Diario Oficial de El Salvador/Tomo 18/Número 70
Sección Oficial
editarPoder Legislativo
editarMemoria del Ministerio de lo Interior
editarMe es grato saludaros, protestándoos mi sumisión respetuosa, al cumplir el deber constitucional de daros cuenta de los actos de la administración pública en el despacho de lo Interior. Tengo el convencimiento de que el Ejecutivo ha guirado siempre en la órbita de sus atribuciones, cumplimentando las leyes con religioso respeto è inspirándose en los intereses generales del país; y en esta atención, confiando en vuestro ilustrado criterio y recto juicio, espero que obtendrán benévola acojida los actos que detalladamente paso á relacionar.
La paz y la tranquilidad interior no han sufrido interrupción alguna durante el año que acaba de finar, siendo muy digno de notarse que para ello no se ha visto el Gobierno en la dolorosa necesidad de dictar medidas violentas; porque el pueblo salvadoreño, aleccionando por la experiencia y conociendo sus derechos y sus deberes, comprende cuanto importa para el pleno ejercicio de las libertades públicas y para su progreso, la conservación del orden; comprende que la paz se halla íntimamente ligada con su bienestar; comprende que la sangre, las lágrimas, la miseria y la orfandad que dejan tras de sí los trastornos y las luchas, bien lejos de fecundar el suelo de la patria, lo tornarían estéril; comprende que la tranquilidad es un elemento esencial apra poderse consagrar al trabajo, y que no se necesita de otra cosa para el desarrollo de las fuentes de la riqueza nacional.
Usando de la licencia que os dignasteis conceder al señor Presidente de la República Doctor Don Rafael Zaldívar, se ausentó del Salvador durante cuatro meses, habiendo depositado previamente el Poder en el primer Designado señor Senador don Angel Guirola. Con tal motivo recibieron ambos constantes pruebas de adhesión y respeto, sin que la marcha de la administración haya sufrido perturbación alguna, y el Doctor Zaldívar, á su regreso, recibió de nuevo las más entusiastas congratulaciones; todo lo cual patentiza que han sido apreciados en todo su valor los benéficos frutos que engendran la paz y la tranquilidad públicas.
El aparecimeinto del cólera asiático en Francia, hubo de causarnos como era natural una impresión penosa, pues aparte de que siempre han de aflijirnos las ajenas dolencias, la frecuencia de nuestras comunicaciones con aquel centro de la civilización nos exponía visiblemente al contajio, máxime si se tomaba en cuenta que es muy dudosa la eficacia de las cuarentas y que no han podido descubrirse medios apropiados para prevenir el mal ó para combatirlo. Se conocía empero la favorable influencia de la limpieza y el aseo; y obedeciendo á esas consideraciones se nombró en primer lugar una comisión compuesta de tres facultativos competentes, los señores Doctores don Darío González, don Tomás G. Palomo y don Francisco Sagrini, para que hiciese un estudio sob re los principales focos de infección é informara respecto de las medidas higiénicas que convenía adoptar, y después que ellos, con patriótico celo, evacuaron el informe pedido se dieron las órdenes convenientes para que fueran seguidas sus indicaciones. Además se promulgó un reglamento sobre el aseo de esta capital, que ha estado llevándose á la práctica según lo informaré adelante, al ocuparme de lo relativo á la policía. Afortunadamente, en Francia se han ido disminuyendo de un modo muy notable los estragos del mal aludido, lo que aleja las probabilidades de que nos veamos invadidos por él, pues no se ha extendido á otras naciones más próximas á la nuestra.
Pero tuvimos la epidemia de viruela casi durante todo el año, ocasionando en solo el primer semestre 12,647 defunciones, no obstante el asiduo empeño con que trabajaron las oficinas de vacunación. El Gobierno pro su parte subvencionó médicos en muchas poblaciones, á fin de que asistieran á los enfermos pobres sin cobrarles remuneración, suministrando también los medicamentos de que hubo necesidad. Merced á ello me complazco en informaros que á la fecha ha desaparecido ya la epidemia, y que por otra parte es bueno el estado sanitario del país.
No es controvertible la importancia de la policía; y el Ejecutivo, reconociéndola, ha hecho cuanto le ha sido dable para que tengan cumplido efecto las leys que la reglamentan, expidiendo frecuentemente y con la debida oportunidad las órdenes que han sido necesarias. Entre ellas merece especial mención la que se dió á los Gobernadores departamentales, para que hiciesen visitar por los comisionados de los valles y por los demás agentes subalternos de las municipalidades, los obrajes de elaborar añil, á fin de prevenir el abuso de adulterarlo con la mezcla de sustancias extrañas que tanto lo hacen desmerecer y que ocasiona perjuicios incalculables á la industria, á los mismos productores y hasta al honor del país. Con el mismo objeto, y atendiendo á la excitativa del Gobernador de Cabañas, se nombraron inspectores especiales en aquel departamento, durante la época de la producción del añil. Los resultados han correspondido á las esperanzas del Gobierno, pues gracias á la buena calidad del fruto obtuvo altos precios relativamente á los que se esperaban, atendidas las noticias de los mercados extranjeros sobre el particular. Las otras providencias referentes á la materia se hallan en copia bajo el legajo número 3º; y allí se encuentra también el informe del Director de la Policía Reformada de esta ciudad, que no se refiere á todo el año por falta de datos suficientes, pues se ha variado últimamente el personal de la Dirección.
A los agentes de policía se ha encomendado la ejecución del reglamento de aseo de que ya hice referencia, previniéndoles que el arreglo de las calles y aceras ha de hacerse en la forma más apropósito para que no se acumulen basuras, y que los gastos que hayan de originarse deben ser satisfechos por los respectivos propietarios de las casas situadas al frente, como era razonable, porque la disposición aludible la reclamaban de un modo imperioso el ornato de la ciudad, la limpieza y la utilidad general. En cuanto á la visita del interior de las casa para investigar si se hallan convenientemente aseadas, en la e ventualidad de que los propietarios rehusen el permiso de hacerla, hubieron de dictarse las reglas que requería la necesidad sobre el allanamiento.
Este ramo es asi mismo de muchísimo interes, como que se halla hermanado con todos los demás de la administración pùblica. La oficina central ha funcionado con toda regularidad, habiendo estado á cargo del inteligente cuanto laborioso Director don Miguel Valverde. La renuncia del señor Valverde ocasionada por la necesidad de consagrarse á sus propios negocios, ha venido á entorpecer las labores que había iniciado; pero ha sido sustituído dignamente por el Doctor don Esteban Castro, de reconocidas aptitudes. Como el nombramiento del señor Castro fué hecho á última hora, no le ha sido posible suministrar todos los datos concernientes á los trabajos está