Nota: Se respeta la ortografía original de la época

DESPEDIDA

Esta vez va de veras, lectores míos.
No está el tradicionista para más líos,
y eso que de su numen ó su meollo
no se ha agotado el jugo para el embrollo.
Hastiado de ser blanco de mezquindades
y huyendo á literarias vulgaridades,
por que más no lo miren con ceño torvo
los que en la ajena gloria ven un estorbo,
hoy reclama, con toda cortesanía,
para su pobre pluma la cesantía.
Un luchador de menos habrá en la arena,
un obrero de menos en la faena;
se murió San Francisco, que era un portento,
y ni pizca de falta que hizo al convento.
Quiso D. Juan Valera, no como quiera
uno, sino otros tomos, y á fe que fuera
delito, en quien de atento cual yo blasona,
el no ser complaciente con tal persona.
Sirva esta última serie de testimonio
de que este caballero no habló á un bolonio.
Yo siempre he sido dócil al buen consejo:
cata el porqué, sin duda, llegué á ser viejo.
No son paja picada ni cañamones
ocho series ó temos de tradiciones;
que fósforo, y no poco, sépanlo ustedes,
de mi cerebro cuestan á las paredes.
Ya cumplí como bueno, mi sitio cedo:
no con mi época en cuentas á deber quedo.
Suelto, pues, la baraja, me echo á la calle.....
y que otro talle.

Ricardo Palma.
Lima, 1891.