Después que en mí tentaron su crudeza
Después que en mí tentaron su crudeza de Amor y vos las flechas y los ojos, di honra al uno, al otro los despojos, y sufrí saña de ambos y aspereza. El fuego que encendió vuestra belleza hizo dulces y alegres mis enojos, y suave entre espinas y entre abrojos el dolor que causaba mi tristeza. Tuve esperanza incierta de mi ufana muerte, viendo el valor de mi tormento; y confié este error de mi osadía. Mas ¡ay! que tanta gloria suerte humana no alcanza, y no se debe al mal que siento el bien que me negáis, Estrella mía.