Diccionario araucano-español y español-araucano/Tomo I/Advertencias previas

​Diccionario araucano-español y español-araucano​ de Félix José de Augusta
Tomo I: Araucano-español
Advertencias previas
Advertencias previas para el uso del Diccionario




1.— Su superioridad respecto de nuestra Gramática.

En caso de una discrepancia entre el Diccionario y nuestra Gramática se ha de dar la preferencia a aquél, porque desde la confección de la Gramática hemos profundizado mucho más nuestros conocimientos del idioma.

2.— ¿En cuánto hay razón de traducir la forma primitiva del verbo araucano por el presente del infinitivo castellano?

En nuestra Gramática (pág. 25) llamamos forma primitiva aquella forma del verbo araucano en que éste se halla desprovisto de toda partícula temporal, y en el mismo lugar hemos indicado la razón por qué no la llamamos ni pretérito ni presente. Ahora bien, la primera persona singular de dicha forma primitiva en modo indicativo es a la vez nombre del verbo o infinitivo. Eso lo saben solamente los araucanistas, pero no el araucano, pues éste no se da cuenta ni de indicativo ni de infinitivo ni de verbo.

Pero es de notar que cuando se pregunta a los indígenas p. e.: ¿Qué significa akun en castellano?, contestan: «He llegado» o «llegué», y no dicen «llegar»; esto es: ellos traducen la forma verbal de que se trata por el indicativo y no por el infinitivo. La razón es, porque esta forma se reconoce solamente como infinitivo cuando viene precedida de un pronombre posesivo, v. g. mi akun, ñi akun, o, aun sin tal precedencia, en el conjunto de una proposición, v. g.: ŋollin kümelai Emborracharse no es bueno, o cuando viene con negación, v. g. akunon no haber llegado.

De esto se desprende que si hemos traducido en el Diccionario por el infinitivo la simple raíz verbal con la terminación «n», ha sido violentando en cierta manera el genio del idioma araucano; pero hemos seguido este método para no separarnos demasiado de la práctica adoptada por los demás autores de Diccionarios y también porque hemos podido observar con Domingo 2.° Wenuñamco que el araucano fácilmente se familiariza con este sistema.

Hay que advertir además que el valor temporal del infinitivo es el mismo que el de la forma primitiva, y que, como ésta, puede significar pretérito, antepresente o también presente según el sentido del verbo o el carácter de los adverbios que lo acompañen: ñi akun mi haber llegado, ñi ayün mi amar, mi haber amado. Sin embargo, en el Diccionario casi siempre hemos empleado en castellano el simple infinitivo, tanto por seguir la costumbre ya establecida, como también para no hacer la traducción en extremo circunstanciada.

3.— Verbos transitivos.

Nos permitimos recomendar a las personas que hayan de usar el Diccionario, que se penetren bien de las reglas relativas a los verbos transitivos establecidas en nuestra Gramática (págs. 60 y siguientes), porque si no tienen presente esas reglas, a menudo no les será fácil entender los ejemplos con que hemos ilustrado el régimen de los verbos. Según podrá verse, por lo general hemos preferido en dichos ejemplos las construcciones transitivas de segunda clase, a fin de aclarar las dificultades que éstas ofrecen.

Las construcciones transitivas de segunda clase (que corresponden en castellano a las de los verbos que rigen dativo y acusativo a la vez), se forman comunmente agregando a la raíz de los verbos simplemente transitivos las partículas l, el, lel, ñma, ma etc. (V. Gramática, pág. 61). Tales formas secundarias del verbo (p. e. küpaleln o küpalman, derivadas ambas de küpaln traer) no pueden figurar en el Diccionario como verbos propios, porque exigen forzosamente la interposición de partículas de transición en la voz activa (V. Gramática, pág. 66). Lo mismo hay que decir de unos pocos verbos raíces que son de los transitivos de segunda clase, sin que puedan reducirse a un transitivo de primera clase, según pág. 61, 2.º de la Gramática, tales como elun, areln, meʃan. Si estos últimos figuran en el Diccionario sin transición, los hemos puesto así solamente por razones prácticas, ondescendiendo con el modo de pensar en gramática, de los indogermanos, pero en realidad no son sino formas hipotéticas que el araucano no puede entender. Preguntado el indígena: «¿Qué significa elun?», no contestará: «Dar», o «Di», o «He dado», no lo entiende, ni puede entenderlo. Si es algo instruido, tal vez lo admite como forma refleja del verbo transitivo eln poner (éluwn o élivn), aunque mal pronunciada. Mas cuando se le pregunta viceversa: «¿Qué significa «dar, dí, he dado» en tu lengua?», él dirá: «Wɘln», o sea «Ruln» si es de Panguipulli.

Los gramáticos antiguos erraron o no eran felices en escoger «elun dar» como paradigma del verbo, en cuanto lo tomaron como tal para la voz activa. A lo menos hoy día, su presente «elun, eluimi, elui» etc. no significa nada. El ante-copretérito «elufun, elufuimi, elufui» etc. significa algo, menos la primera persona, a saber: Elufuimi le habías dado, elufui le había dado, y así adelante, porque elufuimi equivale a elufufimi con elisión de la segunda f por evitar la cacofonía fufi. Lo mismo vale del pospretérito. La primera persona singular del futuro es, según aquellos gramáticos «eluan daré»; pero el indígena entiende «Me darás», contracción de eluaen. Eluaimi no es «darás», conforme dicen las gramáticas, sino «yo te daré», contracción de eluaeimi (forma de transición que se usa en el sur). Eluai y siguientes no se entienden etc. etc. No era pequeña nuestra confusión al iniciar el estudio de la lengua en dichas gramáticas, cuando nuestro maestro araucano rechazó el paradigma, mientras que para otras raíces concordaban las terminaciones en el sentido de las mismas gramáticas. No comprendimos entonces el secreto que consiste en que la raiz elú sirve solamente para construcciones transitivas de segunda clase, con transición a la persona a quien se da algo.

4.— Adiciones o rectificaciones que han de introducirse en nuestra Gramática.
  1. El dialecto de Panguipulli tiene respecto de las transiciones las siguientes particularidades:
    1. En el copretérito y pospretérito se elide, en la segunda transición, la primera f de fufi o afufi, no la segunda como en Wapi. Se dirá, pues: Eluufiñ se lo había dado (yo), elulaufiñ no se lo había dado, elukeufiñ siempre le daba, (Wapi: elufuiñ, elulafuiñ, elukefuiñ).
    2. La quinta transición de singular a singular se forma en eimi como i tiene la Gramática, pero cuando interviene plural o dual lo reemplaza siempre la transición recíproca.
    3. En el gerundio terminado en üm (aun en peyüm y moyüm), para hacer la cuarta o quinta transición de singular a singular se interpone e no fi como en Wapi).
  2. Respecto del pronombre posesivo que ha de preceder a los infinitivos, participios en el, gerundios en üm, intencional en am o afum vale la regla general de que dicho pronombre es siempre de la persona agente o, mejor dicho, ha de representar el sujeto del verbo respectivo, solamente cuando hay transición tercera, cuarta o quinta, precede el de la persona paciente o sea del acusativo primario.
  3. Para formar el imperativo negativo se usan a veces las terminaciones i del imperativo afirmativo con introducción de la partícula negativa keno; v. g.: «Amukenoŋe (= amnkilŋe) No te vayas». Esta partícula que parece compuesta de ki y no, no figura en ninguna gramática.
  4. Nuestra Gramática menciona formas particulares del infinitivo para todos los tiempos, pero no se usan sino el de la forma primitiva: en los demás tiempos lo reemplaza el participio en el. Sólo el futuro y pospretérito se emplean cuando hay transición formada por la partícula fi.
  5. En la lección de nuestra Gramática que trata del verbo trokin, la advertencia que se encuentra en la página 321 ha de sustituirse por la siguiente:
    «Cuando el participio dependiente de trokin exige la transición cuarta o quinta, se forma con filu, si trokin y el participio tienen el mismo sujeto; pero con elu meu, si el sujeto de trokin es persona paciente en el participio.»
    Los ejemplos que no concuerdan con esta nueva regla han de acomodarse a ella.
  6. Lo dicho en nuestra Gramática, pág. 313, 2.°, respecto de la partícula ye de pluralización, lo hemos completado más en este Diccionario. Su colocación entre las demás partículas intercalares se encuentra en pág. 330 de la misma Gramática, habiendo de rectificarse en la forma siguiente: «Ella precede a la modificación radical ñma y a la u o w refleja, pero nó a la modificación radical l, el, lel. Asimismo precede al pasivo ŋew, pero nó al auxiliar ŋen (ser), en el cual se interpone».
  7. Construcciones castellanas en que el verbo es neutro y viene modificado por un dativo (dativus incommodi), como «Me llovió, me quemé la boca, me llegó una mala noticia, me nació un hijo, me dio el sol, se me entró la luna, me salieron unos granos», obedecen en el idioma araucano a una regla que no está establecida con claridad en nuestra Gramática Araucana (V. pág. 298, 6.º). Aunque en ambas partes de este Diccionario se hallan dispersas semejantes locuciones, conviene consignar aquí la rega general, y es:
    En el araucano se hace sujeto la persona o cosa que en castellano es dativo, mientras que la raíz del verbo neutro es modificada por la partícula ma, ñma, ɘñma (pocas veces el), y en tal forma del verbo, si hay sujeto en castellano, éste pasa a ser acusativo; v. g.:
    Se le entró agua a mi zapato Konmai kó tañi zapato. Me ha llegado una mala noticia Akuñman weʃá deŋu. Me llovió Mawen·man. No me ha costado trabajo Küdaumalan.
    Sustituyéndose en las construcciones transitivas la partícula por el acusativo (V. Gr. A., pág. 293, Advertencia) salen locuciones como «Konkoi ñi zapato Se le entró agua a mi zapato. Lɘfwɘn·n Me quemé la boca. Akuumaqn Me ha venido el sueño» etc. etc.