido de mi deber intercalar en mi diccionario todas las palabras de historia natural de las Concordancias de Gay, en la forma como se dan i agregar, en cuanto lo podia, la correccion i la designacion si son usadas por chilenos o solo por indios.

A los profesores de historia natural les incumbe comprobar la efectividad de las denominaciones vulgares i seria mui deseable que apuntaran en cada provincia por separado cuáles nombres de plantas i animales están en uso. Creo haber correjido así un gran número de errores i erratas de Gay, pero quedarán otros.

Los nombres vulgares que no llevan la cita de Gay, ni ninguna otra, no están en las Concordancias i estoi seguro que ellas se usan entre el pueblo chileno, pero no siempre estoi seguro de su clasificacion científica. He tenido que comparar en cada nombre de las Concordancias el párrafo correspondiente de la Botánica i Zoolojía, lo que ha sido para mí un trabajo mui largo i será ingrato, si no me lo agradecen los naturalistas. Les ruego me perdonen, si alguna vez se me ha escapado una denominacion en los dieciseis tomos de la historia natural de Gay. No los he podido leer íntegros como lo he hecho con la mayor parte de los capítulos de la Agricultura, que contiene muchas descripciones de costumbres nacionales.

Como no solo persigo fines lingüísticos sino tambien etnolójicos, he tratado le apuntar en las plantas si se usan en la medicina casera i en las industrias, fundándome para ello en las obras citadas o en mis apuntes.

§ 35. Así como he creido ser útil a los naturalistas revisando las listas de nombres vulgares de Gay, tambien me ha parecido conveniente incorporar en mi obra las palabras indíjenas usadas por los cronistas de las guerras de Chile i los etnógrafos modernos aunque tales voces no estén en uso en el lenguaje cotidiano de hoi. Estimaba de utilidad dar las etimolojías exactas i el significado primitivo de tales palabras como apo, curaca, yanaconas, mitimaes, etc., porque a veces corren en libros históricos esplicaciones erróneas. Pero ha sido necesario establecer límites bien definidos para la admision de tales voces: de lo contrario habria debido incorporar una gran parte del diccionario de los indios. Escluyo pues todas las denominaciones que se encuentran en los cronistas e historiadores i en los etnógrafos modernos (sobre todo Medina i Guevara) con la indicacion espresa de que solo los indios usan el término: admito las voces que se encuentran en medio del testo castellano sin tales reservas, principalmente si han recibido el artículo castellano, formas de plural i otros indicios de asimilacion a la lengua castellana.

Por supuesto que no he podido estractar todos los historiadores de Chile, pero he revisado todos los principales, entre otros Marino de Lovera, Gongora Marmolejo, Najera, Bascuñan, Oliváres, Córdova, Ovalle, Rosales, Tribaldos, Carvallo, Molina, Vidaurre i otros i los cronistas jenerales Herrera i Oviedo i tambien los primeros libros del Cabildo de Santiago i muchos otros docuinentos. [19]

Particular atencion he dedicado a voces de historia natural que se refieren a animales domésticos i plantas de cultivo de los indios como el chilihueque, la papa, el poroto, etc.

En tales voces no he suprimido las citas de los cronistas que dan luz sobre el verdadero significado de las palabras.

En jeneral en todas aquellas voces que no conocía del uso actual la documentacion filolójica era indispensable.

§ 36. En cuanto a costumbres nacionales, he revisado espresamente algunas obras de los autores mas conocidos desde Andres Bello, Jotabeche i Benjamin Vicuña Mackenna hasta los mas modernos como Alberto Blest Gana, Daniel Barros Grez, J. Abel Rosales i otros, i muchas poesías populares. No son numerosas las palabras vulgares que se encuentran en la literatura i que no sean del vocabulario corriente que ya estÁ rejistrado por los lexicógrafos chilenos. Para no abultar mi diccionario no doi muchos ejemplos citados de autores modernos; a no ser que las citas equivalgan a definiciones. Estas las he tratado de establecer con el mayor cuidado, i en vista de las precauciones de la revision creo que no habrá muchos errores graves en lo apuntado, aunque por supuesto faltarán acepciones especiales que solo se conocen en rejiones limitadas. Esto es tan inevitable como el quedar incompleta la lista de las palabras que se ha podido juntar.

§ 37. Sin embargo creo que será mas frecuente que los lectores eruditos chilenos encuentren palabras que no conozcan que el que echen de ménos en mi diccionario voces que conocen.

En el segundo caso puede ser que crean indias palabras que segun mi conviccion no lo son i que, de consiguiente, he omitido de adrede [20] o puede realmente ser que se me hayan escapado. Ojalá que todos los críticos me enumeren todas las voces que les parecen faltar, así se adelantaria nuestro conocimiento.

En el primer caso, les ruego que no digan "tal palabra no existe". Bien es natural que me haya equivocado algunas veces, o que se hayan equivocado las personas que me comunicaron voces poco usadas, pero no he inventado ninguna palabra. En muchos casos la etimolojía misma es la prueba mas segura para la efectividad de la palabra Siendo en jeneral enteramente desconocidas las lenguas indíjenas entre el público chileno, nadie ha podido darme etimolojías i el que me comunicó por ejemplo, que en Curicó se usa la frase "fulano se quedó todo cloito" por, mui asustado, cortado, atónito, no podia sospechar que yo encontraria en Febres cloyun o cùloyun-agacharse, del cual segun las reglas del mapuche se puede derivar cloitun, de manera que kloitui o kloitukei significa "quedó agachado" lo que se acerca mucho al jiro "fulano quedó mui chico" que se usa en sentido mui parecido.

En jeneral he juzgado inútil comprobar la existencia de una palabra por medio de muchas citas de frases entresacadas de las novelas de costumbres, porque solo relativamente pocas palabras se podrian comprobar de este modo. Muchísimas de las palabras que rejistro nunca se habrán impreso, muchas quizas nunca se han escrito, pues para las voces que no se encuentran en los léxicos anteriores, fuera de los términos de historia natural, mi principal fuente es el uso oral. Doi frases como ejemplos solo cuando la palabra correspondiente de preferencia se usa en el jiro dado u otros parecidos como en quedarse cloito o cuando la cita equivale a una definicion, segun ya queda dicho mas arriba, o tiene algun interes lingüístico por la época o el carácter del autor.

§ 38. En cuanto a las obras lexicolójicas chilenas que naturalmente he estractado con todo esmero, he tenido especial cuidado en hacer resaltar qué autor apunta la palabra por primera vez. Estimo inútil citar a los posteriores como Ortuzar i Echeverría cuando una voz se encuentra ámpliamente esplicada en el Diccionario de Chilenismos de Zorobabel Rodriguez. De consiguiente, todas las palabras que van sin ninguna cita, no se encuentran en los diccionarios de chilenismos i están por primera vez rejistradas en mi obra.

La sinceridad científica, mui poco conocida en la América española, exije en absoluto indicar con toda precision lo que un autor debe a sus antecesores. He querido mas bien pecar por exceso de escrupulosidad que adornarme con plumas ajenas.

Sin embargo, me permito llamar la atencion del lector sobre el hecho de que una palabra seguida de una definicion i de la nota Rodriguez, pájina tal, de ninguna manera estará simplemente copiada íntegra. No habrá muchas definiciones que haya aceptado lisa i llanamente de mis antecesores; asumo yo la responsabilidad por todas las alteraciones introducidas en las definiciones. El que en algun caso determinado quiera saber quién es responsable de la esplicacion, que se tome el trabajo de comparar las obras citadas.

He evitado el jeneral toda polémica con los antecesores; corrijo simplemente lo que me parece necesitar correccion. Si una palabra me es conocida solo por un autor lexicógrafo agrego al significado segun Cañas u otros.

§ 39. Para poder juzgar de la distribucion i espansion jeográfica de cada palabra, no solo he tenido que apuntar en qué rejion de Chile se conocen las palabras (en cuanto me haya sido posible averiguar ésto) sino he debido tambien rejistrar para cada voz por separado todos los diccionarios de americanismos.

El trabajo mecánico de esta tarea ha sido enorme, pero el de resultado tambien es interesante. He alcanzado a formarme una idea mas exacta de los americanismos que la que han tenido mis antecesores. Resulta, para solo mencionar los hechos principales [21], que fuera de las voces de las Antillas como maiz, tabaco, canoa, etc. que pasaron tambien a España, pocas palabras debidas a los indios son pan-americanas, como papa, china, chúcaro, etc. de oríjen quechua i galpon, malacate, etc, de fuente nahua. Por lo demas el uso de las palabras mejicanas solo se estiende hasta Colombia i Venezuela al sur, el de las peruanas solo hasta el Ecuador o Colombia al norte i ademas cada república tiene su fuente especial como Chile el mapuche, los paises del rio de La Plata el guaraní, Colombia el chibcha, etc. I estas últimas palabras en jeneral no salen de los límites nacionales modernos.

§ 40. En cuanto a las etimolojías encontradas en mis anteccsores, he tratado de comprobarlas cada vez citando el diccionario en que se encuentra la voz india, o digo espresamente que no me ha sido posible encontrarla. Es este un procedimiento que me parece mucho mas necesario que el comprobar la existencia de una palabra vulgar chilena, ya que éstas están en uso i bastará preguntarlas a personas del pueblo de la rejion indicada para obtener ejemplos del uso [22]. En cambio es enteramente inaceptable que la voz india de la etimolojía se dé sin comprobacion.

Ni el mapuche, ni el quechua, ni ningun idioma indíjena americano es tan conocido que baste decir "existe tal palabra". Si derivo una voz castellana del latin o del frances es suficiente escribir por ejemplo: popelina, frances popeline. Cualquiera puede ver la palabra en cualquier buen diccionario frances, i encontrará popeline<papeline (ménos usado)<lat. papalis< lat. papa (porque se fabricó primero en la ciudad papal de Aviñon) [23]. No es necesario probar la existencia de la palabra latina papalis o papa. Están en todos los diccionarios.

Pero al tratar de lenguas indíjenas de las cuales solo existen vocabularios mui incompletos i los mas de difícil consulta, es indispensable que el etimolojista indique de donde saca la palabra india, a no ser que diga que conoce la lengua misma por el uso práctico, oral, i así asuma la responsabilidad por su "étimo" como yo la asumo por las voces chilenas que he recojido [24].

Así tambien en las etimolojías que encontré en mis antecesores hai algo de trabajo propio i pido perdon si acaso alguna vez se me ha olvidado decir espresamente que no solo el significado sino tambien la etimolojía se encuentra en el libro citado. En jeneral, debo decir que si la mayor parte de las palabras chilenas que doi no se encuentran en ningun diccionario de chilenismos, ni ménos en diccionarios castellanos, el número de las etimolojías que he podido aceptar de mis predecesores es insignificante en comparacion con las que se dan en mi obra por primera vez.

§ 41. Pero mi tarea de coleccionar las palabras chilenas de oríjen indio tropezaba con una dificultad particular. Ya he dicho, i nadie lo duda, que los diccionarios de las lenguas indíjenas son mui incompletos. Hai un gran número de voces chilenas de historia natural, sobre todo, que indudablemente son de oríjen americano, pero no se encuentran en los vocabularios existentes de lenguas indíjenas.

En tales casos he procedido primero segun el indicio negativo: conocemos el vocabulario comun castellano, especialmente en sus elementos derivados del latin: la palabra chadupe, no es castellana, ni hai ninguna voz castellana parecida, de consiguiente hai probabilidad de que sea india aunque no está en los diccionarios araucanos. Naturalmente en tal caso debe haber otros indicios interiores i esteriores para hacer aceptable tal procedencia. Los interiores son los que se refieren al significado.

Un término usado por los maquinistas de los ferrocarriles huaipe, aunque tenga indicios esteriores que hacen posible el oríjen indio, no puede derivarse de tal fuente a no ser que podamos probar que tambien se use entre la jente baja que nunca ha tenido nada que hacer con máquinas a vapor i que, de consiguiente, es un término jeneral, tomado aquí en sentido técnico, Pero chadupe es una preparacion especial de ciertos mariscos, usada solo en Chiloé; los pescadores chilotes usan muchos términos derivados del mapuche, de los cuales unos cuantos no están en los vocabularios araucanos; pero ellos conocen mui pocas voces de oríjen quechua; de consiguiente, es casi seguro que la palabra chadupe es de oríjen mapuche.

Huaipe, en cambio, significa las hilachas de algodon que se usan para limpiar las máquinas, su etimolojía está en el ingles to wipe (pronúnciese waip), restregar, limpiar con estropajo, paño, etc. Las primeras máquinas a vapor, especialmente las de los ferrocarriles, vinieron a Chile de Inglaterra i Estados Unidos con personal técnico ingles; de ellos aprendieron la voz los chilenos.

§ 42. El indicio esterior es el que se refiere a la forma de la palabra, en particular a su fonética.

Muchas lenguas obedecen a tendencias fonéticas mui marcadas; así en castellano lejítimo (prescindiendo de palabras doctas, latinismos i estianjerismos), al fin de la palabra solo se admiten las consonantes s, z, d, r, l, n; al fin de la sílaba en medio tambien la m; al principio de la sílaba se admiten todas las consonantes solas i un número determinado de combinaciones de dos consonantes. De consiguiente efecto i frac no son palabras lejítimas castellanas sino un galicismo ésta, un latinismo aquélla. Pero efeto, efeuto i fraque son formas asimiladas a la fonética castellana. Conociendo la estructura fonética de una lengua, es fácil decidir si una palabra puede o no pertenecer a ella [25].

Tanto al mapuche como al quechua faltan ciertas consonantes i combinaciones de consonantes, que existen en castellano. Palabras que las contienen no pueden derivarse de estas lenguas, a no ser que las alteraciones fonéticas que se deberian suponer se espliquen por otras razones contundentes. Chadupe corresponde a la fonética mapuche, pero no a la del quechua, pues esa lengua no conoce la letra d; huaipe fonéticamente podria ser tanto derivado del araucano como de la lengua de los incas.

§ 43. Se ve que para hacer etimolojías americanas es necesario algo mas que poseer un diccionario de Febrés u otro; es indispensable conocer las lenguas indíjenas, i esto no solo respecto a su fonética sino tambien con respecto a su morfolojía i aun sintáxis.

En muchos casos las palabras chilenas no se derivan de sustantivos que se encuentran en forma igual en los vocabularios, sino de ciertas formas verbales, o son composiciones o derivaciones de otras palabras. El que no conoce la gramática de las lenguas indíjenas no puede juzgar de tales derivaciones i composiciones, o está al ménos espuesto a errar groseramente. El apir, por ejemplo, es derivado del verbo aimará que está en el diccionario de Bertonio bajo la forma apatha (llevar); apiri es una especie de participio de activo i equivale, de consiguiente, a "el que lleva" o latin portans, "el portador". Sobre el uso de la terminacion iri hai que consultar la gramática aimará.

Los historiadores nacionales han disputado sobre el significado de la palabra Mapocho, o como dicen los mas antiguos documentos mapoche o mapuche. Han creido algunos que la rejion en que Valdivia fundó la capital de Chile se llamaba así por ser una tierra (mapu) llena de jente (che); pero en la lengua de los indios el primer elemento de tales composiciones determina al segundo i no al reves, de consiguiente mapu-che solo puede significar "la jente de la tierra", i así se llamaron i se llaman todavía los indios chilenos en oposicion al estranjero [26].

§ 44. Como el castellano tiene sonidos ajenos al araucano i al quechua, así tambien estas lenguas tienen otros que no se encontraron en castellano. En tal caso los españoles o debian aceptar los sonidos estraños, i entónces desfiguraban la fonética castellana, o debian asimilar los sonidos estranjeros a su propio modo de hablar, i asi debian desfigurar la fonética india. El segundo procedimiento es mucho mas frecuente que el primero.

Su resultado natural es que a menudo debemos dar como etimolojía una palabra un tanto distinta de la voz chilena que oimos. Aquí está la trampa para los etimolojistas incautos. Sabiendo que etimolojia i voz derivada se pueden distinguir en algunos sonidos, no comprenden cuáles sonidos pueden variar i cuáles nó Pero la lingüística moderna en todas partes ha llegado a la conclusion de que los sonidos de un idioma que se cambian con el trascurso del tiempo, no lo hacen caprichosamente, sino que en condiciones iguales el mismo sonido siempre pasa por los mismos cambios.

Igualmente podemos observar que al aprender un idioma estranjero la inclinacion a alterar la pronunciacion del frances, que digamos, es una misma en todos los niños chilenos, solo que en unos es mas marcada, en otros ménos. Siempre se trata de asimilar los elementos fonéticos estranjeros a los sonidos de la lengua materna. Niños alemanes cometen otras faltas al aprender el frances, i proceden en sus errores de un modo uniforme entre ellos, pero distinto del modo chileno. Así tambien los españoles tropezaron todos en los mismos sonidos indios i los asimilaron a su modo de hablar castellano. Verdad es que el resultado no es siempre uno mismo ni uno solo; a veces hai varios caminos para eludir la dificultad, i en una palabra se sigue el uno, en la otra el otro [27], sin que en cada ejemplo podamos dar con las razones que habrán influido; pues, vuelvo a repetirlo, nada sucede por puro capricho en la vida del lenguaje.

§ 45. De lo dicho se sigue que para comprobar la veracidad de una etimolojía que presupone alteracion de un sonido, hai que atestiguar por otros ejemplos semejantes que el tal cambio fonético obedeció a una tendencia jeneral. Como seria mui largo esplicar esto en cada ejemplo por separado, un diccionario etimolójico solo se puede considerar completo si está acompañado de un tratamiento sistemático de las alteraciones fonéticas sufridas por las voces al pasar de un idioma al otro. Este estudio con respecto a los elementos indios del lenguaje chileno, se publicará a continuacion del diccionario.

§ 46. Es evidente que habrá que tratar por separado las voces de oríjen mapuche i las que vienen de quechua. Las palabras derivadas de otras lenguas americanas son mui pocas i no son esclusivamente chilenas, de manera que si bien las incluyo, no forman el argumento principal de mi trabajo. Ademas en ellas, si prescindo de pocas palabras mejicanas, aimaráes i guaraníes, la etimolojía ofrece dificultades especiales, porque esas voces [28] se derivan de las lenguas que encontraron los españoles en Santo Domingo i las demas Antillas. Sabemos en jeneral por testimonio de los cronistas que las voces son americanas, pero ya que las lenguas madres en parte se han perdido ántes de ser estudiadas i apuntadas, i no dispongo de suficientes medios científicos, mui poco puedo determinar sobre la forma exacta primitiva de esas voces.

Ojalá que otras personas mas competentes que yo estudien el oríjen de las palabras castellanas derivadas de las lenguas habladas en las Antillas.

§ 47. No siempre podemos dar etimolojías seguras. A veces el significado cuadra perfectamente, pero la forma ofrece dificultades, a veces al reves; i no es raro que tanto en la forma como en el significado se presupongan cambios que son posibles, pero no seguros, Si no digo nada al respecto, estimo que mi etimolojía es segura, de lo contrario agrego "probablemente" o "talvez", o espreso mi duda de otro modo.

§ 48. Si queremos investigar cómo los castellanos de la época de la conquista asimilaron las voces americanas a su propia pronunciacion, será necesario esplicar primero brevemente en qué se distinguió esa pronunciacion castellana de la de hoi. Veremos que las voces españolas aceptadas por los indios, hasta hoi llevan vestijios de la fonética antigua del castellano. En seguida debemos esponer el sistema fonético de las lenguas indias.

Por otra parte será indispensable conocer las particularidades de la pronunciacion moderna chilena, sobre todo en las variaciones lijeras que no se notan en la ortografia corriente. Veremos que el habla del pueblo chileno está afectada por ciertas tendencias fonéticas de los indios i que ha aceptado algunos sonidos de la raza vencida.

Así podemos contribuir a la dilucidacion de los mas interesantes problemas de la lingüística, a saber cuáles son las influencias étnicas en el desarrollo de los idiomas causadas por la mezcla de razas. No dejaré de sacar las consecuencias que se pueden derivar, de mi estudio concreto de la mezcla de razas en Chile i las aplicaré para aclarar la formacion de las lenguas románicas i otros problemas de lingüística jeneral.

§ 49. Despues del estudio de los cambios fonéticos que sufrieron los elementos indios al incorporarse en el castellano, i de la alteracion que esta lengua misma esperimentó por los elementos fonéticos de la lengua araucana, tendremos que estudiar varias cuestiones morfolójicas.

Las palabras indias se asimilan contra las necesidades fonéticas, a las terminaciones que tienen en castellano los sustantivos, adjetivos i verbos. Esta subordinacion de las voces americanas bajo categorías gramaticales castellanas es mas completa en unas, ménos completa en otras voces. En ella vemos en actividad ciertas leyes sicolójicas que será interesante estudiar.

El hecho de que las lenguas indias no conozcan el jénero gramatical obliga al castellano a darles uno; estudiaremos las causas por qué tal voz pasa al masculino, tal otra al femenino. Aun se verá que ciertos elementos morfolójicos araucanos entraron en la derivacion de los verbos en car tan comunes en el lenguaje chileno.

§ 50. El estudio lingüístico de los elementos indios será seguido por un estudio sicolójico i etnolójico.

Investigaremos a qué esferas de ideas pertenecen las palabras derivadas de lenguas americanas [29] i trataremos de encontrar las razones por qué se aceptaron estas palabras. Las que se refieren a cosas materiales nos darán muchas luces sobre las relaciones de vida esterna de indios i conquistadores, las abstractas otras tantas sobre su modo de pensar. En una palabra, conoceremos al pueblo por medio de su vocabulario.

§ 51. Llego al fin de este prólogo ya demasiado largo. Espero que los lectores hispano-americanos habrán comprendido que la índole de mi trabajo es mui distinta de la que tienen las publicaciones existentes sobre provincialismos de América. No se trata para mí de indicar que tal palabra sea recomendable, tal otra censurable. No aspiro a que la Real Academia Española tome nota del fruto de mis desvelos para decidirse a aceptar en el Léxico oficial alguna voz que hasta hoi no figura en él.

Miéntras esa corporacion no comience su diccionario con un prólogo en que esponga con claridad segun qué principios admite i escluye voces, no sabria realmente qué provecho podria sacar de mi diccionario [30].

Tampoco escribo para los profesores de castellano que creen encontrar la salvacion de la lengua castellana en América en la correccion de lo que llaman "vicios de lenguaje".

§ 52. Escribo para aquellas personas eruditas que desean saber cómo habla el pueblo chileno, i en particular, cuántas cosas tuvieron que aprender los orgullosos castellanos de los pobres indios a quienes tanto despreciaban. Verán cuántos útiles conocimientos del pueblo chileno actual son debidos al indio que puso nombre a tantas plantas i a tantos animales, que enseñó a gozar de la naturaleza del pais para la manutencion física con los numerosos guisos de su cocina i para la conservacion de la salud con los innumerables remedios. Quizas con sorpresa oirán que aun industrias como la del telar no las debe el chileno a España sino al indio.

Escribo para todos los que buscan el significado i el oríjen de tantas palabras que, por mas que se diga, forman parte del patrimonio chileno.

No hace un siglo todavía que los chilenos se gloriaban de ser descendientes de la mas valerosa raza americana por la mitad de su sangre. En mi libro verán sin falsa vergüenza hasta qué grado le deben tambien su lengua, su pensamiento. Este enorme número de palabras araucanas i quechuas incorporadas en la lengua castellana son como las cicatrices de la lucha jigantesca en que el español de Chile venció al indio de Chile, i lo obligó a aprender un idioma europeo i a formar con él una nacionalidad nueva i firme, la mas sólida i homojénea que se enjendró en suelo americano pisado por español.

§ 53. Pues esto hai que recordarlo al estranjero que lea este libro. Los que usan el lenguaje del cual el diccionario que sigue forma una parte integrante no son indios sino chilenos puros, de los cuales muchos ni siquiera sospechan que las voces que usan pertenecieron a otra lengua. No se crea que se trate de un lenguaje criollo en el sentido como toma la filolojía románica la palabra [31]. El lenguaje del último huaso chiieno es lingüísticamente castellano puro no obstante las voces indias, como el ingles es lengua jermánica pura no obstante los millares de voces francesas i latinas asimiladas. Ni siquiera el bajo pueblo recuerda o conoce la lengua del indio.

El chileno no habla mas que un solo idioma, el castellano-chileno. Los pocos individuos bilingües que hai en el pais (fuera de los europeos recien imigrados) son los indios que ya han aprendido el castellano. Sobre mil indios que hablan el castellano de una manera comprensible, no habrá ni un chileno siquiera que sepa espresarse medianamente en lengua mapuche i esto hablando de la rejion al sur del Biobio, pues al norte de este rio no existe ningun resto inmediato de la lengua araucana.

Tampoco debe crer el estranjero que el lenguaje del bajo pueblo chileno sea incomprensible para otros hispano americanos o para españoles. Lo esencial de la lengua, toda su gramática i las nueve décimas partes de las palabras, entre ellas todas las mas usadas, son castellanas puras.

El alcance de lo que acabo de decir quizas no sepan apreciarlo los mismos chilenos que no saben cómo está la cuestion de razas i lenguas en la mayor parte de las demas naciones sudamericanas. Talvez en ninguna de ellas el indio de un modo tan completo ha dejado de ser un factor de importancia como en Chile, donde solo en las provincias de la antigua frontera quedan indíjenas cuya asimilacion al chileno adelanta cada año i cada dia.

Ojalá que mis estudios contribuyan a hacer simpática la figura del indio, para que se comprenda que esos millares—mas de cincuenta, quizas ochenta—no deben ser aniquilados cuanto ántes, sino civilizados i asimilados a la nacion chilena.

§ 54. Escribo, pues, para todos los que deseen conocer cómo de la mezcla de dos razas i dos lenguas nació una nacionalidad con una lengua. Los lingüistas i etnólogos encontrarán materiales curiosos en mi libro; espero que tambien el naturalista i el historiador lo consultarán con provecho cuando busquen el significado de las palabras vulgares de la historia natural los unos, el de las voces relativas a instituciones i costumbres indias los otros.

Los historiadores modernos a menudo han reconocido la importancia de este estudio. Don Diego Barros Arana en su monumental Historia de Chile esplica con cuidado todas las voces indíjenas que menciona i da de muchas de ellas las etimolojías correctas. Don Benjamin Vicuna Mackenna, que hizo tantas interesantísimas investigaciones acerca de costumbres nacionales, despues de enumerar unas dos docenas de voces de oríjen indíjena en su Historia de Santiago (1868) dijo: "El estudio de las etimolojías quichuas i araucanas es sumamente curioso i llegará a ser tema de sérias investigaciones cuando los espíritus se preocupen de estudios serios tambien" [32].


  1. Véase la Bibliografia en Echeverría, Voces usadas en Chile, Santiago 1900, pájs. 1 a 11.
  2. Tanto mas es de lamentar que la valiosa coleccion que sirvió de base al trabajo del señor Echeverria se haya desmembrado en venta al menudeo. Felizmente, gracias a la amabilidad del antiguo propietario, pude consultar todos los libros que faltan en mi coleccion ya bastante completa.
  3. Véase la bibliografía crítica, en la cual espongo mi opinion con entera franqueza, que estrañarán quizas mis lectores americanos; estoi seguro que los filólogos europeos me la agradecerán, i esto para mí es decisivo.
  4. La etimolojía de la Academia es falsa. La palabra jermánica a que corresponde el castellano jiste no es el aleman geist sino gischt o mas bien el holandes gist, que significa «espuma, i levadura de la cerveza» derivado del verbo jermanico gesan o gesen, geren, aleman gären «fermentar». Los españoles habrán conocido la palabra en Flándes. ¿Por qué no escribe la Academia la palabra con g, segun su etimolojía?
  5. En su lugar probaré que la denominacion papa es la primitiva tambien en España, i que patata se debe a una confusion posterior de los españoles en la cual los americanos no han participado nunca.
  6. Aquí por casualidad la Academia no puso el acento falso quechúa con que figura la palabra en el Diccionario.
  7. La definicion de la Academia es defectuosa; con qué razon la cambió Bátres, no lo sé. Véase la palabra en este libro.
  8. D. Juan Valera dice en un juicio crítico dirijido al autor del Vocabulario Rioplatense (Granada 20): «Será provincialismo o americanismo el vocablo que se emplea solo en una provincia que tenga a menudo su equivalente en otras; pero el vocablo que no tiene equivalente i que se emplea en una provincia o en mas de una república o en rejiones mui dilatadas, i mas aun cuando designa un objeto natural, que acaso tiene su nombre científico, pero no tiene otro nombre comun, o vulgar, este vocablo, digo, siendo mui usual i corriente, es tan lejítimo como el mas antiguo i castizo, i debe ser incluido i definido en el diccionario de la lengua castellana. La Academia Española no puede ménos de incluirle en su diccionario». Las palabras que subrayo encierran una limitacion indebida segun mi opinion. Valera mismo continúa pájina 21. «Los nombres pues, que se dan ahí (en la Arjetina) vulgarmente a plantas i árboles, aves, cuadrúpedos, peces, insectos i reptiles no están fuera de nuestra lengua comun española, por mas que aparezcan i suenen, a vuestros i en nuestros oidos, como peregrinos e inusitados».
  9. Como modelo del lenguaje que usaron los conquistadores recomiendo la lectura de Fernández de Oviedo, aunque la edicion hecha por don Amador de los Ríos con respecto a la ortografía es mui poco satisfactoria.
  10. Tendremos oportunidad para anotar algunos disparates graves en nuestra lista etimolójica.
  11. Bulletin Hispanique (editado por la Facultė des Lettres de Bordeaux) tome III, Núm. 1 (Janvier–Mars. 1901, páj. 35 a 62.)
  12. Prescindo de las Filipinas cuyo lenguaje castellano está en muchas relaciones con el americano, pero ya no tendrá porvenir, a no ser que se establezca un gobierno de lengua castellana.
  13. Entre V i VIII fluctúan terminos de lenguaje de colejiales, estudiantes, militares, marineros i tambien ciertas espresiones grotescas i metafóricas del lenguaje de corrillos políticos, lo que en ingles se llama «slang». Pocas voces de esta clase son de oríjen indio; véase p. ej. papa, macana, jote i otros.
  14. Chilenische Studien. Siete artículos publicados en la revista Phonetische Studien, editada por W. Vietor, tomos V i VI, 1891 i 1892.
  15. Estudios Araucanos Materiales para el Estudio de la Lengua, la Literatura i las Costumbres de los Indios Mapuche o Araucanos. Dialogos en cuatro dialectos, cuentos populares, narraciones históricas i descriptivas i cantos de los indios de Chile en lengua mapuche, con traduccion literal castellana. 1895 a 1897.

    En comision: K. W. Hiersemann, Leipzig. Alemania.

    Existe ahora una nueva Gramática Araucana mui recomendable compuesta por Frai Félix José de Augusta. Valdivia, J. Lampert. 1903.

  16. "Die indianischen Elemente im chilenischen Spanisch, inhaltlich geordnet" en: Beitrige zur romanischen und englischen Philolagie. Festschrift fur Wendelin Foerster. Halle 1902, pajs, I a 48.
  17. En particular me he aprovechado de su folleto Los productos vejetales indígenas de Chile. Santiago de Chile, 1901.
  18. Véanse los detalles en la concordancia ortográfica de las lenguas indias citadas al fin de la Introduccion.
  19. Por los detalles véase la lista de obras citadas.
  20. Sin embargo doi cabida a algunas palabras que se creen indias, o que pueden serlo en efecto, pero que segun mi opinion vienen de fuente castellana como chapeton, chueco por ejemplo. Tambien menciono las palabras que en obras filolójicas como los estudios etimolójicos del señor A. Cañas Pinochet se han considerado como indíjenas sin serlo.
  21. Los detalles se leerán en otra parte de esta obra.
  22. Por supuesto no todos los huasos de Colchagua, verbi gracia, sabrán todas las palabras corrientes en la provincia.
  23. Esta etimolojía se da, por ejemplo, en Sachs, Dictionnaire encyclopédique français-allemand, Berlin 1869. Monlau (2.ª edicion) la acepta como hipotética. En todo caso no se deriva de papel como cree Rodriguez 383 i lo copian otros.
  24. Si no cito la palabra india de la cual se deriva segun mi opinion alguna voz chilena, esto quiere decir que no la puedo comprobar en los diccionarios de que dispongo. En tal caso digo a menudo simplemente «Será mapuche» o «es seguramente mapuche».
  25. He tratado mas estensamente del carácter fonético del castellano, comparándolo con el del frances, ingles i aleman en mi articulo sobre el oríjen i el desarrollo del lenguaje en la revista Neuere Sprachen (Marburg, 1900), tomo VIII, páj. 455 i siguientes.
  26. Asi pehuen-che significa la jente (che) de los pinares (pehuen) pero el "pais marítimo" se llama lavquen mapu i no mapu-lavquen.
  27. Algunas veces una misma palabra se presenta bajo dos i mas formas.
  28. Son palabras pan-castellanas como maíz, tabaco, canoa, etc., o al ménos usadas en una gran parte de las repúblicas americanas como ají, cachimba, etc.
  29. Un estudio prelminar que abarca unas 750 voces chilenas de oríjen indio ordenadas segun la idea se ha publicado ya en: Beitrage zur romanischen und englischen Philologie. Verschift für Wendllin Foerster. Hale 1902, paj. 1 a 48.
  30. Por esto tambien hago entrar en mi estudio todas las voces de oríjen americano que se usan en Chile, aunque sean igualmente usadas en España i estén en todos los léxicos. Aparecerán algunas voces en que pocos habrán sospechado proveniencia indíjena, como p. ej. tanda. Si una palabra figura o no en el Diccionario de la Academia, no significa nada en absoluto ni con respecto a su uso literario o vulgar, jeneral o limitado, ni aun para saber si es conocida en España.

    Faltan por prurito de decencia en el Diccionario voces mui frecuentes i antiguas como v. gr. aquel reniego tan usado por los españoles que en Chile ha llegado a ser apodo despreciativo para los peninsulares (véase Echeverria, Voces usadas en Chile páj. 159 despues de la palabra coñac): en cambio se rejistran innumerables términos de jermania solo conocidos entre ente de la peor especie, otros tantos provincialismos españoles i americanos de uso limitadísimo i desconocidos fuera de estrechas rejiones, i arcaismos tan raros que no se encuentran en ningun documento, aun de castellano antiguo, de mediana importancia. Sabido es que los Academicos intencionalmente han escluido muchas voces propuestas por miembros correspondientes i que de hecho se emplean continuamente en todos los diarios castellanos del mundo.

    Así como es, el Diccionario de la Academia no es ni un diccionario literario (que deberia escluir todo lo que no se puede usar por escrito) ni un diccionario completo de toda la lengua; es un libro sin principios científicos claros.

  31. Se llama lenguaje criollo un idioma formado por voces europeas con gramática de pueblo salvaje o semicivilizado.
  32. Véase Historia de Santiago, p. 17, 18, 20, II 429.