Desordenado en desaliño airoso
Desordenado en desaliño airoso al bullicioso céfiro permite Nisa el cabello, porque no limite su nativo esplendor lazo industrioso. Velo sutil sobre su pecho hermoso al gusto esconde lo que al gusto incite; ni tanto que el tesoro facilite, ni tanto que de él dude el ojo ansioso. Así en traje sucinto reclinada en alcatifa generosa yace su gentileza y gala peregrina; así la halla Cendón y la taimada del necio que su pompa satisface cobra el oro, y a Alexi lo destina.