Diccionario de autoridades. Tomo I/Discurso sobre las etimologías

DISCURSO PROEMIAL
SOBRE LAS ETYMOLOGIAS.

A Etymología de una Voz es el orígen, ò princípio que tuvo para su formación, ò significado: y assi el estúdio de las Etymologías es procurar saber, y descubrir el verdadero orígen, ò princípio de cada Voz: pues si bien estas se definen rigurosamente, que son significativas al arbitrio, y común consentimiento de los hombres, à estos los debemos suponer racionales, y que al tiempo de formar las Voces, mas se movieron por razón, que por capricho: y el fundamento de esta razón es lo que se llama Etymología, por ser la raíz y princípio que tuvo la Voz, ò que tuvo su significación.

2 Esta definición descubre por sí misma bastantemente la dificultád, y lo árduo de este estúdio que pide mucha reflexión, y gran peso: y supone al sugéto que le cultíva mui adormado de erudición vária, que le pueda excitar notícias, que le diríjan à examinar raíces, ò podridas yá con su antigüedád, ò enterradas en el olvído. El estúdio es dificil, si bien mas que dificil es desgraciado: son pocos los que cursan sus escuélas, y los mas que no assisten à sus lecciones se empléan con gusto en despreciar sus empéños, como que los mas adelantados progressos de este estúdio sean conseguir una bien inutil erudición de conocer la raíz de alguna Voz, para cuyo fin es por lo general el medio mas proporcionado una aparente adivinación.

3 Esto dicen muchos, y aun en esto se paran con sossiego los mas; y aunque no debe ser assunto de la Académia hacer Apologías en defensa de los Etymológicos, ni de las Etymologías, no se puede menos de insinuar, que si es peligroso por dificil el estúdio de las Etymologías, à mayor peligro se arrójan los que tan voluntariamente las baldónan, no pudiendo ensangrentar sus voces con dictérios, sin que estos ofendan, y aun hieran el honór y santa fama de un San Isidóro, Doctor de la Iglésia, Español de Nación, y glória de nuestra Pátria. Este gran Varon, de cuyo solar hace honrada vanidád la España, despues de vários tratados con que enriqueció las Librerías, y la erudición, gastó lo principál de su vida en los veinte libros, que à empeños, y consejos de San Bráulio, Obispo de Zaragoza, compuso de solo Etymologías, y gastó tanto su vida, que acabó con ella antes de dár à luz sus trabájos; pero San Bráulio no permitió se ocultasse este thesóro, y dandole alguna mas ordenada división de matérias, formando solo en el orden lo que podía tener menos digerido la falta del tiempo, le publicó al mundo, para que se lograsse: y el mismo San Bráulio dice, que merecerá el nombre de sabio qualquiera que con mediana reflexión le leyere: y San Ildephonso, Arzobispo de Toledo, empléa su pluma en otras mui semejantes expressiones en su tratado de los Varónes ilustres.

4 Este torrente de bien ponderosas autoridades tiene que vencer la ligereza de aquellos, que por contentarse con el vago sonído de una Voz (cuyo significado imagínan que entienden) les paréce estúdio supérfluo y vano la penetración de la propriedád, puréza, y naturaleza de la Voz, y su significación: y es debido que confiessen yá, que no es supérfluo, ni inútil aquel estúdio, que costó la vida à un Doctor de la Iglésia, y que no emplearía superfluamente el tiempo un Santo, y tan docto, y que la Iglésia no daría la borla de Doctór à quien con tanto cuidado havía trabajado muchos años en el cultívo de este estúdio.

5 Y para que no se crea que por falta de razon nos cubrimos con el escúdo de la autoridád, no será agéno del intento el insinuar que las Ciéncias no se pueden calificar por ociosas, con el pretexto de no ser lo mas noble que es possible su objéto. Si esta razon valiera, solo la Sagrada Theología Expositiva, y Escolástica, cuyos objétos son la contemplación Divína, y averiguación de sus propriedades y atribútos, y la Morál que nos condúce, como regla de las operaciones libres, para dirigirnos à la Bienaventuranza, fueran Ciéncias útiles: y à lo mas pudieran lograr este nombre la Medicina, porque su objéto es la salud corporál, y la Justícia, que nos mantiene en paz el comércio humano de unos con otros, dando à cada uno lo que es suyo: con que viniera à suceder que todas las demás Ciéncias y Artes liberales merecieran el opróbrio de inútiles, de ociosas, y de enteramente excusadas, conseqüencia legítima, cuya falsedád obstentan las Ciéncias todas, y las Artes: siendo bien cierto, que la Philosophía, llave para las mayores Facultades: la Rhetórica, que diríge para la feliz explicación de los conceptos: la variedád de las demonstraciones Mathemáticas, que en tan distintas Facultades se divierten en amenissimos tratádos: los rigurosos preceptos de las Gramáticas de distintas Lénguas, y finalmente (aun no siendo Ciéncias) la vária erudición de Lénguas, de Poétas, de História, de dichos de Sábios, y de notícias de la antigüedád, son ciertamente un adorno, y un realce que han estimado los SS.PP. de la Iglésia, y los mas venerados Sábios del mundo, sin haver tenido por ociosidád, ni por supérfluo los estúdios de estas aménas, aunque no tan necessárias, Facultades.

6 Ciertamente nos enseñó este lección la Omnipoténcia y Providéncia Divina en la creación del Universo, pues criado el hombre, y para él todas las cosas del mundo, no solo le proveyó del trigo, y semejantes semillas para el pan, y del agua, que son las precisas para la vida, sino tambien immensa cópia de animales terrestres, aéreos, y aquátiles para su gusto, arómas para su apetíto, flores para su diversión, frutas para su de lícia, hierbas para su recréo: y al fin el Universo todo con vários fines en cada cosa, como debe considerar la reflexión, sin que la blasphémia haya jamás tentado de llamar inútiles, ociosas, y superfluas à todas estas bellissimas Criaturas, porque no son necessárias para la vida del hombre.

7 No es esto negar que hai entre las Facultades y Ciencias unas mas nobles, algunas mas útiles, y otras que logran el ser divertidas y deleitables; pero en este punto quien impugna, y quien defiende se debe acordar de la división y definición del bien, y de lo bueno, que segun la opinión à que ninguno ha contradicho, redúce su definición à que es bueno todo lo que es honesto, útil, ù deleitable. Es cierto que dentro de estos límites entra lo mas honesto, lo mas útil, y lo mas deleitable: esto será lo mejór, y no por esso quita à lo que honesto, útil, y deleitable la perfección de ser bien, y de ser bueno; ni estorba lo mejór, que sea digno de loa, la alabanza y aprécio, à lo que absolutamente es bueno.

8 Fuera menos à próposito, y no conforme à razon fingir que el estúdio de las Lénguas, su perfección, puréza, penetración de las Voces, y notícia de las Etymologías, era la mejor entre las Ciencias, la mas útil, y la mas deleitable. Estas comparaciones son vanas, y no es possible pesar los quilátes de cada Ciencia en comparación de las otras: porque teniendo cada una distinto objeto, no son matéria capáz de mejoría, por no tener entre sí relación, y ser todo su bien respectivo à sus objétos, ò proporcionado à los estádos de los que las tratan. Esta verdád es cierta, y tan cierta como ella es, que todas las Ciencias son buenas, y que lo es el estúdio de las Lénguas, su perfección, y su penetración, y en ellas el estúdio y aplicación à las Etymologías, como medio essenciál para conocer las voces, y penetrar su sonído.

9 Este estúdio es honesto, y aunque solo tuviera de honestidád evitar el ócio en quien se fatíga, tenía sobrado motívo para su alabanza. Este estúdio es útil por el intento de descubrir y apurar la verdád. Este estúdio es deleitable, no solo por aquel gusto y satisfacción que logra quien aplicado à qualquier Ciencia averigua una verdád, como aun particularmente por el recréo de conseguir que él próprio en su modo de hablar, y la Pátria en el común y ordinario lenguage, logren entre naturales y forasteros el apláuso de puros, castízos, y expressívos en sus Voces y Phrases: encómio de que se vanaglorían mucho, entre todos los Italianos, los de Toscana, y en toda la Francia los Parisienses, y que con algun respéto baldónan de incultas à las demás Províncias, como balbucientes entre la barbaridád.

10 Bien conocieron esto los Romános, que cuidando de la extensión de su Léngua Latina, y de su mayor perfección, aun quando era Léngua viva, abrieron escuélas públicas, donde se exercitaban los de corta edad en purificar el lenguage de aquellos femeninos defectos, que podían haver mamado con la comunicación y léngia de las Madres: enseñando en estas escuélas la elegáncia del estílo, la naturaleza, y Etymología de las Voces el uso freqüente y expressivo de las Phrases, los modos proverbiales, y lo demás que podía tocar à limpiar, fijar, y dár esplendór à la Léngua: y à los doctos en esto, llamaron priméro, segun Suetonio, Letrados, Nombre que la comunicación con los griegos cambió en el de Gramáticos.

11 En el honesto assunto de la Académia, que intenta y consigue formar un Diccionario de la Léngua Castellana, es tan essenciál el estúdio de las Etymologías, que con razón se debiera condenar à sus indivíduos, si empeñados en su principal idéa abandonaran las Etymologías. Sin la notícia de estas será vária, libre, y sin fundamento la Orthographía, cuyas reglas se deben observar por qualquiera que no tenga la anchúra de padecer la nota de ignorante, y no solo à este util fin, sino al priméro y essenciál de la Académia, en explicar la significación de cada Voz, es segun San Isidoro muchas veces necessario este estúdio. La notícia, dice el Santo, del orígen y Etymología de las Voces tiene muchas veces uso necessário en la explicación de las mismas Voces, porque sabiendo la raíz de la Voz se conoce mas facilmente, y se penetra con mas seguridád su significación, sin que se pueda dudar que se facilita mucho la comprehensión de un Nombre con la notícia de la causa, porque se nombra con aquella Voz el onjéto.

12 Atendiendo à esto la Real Académia, ha empleado sus fatígas en el conocimiento de las Etymologías, singularmente de aquellas Voces, que ò lo necessitan mas para su comprehensión, ò se deben atender para la Orthographía, y se pone por dissertación proemiál esta, en que se trata de las reglas y conocimiento para buscarlas, è inferirlas: pues si bien la dificultad es tanta, que muchas veces tiene por dicha encontrar fondo, y no pocas se pierde la esperanza de agotar el mar, no por esso debe retraher tentar al escandallo, contentos en conseguir lo que alcanza el discurso, y humillados en lo que no se puede fondar.

13 El orígen de una voz, y su raíz puede ser, segun San Isidoro, ò por su causa, como los Reyes, à cuya Dignidád se dió este nombre, porque rigen, Emperadores porque imperan, Gobernadores porque gobiernan; ò por la causa que dá ser Physico à la cosa significada: como Hombre del antíguo Home, este del Latino homo, y este de Humus, que significa la tierra, primer matéria de que se formó; ò por su contrário, segun la figúra antíphrasis: como Lavar, que tomó su orígen de Lodo, que por su essencial suciedád impide ser lavado, ò por derivación de otro Nombre: como Prudente de Prudéncia, Docto de Doctrina; ò por imitación de algun sonído, que faltando en la Léngua Voz con que expressarla, se vale de imitar con la articulación el sonído que quiere explicar, por la figúra que la Rhetórica llama Onomatopeya: tales son las voces Rugir, y Rugido del Leon: Bramar, y Bramido del Buey.

14 Estas raíces son tan verdaderas en las Voces, como profundó el Santo Doctor, que las apuró, y son certissimas en la Léngua matríz, ò primitíva; pero no se pueden acomodar facilmente à nuestra Léngua, hija legítima de la Latina, porque si se pretende saber la Etymología de esta Voz Rey, se debe hacer passo por la voz Rex Latina, y en esta descubrir su orígen en las voces rectè regere, que es el oficio del Rey: y mui clara se vé esta razon en la Voz Hombre, que para sacarla de su verdadera raíz Humus, que significa la tierra de que se formó, es preciso en nuestras Léngua andar todos los passos que diximos à saber Hombre de Home antíguo, en nuestra Pátria, Home de Homo Latino, y este de Humus: con que la priméra raíz Humus viene à ser como Avuela de su primer orígen: y como no pocas veces se han tomado algunas Voces de las Latinas, y los Romanos tomaron las mismas de los Griegos y Hebréos: como Gramáticos, Pompa, Tropheo, Alphabeto, y otros, viene à suceder que el primer orígen procéda de la voz Griega, ò Hebréa, siendo esta la raíz de la Latina, y esta de la Española nuestra, que yá está en quarto grado de descendencia, respecto de aquel primer orígen de donde se fué procreando la série de las Palabras.

15 De esta cierta verdad nace que el Etymológico Español no debe subir mas arriba la Genealogía de sus Voces, que hasta sacarlas de la Léngua matríz, de donde immediatamente nacen. Ni hasta ahóra los Etymológicos han juzgado que passe su obligación de los términos dichos, pues estas informaciones no obligan à probar nobleza hasta la primera generación: si bien estas notícias son florida erudición no se creen necessárias, y se imagínan yá trabájo materiál, que se halla hecho en los Diccionarios y Etymológicos de la Léngua matríz. El exemplo es claro en la Voz Hombre: cumple el Diccionario Castellano con decir viene del antíguo Home, à que se aumento con el tiempo la br, y que Home viene del Latin Homo: pues en los Diccionarios Latinos, y en los muchos y graves Autóres que en el Latin trataron de Etymologías, se hallará que Homo viene de Humus, tierra de que se formó.

16 Y assi procedémos los Castellanos con mas firméza, y con mas seguridád que los Latinos: porque estos en Léngua matríz debían apurar al ingénio, como lo hicieron Platón, Varrón, Cicerón, y mas que todos, y con orden y méthodo San Isidoro, para inferir la raíz de cada Palabra, yá de su significado, yá de su configuración, y yá de otras circunstáncias que la persuadían, valiéndose de todo su ingénio, para descubrir el primer princípio, ù de todas sus notícias, para congeturarle; pero nosotros con hallar en otra Léngua orígen Latino, no tenemos obligación de proseguir en mas alta Genealogía, y este precepto nos le ha enseñado San Isido ro, que en hallando en la Léngua Griega raíz, y princípio de la Voz Latina, se contenta con declararle, juzgando, y con razon, que ha satisfecho à su assunto.

17 Es nuestra Léngua hija legítima de la Latina, como queda probado en el discurso antecedente, y esta filiación es mui conocida en muchas voces idénticas con las Latinas, como se vé en los femeninos que acaban en A: como Ara, Audacia, Corona, Causa, Gloria, Salva, Musa, Palma, y otros muchos, y en los femeninos acabados en ia: como Audiéncia, Conciéncia, Obediéncia, Paciéncia, Instáncia, Infáncia, Circunstáncia, Constáncia, y con singularidád en la terminación femenina de los adjetivos: como Alta, Grata, Clara, Contraria, Humana, y todos aquellos que en el Latin corresponden à adjetivos de tres terminaciones.

18 Y los acabados en or, que mudan solo el accento: como Amór, Calór, Dolór, Hervór, Fervór, Olór, y los acabados en o Latinos, que solo añaden una n: como Atención, Canción, Devoción, Ficción, Lección, Unión, y otras veces porque su configuración dice su nacimiento, aunque si se contempla bien la Voz, en nada, ò en mui poco son idénticas. Sea exemplo esta Voz Hijo, que del Latin Filius solo tiene una i común, y todas las demás letras son distintas; pero conserva un tál oculto parentesco con su raíz, que à poca consideración se le descubre. Esto es semejante à lo que sucéde en la naturaleza, que dispóne de tal manéra las facciones de algunos hijos, que si bien cada facción de por sí no se paréce à la de sus Padres, en el todo se halla una semejanza, por donde son conocidos.

19 Mas dificultad tienen otras Voces, que por su immediato significado no manifiestan su princípio, y por su pronunciación le desfiguran: tales entre muchas son esta Voz Desahuciar, que viene del Latino Fiducia, y esta Voz Dehesa que viene de la Latina Terra defensa. Sucede à esta espécie de Voces lo que à los hijos, que quando niños son mui parecidos à sus Padres; pero creciendo en edad se desfiguran de suerte, que casi niegan su nacimiento: y para que esto se conozca de la Voz Fiducia Latina, que significa esperanza, ò confianza, tomáron los Españoles la misma en el mismo significado, como se halla repetidas veces en el Fuero Juzgo: de esta Voz añadiendo la partícula compositiva des, que era entre ellos, y es entre nosotros negativa, dixeron desafuciar, por quitar, ò privar de toda esperanza, y de desafuciar, convirtiendo la f en h, desahuciar: y de aqui el uso común aplica este Verbo propriamente à los enfermos, de cuya curación pierden los Médicos la esperanza: y paréce hai yá un cierto concepto, como que esta sea su própria y primera significación, y que quando se aplica à otra cosa, ò Persóna sea como translatícia. Esta diversidád de significaciones nace de la edad de la Léngua, y que el uso común, que es el único Señor, y dueño con despotico Império sobre las Voces, y su signi ficado, puliendo unas Voces, suavizando otras, vá transformando insensiblemente yá las letras, yá la significación.

20 Estas transformaciones son naturales, y aun precísas en nuestra Léngua, por ser viva. Es bien sabido de todos que las Lénguas se divíden en muertas, y vivas. Léngua muerta se llama la que como la Latina, Hebréa, y antígua Griega, son immutables, porque no hablandose, ni isandose comunmente, permanécen en su immutable sér, sin que el que las usa tenga libertad de inventar, ò mudar, no solo Voz, pero ni aun caso, ò tiempo, sin el riesgo de incurrir en la vergonzosa nota de cometer barbarismo, ò solecismo, por salir de aquellos rigurosos preceptos en que las tiene, ò aprisionadas, ù defendidas la exacta observación de los Gramáticos. La Léngua viva es aquella que se nutre aumentandose con nuevas Voces, suavizando, ò perficionando las que possee, se purga olvidando algunas menos expressívas, y limpiando algunas durézas y barbaridades, con que como de corta edad obligaba à que fuessen balbucientes à los que las usaban: y ultimamente tiene tambien su vejéz en que cadúca, perdiendo su esplendór: propriedades todas, que serlo de los vivientes le conceden con expressión mui própria el atribúto de vivas.

21 Esto mismo tuvo la Léngua Latina: nació en el tiempo de Jano, y Saturno, y en este escribieron aquellos versos los Sacerdotes de Marte, llamados Salios, que se conservan por veneración de una antigüedád, que demuestra la inculta niñéz de una Léngua. Creció esta en el Latio, de donde tomó el nombre Latina, y yá dexaba oirse sin asperéza, y en ella se escribieron las doce tablas de las Leyes. Perficionóse entre los Romános en su florida amenidád, en que la cultivaron Cicerón, Pláuto, Virgílio, y los otros, que el dia de oy son nuestros Maestros, y cuyos libros y escritos son textos que hacen Ley entre los Gramáticos; pero fenecido el Império de los Romános, con él cayó tambien la Léngua, degenerando entre aquella media latinidád, que yá se mira como corrompida entre barbarismos, y à cuyas Voces temen los Gramáticos presentes, como que no son dignas de introducirse entre la Léngua muerta, y que por menos puras y castízas solo las reciben quando por falta de Voces entre los Romános les obliga la necessidád.

22 Las tres mismas edades ha tenido nuestra Léngua, que hasta ahóra, aunque mui antígua, no ha padecido debilidád alguna en su ancianidád. Nació entre aquella antígua Léngua que hablaban los Españoles quando vinieron los Romanos. Aquellos nacionales es de creer que usaron en aquellos princípios un lenguage tan dificil de entender, que solo podían lograr esta fortúna à la precisión de una necessidád, porque sin duda mezclarían un Idióma con otro, y harían un mixto, que ni fuesse Español, ni Latino: propriedad que en todos los que aprenden nueva Léngua es por naturaleza casi precísa. No olvidaron su dialecto, y conservaron las terminaciones, como oy en dia se vé en los Africanos que vienen à nuestra España, que siempre se explícan por infinitivos, y los Italianos y Franceses, que al princípio mudan las terminaciones, tomando en nuestras Voces la significación y las letras hasta la última terminación: y de aqui nació sin duda, que en aquellas Voces en que convenían las terminaciones de los Romános, y de los Españoles, las tomassen, y usassen puramente Latinas: como los femeninos en A, Musa, Rosa, Contraria, Aura, Ardua, y en otras muchas, y por mejor decir muchissimas Voces se muda solo la terminación: como Sermón, Canción, Incéndio, Vencimiento, Immediatamente, Claramente, y el infinitivo, ò la raíz por donde se conjugan: como Amar, Clamar, Implorar, Conocer, Poner, Resistir, Sumergir.

23 Si huviera quedado alguna luz, ò notícia cierta del Idióma que hablaban los antíguos Españoles antes que los sujetassen los Romanos, no hai duda que huviera una antorcha, que con toda claridád no solo mostrára el orígen de muchas Voces, sino alumbrára para hallar y discurrir reglas verdadéras para otras; pero como aquella Léngua se obscureció tan del todo entre las sombras del olvído, para descubrir y facilitar algun camíno al discurso, el dia de oy es forzoso valerse de la escása luz de las conjeturas, y deducir las reglas del mismo estado que oy tienen las Voces, ò inferirlas de la variación de las letras, en que por la semejanza de unas con otras, y falta de inteligéncia del lenguage, y pronunciación de los Latinos, trocaron nuestros antíguos las unas por las otras, y desfigurando las Voces Latinas formaron poco à poco las Españolas: à que contribuyó lo bastante la irrupción de los Arabes, de quienes nos ha quedado el freqüente uso de la J el pronunciar como ella la X en algunas palabras, y el general sonído de la G guturál en las vocáles E, y I.

24 Assi fué poco à poco formándose un Idióma distinto del Latino, de donde nació, y de donde se fué apartando del modo dicho: de suerte que conserva la filiación, pero sin sujeción alguna de Pupíla, sino libre, con Réino aparte, y debaxo de Império absoluto, que goza sobre las Lénguas el común uso, y esta es la priméra edád de la Léngua.

25 Formada yá creció à su segunda edád, fortalecida, y enriquecida de muchas Vóces, unas formadas de las que yá eran suyas próprias, otras que cobró de la sujeción de los Arabes, y no pocas que tomó de la comunicación de los Teutones, Italianos, y Franceses, y assi duró hasta los tiempos del Rey Don Alonso el Sabio, hasta los quales se conservó la costumbre de formar los instrumentos públicos en Latin: sin duda para seguridád y firméza de las expressiones, por no poderse fiar en estos priméros tiempo los Españoles de sus balbucientes Phrases, para assegurar los contratos que estipulaban.

26 En los tiempos de este Rey sabio se mandó que se formassen los instrumentos públicos en Españól, para evitar la indecéncia del fingido Latin de los Notários, porque yá con Léngua própria en edád adulta, y el grande olvído de la Latina, assi como al princípio se hacían Españólas las Voces Latinas, en estos tiempos los Notários fingían Latinas las Voces Castellanas: de donde nacieron aquellas barbaras cláusulas de ningun Idióma, que se leen oy en los últimos Privilégios del Santo Rey Don Fernando, y de sus immediatos antecessores. Por esto desde estos tiempos ponemos la tercéra edád de la Léngua, pues desde ellos se fué perficionando y puliendo. Las Voces se fueron fijando, y ha llegado al esplendór con que campéa en los escritos de los célebres Demóstenes Españóles Fr. Luis de Granada, Fr. Luis de Leon, P. Pedro de Ribadeneira, los Pláutos, Don Francisco de Quevedo, Don Pedro Calderon, Don Antonio Solis, los Césares Miguél de Cervantes, Don Diego de Saavedra, P. Juan de Mariana, y otros muchissimos Autóres, yá graves, yá jocosos, que entre lucidissimos Escritores ha tomado la Académia, como Maestros de la Léngua, para su própria dirección y acierto.

27 De la mutación y variación de la Léngua, de su priméra edád à la segunda, hai mas segura regla, que nos comunica el uso de la Imprenta, y el depósito segúro de los libros: porque cotejados el Fuero Juzgo, la História general de España, las siete Partidas del Rey Don Alphonso, y otros antíguos, confiriendo aquellas Voces con las que los célebres Autóres modernos usan, se vé con evidéncia la mutación de letras en muchas Voces, y las que se llaman antiquadas, porque yá no se usan, purgada la Léngua de unas, límpia de duréza en otras, y fixa en las que yá comunmente se usan. Esto se reconoce porque en aquellos libros se halla repetido el Maguer, Pugnar, Jeco, Doncas, Ende, Gelo, y otras Voces, à quienes el uso ha hecho yá olvidar. Otras como Emmienda, Desafuciar, Defender, y Defendido, à quienes el común uso ha mudado la significación, y muchissimas: como Fujir, Conceillo, Fillos, Fijos, à quienes la lima ha dulcificado la pronunciación.

28 De lo discurrido hasta aqui se pueden colegir algunas reglas, para inferir y saber las Etymologías: porque si bien es dificil entrar en assunto que ninguno ha tratado, oblíga el empeño contrahido à apurar quanto se pueda esta matéria. Las que parece se deben observar, no solo respecto de la Léngua Latina, sino de la Arabe, Teutónica, Francesa, Italiana, y de qualquiera otra de que se pueda haver criado la Voz, son las siguientes.

29 La primer regla que debe observar el Etymológico es atender à la significación de la Voz, y confrontarla con significación de la Voz matríz: porque si convienen las dos Voces, no hai mayor seña de la filiación que el común significado, aunque se diferéncien en mucho las letras: pues esta diversidád de letras puede ser variación por las causas que se dirán en la regla siete, y la común significación es induvitable seña del orígen: assi se vé en estas Voces Obra, que viene de Opera, aunque solo convengan en la O, R, y A: Hijo, que viene de Filius, y solo convienen en la J.

30 Sea la segunda regla la que nos dá la misma Voz Filius, y es atender à la configuración de la Voz, que bien examinada, no suele tener mas que una, ù otra letra común; pero en el todo de ella se halla tal relación con la matríz, que ninguno puede dudar de su filiación, siendo uno mismo el significado: esto se vé en muchas Voces. Sean exemplo Hijo de Filius, Páxaro de Paser, Apremiar de Premere, y assi otros muchos.

31 La tercéra regla es leer y examinar los libros antíguos, y en ellos reconocer las Voces, porque muchas al princípio salieron mui semejantes à la matríz, y luego se han ido variando; y aunque su configuración denóta la raíz, se hace mas patente sabiendo la primer Voz de donde se corrompió, ò se pulió la que ahóra se usa. Sea exemplo la Voz Conséjo, que en lo antíguo del Consilium Latino se uso mui freqüente Conseillo: de Fugere decimos oy Huir, suavizando el antíguo Fugir, que usa siempre el Fuero Juzgo, y la Chrónica general, y assi otros muchos.

32 Sea la quarta regla que debe el Etymológico observar el no atender à las terminaciones de las Voces, porque estas son propriedád específica de cada Léngua: y está tan lejos de que ellas puedan dirigir à la raíz, que para inferirla se deben separar, como que ciertamente son adiciones, con las quales convirtió en próprias palabras la Léngua viva, las Voces de otras Lénguas. El exemplo está claro en los advérbios de modo, los quales en nuestro Idióma se acaban en mente: como Claramente, cuya terminación separada, queda el advérbio Latino Clare con poca, ò ninguna mudanza, y no puede haver duda de la raíz con sola esta breve reflexión en semejantes advérbios, Confusamente, Blandamente, Delicadamente, Dulcemente, y otros infinitos. Y esto mismo sucederá en muchos Nombres, como los substantivos acabados en anza, Labranza de Labor. Y en los acabados en is Latino, que en nuestro Idióma se termínan en la L, quitando el is: como Filial de Filialis, Pueril de Puerilis: y es cierto que si se recorrieran todas las terminaciones Latinas, y Españolas, se pudieran dár unas reglas mui generales para este conocimiento; pero aqui se omíten, porque estas terminaciones son próprio objéto de la Gramática, y al Etymológico le basta saber que debe separar la terminación, para descubrir mejor la raíz.

33 La quinta regla debe ser el conocimiento de que como las Lénguas vivas se nutren, convierten em própria substáncia su misma substáncia, engendrando nuevas Voces de sus mismas Voces. Esto se vé claro en los Nombres substantivos acabados en ento: como Conocimiento de Conocer, Entendimiento de Entender, Ardimiento de Arder, y al contrário algunos Verbos que nacen de Nombres: como Alumbrar de Lumbre, Apestar de Peste, Apesgar de Pesga.

34 La sexta regla para los Nombres que vienen del Latin, es atender al plurál Españól, y al acusativo del plurál Latino. Son muchissimos los que convienen en un todo: como Aras, Ricas, Luces, Vivas, Límites, Divinos, No- bles, Titulares, Amantes, Finos, Trophéos, Patentes, y un sin número de nombres, que mudando en el singular Españól la terminación, en el plurál (por haver sin duda concurrido las terminaciones Latinas con las antíguas Españólas) hallaron facilidád en tomarlas los Españóles, ò por usar en su Léngua las semejantes, ò por serle mui facil à la Léngua aquel modo de pronunciar.

35 Lo mismo se vé en los Verbos, atendiendo al gerúndio, pues en ellos, ò no se diferéncian, ò se acercan los nuestros mucho à los de la Léngua matríz: como Amando, Adorando, Dando, Leyendo, Ofreciendo, Muriendo, y assi con poca reflexión otros muchos.

36 La septima regla, y mas dilatada, es atender mucho à la variación de las letras, porque con el uso, y la mayor facilidád de pronunciar unas por otras, ò con el deséo de suavizar las Voces, se han commutado unas letras por otras, de donde se han desfigurado las Voces: y esto no solo al salir de la Léngua matríz, sino aun despues de estar yá introducidas, y próprias las Voces en la Léngua Españóla: como se reconóce en la Voz Hijo, que al salir de la Latina sin duda fué Fillo, como aun dicen los Asturianos, de alli se mudó à Fijo, y de alli à Hijo, y en la Voz Desahuciar, que arriba queda explicada, y en la Voz Conseillo, que se ha mudado en Conséjo, y de otras muchissimas: como se reconóce, confrontando los libros antíguos con los modernos: y como esta mutación de letras, ò substitución de unas en otras no es objéto, ni matéria própria de la Gramática, y toca mui essencialmente à la Etymología, es preciso expressarla con la mayor claridád, siguiendo en esto el exemplo del célebre Etymológico Menagé, que con esta sola adverténciailustró su libro, y este fué el único proemiál que juzgó necessário.

37 La O se suele mudar en UE: como Corda Cuerda, Forum Fuero, Hospes Huesped, Mola Muela, Porta Puerta, Sporta Espuerta.

38 La U en O: como Furca Horca, Gulofus Golofo, Ulmus Olmo, Stupa Estópa, Musca Mosca, y las priméras Persónas de plurál en los Verbos.

39 El AU se muda en O: como Aurum Oro, Caulis Col, Maurus Moro.

40 La E se muda freqüentemente en IE: como Certus Cierto, Servus Siervo, Herba Hierba, Sinistra Siniestra, Terra Tierra, Fera Fiera.

41 La I en E: como Infirmus Enfermo, Lignum Leño, Sicus Seco, Signum Seña.

42 La B en P, pues segun Quintiliano se confunden tanto en la pronunciación, que sin ofender el oído se pronúncia una por otra. Priges Latino, según él mismo, se dixo por mucho tiempo Briges: y assi los Españóles las mudamos muchas veces al respecto de su orígen Latíno, como Apricus Abrigo, Capra Cabra, Capillus, Cabello, Caput Cabéza, Capere Caber, Opera Obra, Sapor Sabór.

43 La B se muda en D: como Cubitus Codo, Dubitare Dudar, Palpebræ Parpados.

44 A la C, y la G las concéde parentesco San Isidóro, y se truecan con facilidád, tomando una por otra: como Dico Digo, Acutus Agúdo, Amicus Amigo, Hac bora Agóra, Mica Miga. 45 CL se muda en dos ll con nuestra especiál pronunciación, Clamare Llamar, Clavis Llave.

46 Quando en el Latin à la C se sigue T, la T se convierte en H, y tiene la pronunciación de Cha, Cinctus Cincho, Dictus Dicho, Factus Hecho, Lectum Lecho, Lucta Lucha, Nocte Noche, Octo Ocho, Pectus Pecho.

47 La D se consúme, ò se pierde muchas veces, lo que los Latinos usaron en su própria Léngua, Cadere Caer, Fides Fé, Excludere Excluir, Audíre Oír, Radius Rayo.

48 La F se ha mudado en H, ò aspiración, sin mas fin que la suavidád, Filius Hijo, Facere Hacer, Facienda Hacienda, Fervor Hervór.

49 La G se muda en l quando no se pronúncia G: como Regnum Réino: y tambien se pierde muchas veces para suavizar la Voz: como Digitus Dedo, Frigus Frío, Sagita Saéta, Vagina Váina.

50 La L en J: como Allium Ajo, Articulus Artejo, Alienum Ajéno, Folium Hoja, Consilium Conséjo.

51 La L con la R son convertibles: como Arbores Arboles, Cerebrum Celebro, Periculum Peligro.

52 La N se añáde, y se quita: como Insula Isla, Ruminare Rumiar, Salnitrum Salitre, Sponsus Espóso, Macula Mancha.

53 La pronunciación particular de las dos nn por ñ nace de dos nn: como Annus Año, aunque tambien suele salir de otras letras: como de Aranea Araña, de Autumnus Otoño, de Hispania España, de Damnum Daño, de Vinea Viña: y como esta es pronunciación nacionál própria, se ha acomodado, segun que la Léngua se proporcionó à ella, ò segun la dificultad que encontraban los Españóles en la pronunciación Latina.

54 La P se muda en L muchas veces, quando en la Voz Latina à la P se sigue L, para pronunciar Lla, lle, llo, llu: como Plaga Llaga, Plantus Llanto, Plenus Lleno, Ploro Lloro, Pluvia Llúvia.

55 La G, y la Q son tan parientas segun San Isidóro, que las confunden los lábios, y assi por Equus decimos Iguál, por Aliquis Alguien, por Antiquus Antíguo, por Aqua Agua, por Aquila Aguila.

56 El mismo, y aun mayor parentesco logran la T, y la D, Catena Cadéna, Factum Hado, Latus Lado, Natare Nadar, Pietas Piedád, Vita Vida.

57 Debese empero advertir que estas mutaciones no sucéden generalmente en todas las Voces, sino en algunas, porque en otras se conservan las matríces sin la menor variación.

58 Es mui usado, y mui introducido en la Léngua mudar letras, ò añadir à las que havía la L, y la R, líquidas despues de la B, para suavizar la pronunciación de Admirabilis, Laudabilis, acabados en ilis, Admirable, Laudable, de Homo Home, y de aqui Hombre.

59 Y en otras várias ocasiones se hallan mudadas letras de las otras Voces, añadiendo, ò quitando letras, de las quales no es possible dár mas reglas que las dichas, porque no es generál la mudanza, y se puede bastantemente conocer la Etymología, observando las reglas que hasta aqui se hanescrito: como de Particeps Aparcéro, esto es aparticéro, que quitando el ti queda aparcéro, mudada la terminación. Aparejar de Parare, Acordar de Recordari, y otros muchissimos.

60 La octava regla sea observar con cuidado y reflexión las partículas compositivas, assi en Nombres, como en Verbos, porque estas no vienen de la Léngua matríz: y es menester separarlas de la Voz, para conocer mejor su orígen.

61 Las partículas compositivas en nuestro Españól son A, para significar la acción, ò modo de alguna cosa: como Abatanar, Acanalar, Acotar, Aferrar. Al Arábigo: como Alcazar, Alcohól, Algarróba, Alquitára. Con, ò (quitada la n) Co, para significar Compañía en la acción del Verbo, ù Nombre: como Condescender, Condiscipulo, Convenir, Coheredero, Coordinar. Des, Dis, y alguna vez De, para dár al compuesto la significación contrária del simple: como Deshacer, Desfigurado, Desconcertar, Disculpar, Disfavor, Disgusto, Deformado, Deponer. In, para el mismo efecto: como Incapáz, Indignación, Inhabitable. Ex, y Pro, para dár mas expressión y viveza al significado de la Voz: como Exponer, Extraher, Procuradór, Proseguir. Pre, para significar disposición de acción del simple: como Preocupar, Preparar, Prevenir. Re, para significar duplicación de la acción del simple: como Redoblado, Reedificar, Resanar.

62 La regla nona es la experiéncia de que muchas Voces tienen su orígen en una contingéncia, y alguna história, la qual como con el tiempo se olvida, es bien dificil, y aun impossible apurarla, no haviendo espécies que la excíten: y esto en muchas Phrases es freqüente. El exemplo está claro en esta Voz Bisoño, que yá en nuestra Léngua significa Soldádo nuevo, porque en la guerra de Italia, quando passaron allá los Españóles, como no prácticos en la Léngua Italiana, para pedir lo que necessitaban decían: Bisoño pan, bisoño carne, que vale tanto como he menester pan, he menester carne, &c. y assi los Italianos dieron en llamarlos Bisoños, y de ahí quedó este nombre à los Soldádos nuevos, por serlo en aquel tiempo los Españóles, quando usaban desta Voz.

63 La regla décima, y última sea la consideración de que muchas Voces han nacido tan legítimas del absoluto império, ò tyranía del uso, que es impossible hallarlas raíz, por no conocer otra madre, que el gusto, y uso de los hombres: y assi en estas es forzoso que ceda el discurso à la razón, sin empeñarse en descubrir raíz, quando repassando las reglas dichas no se encuentra, porque es cierto que muchas Voces no la tienen. Esta regla nos la dictó S. Isidóro, quien despues de las que dió para inquirir las Etymologías, concluye: Algunas Voces se engendraron, no segun su qualidád; si solo por el arbítrio libre de los hombres, y no se les conoce otra raíz. Esto está expuesto à una mui naturál contingéncia de que algun Etymológico no encuentre mas raíz de una Voz, que el arbítrio libre, y el uso común, y otro, ù de ingénio mas vivo, ù de viveza mas dichosa, encuentre en otra Léngua raíz clara; pero este inconveniente es ninguno, pues solo nace de la diversidád de los ingénios, y en toda Facultad se tropieza con esta experiéncia.