Diario histórico: 2
1. A mediado del mes de Enero del año de 1754, confederados á
los Guaranis los Guanoas gentiles, que diligentemente egercian
el oficio de exploradores, hicieron saber á todos los habitantes
de los pueblos, que à las cabeceras del Rio Negro se veia un
numeroso escuadron de Portugueses. Con esta noticia se tocò al
arma por todas partes, se despacharon por los pueblos presurosos
correos, se hicieron cabildos, se tomaron pareceres, y
unánimemente proclamaron que debian defenderse.
2. El dia 27 de dicho mes salieron armados del pueblo de San
Miguel 200 soldados á caballo à recoger la demas gente de sus
establos, ò estancias, hasta llegar al nùmero de 900. Despues
siguieron 200 del pueblo de San Juan, y otros tantos de los
pueblos de San Angel, San Luis y San Nicolas, con 80 de San
Lorenzo: de suerte que todos eran 1,500, y fueron repartidos
para defender los confines de sus tierras.
3. Mientras se disponian estas cosas cuidadosamente, el dia 8 de
Febrero se avisò de las estancias vecinas de San Juan, que estan
á las orillas del Rio Grande, por los indios de Santo Tomè que à
la sazón en sus montes fabricaban la yerba segun acostumbran,
que no lejos de ellos habia gran número de gente portuguesa, y
que amenazaba de muy cerca á los pueblos, porque apenas distaban
20 leguas de ellos.
4. Casi al mismo tiempo avisaron de las estancias mas remotas de
San Luis, las cuales estan à las orillas del mismo Rio Grande,
lìmite antiguo de division entre las tierras guaranis y
portuguesas, que se veia un trozo de enemigos portugueses, que
ya habian pasado el rio en algunas barcas y canoas, y que en un
bosque vecino habian construido dos grandes galpones, y que
tenian tambien muchos caballos y armas. Habiendo yo sido
llamado, marché al socorro de los estancieros de los
circunvecinos campos y de otros pueblos, y tambien para que se
transfiriese á tiempo à aquel parage el egército que habia
salido de los pueblos contra los invasores, y estar así
apercibidos para resistir unánimemente á todos los enemigos.
5. Tambien se esparció por entonces cierta voz, que así como
alegró los ànimos de los soldados, los encendió y levantó à
esperanzas de mayores cosas. Decia esta, que doce carros con
alguna gente, pertrechos y caballos, habian pasado el Rio
Uruguay, en el paso que llaman _de las Gallinas_, pero que por
los confederados bàrbaros, Charruas y Minuanes, parte habian
sido heridos, parte dispersos y muertos: que los animales habian
sido retirados lejos y los carros quemados. Parece que dicho
rumorcillo no era del todo vano: porque, volviendo un alcalde de
Santo Angel de las tierras de sus estancias, lo contaba así como
lo habia oido á algunos de los confederados vencedores, que
acabàban de llegar.
6. Alegres y alentados con uno y otro aviso, se alistaron nuevos
reclutas; y despues de haberse fortalecido con el sacramento de
la penitencia y de la eucaristia, por espacio de tres ó cuatro
dias, 200 del pueblo de Santo Angel, (porque á estos amenazaba
el peligro de mas cerca) revolvian las antiguas memorias, de que
pocos años antes por este mismo camino, cierto portugues habia
penetrado hasta su pueblo, à quien, aunque los estancieros
compatriotas conocian, ahora sospechaban que fuese espia.
Tambien salieron armados casi 200 de cada uno de los otros
pueblos, y hallaban 100 del pueblo de Santo Tomè en el mismo
sitio haciendo yerba, y 60 del de San Lorenzo juntos en la misma
faena, que con los estancieros vecinos componian un ejèrcito de
casi 1,200 hombres.
7. Mientras se preparaban á esta expedicion el domingo de
Septuagésima, (era muy de mañana) uno me habló en nombre del
capitan del ejército, y pidiò fuese con ellos por procurador y
médico espiritual. Me escusé de esta carga por las conocidas
calumnias, que los Portugueses y Españoles acostumbran forjar,
como poco há me lo habia enseñado la experiencia: empero,
considerando que si acaso alguno del ejército adolesciese en el
camino de alguna grave enfermedad, ò se postrase con alguna
herida, habia de ir luego al punto á confesarlo, si me llamasen,
condescendí, por tener la cierta y suprema vicaria potestad de
Christo. Juzgaron los capitanes que tenian en sí dicha
autoridad, para que ninguna alma sea privada de los sacramentos,
y salvacion sin culpa proporcionada, y así disponian la
expedicion, limpiàndose de las manchas internas de los pecados.
8. Finalmente, habiendo salido de sus pueblos hácia los montes
de los yerbales, à tres dias de camino los mas cercanos, otros
llegaron de partes mas remotas: mas luego que oyeron que el
rumor del enemigo habia sido falso, habiendo enviado
exploradores, corrieron estos toda la tierra, y no habiendo
hallado vestìgios algunos de enemigos, sino solamente algunos
fogoncillos, dejados de los bàrbaros, y habiendo averiguado que
el rumor sobredicho habia sido esparcido mañosamente por los
indios fugitivos de Santo Tomè que estaban haciendo yerba, se
restituyeron à sus propios pueblos: aunque es de advertir que
despues los mismos Portugueses confesaron que 200 Paulistas de
los pueblos circunvecinos se habian acercado: pero que vista de
las copas de los àrboles la multitud de los indios, se
habian retirado.
9. La noticia de haber tomado aquellos doce carros y cañones no
se confirmaba, la mentira con el tiempo se iba olvidando, y
ninguna confirmacion venia de las estancias de San Luis.
10. El dia tres de Mayo por la noche llegó un correo que avisò,
que los soldados de San Luis y San Juan, habian acometido á los
fuertes que los Portugueses tenian ya hechos de estacas en el
Rio Grande: pero que les saliò mal su intento, porque habiendo
los nuestros acometido al amanecer del veinte y tres de Febrero
el pago de los Portugueses que ya estaba fortificado, estos
huyeron al principio, pero habiendo despues vuelto sobre los
indios que estaban entretenidos en los despojos, mataron á
escopetazos à 14 Juanistas y á 12 Luisistas, y los obligaron à
huir, habiendo muerto tambien algunos de los Portugueses. Cuando
se retiraron los indios, volvieron à oir por otra parte los
fusilazos, y sospecharon que los lorenzistas estaban en accion.
Se esperaba mas estensa noticia de todo, pero despues se
esparciò por los pueblos un rumor lamentable.