Descripción de Patagonia y de las partes adyacentes de la América meridional

Descripción de Patagonia y de las partes adyacentes de la América meridional (1835)
de Tomas Falkner
traducción de Pedro de Angelis

DESCRIPCION


DE PATAGONIA


Y DE LAS


PARTES ADYACENTES


DE LA


AMERICA MERIDIONAL;


Que contiene una razon del suelo, producciones, animales, valles, montañas, rios, lagunas &.ª de aquellos paises. La religion, gobierno, politica, costumbres y lengua de sus moradores, con algunas particularidades relativas a las islas de Malvinas,


ESCRITA EN INGLES


POR


D. TOMAS FALKNER,


QUE RESIDIO CERCA DE 40 AÑOS EN AQUELLAS PARTES,




Primera Edicion
CASTELLANA.



BUENOS-AIRES.

IMPRENTA DEL ESTADO,

1835


DISCURSO PRELIMINAR
A
LA TRADUCCION CASTELLANA
DE LA DESCRIPCION DE PATAGONIA
POR
FALKNER.




Cuando salió á luz el original de esta obra, cuya version al castellano presentamos ahora al público, esta parte del continente américano empezaba á ser el objeto de las investigaciones de los sábios. Sometida nominalmente á la dominación española, se había mantenido en un estado absoluto de separacion y de independencia. Sea que se le mirase con indiferencia ; ó mas bien que se le considerase como una conquista ardua y superior á los exiguos recursos de que podian disponer, cierto es que muy pocas fueron las tentativas que se hicieron, en el curso de mas de dos siglos, para estender hácia el sud los límites del vireinato de Buenos Aires.


La expedición mas antigua, de que se ha conservado memoria, es la que hizo personalmente el Gobernador Hernandarias de Saavedra, en 1605, para descubrir las ciudades de los Césares, de cuya existencia nadie dudaba entonces. Pero eran tan confusas las noticias que se tenian de ellas, y tan poco adelantados los estúdios geográficos, que en vez de dirigirse al oeste para acercarse á la Cordillera, donde la voz común señalaba los establecimientos de estas poblaciones misteriosas, siguieron el rumbo de la costa, y fueron á dar á la Bahía sin Fondo.

Los sucesores de Saavedra, no solo no pensaron en penetrar en el territorio ocupado por los indios, sino que solicitaron su alianza, para mantenerlos en sosiego, y preservar á la provincia de sus irrupciones. Estas treguas, aunque efímeras y dudosas, abrieron el camino á los misioneros , que desde muchos años anhelaban de predicar el evangelio en estas remotas regiones. Tuvieron sus entrevistas con algunos caciques, y cuando les pareció que podian confiar en sus promesas, fundaron una primera reduccion en las orillas del Salado, á dos leguas de la mar magallánica cerca del cabo San Antonio. Empezaron sus trabajos evangélicos el 6 de Mayo de 1740, siendo Gobernador de estas provincias, el Sr. D. Miguel de Salcedo, que concurrió por su parte al buen éxito de esta empresa.


Los Jesuitas, que no solo eran misioneros sino administradores, dieron á las tribus que se sometieron á su direccion, una especie de organizacion municipal, condecorando á sus gefes y caciques con el título y las atribuciones de corregidores. La major dificultad que encontraron fue acostumbrar á los indios á una vida mas arreglada y laboriosa: pero ya lo habian conseguido, y los campos inmediatos á la Concepcion (que tal era el nombre de la nueva colonia) fueron por primera vez labrados por mano de su antiguos é inertes moradores.


Uno de los arbitrios, de que mas se valieron los misioneros para acreditarse entre sus neófitos, era el egercicio de la medicina. La primer prueba que daban de su habilidad en esta parte, bastaba á cimentar su crédito, y á extender su influjo mas allá de lo que podian esperarlo de sus exhortaciones. Los PP. Strobl y Querini, que estaban al cargo de la nueva doctrina, no tenian práctica, y talvez faltaban de conocimientos en el arte de curar, y ya se habian visto en conflicto en algunos casos que se habian ofrecido de prestar su auxilio á los enfermos. Solicitaron, pues, del célebre P. Machoni, que ocupaba en aquel tiempo el lugar de Provincial de los Jesuitas, la cooperacion de un compañero que les ajudase en estos trabajos.


Precisamente acababa de entrar en la Compañia Tomas Falkner, joven inglés que habia acompañado á Buenos Aires un buque de Cádiz en calidad de cirujano. Hijo de un hábil profesor de Manchester, empezó sus estudios bajo la direccion de su padre, y fué á perfeccionarse á, Londres en la clínica de los hospitales. Su habitacion, inmediata ai Tamesis, le puso en contacto con la gente de mar, y le proporcionó el conocimiento dei capitan de un buque, que hacia el tráfico de negros en la costa de Guinea. La narracion de sus viages, de sus aventuras, y de sus mismos peligros enñamaron la mente del joven facultativo, que se decidió fácilmente á acompañarle en su próximo viage. Poco después de su regreso á Inglaterra, emprendió otro á Cádiz, en donde se embarcó para Buenos Aires. Una enfermedad que le sobrevino, cuando el buque se preparaba á zarpar de esta rada, le hizo perder la ocasion de volver á Europa. Solo, aislado, falto de relaciones y de recursos en una tierra extraña, cuyo mismo idioma le era desconocido, tuvo que ampararse de los que por instituto profesaban la caridad y la filantropía. Hijo de irlandés, y católico, aunque nacido en un país disidente, invocó con confianza los auxilios que necesitaba. La aplicación que hizo de sus conocimientos médicos en su propio individuo, inspiraron á ios jesuitas que lo asistian, el mas vivo deseo de poseerlo ; y sea que obrase en él la gratitud, sea que se hallase bajo el influjo de sentimientos mas elevados, no tardó en decidirse á pronunciar sus votos.


La estension que habian dado los jesuitas á sus trabajos evangélicos, mantenia en una actividad extraordinaria á sus operários, y sobre todo á los que, como Falkner, estaban iniciados en los secretos de la higiene. Así es, que desde el dia en que entró en la Compañia, hasta la supresión de esta orden, pasó del Paraguay á Tucuman, y de las pampas del sud á los bosques impenetrables del Chaco.


Encargado por el gobierno español de reconocer las costas del vireinato de Buenos Aires, empezó á mirar el país bajo un nuevo aspecto, y fué acopiando materiales para una obra que, según parece, destinaba al ministerio inglés. Nos es sensible hacer dudar de la lealtad de este escritor: pero son tan claras y evidentes las indicaciones que hace en varios párrafos de su obra, que no es posible equivocarse sobre sus intenciones.


Tal vez la persecucion del gobierno español contra los Jesuitas influyó en esta conducta, que aun así no queda justificada. Sean cuales fueron los motivos de disgusto que tenga un extrangero contra el país que le acoge, nunca debe conspirar contra él, ni proporcionar armas á los que aspiran á invadirlo ó usurparlo: y tal fué el objeto que se propuso Falkner al emprender la descripcion de Patagonia.


"Si alguna nacion intentara poblar este país, dice en un capítulo de su obra, podria ocasionar un perpetuo sobresalto á los españoles, por razon de que desde aquí se enviarian navios á la mar del sud, para destruir en él todos sus puertos, antes que tal cosa ó intencion se supiera en España, ni aun en Buenos Aires. Fuera de que se podria descubrir un camino mas corto para navegar este rio con barcos hasta Valdivia : podrianse reunir tambien tropas de indios moradores de sus orillas, y los mas valientes de estas tribus, que se alistarian con la esperanza del pillage ; de manera que seria muy fácil el rendir la guarnicion importante de Valdivia, y allanar el paso á la ocupacion de Valparaíso, por las que se aseguraria la conquista del reino de Chile." — El cargo que hacemos á Falkner es tan grave, que nos hemos creido con la obligación de justificarlo.


Prescindiendo de las miras que tuvo en reunir estos apuntes, no se le puede disputar el mérito de haber sido el primero y el mas exacto historiador de la region magallánica. En los antiguos tratados de geografia, y en la descripcion general del mundo, esta parte del globo era representada como un vasto desierto entre el Océano y las últimas ramificaciones de la Cordillera de los Andes. D'Anville, acostumbrado á construir sus mapas con los materiales que encontraba en los libros, siguió el mismo método en la carta que publicó de la América meridional, la que sin embargo fué por mucho tiempo mirada como la descripcion mas exacta de estos países. Pero tan impuras eran las fuentes en que bebió aquel geógrafo, que se necesita todo el respeto que inspira una gran celebridad para disimular sus errores.


Cuando apareció este mapa, la Corte de España empezaba á despertarse de su letargo, y á mirar con menos indiferencia sus posesiones ultramarinas. Ea cuestion promovida por la Academia de las ciencias de París, sobre la figura de la tierra, habia creado una noble rivalidad entre las Cortes de Madrid y de Versailles, empeñadas ambas en facilitar la solucion de este gran problema. Tres expediciones, salidas de los puertos de Francia y España, bajo los inmediatos auspicios de Luis XV y de Felipe V, se dirigieron al ecuador y al polo, para medir y comparar los arcos del meridiano. Estas operaciones fueron confiadas á los primeros astrónomos de aquella época, y basta recordar los nombres de Bouguer, Condamine, Maupertuis, Clairaut, Monnier, Camus, Godin, Jorge Juan, Ulloa, para hacer graduar el interes que inspiró esta empresa.


Pero, mientras que se desplegaba tanto celo en adelantar los conocimientos astronómicos que debian perfeccionar los geográficos, el hemisfério austral, por la naturaleza misma de estas investigaciones, quedó desatendido é inmóvil en medio de este gran impulso dado á los trabajos científicos. Desde el año de 1618, en que los Nodales, por órden de Felipe III, vinieron á los mares del sud á cerciorarse del descubrimiento hecho por los Holandeses del Estrecho de Lemaire y del Cabo de Hornos, hasta 1745 en que volvieron á esplorarse estos parages por los PP. Quiroga y Cardiel, ningún paso se habia dado para satisfacer, cuando menos, la curiosidad pública sobre la existencia de una nacion de gigantes, que se decia habitar las costas de Patagonia; y fué menester que otra exigencia de la ciencia de los astros empeñase á los astrónomos á dirigir sus miradas hácia el polo antartico. En 1768, el gobierno inglés, tan propenso á estender la esfera de los conocimientos humanos, puso á las órdenes del célebre é infortunado capitán Cook, un buque de guerra para emprender un viage circumpolar , y observar el tránsito de Venus por sobre el disco del Sol, desde alguna de las islas del gran Océano Pacífico. Las regiones australes, visitadas por Anson, Byron, Bougainville, fueron reconocidas por Carteret, Wallis y Cook, cuyos esfuerzos reunidos contribuyeron á desterrar los errores que se habian perpetuado hasta entonces en la configuracion de nuestro país. El gobierno español , que hubiera debido tomar una parte principal en estas tareas, se contentó con destinar la fragata San Antonio á reconocer la costa, desde el promontorio de este nombre hasta el estrecho de Magallanes.


Pero todos estos trabajos eran meramente gráficos y exteriores. Las observaciones de los marinos no se extienden mas adentro de la costa, y su rápida aparicion eu algunos de sus puntos, no les deja el tiempo necesario para estudiar la índole de sus habitantes. A este vacio suple la obra del P. Falkner, que, aunque no siempre exacto en sus detalles topográficos, merece crédito en lo demas, por haber vivido por muchos años entre las tribus que describe. El conocimiento, aunque superficial, que tenia de sus idiomas, era bastante á ponerle en relacion con ellos, y á examinar con mas esmero sus usos y costumbres. Puede creérsele, cuando se descubre cierta conformidad y analogía entre lo que escribe, y lo que observó al cabo de cincuenta años el Señor Cruz, cuyos viages hemos reunido de intento en el mismo volúmen.


Estas nociones adquiridas á costa de grandes privaciones y de incesantes peligros, no deben mirarse con desdén, aunque se les note algún defecto. ¿Cual es el libro de geografía que no manifieste sus errores al que lo compare con los que le son posteriores?..... El de Falkner no medra por grandes conocimientos, pero no deja de presentar en sus páginas alguna indicacion útil, y otras, que sin serlo, tienen una importancia relativa, por señalar el estado en que se hallaba la geografía de estos paises en la mitad del siglo pasado.


Otra prueba del crédito de que ha disfrutado esta produccion, es el haber servido de texto para la formacion del gran mapa de América Meridional, del que se ha valido el Sr. Arrowsmith, y que publicó en Madrid en 1775, D. Juan de la Cruz Cano y Olmedilia: nada hemos visto hasta ahora que deje en problema el mérito de estos mapas. Lo que sí parece destinado á eclipsarlos es el diario de la expedicion al Colorado y al Rio Negro, al mando del Ilustre General ROSAS, que ha recorrido en triunfador los mismos parages descriptos por Falkner. El espíritu de orden, que no es la menor prenda de este benemérito Magistrado, ha presidido á todas las operaciones de su memorable campaña, y no dudamos que cuando las demás atenciones que le rodean le dejen el tiempo necesario para coordinar los materiales preciosos que tiene acopiados, se derramará una gran luz sobre el territorio y las tribus que ha conquistado. Lo que se ha impreso ya, aunque en trozos aislados, dá una idea sumamente ventajosa de estos trabajos, que, á mas de las operaciones militares, abrazan la topografía, los cálculos astronómicos y los reconocimientos hidrográficos. Solo entonces podrán rectificarse las imperfecciones de los demas viages existentes ; porque esta nueva descripcion de un país poco conocido, la hace el que lo ha examinado, y hecho examinar bajo los auspicios de la victoria.


La version de la obra de Falkner, que publicamos por primera vez, fué emprendida, poco después de haber aparecido el original en ingles, por D. Manuel Machon, oficial, como se titula, de la secretaria del Consejo de hacienda, por lo respectivo á millones. Se nos ha asegurado por personas inteligentes, que la Corte de Madrid se opuso á la reproduccion de este escrito, y no podemos atinar con el objeto de esta prohibicion: porque si fué, según se cree, por el recelo de que se divulgasen las noticias, de los puntos vulnerables de estas colonias, que daba el P. Falkner, de nada servia ocultarlas en España, mientras que circulaban libremente en el extrangero. Al contrario, importaba dar la mayor publicidad á estas tramas de los enemigos de la monarquía española.


Este escritor sobrevivió por muchos años á la destruccion de su orden, y murió tranquilamente en Spetchley, cerca de Worcester, llenando las funciones de capellan en casa de un católico. Su obra fué publicada en ingles con el título que le hemos conservado, traducida al aleman y al frances, quedando inédita la version castellana que debió haberles precedido.







DESCRIPCION


De Patagonia, y de las partes adyacentes , &.c.




No me propongo dar la descripcion del reino de Chile, por haberlo ya hecho Ovalle, sino solo la de aquellas partes que he visto, y que son menos conocidas en Europa.


He tomado la mayor parte de la costa que describo, en el mapa de la América meridional, formado por Mr. d'Anville, y perfeccionado por Mr. Bolton : las islas de Falkland según los últimos descubrimientos, y el estrecho de Magallanes, en el de Mr. Pernetty, capellan que fue de la escuadra de Mr. Bougainville.


He hecho algunas alteraciones en las costas del levante, y acerca del cabo de San Antonio, adonde he vivido algunos años. En la descripcion del país adentro he seguido en general mis propias observaciones, habiendo caminado por gran parte de él, y apuntado la situación de aquellos parajes, sus distancias, ríos, bosques y montañas. Donde no pude penetrar, he seguido la relacion que me hicieron los indios nativos, y los españoles cautivos que han vivido muchos años entre ellos, y logrado después su libertad : uno de los cuales fus el hijo del capitan Mancilla de Buenos Aires, que estuvo 6 años prisionero entre los Tehuelches, y que habia viajado por la mayor parte del país: de lo que también me instruyo el gran cacique Congapol, que residió en Huichin, á la orilla del rio Negro. He puesto también cuidado en sacar su semejanza y vestido, igualmente que la de su muger Hueni, como está representado en el mapa. Los españoles le llamaban el cacique bravo. Tenia siete pies, y algunas pulgadas de alto, y era bien proporcionado. Su hermano Suaisman tenia cerca de seis pies. Los Patagones y Puelches son altos y corpulentos, pero no he visto ninguno de raza de gigantes, de quienes otros hacen mención, aunque vi personas de diferentes tribus de los indios meridionales.


Todas mis observaciones, y las informaciones de otras personas, me obligan á representar este pais mucho mas ancho, de poniente á levante, de lo que aparece en el mapa de Mr, d'Anville, lo que no puedo conciliar con las relaciones de los indios, ni con lo que yo mismo observé. Aun por lo que respecta al pais de los españoles, me parece está equivocado, haciendo la distancia entre Córdoba y Santa-Fé cuarenta leguas menos de lo que es en realidad. El camino es un campo raso, sin el menor ribazo entre estas dos ciudades; y sin embargo no hay correo que se atreva á ir de una á otra en menos de cuatro á cinco dias, andando en cada uno veinte ó mas leguas.


He caminado por entre estas dos ciudades, igualmente que por entre ellas y Buenos Aires, cuatro veces. No creo que persona alguna haya hecho observación cierta de la longitud en estas partes, para que podamos fijar la diferencia de su meridiano: debiéndose atribuir los yerros de los geógrafos, que representan á este pais mas angosto de lo que es en realidad, á la dificultad de tener una cuenta exacta de las latitudes, en pasando el cabo de Hornos, por razón de la velocidad y variedad de las corrientes. En la traducción inglesa del viage de D. Antonio Ulloa á la América meridional, tom. 2. capítulo 2., se podrá ver una razón particular de esto.




DESCRIPCION


De la parte mas meridional de la América, con sus valles, montañas, rios, &.c., gran Rio de la Plata, con sus brazos, pesca y puertos.


Aquella parte de la jurisdicción de Córdoba, que está al sur del rio Segundo (país en otro tiempo ocupado por los Puelches septentrionales), se extiende mas de cincuenta leguas, entrando en la de Buenos Aires, mas allá de la Cruz Alta. La primera vez que fui á aquellos parajes, encontré algunas tropas de estos indios, que aun habitan á las orillas de los rios Segundo y Tercero, y unos pocos á las del Cuarto y Quinto. Todo el país, entre el rio Segundo y el Tercero, tiene cerca de doce leguas de travesía, siendo lo mas selvático ; pero acercándose al rio Tercero cesan los bosques.

Los rios que bañan este pais nacen de las altas montañas de Yacanto, Champanchin y Achala, las cuales casi lo son tanto como los Andes de Chile, formando una especie de brazos de las del Perú. Todos estos rios, excepto el Tercero, se vuelven salados á pocas leguas después de pasar por las quiebras de las montañas de Córdoba, y aquellas llanuras se disminuyen, por la sequedad del suelo arenisco, y se estancan, ó ge pierden finalmente en alguna laguna.


Ei rio Tercero es el mas considerable de todos ellos. Antes de pasar las montañas de Córdoba (donde tiene un gran despeñadero), se engruesa con la union de los rios Champanchin, Gonzalez, del Medio, Quillimsa, Cachucorat, la Cruz, Luti y del Sauce ; pero llegando á las llanuras, parte de las cuales son muy areniscas, se sepulta durante el verano, y vuelve á salir á alguna distancia. En tiempo de lluvias crece mucho, y lleva gran cantidad de madera en su rápida corriente. Hace muchas vueltas, encerrando grandes campos; y sus orillas, en mas de veinte leguas despues que deja las montañas, están cubiertas de sauces. El pais por donde pasa, cria excelentes ganados, teniendo muy buenos pastos y tierra para trigo, y produce tambien en algunos parajes melilos, y una especie de zarzaparrilla selvática : al cabo de veinte leguas se vuelve salado, pero no tanto que sea del todo malo para beber. De este modo toma su curso hasta la Cruz Alta, donde le llaman Carcarañal, por sus muchas vueltas ; y continúa desde el norte-nordoeste al sur-sudeste, hasta que entra en el Paraná, en el rincon de Caboto, cerca de diez y ocho leguas de Santa Fé.


No hay cosa particular en los rios Cuarto y Quinto. Su producto es casi el mismo que el de los primeros, excepto que hay grande escasez de madera en los parajes por donde pasan. Sus campos están llenos de ganado, muy bueno para la labranza. El rio Quinto, cuando sale de madre, tiene comunicacion por canales por el Saladillo, el cual se desagua en el de la Plata. Entre este pais, y las llanuras de S. Juan y Mendoza, (habitacion de la segunda división de los Puelches septentrionales, ó Tehuelches), están las montañas de Córdoba y Yacanto, que forman una larga cadena por entre sus quiebras, con muy malos pasos, subidas y bajadas, casi perpendiculares é inaccesibles para carruages. Las cimas de estas montañas distan de 17 á 20 leguas unas de otras. El pais intermedio contiene muchos valles fructiferos, regados con arroyos y riachuelos, y adornados con colinas y ribazos. Estos valles producen todo género de árboles frutales, como melocotones, manzanos, cerezos y ciruelos, y tambien trigo, si la tierra es cultivada : pero son mas famosos por las crias de ganados, ovejas y caballos, y especialmente mulas. La mayor parte de estas últimas, que pasan anualmente al Perú, se crian en este pais, y hacen su mayor riqueza, pues conducen en ellas la plata y el oro, desde las minas del Potosí, Lipes y el Perú.


En las faldas occidentales de las montañas de Yancanto, ó Sacante, hay muchas cesáreas pertenecientes á los españoles; que convidados tanto por la fertilidad del terreno, susceptibles de todas suertes de labranza gestando bien regado por los riachuelos que bajan de las montañas, como por la facilidad de criar ganado, no habiendo mas bosques que los necesarios para fuego y edificios, han fijado allí sus establecimientos con la seguridad de no ser molestados por los indios, quienes incomodan á los que viven mas hácia el mediodia.


Todo el resto del pais hacia el norte, entre estas montañas y el primer desaguadero, consiste en llanuras, con sola la agua que dan los arroyos: tiene muchos y buenos pastos, pero está despoblado. Algunas veces van allí los Tehuelches y Peguenches en pequeñas tropas á cazar yeguas silvestres, ó robar los pasageros, ó carromateros que pasan de Buenos Aires á S. Juan y Mendoza.


Este pais rinde poco para exportar á Europa, excepto los cueros de bueyes y vacas, y algun tabaco que prospera muy bien en el Paraguay : pero no obstante es de importancia para los españoles, porque todas las mulas, o la mayor parte de las que tienen en el Perú, van de Buenos Aires y Córdoba, y algunas pocas de Mendoza; sin lo cual de ningun modo podrian traficar, ni tener comunicacion alguna con los paises vecinos, respecto de que solo las mulas pueden pasar por aquellas ásperas y altas montañas del Perú; en donde no es posible criar estos animales, siendo aun de corta vida los que pasan alli, por razon de su fuerte trabajo, malos caminos y falta de pastos; de manera que la pérdida de este pais podria atraer la del Perú y Chile. El camino de Buenos Aires á Salta es bueno para carruages ; pero las mulas, conducidas de aquel parage y Córdoba, están obligadas, despues de una jornada tan larga, á detenerse un año en Salta, antes que puedan pasar á Potosí, Lipes ó Cuzco.


La gente de estos paises no sirve para soldados; fuera de que se halla tan disgustada con el gobierno español, por la pérdida de su comercio, la carestia de todos los géneros ó mercaderias de Europa, y sobre todo por los exhorbitantes tributos, &a., que se alegraria sugetarse á cualquiera nacion que la librase de la actual opresion; y sin embargo en todo este pais no hay mas guarnicion, que unas pocas tropas regladas en Buenos Aires y Montevideo; cuyas dos plazas tomadas una vez, asegurarian la rendicion de las demas, con solo marchar por ellas: á cuyo fin seria asistido el enemigo por los navios del pais, acarreando á los españoles, la pérdida de aquellas dos plazas, la de los únicos puertos que tienen en estos mares, donde sus navios, que deben pasar al Cabo de Hornos para el mar del sur, pueden recibir algun socorro. Antes de la expulsion de los Jesuitas de las Misiones del Paraguay, habrian podido tener muy grande auxilio de los indios guaranís que estaban armados y disciplinados, y que los ayudaron á sugetar las sublevaciones del Paraguay, y á echar los portugueses de la Colonia del Sacramento, habiendo sido la mayor defensa de este importante pais.


La parte de la Cordillera, situada al poniente de Mendoza, es muy alta, y siempre está cubierta de nieve; por cuya razon llaman los indios á toda esta hilera de montañas, Pian Mahuida, esto es, montaña blanca, ó Lil Mahuida esto es, montaña nevada. Pásase algunas leguas por valles muy grandes, cercados de altas montañas, antes de llegar á la mayor cumbre que es altísima y escarpada, con muchos y profundos precipicios, siendo el camino en algunos parages tan estrecho, y sumamente peligroso, por razón de sus grandes y proeminentes peñascos, que apenas hay bastante lugar para pasar por él una mula cargada. Los huecos y cóncavos, siempre tienen nieve aun en verano, habiendo en el invierno grande peligro de morir allí helado. Muchos han experimentado esta desgracia, intentando pasarlas antes que la nieve estuviese en algun grado derretida. Al pié de estos precipicios hay muchos arroyos y rios, que están, por decirlo así, encarcelados en orillas altas y perpendiculares ; siendo tan estrecho el espacio entre ellas, que en algunos parages se puede salvar de uno á otro lado con gran facilidad, bien que es imposible bajar por ellas. Estos rios y arroyos dan muchas vueltas en las montañas y precipicios, hasta que salen á las llanuras, donde se aumentan considerablemente. Para subir y pasar la grande cumbre, se necesita un dia de jornada en Mendoza y Coquimbo, y casi lo mismo en algunos parajes, según los informes que he recibido.


Estas montañas producen tan grandes pinos, como los de Europa, siendo su madera mas sólida y mas dura que la nuestra. Es tambien muy blanca, y se hacen de ellos diferentes mástiles, y otros materiales para fábrica de navios: de manera que, como observa Ovalle, los navios construidos en los mares del sur, duran frecuentemente 40 años. Del fruto cocido de estos pinos hacen provisiones para muchos dias; teniendo el gusto muy semejante á la almendra cocida, aunque notan ser muy aceitosa. Producen tambien estos árboles mucha trementina ó goma, que se cria en una masa algo mas dura y mas seca que nuestra resina, pero mucho mas clara y trasparente, aunque no tan amarilla. Los españoles la llaman y usan como incienso, pero es un error, pues no tiene otra fragancia que la resina, bien que es un poco mas fina.


Los valles al pié de la Cordillera son en algunos parages muy fertiles, regados por riachuelos, pues producen, estando bien cultivados, excelente trigo, y variedad de frutos, abundando así mismo de manzanas silvestres, de que los indios hacen una especie de cidra para su uso diario, ignorando el modo de conservarla. Los volcanes, ó montañas de fuego, de que abunda esta parte de la Cordillera, pueden competir con el Vesuvio, Mongibelo, ó algunos de los que conocemos en Europa, por su magnitud, ó furiosas erupciones. Estando en el volcan bajo el cabo de San Antonio, fui testigo de una gran porcion de cenizas que llevaron los vientos, y obscurecieron toda la atmósfera, esparciéndose sobre una gran parte de la jurisdiccion de Buenos Aires, y uno y otro lado del Rio de la Plata ; de manera que la yerba estaba cubierta de ellas. Prodújolas la erupcion de un volcan cerca de Mendoza, llevando los vientos las cenizas mas ligeras á la increible distancia de mas de 300 leguas.


El pais de Buenos Aires, antigua habitacion de los Querandis, está situado á la parte meridional del Rio de la Plata. La costa es baja y húmeda, con muchos pantanos, y su orilla está cubierta de bosques, cuya madera sirve para el fuego. Este pais es llano con tal cual ribazo, debiéndose admirar que, en toda esta vasta jurisdiccion, en la de Santa Fé, y la de Santiago del Estero, no se encuentra una piedra, siendo el producto natural del país; ucediendo lo mismo hasta llegar á las montañas del volcan Tandil y Cayrú, al suroeste de Buenos Aires.


El pais entre Buenos Aires y el rio Saladillo (límites del gobierno español, al sur de esta provincia), es del todo llano, sin árbol ni ribazo alguno, hasta llegar á las orillas de este rio, el cual dista cerca de 23 leguas de las colonias españolas. Este pais tiene como 20 leguas de ancho, desde el nord-este al sud-este, confinando con los lugares de Matanza y Magdalena. Al norte del Saladillo hay muchas y grandes lagunas y valles profundos. Las lagunas que conozco son, las de la Reducción, Sauce, Vietes, Chascomus, Cerrillos y Lobos. Al sud-oeste de este pais hay una laguna larga y angosta de agua dulce, cerca del rio San Borombon, cosa rara en este país, distante ocho leguas de las colonias españolas mas inmediatas. Cerca de seis leguas mas adelante, está el gran rio, ó por mejor decir, la laguna de San Borombon, formadas de las aguas que sobran á das de la Reducción, Sauce, Vietes y Chascomus. Cuando se hinchan con grandes lluvias, algunas veces se extienden á una milla de ancho, no teniendo orilla ni caída, sino un fondo llano. Cuando está mas crecida esta laguna, solo tiene una braza de profundidad en el medio, y la mayor parte del año suele estar enteramente seca. Despues de correr doce leguas, desde la de Chascomus, entra en el Rio de la Plata, un poco mas arriba de la Punta de Piedra.


De este rio al Saladillo hay doce leguas, caminando al sud-oeste. El país intermedio es bajo y llano, como lo demas, y en algunas partes tiene abundancia de pastos, especialmente á las orillas del Saladillo. En años secos, faltando la yerba en las orillas del Rio de la Plata, todo el ganado, perteneciente á los españoles de Buenos Aires, pasa á las orillas del Saladillo, donde encuentra alguna yerba, por razon de la humedad y profundidad de la tierra.


Estas llanuras se extienden al occidente hasta el Desaguadero ó territorio de Mendoza, y no tienen mas agua que la que cae del cielo y se recojen en las lagunas, excepto la de los tres rios: — el Desaguadero, Hueyquey y el Saladillo. Este país no está habitado ni cultivado por indios ni españoles, pero abunda en ganados, caballos silvestres, venados, avestruces, armadillos, gamos, patos silvestres ó ánades, y otras caza.


El rio Saladillo, por razon de ser salado, solo se bebe por el ganado: casi todo el año tiene tan poca agua, que en un parage, llamado el Callighen, á ocho leguas de su boca, donde es muy ancho, no llegan las aguas á los tobillos, y aun á su boca no podria pasar un barquito cargado. Sin embargo, á principios de Octubre, le he visto crecer tan prodigiosamente, que llegaba á sus orillas en veinte y cuatro horas, y con un brazo de agua, en el parage mencionado, de un cuarto de milla de ancho, y esto sin caída de mucha agua en sus contornos. Estas avenidas generalmente duran dos ó tres meses. El Saladillo nace de una laguna, donde se descarga el rio Quinto que pasa por San Luis. Esta laguna, cuando sobresale con lluvias ó nieves derretidas que caen de las montañas, causa la inundacion de aquel rio: el cual, como toma su curso por el distrito de Buenos Aires, pasando hacia el mediodia, acercándose á las primeras montañas, volviéndose despues al norte y otra vez al este, recibe las aguas de muchas y grandes lagunas, que salen de madre en tiempo de lluvias: pero cesando estas, aquel rio está casi seco. A sus orillas, á cosa de ocho leguas de su boca, hay muchos bosques de un árbol llamado tala, que solo sirve para el fuego, ó hacer vallados. El último de estos bosques, llamado la isla Larga, llega hasta cerca de tres leguas de la entrada del Rio de la Plata.


Este rio es uno de los mayores de toda la América, y entra en el mar por una boca de setenta millas de ancho: algunos dicen que solo tiene sesenta, y otros lo extienden á ochenta. Llámanle el Rio de la Plata desde el paraje donde se junta con el Uruguay, corriendo con el nombre de Paraná mas arriba de su principal brazo. En este rio entran los del Bermejo, Pilcomayo, que pasa por Chuquisaca, y el Paraguay, (de donde toma aquella provincia el nombre), que va por la ciudad del Paraguay, ó Asumpcion, comunicándose por brazos navegables, con las minas de oro portuguesas de Cuyabá y Matogroso, como tambien con el Perú, de la misma manera que el Paraná se comunica con las del Brasil, y montañas de San Pablo.


En las orillas del rio Carcarañal ó Tercero, cerca de tres ó cuatro leguas antes que entre en el Paraná, se encuentran muchos huesos de un tamaño extraordinario que parecen humanos: algunos son mayores que otros, y con proporcion á personas diferentes en edad. He visto huesos de muslos, costillas, y varias piezas de calaveras. Ví también dientes de tres pulgadas de diametro, en sus bases.


Estos huesos, segun me informaron, se hallan tambien en las orillas de los rios Paraná y Paraguay, igualmente que en el Perú. El historiador Garcilaso de la Vega Inca, hace mencion de haberse encontrado tales huesos en el Perú, diciendo que los indios tienen tradicion de que los gigantes habitaron aquellos paises antiguamente, y que Dios los destruyó por el crímen nefando.


Yo mismo encontré una concha de un animal de huesos sexagonales, teniendo cada hueso lo menos una pulgada de diametro, y la concha casi tres varas de ancho. Parecia en todo, excepto en el tamaño, á la parte superior de la concha del armadillo, la cual solo tiene una cuarta de ancho. Algunos de mis compañeros encontraron tambien cerca del rio Paraná un esqueleto de cocodrillo, ó lagarto, y yo vi parte de las vertebras, cada una de las cuales tenia cuatro pulgadas de grueso, y cerca de seis de ancho. Por la medida, ó examen anatómico de estos huesos, está bien asegurado que este tamaño extraordinario no nacia de la adquisicion de otra materia ; porque hallé que las fibras de estos huesos eran mayores, á proporción de aquel tamaño. Las bases de sus dientes estaban enteras, pero sus raices gastadas, pareciendo exactamente á la figura de un diente humano. Estas cosas son bien sabidas de todos los que han vivido en este pais, pues de otro modo no me atreviera á escribirlo.


El rio Paraná tiene la extraordinaria propiedad de convertir muchas substancias en una piedra muy dura. Cuando fué la primera vez descubierto, era navegable por navios pequeños, hasta la ciudad de la Asumpcion ; pero desde entonces se ha llenado de tanta arena, que aun los menores barcos mercantiles, no pueden pasar de Buenos Aires. Los mayores bageles y navios de guerra, están obligados á descargar en Montevideo, necesitándose de pilotos buenos en este rio, para libertarse de los dos bancos, llamados el banco Inglés, y el banco de Ortiz, y de tropezar en la Punta de Piedras, que se extiende muchas leguas debajo del agua, y cruza todo el rio. El canal del norte es mas estrecho y mas profundo ; el del mediodia mas ancho y menos profundo. El opuesto al banco de Ortiz no tiene tres brazas de agua, con un fondo áspero y pedregoso. Este rio tiene dos inundaciones cada año, una grande y otra pequeña, provenientes de las lluvias que caen en aquellos vastos paises, de donde el Paraná y el Paraguay tienen su nacimiento. La pequeña sucede por lo comun en Julio, y se llama la avenida de los pejereyes cubriendo las mas veces todas las islas del Paraná. La grande inundacion empieza en Diciembre, y dura todo Enero, y algunas veces Febrero, subiendo de 5 á 6 varas sobre las islas; de manera que solo se pueden ver las copas de los árboles más altos de que abundan las islas de este rio. En este tiempo dejan aquellos parajes, y nadan hácia tierra firme los leones, tigres, ciervos y aguará-guazú. En las avenidas extraordinarias algunas veces han pensado los moradores en desamparar la ciudad por miedo de un diluvio; bien que, cuando estas avenidas entran en el Rio de la Plata, solo cubren los países bajos que están á sus orillas.


Algunas de las islas del Paraná tienen dos ó tres millas de largo con gran porcion de madera, sirviendo de pasto ó abrigo á los leones, tigres, capibaras, ó cochinos de rios, lobos de rios, (los que me parecen ser como la nutria en Europa) aguará-guazú, y muchos cocodrillos. El aguará-guazú es una especie de zorra grande con la cola larga: aguará en lengua Paraguaya quiere decir zorra; y guazú grande. A la zorra común dan el nombre de aguará-chay.


Este rio abunda de pescados de todo género, con escamas y sin ellas: algunos conocidos y otros no conocidos en Europa. Los que tienen escama son, el dorado, el packu, el corvino, el salmon, el pejerey, el liza, el boga, el sábalo, el dentudo y otros de menor clase. Los que no la tienen, son el mongruyo, el zurubí, el erizo de agua, tortugas y bagres.


El dorado se halla en grande abundancia en la mayor parte de los rios del Paraná, y suele pesar cada uno 20 ó 25 libras: su carne, es blanca y sólida.


El packú es el mejor y mas delicioso pescado que se encuentra por estos rios. Es grueso y ancho, semejante á nuestros rodaballos, de un calor oscuro y misto, con mezcla de amarillo. Es ancho de dos tercias de largo ; sus escamas pequeñas, y su cabeza no tiene proporcion con el cuerpo. Este pescado es de grande estimacion, y rara vez se encuentra sino en la primavera y en el estio: estando bien salado se mantiene algunos meses seco ; pero despues, siendo muy gordo, se vuelve rancio. Me parece que es algo semejante á nuestra tenca, aunque mucho mas ancho.


El corbino es también de grande estimacion, y se encuentra á la boca del rio de la plata, donde se mezcla la agua, salada con la dulce. Es del tamaño del bacallao, pero en figura semejante á la carpa, tiene muchas y grandes espinas, y sus escamas son anchas. De este pescado, en su estacion, se toman grandes cantidades cerca de Maldonado y Montevideo para enviar á Buenos Aires, Córdoba, &.a,; es muy regalado, ya fresco ya salado.


El salmon no tiene semejanza con los nuestros, pues es seco é insipido sin comparacion.


Los pejereyes (ó como lo llaman los españoles pescado de rey), es una especie, ó muy semejante á nuestro smelt (pequeño pez de 3 á 4 pulgadas de largo, llamado por los ingleses smelt, cuya especie no me acuerdo haber visto en España) ó sparling, en color, figura y gusto, y aun en el tamaño; solo que la cabeza y la boca son mayores. No frecuentan el agua salada, sin embargo que el Rio de la Plata tiene abundancia de ellos. En las avenidas del Paraná, en el mes de Julio, suben á este rio en grandes cantidades, un poco mas arriba de Santa Fé, y dejan sus huevos en los riachuelos que entran luego en el Paraná. Los pescadores los cogen con anzuelos, los abren, secan y venden en las ciudades inmediatas: tienen excelente gusto, y su carne es muy blanca, y sin grasa. Cuando están frescos se tienen por gran regalo; se han de secar sin sal, porque esta inmediatamente los consume, y si se mojan, después de colgados para secar, se corrompen : son tan estimados como el packú y el corvino.


El liza en su figura, tamaño y gusto, parece á nuestra marcarela pero no tiene tan buen color, ni es tan delgado hacia la cola. Este pescado no pasa del Rio de la Plata, en cuya boca, y en tiempo de avenidas, se encuentran millares. Solo algunas veces suelen entrar con los novilunios y plenilunios en el rio Saladillo ; donde una noche en dos ó tres redadas, saqué bastante porcion para mi y mis compañeros para toda una cuaresma. El sábalo y boga son semejantes á nuestra carpa en los rios Paraná y la Plata: pesan de tres á cuatro libras. Todos los rios de estas provincias abundan de estos peces, y así son muy baratos, haciendo los moradores gran provision de ellos, tanto salados como secos: es necesario mucho cuidado al comerlos por la muchedumbre y pequeñez de sus espinas. La boga cuando fresca, parece mejor que el sábalo, aunque este es mas largo y ancho: el modo de cogerlo, es en red.


El dentudo (así llamado por sus grandes y agudos dientes) es algo inferior al sábalo: suele pesar ordinariaramente de libra, á libra y media, y aunque es de buen gusto, rara vez se come por el número grande de sus espinas. Es el pescado mas espinoso que he visto.


Ademas de estos hay un pescado ancho y chato, llamado palometas, lleno de espinas pero gustoso. Las alas con que bogan son feas y agudas, y llegan con ellas á los pescadores, que los cogen con demasiada prisa. Son intolerables las heridas que hacen con sus espinas; pudre é inflama de tal manera, que dan calentura, convulsiones, y tétanos, ó extension de nervios, terminando algunas veces en muerte.





Pescado sin escama.


El mongrullo es el pescado mas grande que se encuentra en este rio; hay algunos que pesan un quintal, y tienen dos varas de largo: su piel es lisa, y el color ceniciento, algo inclinado á amarillo, su cabeza está llena de espinas; su paladar áspero, y su gola ó tragadero ancho: es muy fuerte y pesado, y pide una red firme, y gran fuerza para cogerlo.


El zurubí es casi del tamaño del mongrullo y nada inferior en el gusto: su cabeza es casi una tercera parte de su cuerpo, y toda espinas: tiene la boca muy grande y chata, y su tragadero ancho: Su piel suave y de color ceniciento, pintada como la de un tigre: su carne blanca, sólida, sana y de buen gusto, siendo el mejor de los pescados sin escama.


El patí no es de menor tamaño que los dos mencionados, aunque lo es su cabeza y tragadero. El color de este pez es como el del mongrullo, su carne es algo amarilla, y se estima tanto como el zurubí.


El armado es grueso y fuerte, pero no grande : su espalda y costados están llenos de puntas fuertes y agudas: cuando le cogen, gruñe y hace lo que puede por llegar. Por lo que es necesario darle en la cabeza antes de tocarle con la mano. Este pez pesa ordinariamente de cuatro á seis libras; su carne es blanca y sólida.


Las rayas son tan abundantes en el Paraná, que los bancos de arena estan enteramente cubiertos de ellas: son de figura oval, de cerca de tres cuartas de vara de largo. La espalda es negra, y el vientre blanco, son chatas como las nuestras; tienen la boca en medio del vientre, siendo ciertamente la mejor parte de la carne. Las faldas solo tienen tres pulgadas de ancho, y son mucho mas delgadas que las nuestras. Como esta es casi la sola parte comestible, no tienen mucha estimacion. La cola de este pescado es larga y angosta, á la raiz de la cual sobre la espalda tiene una cola punteaguda con dos filos, semejante á una cierra de dientes pequeños, con que hiere, á los que se le acercan. Las llagas hechas con esta espina, atraen algunas veces muy malas consecuencias, porque frecuentemente se quiebra la espina en la herida, y no puede sacarse sino por una incision peligrosa en las partes tendinosas de los pies. La llaga es insufrible, inflamase y no supura, ocasionando calentura con convulsiones, que terminan en ofiótomos ó tétanos, y causan al fin la muerte.


El erizo de agua es muy semejante al armado, y al erizo. Está armado de espinillas, pero no tan fuertes, ni tan numerosas como las de estos últimos: su piel casi de color gris, y parece llena de arrugas: gruñe como el armado cuando le cogen, y su carne es muy sabrosa: rara vez pesa dos libras, siendo aun menores los que se cogen en los pequeños rios ó arroyos, donde no pasan de media libra.


Los bagres son en todo, excepto en la magnitud, semejantes al patí: rara vez pesan libra y media, y los mas, mucho menos: tienen en cada ala, cerca de la cabeza, una espina fuerte y aguda, y se debe llegar á ellos con cuidado luego que son cogidos, porque viven largo tiempo fuera del agua. Su carne mollar y de buen gusto, y se pescan ya con redes ó con anzuelos.


Daré aquí razon de un animal estraño anfibio, que se cria en el rio Paraná, cuya descripcion jamas ha llegado á Europa, ni se ha hecho aun mención de él, por los que han descubierto este pais. Lo que voy á decir nace de las declaraciones unánimes de los indios, y de muchos españoles que han obtenido varios empleos cerca de este rio: fuera de que yo, durante mi residencia á las orillas de él, por el espacio de cuatro años, vi una vez uno de ellos, de manera que no se puede dudar de la existencia de tal animal.


En mi primer viage á la costa de Madera el año de 1752 sobre el Paraná, estando á la orilla gritaron yaguarú, y mirando vi un grande animal al tiempo que se arrojó al agua desde la orilla ; pero no tuve el necesario para examinarle, con algún grado de precision.


Llámanle yaguarú ó yaguaruich, que en lengua de aquel pais significa el tigre de agua. En la descripcion de los indios, se supone ser grande como un asno, de la figura de un lobo marino, ó nutria monstruosa, con garras punteagudas y dientes fuertes, las piernas gruesas y cortas, la lana larga, muy velludo, con la cola larga con disminucion hasta la punta.


Los españoles le describen de otro modo: con la cabeza larga, la nariz aguda, y recta como la de un lobo, y las orejas derechas. Esta diferencia puede nacer de que su especie se haya visto pocas veces, y aun entonces haya desaparecido tan repentinamente, que no habrá dado lugar á examinarle; ó de que talvez habrá dos especies de este animal: tengo por mas segura esta última informacion, por haberla recibido de personas de crédito y reputacion. Encuéntrase cerca del rio, echado sobre la arena, de donde, oyendo el menor ruido, se arroja inmediatamente al agua.


Destruye el ganado que en grandes rebaños pasa todos los años al Paraná, y sucede que, haciendo una vez su presa, no se ve mas que los bofes y entrañas de lo que ha agarrado, flotando bien presto sobre el agua. Vive en las mayores profundidades, y especialmente en los remolinos causados por la concurrencia de dos corrientes, y duerme en las cuevas profundas que están á la orilla.




Puertos del Rio de la Plata.


Los puertos de este rio son Buenos Aires, la Colonia del Sacramento, la bahia de Barragan, el puerto de Montevideo, y el de Maldonado; hay otros muchos para navios menores, especialmente á las bocas de varios ríos que corren hácia él. Buenos Aires (hablando con propiedad) no tiene puerto, sino solo un rio abierto á todos vientos: por lo cual estan obligados los navios á anclar á tres leguas de tierra por falta de agua en la costa. Los vientos, especialmente los del sur, son muy violentos, y por esto estan los navios por lo comun provistos de cables y ancoras, de una fuerza extraordinaria para este paraje.


El puerto de la Colonia del Sacramento es algo mejor, por razon del asilo que recibe de la isla de San Gabriel y la tierra mas alta, pudiendo los navios anclar cerca de la playa; no obstante lo cual está demasiado abierto, y espuesto á los vientos, y tiene algunas peñas y escollos, siendo absolutamente necesario un buen piloto para navegar por él con seguridad.

La bahia de Barragan, que está 12 leguas al sud-oeste de Buenos Aires, es tambien muy ancha y abierta, y la tierra baja al rededor, no pudiendo los navios de carga mayor llegar mas que á dos ó tres leguas de tierra. El abrigo que tiene (si tal se puede llamar) es solo algunos bancos de arena que rompen la fuerza de las olas, pero al mismo tiempo son muy incómodos para los que entran y salen, y peligrosos en una fuerte tempestad, si se rompen los cables.

Montevideo es el mejor y el único puerto de este rio. Bien manifiestan los españoles la importancia de esta plaza, por el extraordinario cuidado que han tenido en fortificarla, habiéndola hecho mas fuerte que Buenos Aires.

La entrada de este puerto es angosta, y en medio de un estrecho formado por dos puntas de tierra. Sobre la occidental hay una montaña, que se puede ver á la distancia de mas de doce leguas, de donde esta plaza toma su nombre: es muy peligroso navegar cerca de aquella punta, por las muchas peñas que tiene debajo. La entrada es muy profunda, y mas segura por la parte oriental.

Detrás de la occidental, hay una batería graduada, construida muy cerca del agua. Cuando la vi era solo de piedra y barro; pero creo que después ha sido reedificada con cal. La bahia tiene desde la entrada, mas de legua- y media de largo, y esta misma bahía es casi redonda: en ella, hácia el este, hay una pequeña isla abundante en conejos, llamada por los españoles, la Isla de los conejos. La tierra que la circunda es tan alta, que ninguna tempestad puede incomodar en este puerto (aunque las hay muy grandes en el rio); estando la agua de él tan mansa como la de un estanque, y con la bastante profundidad para navios de primera cíase; de los cuales vi allí uno, perteneciente en otro tiempo á los estados de Holanda, y entonces al Marques de Casa Madrid, que había entrado á descargar en aquel puerto; él fondo de este es un barro mole.

Detras de la bateria está la pequeña ciudad de Montevideo, la cual ocupa toda la parte de un promontorio que forma la oriental de la bahia. Sus fortificaciones están al norte, hechas segun las reglas modernas de la arquitectura militar, consistiendo en una línea tirada de mar á mar, ó del centro del puerto al rio; y todo el promontorio se encierra en un baluarte, ó ángulo en el medio, que hace cara al lado de tierra: está bien provisto de artilleria, y es muy fuerte con garitas para soldados, todo á prueba de bomba. Hácia la villa hay solo una muralla con un foso á ambos lados. Esta plaza tiene un Gobernador, y una guarnicion de 400 á 500 personas de tropa reglada.

El otro lado de la bahia está sin fortificaciones, y la gran montaña sin garita siquiera: si esta se tomára podria ser de gran perjuicio á la bateria, ciudad y guarnicion, por razon de su altura, aunque está 4 ó 5 millas distante de la ciudad.

El último puerto es Maldonado, el cual está abierto, con la entrada al norte del Plata, y al abrigo de los vientos del este, por una pequeña isla que tiene el mismo nombre. Aquí tienen los españoles un fortin con un destacamento de soldados. No sé mas de este puerto.

El lado septentrional del Rio de la Plata es desigual, con cuestas, montañas &a., regado por muchos arroyos y rios, algunos muy grandes, pero los mayores, son los de Santa Lucia, el Uruguay, y el Rio Negro. Este país es muy fértil, y produce toda suerte de ganados, cuando está bien cultivado, y tiene tambien mucha madera. Todos los rios y arroyos son de agua fresca: hay muchas caserias pertenecientes á españoles; pero el pais al norte de Montevideo es poseido por los Minuanes infieles.

Los Charonas y Garóes (dos de estas naciones) fueron en otro tiempo muy numerosos; pero han sido enteramente destruidos por los españoles. En este territorio habia antiguamente mucho ganado silvestre y domestico, procreando en él mas que á la parte meridional del Rio de la Plata. Aunque se ven grandes rebaños de ovejas y ganado vacuno, pero pocos caballos. El territorio español confina por el norte con el Rio grande, que le divide de las colonias portuguesas en el Brasil.





Continuación de la descripcion del pais indiano, con sus valles, montañas , rios , &a., Tierras del Fuego , é islas de Falkland.


Al sur de la villa de la Concepcion, que está sobre la parte meridional del Rio de la Plata, está el monte de la Víbora, con dos bosques espesos casi redondos. Cerca de cuatro leguas al sur de ellos está el monte del Tordillo, que consiste en un gran número de bosques situados sobre un ribazo rodeado de un valle. Sus árboles son como los de los bosques del Saladillo. Lo mas es bajo y llano con yerba alta y aguanosa, donde se crian armadillos, ciervos, avestruces, caballos silvestres, así como en los bosques, leones y tigres.

Desde el Saladillo hasta las primeras montañas no hay rio ni riachuelo, ni mas agua que la que se coge en las lagunas en tiempo de lluvias.

Cerca de 15 ó 20 leguas al sud-oeste ó este, por sur de los bosques del Tordillo, está el gran promontorio del Cabo de San Antonio, que forma la parte meridional del Rio de la Plata. La figura de este cabo es redonda, y no punteaguda como está representado en algunos mapas. Este es una península, y su entrada al occidente sobre una laguna pantanosa, que viene del mar, ó de la agua salada del Rio de la Plata. La mayor parte es de barro con muy poca tierra encima, y está regado en invierno por unos pequeños riachuelos de agua salada, que generalmente se secan en verano. Sus pastos no son tan buenos, ni la yerba tan alta como la del Tordillo y Saladillo. Al medio-dia de este promontorio entra un brazo del Océano occidental, formando una bahia, y terminando en lagunas. No se sabe si esta laguna, ó bahia puede servir para estancia de navios, respecto de quejamas se ha sondeado, no atreviéndose á llegar allí los navios por miedo de los bancos, que llaman Arenas Gordas. He rodeado alguna parte de esta laguna, y pasado los canales por los cuales otros tienen comunicacion con la bahia; pero fué con gran peligro, no solo por los pantanos, sino tambien por los tigres, que son mas numerosos de lo que he visto en parte alguna. Sobre los bordes de estas lagunas hay bosques muy espesos, de tala y sauco, donde se refugian estos animales, cuyo alimento es el pescado.

Hácia la costa hay tres hileras de arena: la mas cercana á la mar es muy alta y movediza á todos vientos, pareciendo montañas á alguna distancia: la segunda está á media milla distante de la primera, y no es tan alta: la tercera aun dista mas, y está muy baja y angosta, no llegando la arena á dos pies de alto. La tierra entre estas hileras es estéril, y no cria yerba. La península abunda de caballos silvestres: es de advertir, que entraron en ella de los países vecinos; pero que jamas hallaron camino para salir, circunstancia que atrae allí á los indios para cazarlos. Este pequeño territorio se llama por los españoles el Rincon de Tuyú, porque el país inmediato tiene este nombreen mas de 40 leguas al occidente. Tuyú en lengua india significa bárbaro, que es el suelo de aquel pais, continuando así, hacia el medio dia, hasta cerca de 10 leguas de las primeras montañas.

Las hileras de arena arriba dichas llegan á tres leguas del Cabo de Lobos, teniendo al poniente pantanos bajos de dos ó mas leguas de ancho, que se extienden toda la costa antes de llegar á la tierra mas alta del Tuyú, no lejos de los bosques del Tordillo. En este pais hay muchas colinas pequeñas, que se extienden del levante al poniente, distantes unas de otras tres leguas. Comunmente son dobles, habiendo al pié de cada una de ellas una laguna de una, dos, y aun de tres millas de largo. Las mas principales de estas lagunas, son las del Bravo, el Palantelen, Lobos, Cerrillos, &a. Las mencionadas colinas forman en general altos, y collados hácia las lagunas, las cuales sin tener rios, riachuelos, ni fuente alguna que las supla, rara vez carecen de agua, sino en tiempo de gran sequía. Los españoles los llaman cerrillos, de que aun hay algunos al otro lado del Saladillo.

Este país, en ciertos tiempos del año, abunda de un número increible de caballos silvestres, y por esto se juntan en él para hacer sus provisiones los Tehuelches, y algunos de las tribus de los Puelches, Guilliches y Moluches. Hacen sus pequeñas casas movedizas, sobre las referidas colinas, y van todos los dias á la caza, hasta tener suficiente provisión para Volverse á sus tierras respectivas.

Cerca del mar, y casi junto á las hileras de arena, hay una laguna grande, llamada la Mar Chiquita, que está cerca de cinco leguas del cabo de Lobos, teniendo otras tantas de largo, aunque solo dos ó tres millas de ancho. Es salada, y tiene comunicacion con el Océano por un rio que atraviesa los bancos de arena. Hay dos, ó tres rios pequeños, que salen del norte de las montañas del Volcan y Tandil, y cruzan la llanura, de poniente á levante, causando algunos pantanos, y vaciándose finalmente en dicha laguna. Estos rios son de agua dulce, crian bagres, y gran número de nutrias, como ya he dicho. Los mayores vienen del Tandil, y entran en la punta septentrional de aquella laguna.

Al norte de estos rios es mucho mejor el terreno, y la yerba alta y verde, hasta el pié de las montañas. No hay bosques ni árboles sueltos, pudiéndose ver las montañas en dia claro á distancia de 20 leguas, sin embargo de no ser muy altas: tan llano y anivelado está este pais.

Estas montañas estan dispersas, y sus valles intermedios son muy hermosos. Comienzan á 6 leguas de la costa, y continuan hasta 40 leguas hácia el poniente: desde su nacimiento empiezan á ser particulares, y estan cubiertas de yerbas, hasta cerca de 10 varas de sus cumbres, en donde hay muchas piedras casi en forma de muralla que cerca la montaña, excepto un cabo que declina gradualmente. Esta parte declinante se divide en montecillos y valles, con sus riachuelos que se juntan en el llano, y forman un corriente comun.

En las cimas de estos montes hay un grande espacio con variedad de peñascos, y colinas con profundos arroyos que corren entre ellas. Hay tambien bosques de árboles bajos y espinosos que sirven para el fuego. La variedad de este pais es de dos, ó tres leguas de largo, en algunas partes de una legua de ancho, y en otras mas, especialmente hácia el cabo que declina. Al pié de estas montañas hay muchos manantiales que caen en los valles, y forman arroyos. Los senderos, por donde se sube á ellos, son pocos y muy angostos. Los indios los tapan ó cierran para asegurarse de los caballos silvestres que cogen en el Tuyú, y los echan á pacer sobre estas cimas, de donde no pueden salir con facilidad por otra via, que estos pasos estrechos.

Entre estas montañas hay un espacio llano de dos ó tres leguas de ancho con tal cual ribazo, regado por riachuelos que corren, ya por medio, ó ya al rededor, formados de las fuentes ó manantiales que nacen de las montañas. Estos valles son muy fértiles, con el terreno negro y profundo, sin mezcla de arcilla: estan siempre cubiertos de tan buena yerba, que el ganado engorda en poco tiempo. Estos pastos por lo común están bien cerrados por un lado con las montañas, pero muy abierto al norte y nord-oeste. No he visto en el distrito de Buenos Aires parage alguno tan capaz de ser beneficiado como este: el único inconveniente á que está sugeto, es la falta de maderas para la fábrica de casas; lo que en pocos años, y con no mucho trabajo se podría remediar, mayormente cuando hay materiales bastantes para fabricar casas, que podrían durar y servir, cubriéndolas de cañas, hasta que tuviesen lo necesario para hacerlas mejor.

Los riachuelos que salen de estas montañas, alguna vez entran en el mar, ó forman lagunas, y de ellas son algunas de una legua y mas de largo. Una es de figura oval, que se extiende de montaña á montaña, y es muy tempestuosa cuando la baten los vientos. Hay otra, que la llaman la laguna de Cabrillos, y tan larga, aunque mas angosta que la primera. En esta laguna hay un gran número de patos de varios géneros y colores; algunos tan grandes como gansos. Vense á un lado de ella colinas, y al otro una orilla alta y quebrada: por una punta le entra un pequeño rio, que sale de las montañas, y no teniendo canal por donde vaciarse, corre bajo de tierra, hasta que á la distancia de una legua entre la laguna, y la costa vuelve á salir.

La parte de las montañas, que están al este, y mas inmediatas al mar, se llama por los españoles Volcan, por error ó corrupcion del nombre indiano Vuulcan, teniendo al sur una abertura muy grande, que es lo que significa Vuulcan en la lengua moluca. No hay volcanes, aunque la palabra española manifiesta haberlos en este país.

La parte intermedia se llama Tandil, tomado de una montaña de este nombre, mas alta que las demas. La última punta de esta hilera de montañas se llama Cairu.

Al este de aquel Vuulcan, ó grande abertura hacia la mar, no está la tierra tan igual en el espacio de dos leguas; pero después es llana con sus riachuelos, donde, igualmente que en el suelo quebrado y costanudo, hay algunos bosques espesos y casi impenetrables, en los cuales se halla con abundancia un árbol bajo y espinoso, y saucos de seis á siete varas: su fruto es como el del nuestro, pero bueno para comer, teniendo un poco de agrio con una dulzura agradable. En los paises al norte de Buenos Aires y Córdoba, &a., este fruto es amargo y fastidioso, y el árbol no crece tanto. Junto á la costa, á cosa de tres millas, el terreno es mas alto, y continua á lo largo de la costa por cuatro leguas, siendo muy fértil, con ricos pastos donde presto engorda el ganado.

Cerca de la playa en esta parte hay dos colinas pequeñas y redondas, llamadas los Cerros de los Lobos Marinos. La playa consiste en peñas altas, y grandes piedras. Hay muchos rebaños de lobos y leones de mar, que (como ha escrito Lord Anson en su viage) duermen sobre aquellas peñas, en cuyas cuevas crian los cachorros.

Mas abajo, hacia el sur, toda la boca del rio Colorado, ó primer Desaguadero tiene sus orillas perpendiculares, de tan grande altura que inspira horror al mirarlas; pero terminan en arenas, y bajios. En esta costa hay muchos rios y riachuelos que cruzan las llanuras, desde las dichas montañas y entran en el Océano.

Este país, entre las primeras montañas y el Casuhatí, es llano y abierto, y los indios comunmente necesitan cuatro días para pasarle cuando andan sin tiendas. Los Pampas que van al rio Colorado, se dirigen desde el volcan mas cercano á la costa, y pasan entre el Casuhatí y el mar, cerca de 15 leguas al este de la montaña, y casi otro tanto desde la mar al poniente, para evitar un desierto arenoso, llamado Huecubu-mapu, ó pais del Diablo; donde ellos y sus familias se perderían si hubiese viento al tiempo de pasarle.

El Casuhatí es el principio de una hilera de montañas que forman una especie de triángulo, del cual este es el primer ángulo, y desde aquí se extiende un lado del triángulo, hasta la cordillera de Chile, y el otro termina en el estrecho de Magallanes: pero no de modo que no esté algunas veces interrumpido por valles y continuadas montañas, que corren del norte al sur haciendo varios rodeos. La parte que forma el Casuhatí es la mas alta. En el centro de algunas montañas menores nace una muy alta, que iguala á la Cordillera, y está siempre cubierta de nieve, á cuya cumbre rara vez se atreven á subir les indios.

De esta alta montaña se deriva el nombre de Casú, que en lengua de los indios de Puel, significa una montaña, y hati, alta. Los Moluches ó Molucas la llaman Uutyalel, monton grueso. De la parte del sur de esta montaña nacen algunos arrojos y corrientes, que tienen profundas orillas cubiertas de mimbres, de que se sirven los indios para hacer cestos, ó corrales para encerrar sus ganados. Corriendo hacia el sur se junta y forma un pequeño rio, que va al sudeste, y entra en el Hueyque-leubu, ó Rio pequeño de los sauces, á cierta distancia de su boca. Las montañas de Casuhatí, continuando tres ó cuatro leguas hácia el poniente, tienen una abertura de 300 varas de ancho, por la cual los que toman este camino, (y no el de Casuhatí, ó el rio Colorado) están obligados á pasar. Llámase Huaminí, y tiene á los dos lados ásperas y casi perpendiculares montañas. Todo el pais inmediato á ella está cubierto, y tiene buenos pastos. La disposicion oportuna de estas colinas, para tener como encerrado en ellas el ganado, los arrojos, las llanuras del poniente, y la grande abundancia de caza, son la causa por que los indios de diferentes naciones lo habiten siempre.

Al poniente de este vasto pais de Tuyú, hasta los bosques que están frente del Casuhati, está el país de los Guilliches, teniendo los bosques al sur, los Theulches y la jurisdicción de Córdoba al norte, y los Peguenches al poniente. La parte de este pais que está hácia el este, está abierta con muy pocos bosques, algunas matas y muy sugeta á inundaciones, por las grandes lluvias que caen en ella, y el sobrantede muchas lagunas. Algunas de ellas que están al poniente y al sur de la tierra, producen una sal fina y cristalina como la de San Lucas. Los españoles de Buenos Aires van cada año á estas lagunas con su guardia de soldados para defenderse, y su ganado, de los ataques de los indios, y cargar 200 ó 300 carros de sal. La distancia entre Buenos Aires y estas lagunas es de 150 leguas. Son muy largas y anchas, y algunas de ellas rodeadas de bosques á buena distancia: sus orillas son blancas con sal, que no pide mas preparacion que ponerla á secar al sol.

Mas adelante al poniente hay un rio con muy altas y perpendiculares orillas, llamado por los españoles el rio de las Barrancas. Los indios le llaman Hueyque-leubu, ó rio de mimbres, que nacen en sus orillas. Este rio es muy grande, aunque no tanto, comparado con el Rio Colorado, y el Negro. En general se puede vadear, pero también tiene á veces algunas avenidas de las lluvias y nieve derretida que recibe. Fórmase en un país llano, entre las montañas de Achala y Acanto, y el primer desaguadero, ó Rio Colorado, de un gran numero de arroyos que salen de estas montañas; y toma su curso hacia el sur y sud-este, hasta que para á 12 ó 14 leguas al este de Casuhatí, y entra en el Océano, después de haber recibido otro pequeño rio que nace de aquellas montañas. Pero tengo algunas dudas, por relacion de los indios, que este rio se vacie inmediatamente en el Océano, y no en el rio Colorado, poco mas arriba de su boca. Todo este país abunda de caballos silvestres, sobre todo la parte del este, que está mas cerca del Tuyú y las montañas.

El país entre el Hueyque-leubu y el rio Colorado es casi lo mismo, aunque hay mas lagunas y pantanos entremezclados con bosques.

El primer Desaguadero, ó rio Colorado, es uno de los mayores ríos de este país. Nace de un gran número de corrientes, que vienen del lado occidental de la Cordillera, casi tan alto como Chuapá, la villa mas septentrional de Chile, y tomando un curso casi directo del norte al sur, coge todos los ríos que nacen del lado de la Cordillera, y gran porción de nieve derretida. Tiene una corriente muy rápida y profunda, casi á diez leguas de San Juan y Mendoza. Cerca de este último recibe las aguas del gran rio de Tunuyan, y otro llamado el río del Portillo, que se le junta, y se pierde poco después en las lagunas de Guanacache.

Estas lagunas son famosas por las muchas frutas que se cogen en ellas, pero aun lo son mas, porque esconden en su seno tan grande rio, pues parece que aquí se sepulta, terminando solo en algunos riachuelos y pantanos, bien que á pocas leguas de ellas vuelve á salir, haciendo muchos riachuelos, que se juntan otra vez, y forman un rio común arriba dicho. El camino por este rio consiste en montañas, valles y cumbres pedregosas con muchos bosques, y tan espesos, que solo se pasan por dos senderos muy estrechos, que conducen al rio Colorado. Uno se dirige hacia el poniente y otro al mediodía, continuando dichos bosque mas de 20 leguas al norte del Colorado, y extendiéndose al sur hasta el segundo Desaguadero, aunque no tan espesos, y al poniente hasta el rio Sanquel, en donde disminuye notablemente su espesura. A cosa de 5 o 6 leguas al poniente del rio Hueyqué, y en medio de los bosques, hay un gran estanque de sal, y á la misma distancia, otro mas adelante. Hay tambien otros dos, uno al mediodia y otro al norte, con abundancia de sal limpia, de que se proveen los indios en grandes cantidades para sus jornadas. Hállase así mismo otro gran estanque de sal no lejos de la costa, entre el primero y segundo Desaguadero.

Desde el rio Hueyqué hasta el primer Desaguadero, ó rio Colorado, hay cuatro, y algunas veces cinco dias de jornada con tiendas, cuyo camino, por la parte que se inclina al mediodia, vá por entre bosques espesos y bajos. Desde allí, dirigiéndose aun al poniente sobre la orilla de este rio, y dejando los bosques al norte por 5 ó 6 dias, se podrá llegar á un parage, donde se viene al norte, y se dobla al este, y allí se pasa, dejándose ver desde las montañas mas altas, (despues de una larga jornada directamente al mediodia por unos parages peñascosos, ásperos y cubiertos de bosques donde apenas hay lugar para descansar) el rio Negro, ó segundo Desaguadero, que corre por un valle profundo y de cerca de dos leguas de ancho, por uno y otro lado de dicho rio.

Este rio es el mayor de Patagonia: se vacía en el Océano occidental, y es conocido por varios nombres; como el segundo Desaguadero, ó el Desaguadero de Nahuelhuapí. Los españoles le llaman el gran Rio de Sauces, algunos indios Choelechel; los Puelches, Leubu-comó, ó el rio por antonomasia, y Curú-leubú quiere decir rio Negro, que es el nombre que le dan los Guilliches y Peguenches. El parage por donde le pasan desde el primero al segundo desaguadero, Choelechel.

No se sabe exactamente la fuente ú origen de este rio, pero se supone tenerla del rio Sanquel: componenle muchos ríos y arroyos. Yá escondido por entre peñas quebradas, y se estrecha en un canal profundo y angosto, hasta que finalmente se manifiesta otra vez con grande y rápida corriente algo mas arriba de Valdivia, pero al lado opuesto de la Cordillera. A poca distancia de su aparición se descargan en él muchos rios, algunos grandes que vienen de la Cordillera, y entran principalmente en el norte de ellas.

Un Tehuel, ó Cacique meridional, me describió sobre una mesa como unos diez y seis rios. Díjome sus nombres, pero no teniendo á mano materiales para escribir, no pude apuntarlos, y se me olvidaron. Añadió ademas que no sabia parage alguno de este rio, aun antes que entrasen los menores en él, que no fuese muy ancho y profundo. Ignoraba donde nacía, y solo dijo que venia del norte. Era hermano del viejo cacique Cangapol; parecía hombre de 60 años, y había vivido todo su tiempo á la orilla de este rio.

De estos rios, que entran por la parte septentrional, hay uno muy ancho y profundo, y nace de una gran laguna cerca de 12 leguas de largo, y casi redonda, llamada Huechun-lauquen, ó Laguna del límite, la cual está dos dias de jornada de Valdivia, y se forma de varios arroyos, fuentes y rios que nacen de la Cordillera. Ademas de este rio envía la laguna al levante y al medio dia lo que forma parte del gran rio, y puede enviar otro brazo al poniente que comunique con el mar del sur, cerca de Valdivia: pero esto no lo puedo afirmar por no haberlo examinado suficientemente.

Tambien viene de hácia el norte otro pequeño rio, que sale del pié de la Cordillera, y cruza el pais desde el nor-oeste, al sud-oeste descargándose en el Desaguadero, en el espacio de dia y medio de jornada al este de Huechun, pais del cacique Cangapol. Llámanle Pichen Picurtu-leubu, esto es, rio pequeño del norte, para distinguirle del Sanquel, que tambien entra en el segundo Desaguadero; siendo cada uno de ellos llamado por los indios, el rio del norte. La boca de este rio dista de la del Sanquel, cerca de 4 dias de camino.

El rio Sanquel es uno de los mayores de este pais, y puede pasar por otro Desaguadero de las montañas nevadas de la Cordillera. Viene del norte muy lejos, corriendo por entre montañas y precipicios, y engrosándose con los muchos arroyos que se le juntan en el camino todo. El parage, donde primero se deja ver, se llama el Diamante, cuyo nombre le dan tambien los españoles. A corta distancia de su origen entran en él muchos arroyos que nacen del pié de la Cordillera mas al norte, y mas abajo hácia el mediodia, el rio Solquen. Este rio es tan grande, que los indios del rio Negro, llaman indistintamente á su corriente, Lauquel-leubu, y Solquen : es ancha y rápida, aun en su primera aparicion, y crece con la union de muchos arroyos y fuentes que recibe de las montañas, y del pais húmedo por donde pasa, por el espacio de trecientas millas, tomando un curso casi directo desde el norte al sur para el este, hasta que entra en el segundo Desaguadero, ó rio Negro por una boca ancha.

En el confluente de estos dos ríos, hay un gran remolino, por donde no obstante se atreven á pasar los indios nadando á caballo. Sus orillas están cubiertas de cañas, y de muy grandes mimbres.

Hácia el sur del grande, ó segundo Desaguadero no entran sino dos rios de alguna consideracion. Uno se llama Lime-leubu por los indios, y por los españoles el Desaguadero de Nahuel-huapí, ó Nauveli-vapí. Los chilenos dan el mismo nombre al Rio Grande, pero es un error, porque ignoran algunos de sus brazos, de los cuales este es solamente uno, y no tan grande como el Sanquel, y mucho menos que el principal brazo, aun en su primera aparicion fuera de la Cordillera.

Este rio continua con grande y rápida corriente, desde la laguna Nahuel-huapí, casi al norte, por entre valles y pantanos, cerca de 30 leguas; recibiendo grandes arroyos de las montañas inmediatas, hasta que entra en el segundo Desaguadero, algo mas abajo del que viene de Huechun-lauquen, ó Laguna del límite. Los indios le llaman Lime-leubu, porque los valles y pantanos por donde pasa, abundan en sanguijuelas, y los Guilliches le llaman Lime, y al pais Mapu-lime, y á sus moradores Limechées.

La laguna de Nahuel-huapí es la mayor que forman las aguas de la Cordillera (según la relacion de los misioneros de Chile), pues tiene 15 leguas de largo. A un lado junto á la orilla está una isla baja, llamada Nahuel-huapí, ó la isla de Tigres: Nahuel significa tigre, y huapí isla. Está situada en una laguna rodeada de bocas y montañas, de donde nacen manantiales, arroyos y nieves derretidas. Tambien entra en esta laguna, por el lado meridional, un pequeño rio que viene de Chonos, en el continente, en frente de Chile.

El otro rio, que entra en el segundo Desaguadero, y viene del sur, es pequeño, y llamado por los indios Machi-leubu, ó rio de Hechiceros; pero no sé la razón porque sale del país de los Guilliches, y corre del sur al norte, descargándose al fin en el rio principal, mas abajo del Lime-leubu.

El segundo Desaguadero toma desde aquí su curso, haciendo una pequeña vuelta hácia el norte, hasta llegar á Choelechel, donde se acerca á 10 ó 12 leguas del primer Desaguadero, luego se vuelve al sud-este, hasta que entra en el Océano.

A corta distancia, mas abajo de esta última vuelta, hace un grande círculo formando una península, que es casi redonda; cuyo cuello, ó entrada tiene cerca de 3 millas de ancho, de 6 leguas de travesía. Llámase el cercado de los Tehuelches, ó Tehuel-malal. El rio tiene, hasta la formacion de esta península, altos ribazos, y montañas por uno y otro lado, pero tan distantes, que hay en muchos parages entre ellas y el rio, dos ó tres millas de ancho, muy abundante, en pastos. En estos parages se acercan mas las montañas al agua: las orillas están cubiertas de sauces, y contienen unas pocas islas acá y allá, entre las cuales hay una muy grande en el pais del cacique Cangapol, donde este y sus vasallos guardan sus caballos para que los Peguenches no se los hurten. Jamas he oido que haya alguna cascada en este rio, ó sea vadeable por alguna parte. Es muy rápido, y las avenidas muy extraordinarias, cuando las lluvias y nieves derretidas bajan de la parte occidental de la Cordillera; comprendiendo todas las que caen desde el grado 55 hasta el 44 de latitud meridional, haciendo una hilera ó cadena de montañas de 720 millas. Las avenidas de este rio son tan rápidas y repentinas, que, aunque se oigan á mucha distancia el golpeo y ruido que hacen entre bocas y peñas, apenas da lugar á las mugeres para bajar sus tiendas, y cargar su bagaje, ni á los indios para asegurarse y pasar sus ganados á las montañas. Estas avenidas causan frecuentemente muchas desgracias, pues estando anegado todo el valle, arrastra su impetuosa corriente, tiendas, ganado, y algunas veces ganados y niños.

La boca de este rio, que se abre en el Océano Atlántico, creo que jamas ha sido sondeada. Llámase la Bahía sin Fondo, por su gran profundidad, ó porque no la tiene como algunos piensan. Cual de las cosas es, no lo sé, aunque me inclino que la llaman así por lo primero; porque no puedo pensar que un rio tan rápido, que corre cerca de 300 leguas, desde el pié de la Cordillera, entre peñascos y piedras, pudiese llevar consigo gran cantidad de arena, ni que, aun llevándola, pudiese hacer asiento á su boca contra la fuerza de tan violenta corriente. Los españoles la llaman la Bahía de San Matías, poniéndola en el grado 40 y 42 minutos de latitud meridional, aunque en el mapa de Mr. d'Anville está puesta dos grados mas allá de Lineu. No pienso que la distancia es tan grande entre el primero y segundo Desaguadero, conviniendo todos los indios con migo en cuanto el parage donde uno y otro rio entran en el mar, y por esto he tomado en mi mapa una distancia media.

En la expedicion del año de 1746 para examinar la costa &a. entre el Rio de la Plata y el estrecho de Magallanes, no se examinó la boca de este rio, porque aunque instaron al capitán de navio á que diese las disposiciones necesarias para ello, no hizo caso, ni tomó razón alguna cuando se acercó á su latitud, diciendo en defensa de su conducta: — "Que sus órdenes solo se extendían á ver si habia algún puerto capaz de una colonia,cerca ó no muy lejos de la boca del estrecho de Magallanes, donde pudiesen abastecer sus navios en su pasage al mar del sur. Que él había bien mirado y medido todo, desde el puerto Gallegos, sin encontrar parage alguno apto para formar en él una colonia, por la esterilidad del terreno, y falta de leña y agua. Que habia hecho bastante para aquietar el ánimo del Rey de España, con respecto á los celos que podría tener de una potencia del norte, siendo tan loca, que intentaba hacer un establecimiento en donde todos debían perecer. Que la Babia sin Fondo estaba muy distante del cabo de Hornos, para que viniese dentro del círculo de sus instrucciones. Que su provision de agua fresca no era bastante para llegar al Rio de la Plata, y que no estaba cierto de encontrar alguna mas á la boca del rio Sauces."

Una colonia á la boca de este rio seria mucho mas conveniente para los navios que van al mar del sur, que en Buenos Aires, donde un navio suele estar quince dias o un mes antes que pueda salir, por razón de los vientos contrarios, y la dificultad de pasar sobre los bajios sino con marea alta: necesitando ademas de esto una semana para llegar á la Bahía sin Fondo, mientras que un navio, que saliese de esta bahía, podria llegar en dicho tiempo, doblar el cabo de Hornos, y pasar el mar del sur.

Si alguna nacion intentara poblar este país podria ocasionar un perpetuo sobresalto á los españoles, por razon de que de aquí se podrian enviar navios al mar del sur, y destruir en él todos sus puertos antes que tal cosa ó intencion se supiese en España, ni aun en Buenos Aires: fuera de que se podria descubrir un camino mas corto para caminar o navegar este rio con barcos hasta Valdivia. Podríanse tomar también muchas tropas de indios moradores á las orillas de este rio, y los mas guapos de estas naciones, que se alistarían con la esperanza del pillage; de manera que seria muy fácil el rendir la guarnición importante de Valdivia, y allanaría el paso para reducir la de Valparaíso, fortaleza menor, asegurando la posesion de estas dos plazas, la conquista del reyno fértil de Chile.

En este puerto de la Bahía sin Fondo seria mas practicable una colonia que en las islas de Malvinas, o de Falkland, o en los puertos Deseado, y de San Julián, por razon de la abundancia de leña y agua; de ser muy bueno para la agricultura, y capaz de mantener sus moradores. Son muy grandes las conveniencias que hay para fundar una colonia en las tierras de los Tehuelches, estando defendido por, este grande y rápido rio que forma, por decirlo así, un foso natural de 18 millas de largo, en un paraje fecundo y abundante en pastos, liebres, conejos, volalla silvestre, venados, &a. pudiéndose tambien coger en este rio pescado de varios géneros.

Débese tambien considerar que los nuevos colonos podrian proveerse de ganado, como vacas, caballos, &a. En el mismo parage, y á poca costa podriase establecer asimismo un comercio con los indios, quienes por los vidrios azules, cuentas de rosario, cascabeles de laton, sables, puntas de lanzas y achas, cambiarian su ganado para el uso de la colonia, y aun pellizas finas para enviar á Europa; siendo tan raro navio en estos mares, que todo esto se podria hacer y mantener muchos años, sin que los españoles lo supiesen. Los españoles, por ejemplo, estuvieron establecidos largo tiempo en las islas Malvinas, antes que nacion alguna de Europa tuviese noticia de ello.

Los bosques de sus inmediaciones se componen del mismo género de árboles que ya se ha descripto, á excepcion de uno que los indios tienen por sagrado; el cual produce una goma de la misma consistencia y color que nuestra cera amarilla. En quemándole despide un olor fragante muy diverso de nuestras gomas de botica: nunca vi este árbol, pero los nativos me digeron que era pequeño. He tenido algunas porciones de goma, de la cual mezclada con cera hacen bugias.

Toda la costa, por cosa de 20 leguas al sur del segundo Desaguadero, es un pais seco, estéril, con muy poco pasto, é inhabitado por hombres ni bestias, excepto algunos guanacos que bajan de cuando en cuando de las montañas vecinas al poniente. No tiene mas agua en una parte del año, que ia que se coge en las lagunas, después de las grandes lluvias, en cuyo tiempo bajan los indios á este pais por encerrar los difuntos, visitar los sepulcros, recoger sal en la Babia de San Julian, ó sobre la costa. Vense algunas colinas pedregosas, aquí y allá; en una de las cuales cerca del puerto Deseado, se halló también un mineral métalico de una especie de cobre.

En el viage hecho en el año de 1746, no se descubrió en toda esta costa rio alguno, aunque en todas partes (especialmente en los puertos descriptos en los mapas antiguos) bajaron los españoles á tierra, y registraron al rededor de diferentes puertos. Convenciéronse del error en que estaban, siendo probablemente ocasionado por los remolinos que hacían las aguas, al volverse de la tierra en mareas menores. Por lo que mira al rio Camarones, descripto en el mapa de Mr. d'Anville, con tres bocas al fondo de la Bahia de San José (y no en la de Camarones, como lo he visto en mapas antiguos), lo he puesto asi en el mio por su autoridad: pero se debe observar al mismo tiempo, que no se descubrió tal rio en dicho viage, aunque entramos en esta gran bahia. Quizá la distancia en que estaba el navio de la playa seria tan grande, que no podíamos hacer ciertas nuestras observaciones. Es verdad que los indios hablan de un rio del pais Chulelaw; pero no pude descubrir de donde venia, ni á donde terminaba, ni si siendo pequeño, se sepultaba en aquellos desiertos, como sucede á otros grandes rios descriptos en el mapa.

En la Bahía de los Leones, bajaron á tierra los españoles, y no encontraron rio alguno. En la de Camarones, no había cosa notable, sino muchas y grandes peñas que parecían una ciudad anegada. Tenia tan poca agua esta bahia, que la fragata se quedó en la peña hasta que volvió la marea. En la de Gallegos tambien desembarcaron, pero los llamaron antes que pudiesen examinar si habia ó no rio alguno.

El territorio de los Tehuelches y otras naciones patagonas, confina con las partes occidentales de este pais inhabitado, y según la relacion de algunos cautivos españoles que rescaté (uno de los cuales habia vivido allí tres años), toda esta tierra consiste en valles cercados de hileras bajas de montañas, regados por fuentes y arroyos, que se estancan en pequeñas lagunas secas en verano. De manera que muchos de sus moradores se van en esta sazon á vivir al segundo Desaguadero, llevando consigo sus mugeres y familias, bagage, &a. y aun algunos pasan al Casuhatí, Vulcan, y el Tandil.

Estos valles abundan en pastos con pequeños bosques para el fuego. Hay muchos guanacos, de cuya piel hacen en algunas partes sus tiendas, y no menor número de antas, cuyas pieles venden los Tehuelches á los Puelches para armarse con ellas.

La anta es una especie de ciervo, pero sin astas; su cuerpo es como el de un asno, su cabeza larga, menguándose hasta que acaba en un pequeño hocico. Su cuerpo muy fuerte, sus hombros y ancas muy anchas, sus piernas largas y fuertes, y sus pezuñas hendidas como la del ciervo, pero algo mayores. La fuerza del anta es muy grande, pues es capaz de arrastrar un par de caballos: cuando está acosada abre su camino por entre los bosques mas espesos, rompiendo todo lo que se le opone. No me consta que se haya domesticado este animal, aunque no es feroz, ni daña, sino á las chacras ó plantaciones; pero no es dudable que seria muy útil, por razón de sus fuerzas, si se le pudiera hacer trabajar.

En este pais no hay caballos silvestres, y los domésticos son muy superiores de hermosura y fuerza á los de la América meridional: aguantan largas jornadas, sin mas provisión que lo que pacen en el camino, y exceden á todos en corage y ligereza. Hay también mucha caza menor, de que viven principalmente los indios. Encuéntrase igualmente gran cantidad de bezóar occidental, no solo en los estómagos de los guanacos y vicuñas,sino tambien en los del anta, aunque el de este es mas ordinario y común. Cuando se administra en cantidad considerable, promueve muy bien un diaphoresis. Experimenté que daba grande alivio en los dolores de estomago, desmayos, &a. Su dosis consiste en una dracma, ó dos escrúpulos, tomado en cualquiera cosa; bien que se podria administrar mayor cantidad con toda seguridad. En muchos casos vale mas que el polvo de oculi, cancron, ó polvos de testaceos, y otras sustancias minerales.He tenido algunas de estas piedras que pesaban 18 onzas.

Hay mucha especie de volalla en esta tierra, como pichones, tórtolas, ánades, faisanes, perdices, &a., de las cuales hago mencion, como útiles, aunque los indios no las estiman. Vénse también aves de rapiña, como águilas, buitres, milanos, lechuzas y halcones, pero no leones ni tigres, sino en la Cordillera.

El país de los Guilliches, frente de Tehuel-mapu, y al sur de Valdivia, es segun relacion de los misioneros, muy pobre y destituido de todo lo necesario para vivir en él; sucediendo lo mismo á toda la costa mas abajo de Chile hasta el estrecho de Magallanes.

Los moradores de esta costa viven principalmente del pescado, y se distinguen por el nombre de Chonos, Pay-yus y Rey-yus. De estas dos últimas naciones, los que viven lejos de la costa cazan á pié, siendo muy ligeros, y criados en este ejercicio desde la niñez. Envíase de Valdivia y de otros puertos del mar de Chile gran parte de los víveres necesarios para los misioneros, y guarnicion española que está en Chile.

En esta isla hay una pequeña ciudad, ó mas bien villa, llamada Castro, donde reside un capitán español, ó teniente gobernador.

Las montañas de los Guilliches son mucho menores que las que están hacia el norte, de modo que se pueden andar en todos tiempos del año á mas de que tienen muchas aberturas. Están cubiertas de bosques, donde se halla un árbol peculiar á estos parages, que los indios llaman lahuan, y los españoles alerce. No me han descripto lo que tiene de particular, pero me parece ser del género del pino, teniendo la ventaja de poderse hender de arriba abajo en tablas de cualquier espesura de líneas rectas, quedando mas liso é igual que si se aserrasen. Estos árboles, como me han dicho, son muy grandes, pero no puedo decir cual es por lo común su diámetro.

Si las plantas, ó semillas de este árbol se transportasen á Inglaterra,es muy probable que prosperarian en ese reino, por ser su clima tan frio, como el donde se crian.

Es de mucha estimacion por su hermosura y duracion; y no debo omitir que por medio de los rios de Nahuel-huapí, Sanquel, y Longen, se podrian trasportar grandes cantidades de este árbol, pinos, &a., al gran rio de los Sauces, y á la Bahia de San Matias, para la construccion de navios, casas, &a.

Los Guilliches tienen una especie de tabaco, que machacan cuando está verde, y le componen en rollos gruesos y cilindricos. Es de color verde obscuro, y cuando le fuman despide un olor fuerte y desagradable, algo diferente del tabaco de Virginia. Es tan fuerte, que luego embriaga, y por eso pasan la pipa de uno á otro, tomando muy poco á la vez, porque de otro modo aniquilaría los sentidos.

El pais de los Tehuelches, que viven mas cerca de los estrechos, como los Leuau-cunis, y los Yacana-cunis, es casi lo mismo que el de los otros Tehuelches. Tiene tierra adentro, bosques altos, y una pequeña mata, que produce una fruta semejante á nuestras moras, pero mas caliente: cómese, y es muy propia para el clima.

La Tierra del Fuego se compone de varias islas: las del occidente son pequeñas y bajas, llenas de pantanos é inhabitables, estando frecuentemente llenas de agua; pero las del este son mayores, y la tierra mas alta, con montañas, y bosques habitados por los indios Yacana-cunis, quienes tienen frecuente comunicacion con los españoles y franceses, que iban allí por leña desde las islas Malvinas, ó Falkland. No sé si hay alguna caza en estas grandes islas fuera de la volalla; pero es muy creíble que los indios no viven en ellas con solo el pescado, porque es muy dificultoso el cogerle en estos climas en tiempo de invierno.

En el año de 1765, ó 66, se perdió un navio español en la costa de la isla del Fuego, cerca de 14 leguas de la boca del Estrecho. La tripulación que se salvó, hizo por si un barco de bastante porte para transportarse con sus provisiones á Buenos Aires, donde informaron al Gobernador D. Pedro de Zeballos, que los indios nativos de esta isla habian sido muy humanos y caritativos, ayudándoles á pasar madera para la construccion de su barco, y asistiéndoles en todo. Que asimismo habian sido muy liberales, en distribuir entre ellos los géneros de mas valor, como sedas, brocados, tisúes, &a., estimando esta gente mas los paños ordinarios para estar bien abrigados. Que al principio bajaron con sus armas, arios y saetas, echándolas por tierra en señal de paz y amistad, inclinando el cuerpo, y luego saltando, rascándose y palmoteando. El Gobernador envió relacion de todo á la corte de España, y propuso establecer una colonia en esta isla; pero estando entonces los franceses tratando sobre la compra de las islas Malvinas, se frustró el prudente designio del Gobernador, quien tuvo orden de retirarse á España.

Tami, cacique de Yacana-cunis, me dijo que usaban de una especie de flota para pasar á veces los estrechos, y que tenían comunicacion con los de su nacion; de que se sigue que este pais tiene las conveniencias de leña, agua y suelo; y que si se pudiera hallar algún puerto tolerable, seria mucho mas conveniente, y auxiliaría mejor el pasage al mar del sur, que las colonias de las islas de Falkland.

Estas islas son muchas, algunas pequeñas, pero dos muy grandes. Lo que puedo referir tocante á ellas, es conforme á la relacion que me han hecho algunos oficiales españoles, (que fueron á tomar posesion de ellas de los franceses, y transportar allí á los españoles de Buenos Aires), y un artillero francés que navegó desde el rio de la Plata hasta el puerto de Cádiz, y habia vivido muchos años en aquellas islas. Todos estos fueron testigos de excepcion.

Son tan bajas y pantanosas dichas islas, que después de una lluvia no se puede salir de casa sin hundirse en el lodo hasta las rodillas. Las casas son de tierra, y están verdes y tomadas del moho por la excesiva humedad del pais, no pudiéndose hacer ladrillos por falta de fuego. Los colonos han sembrado varios géneros de granos, como trigo, cebada, guisantes, habas, y otras cosas: pero la tierra es tan estéril, que todo se redujo á yerba y paja, sin rendir fruto alguno. Con toda la industria de los franceses por muchos años, solo pudieron coger un poco de ensalada, y estercolándola con la basura de las vacas, puercos y caballos. Los únicos animales peculiares á estas idas son penguinos, y butardas, siendo solo estos últimos comestibles, matándolos con escopeta, y cuando hay pocos se venden muy caros: cógese tambien algun pescado, pero en tan corta cantidad, que no basta para los moradores. Es tan grande la pobreza de este pais, que el gobierno español de Buenos Aires estuvo obligado á enviar navios cada tres ó cuatro meses, para mantener la gente y guarnicion, sin que pudiese esperar retorno alguno; y aunque enviaren puercos, vacas, y caballos á estas islas, su clima es tan frio, húmedo y estéril que jamas criaban. De manera que estos gastos durarán mientras dure la colonia. No hay leña, ni cosa que sirva para el fuego, sino una mata baja como el acebo, y está en abundancia, por cuya razón están obligados los moradores á enviar los pequeños barcos por leña á la Tierra del Fuego. El agua es el único bien que tiene este país, ademas de un buen puerto, el cual no obstante no responde al fin de este establecimiento, porque como este pais de la Soledad es tan abierto al norte ó nord-este, necesita un navio tener viento de este lado para entrar en él. Ahora pues, como un tal viento es el mas favorable para pasar el cabo de Hornos para el mar del sur, seria perder tiempo entrar en dicho puerto, mayormente cuando debe esperar viento contrario para salir de él, y luego otro para navegar al Cabo mencionado; y esto en un parage, donde no hay esperanzas de hacer otra provison de agua.

Los franceses enviaron gente á estas islas en la última guerra, para asegurar un puerto á sus navios, que venian de las Indias Orientales para el mar del sur, carrera necesaria para libertarse de los corsarios ingleses. Pero acabada la guerra, y cansados de una colonia tan pobre y miserable, y de tan grandes gastos, cesando su fin, determinaron dejarla, con la intencion no obstante de cobrar ó recobrar (si fuese posible) el dinero que habían expendido en ella: á cuyo fin representaron estas nuevas adquisiciones de una manera tan favorable á la corte de Madrid, que el Rey de España acordó pagarles 500,000 pesos, (otros dicen 800,000, y otros aun los alargan hasta un millón), para que cediesen esta colonia á España, de cuya cantidad había de recibir una parte el Rey de Francia, quedando el resto para Mr. Bougainville, su propietario, y la permision de vender en Buenos Aires algunas mercaderías compradas con este dinero en Rio Janeiro. Todo esto se hizo presente con grande libertad por el capitán de una fragata española al Gobernador de Buenos Aires, en presencia de Mr. Bougainville, quejándose del modo con que engañaban al Rey de España, y protestando que la persona encargada de recibir dichas islas, no podia, por el respeto y lealtad que debía á su soberano, y á la obligaciones de buen cristiano, aceptar dicha entrega hasta dar aviso, y recibir nuevas órdenes de la Corte de España; siendo evidente que la habian engañado. No pareció conveniente á Mr. Bougainville contradecir la exposicion de este oficial, quien ademas de ser el mismo testigo de vista, podia corroborarla, si fuese necesario, con testimonios de cien personas, que habian arribado poco antes de la exportacion de los franceses que estaban en aquella isla.

Los españoles transportaron á su colonia dos frailes franciscanos con un Gobernador, quienes luego que la vieron se llenaron de melancolia, y el Gobernador, Coronel Catan, á la vuelta de los navios para Buenos Aires, declaró con lágrimas, que tenia por dichosos los que habian salido de tan miserable país, y que él mismo se alegraria mucho poder dar á otro su comision, y volverse á Buenos Aires, aunque fuese en clase de grumete.





Relacion de los moradores de la parte meridional de América.


Los indios que habitan estas partes, se distinguen por las denominaciones generales de Moluches y Puelches. Los Moluches, ó Molucas, son conocidos entre los españoles por los nombres de Aucas y Araucanos. El primero de estos es un mote, que significa rebelde, salvaje ó bandido. La palabra aucani, significa rebelar, levantar ó amotinar, y se aplica á hombres y á bestias y asi auca-cahual, significa caballo silvestre, aucantun, aucantul, gritería ó levantamiento.

Llámanse Moluches de la palabra molun, que significa declarar guerra, y moluche es un guerrero. Están dispersos por el país, y lado oriental y occidental de la cordillera de Chile, desde los confines del Perú hasta el estrecho de Magallanes, y se dividen en diferentes naciones de Picunches, Peguenches y Guilliches.

Los Picunches son los que viven mas hacia el norte, y se dicen Picun, que significa en su lengua norte, y che gente. Habitan las montañas, desde Coquimbo hasta casi mas abajo de Santiago de Chile. Estos son los mas valientes y altos entre los Moluches, especialmente los que viven al poniente de la Cordillera, entre quienes están los de Penco, Tucapel y Arauco. De estos últimos llaman por error los españoles Araucanos á todos los demas indios de Chile. Los que viven al este de la Cordillera, llegan hasta mas abajo de Mendoza, y se llaman, por los que viven al otro lado, Puelches; puel, significa este; pero por otros que viven hácia el sur, se llaman Picunches. Conocí algunos de sus caciques, cuyos nombres eran Tseucanantu, Piliquepangí, Carupangí y Caruloncó.

Los Peguenches se acercan á los Picunches por el norte, y llegan desde frente de Valdivia hasta 35° de latitud meridional. Toman su nombre de la palabra peguen, que significa pino, porque el país abunda de tales árboles. Como viven al sur de los Picunches, algunas veces se llaman Guilliches ó pueblo meridional, pero mas generalmente se llaman Peguenches. Sus caciques se llaman Colopichun, Amolepí, Nocolasquen, Guenulep, Cusuhuanque, Colnancon, Iyalep, y Antucule: este último era joven, y á todos los conocí muy bien.

Estas dos naciones fueron antiguamente mas numerosas, y mantuvieron largas y sangrientas guerras con los españoles, á quienes casi echaron de Chile, destruyendo las ciudades de Imperial, Osorno y Villa Rica, y matando dos de sus Presidentes, Valdivia y D. Martin de Loyola: pero están ahora muy disminuidas, no pudiendo hacer revista de cuatro mil hombres entre todos ellos, lo que nace de las frecuentes guerras que han tenido con los españoles de Chile, Mendoza, Córdoba y Buenos Aires, con sus vecinos los Puelches, y aun los unos con los otros; igualmente que del aguardiente que compraban á los españoles, y su pulcú ó chicha, que hacen en su país. Muchas veces empeñan hasta sus mugeres é hijos á los españoles, por aguardiente con que se embriagan, y matan unos á otros; sucediendo rara vez que la parte ofendida aguarde largo tiempo la ocasion de vengarse. Las viruelas introducidas en este país por los europeos, causan mayores estragos entre ellos, que la peste, desolando villas enteras con sus malignos efectos. Este mal es mucho mas fatal á estas gentes que á los españoles ó negros, por razon del grosero vestido, mala comida, falta de cobertura, medicinas y cuidado necesario. Sus parientes mas cercanos huyen de ellos para evitar el mal, dejándolos perecer aun en medio de un desierto. Ha cerca de cuarenta y cinco años que la numerosa nacion de Guilliches, habiendo cogido este mal en las cercanías de Buenos Aires, hizo diligencia para huir á sus propias tierras, distante doscientas leguas, caminando por entre vastos desiertos. Durante su larga jornada dejaron tras de sí sus parientes y vecinos enfermos, solos y sin mas asistencia que un cuero levantado contra el aire, para abrigo, y un jarro de agua. Este mal redujo tanto su número, que no tienen ahora mas de trescientos hombres capaces de tomar las armas.

Los Guilliches y Moluches meridionales llegan desde Valdivia hasta el estrecho de Magallanes, dividiéndose en cuatro naciones. La primera llega hasta Chiloé, y mas allá de la laguna de Nahuel-huapi, y habla la lengua chilena. La segunda son los Chonos, que viven cerca de la isla de Chiloé. La tercera se llama Pay-yuy, ó Peyes, y viven en las costas, desde el grado 48 hasta 51 de latitud meridional; y desde allí hasta el estrecho de Magallanes, el pais es habitado por la cuarta nacion, llamada Rey-yus ó Reyes. Estas tres últimas naciones son conocidas por el nombre de Buta Guilliches, porque son mas altos y gruesos que la primera, llamada Pichi-Guilliches, ó pequeños Guilliches. Parecen también diferentes gentes, porque su lengua es una mezcla de la de Moluche y Tehuel. Los otros Guillichesy los Peguenches hablan del mismo modo uno y otro, diferenciándose solo de ios Picunches en el uso de la letra S en lugar de la R, y de la D, donde otros el Ch.; por egemplo: — Romo por Somo. Una muger Huaranca, por Huasanca, Mil buda, por bucha grande. Estas naciones son numerosas, especialmente los Vutu-Guilliches. Los caciques de la primera, ó Pichi guilliches, eran Puelman, Paniacal, Tepuanca, á quienes ví, con otros muchos, de cuyos nombres no me acuerdo. Los Puelches ó orientales, (así llamados por los de Chile, porque viven al oriente de ellos), confinan por el occidente con los Moluches, hasta abajo del estrecho de Magallanes, donde terminan por el sur con los españoles de Mendoza, San Juan, San Luis de la Punta, Córdoba y Buenos Aires por el norte, y con el Océano por el este. Tienen diferentes nombres, según la situación de sus respectivos paises, ó porque fueron en su origen de diferentes naciones. Los de hácia el norte se llaman Tehuelches; los del occidente y mediodia, Diviheches, los del sud-este Guilliches, y los del sur de estos últimos Tehuelches, ó en su propia lengua, Tehuel-kuni; esto es, hombres del sur.

Los Tehuelches confinan por el occidente con los Picunches, y vienen al este del primer Desaguadero, hasta las lagunas de Guanacache, en las jurisdicciones de San Juan y San Luis de la Punta, disperses en pequeñas tropas, y rara vez fijos en un parage: hay algunos en la jurisdiccion de Córdoba, á las orillas de los rios Cuarto, Tercero y Segundo; pero la mayor parte, ó fue destruida en sus guerras con los otros Puelches, y Moscovios, ó se refugió entre los españoles. En otro tiempo habia alguno de esta nacion en el distrito de Buenos Aires, á las orillas de los rios Lujan, Conchas y Matanza, pero ya no los hay. Sus caciques eran Mugelup, Alcochorro, Galeliam y Mayú. Han quedado tan pocos de esta nacion, que casi no pueden levantar trecientos soldados, haciendo solo una especie de guerra pirática en pequeñas partidas, excepto cuando están auxiliados de sus vecinos los Picunches, Peguenches y Diviheches, y aun entonces no pueden poner en campaña mas de 500 hombres. Esta nacion y la de los Diviheches son conocidos por los españoles, con el nombre, de Pampas.

Los Diviheches confinan por el occidente con el país de los Peguenches, desde el grado 36 hasta el 38 de latitud meridional, y se extienden á lo largo de los rios Sanquel, Colorado y Huique, hasta 40 millas de Casuhatí por el este. Tienen el mismo génio vagabundo que los Taluheches, y no son mas numerosos, por haber sido destruidos en sus ataques con los españoles, tomando parte algunas veces con los Taluheches, otras con los Peguenches, y haciendo solo frecuentemente sus incursiones, sobre las fronteras de Córdoba y Buenos Aires, desde el Arrecife hasta Lujan, matando los hombres, cautivando las mugeres y niños, y robando el ganado. Los caciques de esta nacion eran, Concalcac, Pichivele, Yahati y Dunoyal.

Estas dos naciones subsisten principalmente con la carne de las yeguas que cazan en pequeñas cuadrillas, de 30 á 40 cada una, en las vastas llanuras entre Mendoza y Buenos Aires, donde suelen encontrarse con grandes tropas de españoles, enviados á propósito, para ejecutar las leyes del talion, ó á lo menos coa igual crueldad: pero no es el único peligro que corren, porque si los Tehuelches ó Guilliches han llegado al Casuhati, ó al Vulcan y Tandil, al tiempo que los Diviheches y Taluheches están para retirarse con su presa, se echan sobre ellos (particularmente en parages donde están obligados á pasar, para que descancen sus ganados), matando á todos los que se resisten, robando á los demas, y levantándose con la caza.

El pais de los Puelches, ó gente oriental, está juntamente entre el rio Huique, y el primero Desaguadero, ó rio Colorado, y se extiende al segundo Desaguadero ó Rio Negro; pero vagan continuamente, moviendo sus habitaciones, y separándose por motivos frívolos, y muchas veces sin mas razón, que su natural inclinacion á vagar. Este pais abunda en todo género de caza menor, como liebres, armadillos, avestruces, &a.; produce pocos ó ningún guanaco. Cuando suben á las montañas del Tandil, y el Casuhati, por la escasez de caballos, son tan poco expertos en la caza, que se vuelven á sus casas sin cosa alguna, á menos que sus vecinos los Tehuelches no se la den, ó no tengan la fortuna de sorprender algunas cuadrillas de los Peguenches, quienes vuelven generalmente bien provistos. Por otra parte es una pobre gente inocente y sincera, y mas hombres de bien que los Moluches y Tehuelches; son muy superticiosos, inclinados en extremo á la adivinacion y hechiceria, y fácilmente engañados. En general son altos y robustos, como sus vecinos los Tehuelches, pero hablan diferente lengua. Aunque en tiempo de paz es gente humilde y tranquila, son en el de guerra audaces y altivos, como experimentaron los Tehuelches y Diviheches, muy á su costa; pero ya están reducidos á un pequeño número, habiendo sido la mayor parte destruidos por las viruelas. Sus caciques, que aun viven, son Geijeihu, y Daychaco.

Los Tehuelches que se conocen en Europa, con el nombre de Patagones, han sido llamados, por ignorar su idioma, Tehuelchus, porque chu significa patria ó morada, y no gente, lo que se expresa por la palabra che, y mas al sur por la palabra cuní. Estos y los Checheheches, se llaman por los españoles Serranos ó Montañeses: subdividense en varias ramas, como son los Leubuches, ó gente del rio, y Calilliches, ó gente de las montañas, entre los cuales están los Chulilaucunis, Lehuau-cunis, y Yacana-cunis; todos estos, excepto los del rio, se llaman por los Moluches, Vucha-guilliches.

Los Leubuches viven á las orillas del norte y sur del Rio Negro, ó como ellos le llaman, Casu-leubu. Al norte tienen un vasto país; pero no habiendo, por razon de la espesura, posibilidad de ser habitado, solo se encuentran bosques, lagunas y pantanos, llenos de cañas fuertes y espinosas, á las que llaman Sanquel, de forma que por allí está cerrada toda comunicación. Pero marchando hácia el poniente por el pié de la Cordillera, vi hácia el este, que por la costa está abierta. Parece que esta gente está compuesta de Tehuelches, y Checheheches; pero hablan mas bien la lengua de estos últimos, con una pequeña mezcla de Tehuel. Extiéndese por el este hasta los Checheheches, y por el poniente se juntan con los Peguenches y Guilliches; confinan por el norte con los Diviheches, y por el sur con los otros Tehuelches. Caminando al rededor de la gran laguna Huechum-lauquen, llegan de Valdivia en seis dias de jornada desde Huichun. Parece que esta nacion es la cabeza de los Checheheches, y Tehuelches, y sus caciques Cancapol y su hijo Cangapol, como unos pequeños soberanos de los demas. Cuando declaran la guerra se juntan inmediatamente con los Chuchuheches, Tehuelches y Guilliches, y con los Peguenches, que viven mas al sur, poco mas abajo de Valdivia.

Por si mismos son pocos en número, teniendo gran dificultad en levantar 300 hombres capaces de tomar las armas, por causa de las viruelas, que redujeron el número de los Checheheches, y porque habiéndose juntado y pasado á las llanuras de Buenos Aires para atacar con una partida de Thaluheches cerca de la laguna de los Lobos al famoso D. Gregorio Mayu-Pilqui-ya, fueron vencidos por este, y obligados los que quedaron á retirarse al Vuulcan con los vestidos, que por desgracia, poco antes habian comprado en Buenos Aires inficionados de las viruelas. Disminuyéronse también mucho en las guerras con sus vecinos al norte los Picunches, Peguenches, y Taluheches, quienes aliándose, bajan algunas veces del lado de la Cordillera, y los sorprenden; en cuyo tiempo, no tienen otro recurso para librarse de los enemigos que atravesar el rio nadando, lo que los otros no pueden hacer; pero con la prisa y confusion de la fuga, dejan sus hijos detras, caen en las manos de los enemigos inhumanos, que los degüellan, sin perdonar aun los de cuna. Sin embargo, no son siempre estos ataques tan secretos que no tengan algunas veces noticias de ellos, y no escapen entonces muchos de la furia de esta bárbara nacion, cuyo cacique Cancapol hace vanidad de mostrar á sus huéspedes montones de huesos, calaveras, &a. La política de este cacique es de mantener la paz con los españoles para que su gente pueda cazar con seguridad en los campos de Buenos Aires, dentro las fronteras de Matanza, Conchas y Magdalena, y las montañas: no permitiendo que las otras tribus pasen de Lujan, para mantenerla también al sur; á cuyo fin se ponen sus caciques y confederados á cazar en los meses de Julio, Agosto y Setiembre, en los parages donde pueden observar los movimientos de sus enemigos, á quienes muchas veces atacan y destruyen, pero por esta razon jamas hicieron estos indios la guerra á los españoles (aunque son en extremo celosos de ellos), hasta el año de 1738 y 40, cuyos motivos fueron los siguientes.

Los españoles, con poco juicio y mucha ingratitud, echaron de su territorio á Mayu-Pili-ya, el único cacique Taluheche que los estimaba, obligándole á retirarse á tal distancia que no pudiese recibir socorro alguno, expuesto á sus enemigos, hechos tales, defendiendo los territorios de los españoles del resto de sus paisanos y Picunches. Despues de la muerte de este cacique, algunas partidas de los Taluheches y Picunches atacaron las caserias del rio Areco y Arrecife, guiados por Hencanantu y Carrulonco, adonde acudieron los españoles con su mariscal de campo D. Juan de San Martin para coger los ladrones. Pero como llegaron tarde, se dirigieron al sur para no volverse con las manos vacias. Allí encontraron las tiendas del viejo Caleliyan con una mitad de su gente, que no sabiendo lo que habia pasado, estaba durmiendo sin la menor sospecha de peligro, y entonces sin examinar si estos eran ó no los agresores, hicieron fuego sobre ellos matando, muchos con sus mugeres é hijos. Los demas dispertándose, y viendo el triste espectáculo de sus mugeres y niños muertos, se resolvieron á no sobrevivir á tal pérdida, y cogiendo las armas, vendieron sus vidas tan caro como pudieron; pero al fin fueron degollados con sus caciques.

El jóven Caleliyan estaba entonces ausente; pero teniendo noticia de lo que habia pasado, se volvió en ocasion que los españoles se iban retirando; y viendo á su padre, parientes y amigos degollados, resolvió vengarse prontamente, á cuyo fin llevando como unos 300 hombres, se hecho sobre la villa de Lujan, mató gran número de españoles, tomó algunos cautivos, y robó algunos millares de ganado. Sobre esto levantaron los españoles con toda brevedad, (aunque no bastante para coger un enemigo tan ligero) casi 600 hombres de su milicia y tropa reglada. No pudiendo alcanzarle se volvieron al rededor de las lagunas de sal, y bajaron al Casuhati donde estaba el cacique Cangapol con algunos indios, que prudentemente se habian retirado. Hallandose chasqueados aquí, fueron por la costa hácia el Vulcan, donde encontraron una tropa de Guilliches, quienes no siendo enemigos, salieron sin armas á recibirlos, no teniendo la menor sospecha de peligro alguno. Pero sin embargo de esto, y de haber intercedido á favor de estos pobres, un oficial de la tropa española, fueron cercados, y tallados en piezas por orden del Mariscal de Campo, quien concluida esta victoria, marchó con su gente al Salado, que está cerca de 40 leguas de la ciudad, y casi 20 de las quintas ó caserías de Buenos Aires, donde un cacique Tehuel, llamado Tolmichi-ya, pariente de Cangapol, amigo y aliado de los españoles, estaba acompañado bajo la protección del Gobernador Salcedo. Este cacique con la carta del Gobernador en la mano, y mostrando su licencia, fué muerto de un pistoletazo que le dió en la cabeza el Mariscal de Campo. Todos los indios tuvieron esta desgracia, quedando cautivas las mugeres y niños, con el hijo menor del cacique. Por fortuna el mayor habia salido dos dias antes á cazar caballos silvestres, con una partida de indios.

De tal manera exasperó esta cruel conducta del Maestre de Campo á todas las naciones de Puelches y Moluches, que tomaron al punto las armas contra los españoles, quienes se vieron de repente atacados desde las fronteras de Córdoba y Santa Fé, todo á lo largo del Rio de la Plata, frontera de 400 leguas; de modo que les era imposible defenderse, porque los indios se echaban en pequeñas partidas volantes sobre muchas villas y caserias á un mismo tiempo, y la luz de la luna impedia el descubrir su número; y así mientras los españoles los perseguian por una parte, dejaban los demas sin resguardo.

Cangapol, que con sus Tehuelches habia vivido hasta entonces en gran amistad con los españoles, se irritó sumamente al ver la maldad ejecutada con su hijo, la muerte de sus amigos los Guilliches, la de su amado pariente, y otros, y manera indigna con que trataron sus cadáveres; y aunque entonces tenia cerca de 60 años, salió al campo á la cabeza de mil hombres (otros dicen cuatro mil) compuestos de Tehuelches, Guilliches, y Peguenches: se echó sobre el distrito de la Magdalena, distante cerca de 4 leguas de Buenos Aires, y repartió sus tropas con tanto juicio, que limpió y despobló, en un dia y una noche, mas de 12 leguas del pais mas poblado y abundante. Mataron muchos españoles, é hicieron cautivas un gran número de mugeres y niños, y robando ademas, pasadas de veinte mil cabezas de ganado, fuera de caballos. En esta expedicion los indios solo perdieron un Tehuelche, el cual apartándose de los demas con esperanza de hacer presa, cayó en manos de los españoles. Cangapol hijo de Cacapol, fué perseguido y alcanzado; pero los españoles no se atrevieron á atacarle, aunque eran dos veces mas numerosos, porque ellos y sus caballos estaban de tal modo cansados, en una marcha de 40 leguas, sin tomar refresco alguno.

Los moradores de Buenos Aires, teniendo aviso anticipado de este ataque, por los fugitivos, se vieron en la mas terrible consternacion. Muchos oficiales militares corrian por las calles, con la cabeza desnuda, en un estado de distraccion, habiéndose llenado de gente las iglesias y casas religiosas, á donde se refugiaban, como si el enemigo estuviera á las puertas de la ciudad. Los españoles humillados con este golpe, quitaron la comisión al Mariscal de Campo, y nombraron otro en su lugar, levantando un ejército de 700 hombres que marcharon al Casuhati, no para renovar la guerra, sino para pedir paz. Todo un año se pasó despues de la última victoria, sin hacer cosa alguna: en cuyo tiempo los indios, con un joven cacique Cangapol á su cabeza, levantaron un ejército de cerca de 4000 hombres, compuesto de aquellas diversas naciones, con el cual pudiera hacer frente á todos los españoles; pero sin embargo de estas ventajas, dieron oidos á la propuesta del nuevo Mariscal de Campo, á quien tenian por su amigo. Este, temiendo las consecuencias de una nueva guerra, ofreció entre otras condiciones, entregar todos los indios cautivos, sin mas consideracion que el redimir los cautivos españoles. Un jesuita misionero, que fué al campo español con algunos Chechcheches y Tehuelches convertidos, representó vivamente que aquella condicion era indigna é inadmisible, no evitando por este medio un próximo rompimiento. Propuso un cambio reciproco de prisioneros; pero fué tan grande el miedo de esta guerra, que no se hizo caso de su proposicion, aunque muchos indios no pedian condiciones mas ventajosas. Algunos caciques de los Tehuelches, que habian llevado consigo sus cautivos, inmediatamente los entregaron haciendo la paz, no entendiendo la proposicion del Mariscal de Campo en otro sentido, que el de la mutua entrega de sus prisioneros. Los Moluches fueron por fin á Buenos Aires, y redimieron sus indios, y los de los Tehuelches, sin entregar los cautivos españoles que tenían. Desde entonces los Tehuelches, tentados con las esperanzas de presas, han hecho cada año incursiones en el territorio de Buenos Aires, robando mucho ganado. No obstante este ha sido el mayor daño que han hecho hasta el año de 1767, en que habiendo sido insultados, renovaron la guerra y cautivaron mucha gente, de forma quede las escuadras españolas que los persiguieron, solo dos se escaparon: siguiéndolos luego y alcanzándolos largamente con un cuerpo mayor de tropas, su coronel Catani;pero les pareció mas conveniente no molestarlos, temiendo les sucediese lo que á sus compañeros.

Los Tehuelches, que habia desde el levante al poniente del rio de los Sauces, donde aun hoy dia habitan, confinan por el nord-este con los Checheheches, y por el este con un gran desierto, que empieza á cerca de 40 leguas de la boca del Rio Negro hacia el sur, y se extiende casi hasta el estrecho de Magallanes: por el poniente lindan con los Guiliiches, que habitan las costas de Chiloé, y se extienden á 44 grados de latitud meridional. Todo su país es montuoso con valles profundos, pero sin rios considerables, por lo que los habitantes están obligados á surtirse del agua de las fuentes y riachuelos, que terminan en lagunas, donde bajan sus ganados. Cuando estas lagunas se secan (lo que sucede en el rigor del verano) van por agua al Rio Negro, ó á otra parte. Esta nacion no siembra ni planta, siendo su principal alimento los guanacos, liebres y avestruces, de que abunda esta tierra; y la carne de yeguas, cuando la pueden lograr.

La falta de este alimento hace que estén en perpetuo movimiento, de un país á otro para buscarlo, de manera que van en grande cuadrillas algunas veces al Casuhatí, otras á las montañas del Vuulcan, ó Tandil, y otras á las llanuras cerca de Buenos Aires, distante 300 ó 400 leguas de su país. Entre todas las naciones del mundo no se hallada otra mas inquieta, ni mas inclinada á vagar que esta; porque ni una extrema vejez, ceguera, ú otro cualquier mal, es capaz de contenerlos; son fuertes, bien hechos, y no tan cetrinos como los otros indios. Algunas de sus mugeres son tan blancas como las españolas: son corteses, civiles y de buen natural; pero muy inconstantes en guardar sus palabras y contratos; son robustos y guerreros, y no temen la muerte. Su número es mucho mayor que el de las otras raciones, y casi igual al de todas las que habitan estas parte. Son enemigos de los Moluches, á quienes temen mucho, y á quienes, sin embargo de ser tan terribles á los españoles, ha tiempo habrian arruinado, si hubiesen estado tan bien provistos de caballos como ellos, sin que los Diviheches, ni los Tehuelches pudiesen resistir á sus fuerzas.

Al sur de estos viven los Chichilau-cunis y los Sehau-cunis, que son los indios mas meridionales que andan á caballo. Sehau, significa en lengua de Tehuel una especie de conejo negro, del tamaño de una rata del campo; y como su país abunda de estos animales, talvez tomaria de aquí su nombre: cuni significa gente.

Parécense mucho estas dos naciones á los Tehuelches, con tal cual diferencia en su idioma, lo que se puede atribuir á la comunicacion con los Pay-yus, y Rey-yus, que viven sobre las costas orientales y los estrechos.

Todos los Tehuelches hablan diferente lengua de los otros Puelches y Moluches; y esta diferencia no solamente incluye palabras, sino tambien las declinaciones y confusiones, aunque usan algunas de las dos naciones; por egemplo, de una montaña, llaman calille, y los Moluches calel, pero los Puelches casu. Pichua, en lengua de Tehuel, es el nombre del guanaco, pero no tiene semejanza con luchan ó huan, de la de los Moluches, ni yagip, agua con coni yagui, aguaducho; con cohue, ni cani, gente, con che o hel. Inclinome á pensar que estas naciones de Tehuelches son los que los misioneros de Chile llamaban Peiyus, respecto que viven en el parage de este nombre mismo, aunque es verdad que se acercan ya á la costa.

La última de estas naciones de Tehuel, son los Yacana-cunis, que significa gente de á pié, porque como no tienen caballos en su país, caminan siempre así: confinan por el norte con los Sehau-cunis. Por el poniente con los Rey-yus, de quienes se dividen por una hilera de montañas, por el este con el Océano, y por el sur con las islas de la Tierra del Fuego, ó el mar del sur. Estos indios viven cerca del mar, sobre los dos lados del Estrecho, y se hacen muchas veces la guerra unos á otros. Usan de unas flotas ligeras, como las de Chiloé, para pasar el estrecho. Son atacados algunas veces por los Guilliches, y por los otros Tehuelches, que los llevan consigo, como esclavos, como que no tienen nada que perder mas que la libertad y la vida. Viven principalmente del pescado que cogen, ya zambulléndose, ó echándole dardos: son muy ligeros y atrapan guanacos y avestruces con sus bolas. Su estatura es igual á la de los otros Tehuelches, excediéndose rara vez de siete pies, y algunas no pasan de 6; es gente inocente y de buena intencion.

Cuando los franceses o españoles iban (como frecuentemente lo hacian) á la Tierra del Fuego á buscar leña para quemar en la colonia de Malvinas, esta gente les daba la asistencia que podia; y para convidarlos, y que fuesen conocidos, colgaban una bandera blanca, porque tenian tal horror á la encarnada de que usan los ingleses, que inmediatamente huian. Los franceses y españoles atribuyen esto á haberse tirado cañonazos de algunos navios ingleses, con cuyo ruido espantaron de tal modo á los indios, que jamas se atreven á bajar, cuando vén la bandera colorada. Esto pudiera muy bien ser; pero es cierto que se han usado varios artificios, para que esta gente no tuviera comunicacion con los ingleses. Un cacique de esta nacion, que vino con otros Tehuelches á visitarme, me dijo que había estado en una casa de madera que andaba sobre el agua. Como dijo esto pocos años despues que el Almirante Anson habia pasado el mar del sur, concebí que el cacique estaria en uno de los navios pertenecientes á esta escuadra.

Todas estas naciones de Tehuelches se llaman por los Moluches, Vuck-Guilliches, ó la grande gente meridional. Los españoles los llaman Monteces, aunque no saben de donde vienen: los demas de Europa los llaman Patagones.

He visto caciques de todas las naciones de indios, habitantes en la parte meridional de la América, y observado que los Puelches ó indios orientales eran altos, pasando alguno de ellos de siete pies y medio de alto, siendo de la misma raza de los que no tienen mas que seis. Los Moluches ó indios occidentales que viven en las montañas, son generalmente de baja estatura, pero gruesos.

Los moradores de las montañas nubladas de la Cordillera, se matan frecuentemente á si mismos, lo que no hacen los indios orientales.

Llamábanse sus caciques Cacapol, Cangapol, Yampalco, Tolimichiuya, Guelmen, Saasimiyan, Yepelche, Marique, Chuyentura, Guerquen, Clusgell, Millarsuel y Tamu.

La noticia de que hay una nacion en estas partes, descendientes de los europeos, ó del resto de los que naufragaron, es como ciertamente creo falsísima, y sin el menor fundamento, causada de no entender la razón que dan los indios: porque si se les pregunta en Chile, concerniente a alguna colonia interior de españoles, responden que hay villas, y gente blanca, entendiendo por esto Buenos Aires &a., y así vice versa, sin tener la menor idea de los moradores de estos dos países distantes, sean conocidos los unos de los otros.

Haciendo yo á los indios alguna pregunta sobre esta parte, vi que mi congetura era cierta, pues reconocieron, nombrándoles Chiloé, Valdivia, &a., que estos parages eran los que ellos entendian bajo la descripcion de colonias europeas.

Lo que hace mas increíble haber esta colonia de los Cesares, es la misma imposibilidad moral, de que 200, á 300 europeos, casi todos hombres, pudiesen sin tener comunicacion alguna con un pais civilizado, penetrar por medio de tantas naciones belicosas, y mantenerse como una república separada en un pais que no produce cosa alguna, y donde los moradores subsisten solo con la caza, y todo esto por espacio de 200 años, (según nos dice la historia); sin haber sido estirpados, muertos, ó hecho esclavos por los indios, ó sin perder las apariencias de europeos, entremezclándose con ellos: fuera de que no hay un pié de tierra de este continente, por donde las gentes vagabundas, no pasen cada año; pues aun el desierto inhabitado que está á la orilla del Océano Atlántico, es frecuentado como paso, así para enterrar los huesos de sus difuntos, como para coger sal. Sus caciques y otros de reputacion y crédito entre ellos, me aseguraron que no habia gente blanca en todos aquellos parages, excepto los que son muy conocidos de toda Europa, á saber, los de Chile, Buenos Aires, Chiloé, Mendoza, &a.





De la religion política y costumbres de los Moluches y Puelches.


Los indios creen en dos potencias superiores, la una buena, y la otra mala. A la buena llaman los Moluches Toquichen, que quiere decir gobernador de la gente. Los Taluheches, y Diviheches, la llaman Soychu, que significa en su lengua el Presidente de la tierra, de la venida fuerte. Los Tehuelches, Guayava-cuni, esto es, Señor de los difuntos.

Han formado un número de deidades, creyendo que cada cual preside sobre una raza, ó familia de indias, de quien se supone haber sido el Criador. Unos le hacen de la raza de los tigres, algunos del león, otros del guanaco, y otros del avestruz &a. Imaginan que estas deidades tienen sus moradas separadas debajo de alguna laguna, montaña, &a., y cuando algun indio muere, vá su alma á vivir con aquella deidad, que preside sobre su particular familia, y que goza la dicha de estar enteramente borracho.

Creen que sus buenas deidades crearon el mundo, y que primero criaron los indios en sus cuevas, dándoles á cada uno una lanza, arco y saetas con sus bolas de piedra para pelear y cazar, y echándolos luego al mundo para proveerse á si mismos. Imaginan tambien que las deidades de los españoles hicieron otro tanto con ellos, pero que en vez de proveerlos de lanzas, arcos, &a,, les dieron escopetas y espadas, y suponen que las bestias, aves y animales menores fueron criados; que los mas ligeros salieron inmediatamente de sus cuevas; pero que los toros y vacas, siendo los últimos, espantaron de tal modo los indios, por razón de sus astas, que inmediatamente taparon las bocas de las cuevas con piedras grandes, á lo cual atribuyen la falta de ganado vacuno en aquel país, hasta que los españoles lo llevaron allí, quienes con mas cordura los dejaron salir de sus cuevas.

Formaron tambien otra creencia, que despues de la muerte han de volver otra vez á sus cuevas divinas, añadiendo que las estrellas son los indios antiguos, y que la via léctea es el campo donde van á cazar los avestruces, cuyas plumas son las dos nubes meridionales. Llevan la opinion de que la creacion aun no se ha acabado, ni que todo haya venido á la luz del dia en este mundo superior.

Sus hechiceros, tocando sus tambores, y haciendo ruido con sus calabazas llenas de conchas, pretenden ver debajo de la tierra hombres, ganados, &a., con tiendas de aguardiente comun, cascabeles, y otras varias cosas: pero estoy bien asegurado que todos ellos, ó la mayor parte, no creen en esta tonteria, porque el cacique tehuel, llamado Chechuentuya, me vino á ver una mañana, y darme razón de un nuevo descubrimiento hecho por uno de sus hechiceros de paises subterráneos, que estaban debajo del lugar donde vivíamos. Pero riéndome de él, y exponiéndole su simplicidad de dejarse engañar de tales fábulas, respondió Epucungeigu, esto es, cuento de viejas.

La mala potencia se llama por los Moluches Huecusú, esto es, el vagador; por los Tehuelches y Checheheches, Atikan, Nakannatz, y por los otros Puelches, Valichu.

Confiesan haber un gran número de demonios vagando por el mundo, á quienes atribuyen todo el mal que se hace, sea á hombres ó á mugeres, y aun á bestias; estando tan obstinados en esta creencia, que aseguran que todo el cansancio ó fatiga de sus largas jornadas ó trabajo, viene de estos demonios. Suponen que cada uno de sus hechiceros tiene dos demonios familiares, que les asisten continuamente, y les avisan todo lo futuro, y aun lo que pasa al presente, á gran distancia de ellos; que los ayudan á curar sus enfermos, peleando y echando fuera, ó apaciguando los otros demonios que los atormentan. Creen tambien que las almas de estos hechiceros, despues de muertos, son otros tantos demonios.

Dirigen enteramente su culto á esta mala potencia, exceptuando algunas ceremonias particulares que usan con respecto á sus difuntos. Para practicar su culto se juntan en la tienda del hechicero, el cual está escondido en un rincon de ella, donde tiene un pequeño tambor, una ó dos calabazas rodeadas de conchas, y algunas bolsas de piel pintadas, en que guarda los materiales de sus encantos: comienza la ceremonia haciendo un gran ruido con el tambor y calabazas; finge luego una epilepsia en que lucha con el diablo, que supone entra en el, teniendo los ojos levantados, las facciones torcidas, echando espuma por la boca, y sus coyunturas descompuestas; hasta que despues de varias y violentas mociones, queda recto y en disposicion de un hombre que se halla con epilepsia: despues de lo cual vuelve como que ha ganado la batalla contra el demonio, fingiendo dentro de su tabernáculo una voz desmayada, chillona y dolorida, como si fuera de un mal espíritu que se supone vencido; y finalmente, tomando una especie de asiento en tres pies, responde de allí á todas las cuestiones que se le proponen: que sea bien ó mal nada quiere decir, porque en caso de suceder lo último, se echa la culpa al demonio. En todas estas ocasiones se pagaba bien al hechicero.

Sin embargo, la profesion de estos hechiceros es muy peligrosa, porque sucede muchas veces que cuando muere algún gefe indio, matan algunos hechiceros, y especialmente si habian tenido disputa con el difunto, respecto que los indios echan por lo común la culpa á estos hechiceros, y á sus demonios. En caso de haber pestes y epidemias, de que mueren muchos, tambien lo pagan los hechiceros. Por las viruelas que sucedieron á la muerte de Mayupilqui-ya y su gente, que casi destruyeron enteramente los Checheheches, Cangapol mandó matar todos los hechiceros, para ver si por este medio cesaba el mal.

Los hechiceros son de ambos sexos. Los hombres están obligados (por decirlo así) á dejar su sexo, y vestirse de muger, no siéndoles permitido casarse, aunque si á las hechiceras. Son elegidos para este oficio desde niños, dándose la preferencia á los que están mas dispuestos desde su primera edad á condicion femenina. Vístense muy temprano en trage de mugeres, y se les dá un tambor y matraquillas, como pertenecientes á la profesión que han de seguir.

Los que padecen el mal de epilepsia, ó chorea sanabita, se eligen inmediatamente para este oficio, como si fuesen los demonios mismos, de quienes se suponen están poseidos, causándoles las convulsiones, y contorciones comunes en los parasismos epilépticos.

El entierro de sus difuntos, y reverencias supersticiosas hechas en su memoria, tienen muchas ceremonias. Cuando un indio muere, una de las mugeres mas distinguidas, es nombrada inmediatamente para hacer el esqueleto del cuerpo, sacándole las entrañas, y quemándolas hasta que se hagan cenizas; descarnando los huesos, y enterrándolos luego, hasta que la carne esté del todo consumida, ó hasta moverlos, (lo que se debía hacer al año de su entierro, aunque algunas veces lo ejecutan á los dos meses), al lugar propio en que fueron enterrados sus antecesores.

Los Moluches, Talhueches y Diviheches, guardan fielmente esta costumbre. Pero los Checheheches, y Tehuelches ó Patagones, ponen los huesos en alto, sobre cañas entretejidas, hasta que se sequen, y se blanqueen con el sol y la lluvia.

Durante la ceremonia de hacer los esqueletos, se visten los indios de mantos largos de pieles, cubriendo las caras con ollin, y andando al rededor de la tienda, con unas adargas ó lanzas en las manos, cantando tristemente, ó hiriendo la tierra para espantar los valichos, ó demonios. Algunos van á visitar y consolar á la viuda, ó viudas y parientes del difunto, esto es, si hay algo que ganar, porque nada hacen sin interes. Durante esta visita de pésame, lloran, aúllan y cantan de una manera muy dolorosa, forzando las lagrimas, y punzando los brazos y muslos con espinas agudas, hasta sacar sangre. Por esta muestra de dolor se les paga muy bien, con cuentas de vidrios, cascaveles de bronce, y otras niñerías que tienen grande estimacion entre ellos. Los caballos del difunto se matan inmediatamente, para ir á caballo á Alhuemapu, ó pais de los difuntos, reservándose solo unos pocos para adornar la pompa funeral, y transportar sus reliquias á sus propias sepulturas.

Las viudas están obligadas al llanto, y al ayuno, por todo un año despues de la muerte de sus maridos, reduciéndose á estar encerradas en sus tiendas, sin comunicacion con persona alguna, á no salir de ellas sino para lo necesario de la vida, á no lavarse las manos ni la cara ennegrecidas con el ollin, y abstenerse de carnes de caballo y vaca: y tierra adentro, donde no hay abundancia de las de avestruz y guanacos, aunque pueden comer cualquiera otra cosa.

No pueden durante el año casarse mientras el luto, pues si en este tiempo ha tenido alguna viuda comunicacion con algún hombre, los parientes del difunto matan á ambos, si no resulta haber sido ella violentada. No he descubierto que los hombres estén obligados al mismo llanto en la muerte de sus mugeres.

Cuando transportan los huesos de sus parientes, los ponen en una piel, sobre los caballos mas favorecidos del difunto, que dejan vivos á este fin, adornándolos á la moda, con mantos, plumas, &a., y caminando de esta manera muchos dias, hasta que llegan á la sepultura propia, á donde hacen la última ceremonia.

Los Moluches, Tahueches y Divieches, entierran sus difuntos en hoyos grandes y cuadrados. Juntan los huesos y los guardan, atando cada uno en su respectivo lugar, y cubriéndolos con las mejores telas que pueden encontrar, adornadas de cuentas, plumages, &a. Todo lo cual se limpia ó muda una vez al año. Estos hoyos están cubiertos de vigas, árboles ó cañas entretejidas, sobre lo cual echan la tierra. Escogen una matrona antigua de cada tribu, para cuidar de sus sepulturas; por cuya razon se tiene este empleo en gran veneracion. Su oficio es abrir cada año estas tristes moradas, cubrir y limpiar estos esqueletos, echando entonces en ellas algunas vasijas de chicha que hacen, y de que beben á la buena salud de los difuntos. Estas sepulturas no son siempre muy distantes de sus ordinarias habitaciones: colocan alrededor de ellas los esqueletos de sus caballos muertos, en pié, apuntalados o sostenidos con palos.

Los Tehuelches ó Patagones meridionales, se diferencian en alguna cosa de los otros indios. Despues de haber secado los huesos de sus difuntos, los llevan á gran distancia de sus moradas al desierto, y poniéndolos en su propia forma con los adornos ya dichos, los dejan en una choza erigida á este fin, con los esqueletos de sus caballos al rededor.

En la expedicion de 1746, algunos soldados españoles, caminando cerca de treinta leguas al poniente del puerto de San Julian, encontraron uno de estos sepulcros, que contenia tres esqueletos, y los de tantos caballos apuntalados al rededor.

No es fácil figurar una forma regular de gobierno ó constitucion civil entre estos indios. El poco que tienen parece que consiste en un pequeño grado de sugecion que deben á sus caciques. El oficio de estos es hereditario y no electivo, teniendo todos los hijos de un cacique derecho para tomar esta dignidad. Se encuentran algunos indios que la dejan por su poca importancia.

El cacique tiene poder de proteger á cuantos se le acogen; de componer, ó hacer callar en cualquiera diferencia, ó disputa, ó de entregar al ofensor para ser castigado con pena de muerte, sin estar obligado á dar razón de ello, porque en estos casos su voluntad hace ley. Generalmente es susceptible de cohecho, entregando sus vasallos, y aun sus parientes cuando le pagan bien. Según sus órdenes acampan, y marchan los indios de un país á otro para morar ó cazar, ó hacer la guerra. Frecuentemente los cita á su tienda, donde les hace sus arengas relativas á su conducta, las exigencias del tiempo, las injurias que han recibido, y las medidas que se deben tomar, &a. En estas ocasiones ostenta, y exagera sus proezas, y mérito personal. Si tiene elocuencia es muy estimado, pero si le falta este talento, emplea por lo común un orador que supla sus veces. En casos de importancia, especialmente de guerra, cita un consejo de los principales indios y hechiceros, con quienes consulta sobre lo conducente, ya para defenderse, ya para atacar á sus enemigos.

En una guerra general, cuando muchas naciones se alian con su común enemigo, eligen un Apo, ó Comandante en gefe de entre los viejos, y mas celebrados caciques, cuyo honor aunque electivo, ha muchos años que en alguna manera se ha hecho hereditario en la familia de Cangapol, quien va á la cabeza de los Tehuelches, Checheches, Guilliches, Peguenches y Diviheches, cuando se unen sus fuerzas. Acampan regularmente á 30 ó 40 leguas del pais de los enemigos, para no ser descubiertos, y enviar sus espías á examinar los parages, y plazas que quieren atacar. Escdndense de dia, y salen de noche para señalar todas las casas y quintas de los lugares que se proponen atacar, observando con la mayor exactitud su disposicion, número de sus moradores, y modos de su defensa. Informados bien de todo, lo participan al grueso del ejército, para que luego que se pase el plenilunio, y tengan la luz necesaria para su trabajo, marchen al ataque. Al punto que se acercan al parage señalado, se separan en diferentes cuerpos pequeños, teniendo cada uno determinado á su ataque sobre tal casa, ó tal quinta. Empiézanle á pocas horas después de media noche, matando á todos los hombres que se les oponen, y cautivando á todas las mugeres y niños. Las de los indios, siguen á sus maridos armadas con porras, varas, y algunas veces espadas, para desbaratar y robar cuanto encuentran en las casas, como vestidos, utensilios domésticos, &a. y cargadas con su presa, se retiran lo mas presto que pueden, sin pararse de dia ni de noche, hasta hallarse á gran distancia, y fuera del peligro de ser alcanzados por sus enemigos. Aquí paran, y reparten su presa, lo que rara vez hacen sin perder las amistades, terminando por lo común en riñas, y efusion de sangre.

Otras veces hacen una especie de guerra volante, con cuadrillas de 50 ó 100 hombres en cada una; pero entonces no atacan sino las quintas ó casas de campo, manejándose con mucha aceleracion, tanto en el ataque, como en su retirada.

Sin embargo no tienen los caciques poder de imponer contribuciones, ni quitar cosa alguna á sus vasallos, ni aun obligarlos á servir tal ó tal empleo, sin que se les pague, debiendo por el contrario tratarlos con la mayor benignidad, y algunas veces aliviarlos en sus necesidades, si no quieren que se sometan á algún otro. Por esto, muchos Ghúlmenes, ó hijos de caciques, no quieren tener vasallos, costándoles caro, y sirviéndoles muy poco. Ningún indio, ó cuerpo de ellos puede vivir sin la proteccion de algún cacique, según la ley de aquellas naciones, y si algunos de ellos se atreviesen á hacerlo, le matarían, ó cautivarían al punto que fuese descubierto.

En caso de recibir alguna injuria, la parte agraviada usa de todos los medios posibles para hacerse justicia, sin embargo de la autoridad del cacique. No conocen mas castigo, ó satisfaccion que la de pagarles ó remitirles la injuria ó daño hecho, con alguna cosa de valor en su estimacion, porque no usan dinero, ni castigan de otro modo que quitándoles la vida. No obstante, cuando la injuria es despreciable, y el ofensor pobre, se contenta el ofendido, con solo castigarle en las espaldas con sus bolas de piedra. Si el ofensor es poderoso, le dejan, á menos que el cacique no medie, y le obligue á dar satisfaccion.

Las guerras, que estas diversas naciones tienen unas con otras, y con los españoles, nacen algunas veces de las injurias recibidas, porque son inclinados á la venganza, aunque mas frecuentemente provienen de la falta de viveres, ó deseo del pillage.

Aunque dichas naciones tengan entre sí continuas disputas y desavenencias, muchas veces se juntan contra los españoles, eligiendo un Apo, ó Capitán General otras. Cada nacion hace la guerra por si misma. En las guerras con los españoles de Buenos Aires, los Moluches asisten en calidad de auxiliares, siendo elegidos sus gefes de entre los Puelches, porque conocen mejor el pais. Por la misma razón, en las guerras con los españoles de Chile, se eligen gefes Moluches.

Sus casamientos se hacen por ventas, comprando los hombres á las mugeres, á sus parientes mas cercanos, y muchas veces muy caras. Su precio son cuentas, cascabeles, vestidos, caballos, ó cualquiera otra cosa de estimacion entre ellos. Hacen su contrato con ellas, pagando parte del precio, cuando son muy jóvenes, y muchos años antes que tengan la edad competente, para casarse. A cada indio es permitido tener cuantas mugeres pueda comprar ó mantener. Las viudas ó huérfanas tienen libertad de casarse con quien quieran, las demas están obligadas á someterse al contrato de venta, aun contra su inclinacion. Rara vez sucede, no obstante, que un indio tenga mas que una muger (aunque algunos han tenido dos ó tres á la vez, especialmente los Ghúlmenes, ó caciques), ocasionado de no haber muchas; y estas tan caras, que ni aun una quieren.

Gastan poca ó ninguna ceremonia en sus casamientos, Al tiempo señalado, los parientes conducen la novia á la habitacion de su esposo, y la dejan con él, ó la esposa se va por si misma, estando cierta de ser bien recibida: la mañana siguiente la visten sus parientes, antes de levantarse, y encontrándola en la cama con su esposo, el casamiento está concluido; pero siendo forzados muchos de estos casamientos, por parte de la muger, se desgracian ordinariamente. La contumacia de la muger apura algunas veces la paciencia del marido, quien entonces suele echarla de casa, o venderla al sugeto que ella mas quiere; pero rara vez la hiere, ó trata mal. Otras veces la muger huye de su marido, y se va á su galan, el cual, si es mas poderoso, ó de casa mas alta que su marido, obliga á este á estarse quieto, y aguantar la afrenta, y pérdida de su muger; á menos que algún amigo mas poderoso, no haga que el galan la restituya, ó componga la materia, en que por lo común se acomodan fácilmente.

Las mugeres que una vez aceptaron sus maridos, son generalmente muy fieles y trabajadoras, sus operaciones y fatigas no tienen intérvalo, porque ademas de criar sus hijos, están obligadas á someterse á toda especie de trabajo y servidmnbie, excepto cazar y pelear ; y aun de esto último no están siempre exentas. El cuidado de los negocios domésticos cae enteramente sobre ellas. Traen la leña y el agua, hacen la cocina, componen la casa, remiendan y limpian las tiendas, y cosen las pieles, haciendo de las menores sus mantillas ó carapas: hilan, y hacen ponchos ó macuñes: cuando caminan lian cada cosa, aun los palos de sus tiendas que están obligadas á quitar y poner todas las veces que es necesario, cargando, descargando y acomodando el bagage, atando las cinchas á las sillas, y llevando las lanzas de sus maridos, que no pueden aliviarlas jamas, aun en el mayor aprieto, sin incurrir en grande ignominia. Las mugeres de distincion, ó las parientas de los caciques pueden tener esclavos que las ayuden, aun en lo mas penoso de sus trabajos; pero si carecen de ellos, deben aguantar como las demas. Corresponde al marido hacer las provisiones de caballos, avestruces, guanacos, liebres, jabalíes, armadillos, antas, &a., ó lo que el país produce. Tambien provee á su muger de pieles para la tienda, y para vestirse; aunque algunas veces compran á los españoles paños, mantillas, ó géneros de Europa, igualmente que pendientes, cascabeles, cuentas de vidrio azules, que son entre ellos de la mayor estimacion. Les he visto cambiar una poncha, ó mantilla de pieles de zorras pequeñas, tan finas y hermosas como las de armiño, de cinco á siete pesos cada una, por cuatro hilos, ú órdenes de cuentas, que no valían mas de cuatro peniques, ó poco mas de real y medio de España de vellón. Los Moluches tienen grandes rebaños de ovejas, por razón de su lana, y siembran una pequeña cantidad de trigo; pero los Puelches dependen absolutamente de la caza, y por esto mantienen muchos perros, que llaman thehua.

Aunque sus casamientos sean voluntarios, sin embargo una vez que estan de acuerdo y tienen hijos, con dificultad se separan aun en la extrema vejez. El marido protege á su muger contra cualesquiera injurias, tomando siempre su partido aunque ella no tenga razon, lo cual causa frecuentemente efusion de sangre. No obstante, no le quita esta adhesion el derecho de reprenderla en secreto. Rara vez le pone las manos, y si la sorprende en un trato criminal echa toda la culpa al galan, á quien corrige con toda severidad, si no satisface la injuria con un buen regalo.

Tienen tan poca decencia en estos asuntos, que muchas veces envian supersticiosamente al mando de los hechiceros, sus mugeres á los bosques para prostituirse con los primeros que encuentran: pero tambien hay algunas que no quieren obedecer al marido, ni tampoco á los hechiceros.





Razon del idioma de los moradores de este país.


Son diferentes las lenguas de estos indios. Yo solamente aprendí la de los Moluches, por ser la mas cultivada y la mas universal; y sin embargo de que una larga ausencia de los mencionados paises, hizo muy dificultosa esta recoleccion, procuraré dar la mejor razon de ella que me sea posible, para satisfacer al curioso é inquisitivo.

Esta lengua es mucho mas copiosa, enérgica y elegante de lo que se debia esperar de una gente no civilizada: los nombres tienen solo una declinacion, siendo todos de un género común. Los tres casos dativo, acusativo y hablativo, tienen la misma terminacion con su adicion ó posicion. No hay en aquellos, sino dos números, singular y plural; pero los pronombres tienen tres, debiéndose expresar el dual, anteponiendo la palabra (que significa dos) á la adicion. Tambien los adjetivos preceden á los substantivos, sin mudar sus terminaciones en caso, ni en número, como cúme, bueno: cúme huenthu, un buen hombre ú hombre de bien, cúne-huentuengni, buenos hombres ú hombres de bien. Y así lo demas.


DECLINACION DE LOS NOMBRES.


Singular. Plural.
N. Huenthu ....... el hombre. N. Huenthu ó huenthu engn..los hombres.
G. Huenthu .. del hombre, &a.. G. Huenthu ó huenthu engn..de los hombres.
D. Huenthumo .......... Y así en adelante como se ha hecho en
el singular
A. Huenthunio..........
V. Huenthu.............
A . Huenthumo ó huenthu-engu


PRONOMBRES.


Ynche, yo, cime, tu, vie, él, tuu ó tuachi, este: velli, aquel, inei, á quien. quisu, él solo ó él mismo: inchequisu, yo mismo: inchui, nosotros dos: inchin, nosotros pasando de dos.

Y en la misma forma cimitu, cimitu, vosotros dos: eimn, vosotros. En los pronombres posesivos se une el genitivo de ellos, ó el signo del genitivo, como ni, mio ó mia, mi, tuyo ó tuya. También ni solo, ó solamente, está en uno algunas veces como adjetivo ó pronombre, y otras como adverbio.

Los verbos solo tienen una conjugacion, y jamas son irregulares ó defectivos. Formase de alguna parte de la oracion, ya dándole la terminacion de un verbos, ó añadiéndole el verbo gen, como se pronuncia nigen, el cual corresponde al verbo latino sum, est, fui, &a.


EGEMPLOS.


1.º Pile, cerca, p'llen ó p'llenguen, estoy cerca: p'lley ó p'llenguey, estoy cerca.— 2.° Cume, bueno, cumen, cumengen, cumelen, ser bueno. — 3.° Ata, mal ó malo: atan, atangen, ser malo, atal'n ó atalcan, corromper ó hacer malo.

Los verbos tienen tres números, singular, dual y plural, y tantos tiempos como en la lengua griega, los cuales se forman por la interposicion de ciertas partículas, delante de la última letra del indicativo, y de la última sílaba del subjuntivo, como —


Tiempo presente .... .... Elun..dar ..... Primer aoristo.. Eluabun
Imperfecto...... .... .... Elubun... ..... Segundo aoristo. Eluye abun.
Perfecto........ .... .... Eluye en.. ..... Primer futuro.. Eluan.
Pretérito perfecto .... .... Eluye elun ..... Segundo futuro. Eluyean


Los subjuntivos terminan con la partícula li, suprimiéndose la letra n del indicativo, y variando todos los tiempos como los de arriba, v. g.


Tiempo presente .... .... Eluli.... ..... Primer aoristo...... Eluabuli.
Imperfecto...... .... .... Elubuli... ..... Segundo aoristo. Eluye abuli.
Perfecto........ .... .... Eluye eli.. ..... Primer futuro.. El vale.
Pretérito perfecto .... .... Eluye ebuli ..... Segundo futuro. Eluye ali


Adviértese que los Guilliches usan frecuentemente eluvin y eluvili en eluyeen del perfecto del indicativo, ó del eluye eli del subjuntivo. Obsérvese que para el imperativo usan frecuentemente del futuro del indicativo, y algunas veces en la tercera persona, como elupe, que él dé, o déjale dar.

Un indio moluche que estaba comiendo huevos de avestruz, y necesitaba sal para ello, la pidió en mi presencia con estas palabras: chasimota iloavinquin, dejáme comerlos con sal; iloavin es el primer futuro, y no sé, si quin es mas que una partícula de adorno, como en la palabra chasimota, en que las dos últimas letras ta son superfluas, y solo usadas por la euphonia ó razon del sonido: chasimo, sin adicion alguna, es el ablativo de chasi, sal. Los tiempos se conjugan por todos sus números, y con estas terminaciones en el presente de indicativo.


Singular .... .... ni mi y.
Dual .... .... .... yu'imu igu.
Plural .. .... .... in im n'ngn.


Egemplo En el subjuntivo.
Singular elun .... Eluinil, eluy .... Singular .... li ..... lime .... liy.
Dual ....... eluy .... Eluimu, eluingu. Dual ....... liu ... limu .... lingu.
Plural ... elun .... Eluimin, el venga Plural... lim .. lim'n .... ling'n.


EGEMPLO.
Singular .... Eluli.. .... Elulimi .... Eluliy.
Dual... .... Elulio.. .... Elulimu .... Elulingu.
Plural.. .... Eluluin .... Elulim'n .... Eluling'n.


Del mismo modo se conjugan los demas tiempos.

Adviértase que el segundo aoristo, y el segundo futuro, están solo en el uso entre los Picunches, y no entre los Guilliches.

El infinitivo se forma de la segunda persona del indicativo, con el genitivo del pronombre primitivo, puesto delante á un pronombre posesivo, para significar la persona que hace ó padece, pudiéndose tomar de algunos de los nombres, como : — Ni elun, yo dar; ni elubun, tu dar; ni elubin, el dar.

Los demas posesivos son mi, tuyo ó tuya; yn, suyo ó suya: estos solo se usan en el singular.

Hay dos participios que se forman lo mismo que el infinitivo, para conjugarlos por todos tiempos, uno activo, y el otro pasivo: activo, elulu, dando la persona, pasivo eluel, la cosa dada, de donde se derivan.

Elubulu.. .... el que dió ....

Elubuel .... la cosa que fue dada.
Eluyeel .... la cosa que ha sido dada.
Elual, &a .. la cosa que será dada.

Eluyelu.. .... el que ha dado ....
Elualu... .... el que dará ....
Eluabulu. .... el que me debía dar ....


De todos estos, y de los verbos activos, se forman los positivos, añadiendo el verbo gen, y entonces muda la variación ó declinacion dicho verbo en todos los tiempos, quedando invariable el verbo adjetivo.


EGEMPLO.


Elugen .... Yo he dado Elungeuyeeli .... Yo hubiera podido ser dado
Elugebun .... Yo fui dado Elungeali &a .... Yo habré sido dado.
Elugeli .... Yo puedo ser d.


Usan tambien frecuentemente de la transicion, con que significan tanto la persona que hace, como la que padece, por la interposicion ó adicion de ciertas partículas para expresarlo. Tambien lo hacen los del Perú; pero estos se sirven de las mas difíciles, y en gran número. No creo que las lenguas de las naciones de los Puelches, de los de Chaco, ó Guaraníes tengan esta particular propiedad, ni que pueda acordarme del todas ellas para satisfacer debidamente; pero sin embargo procuraré dar la mejor razon posible de estas transiciones.


LAS TRANSICIONES SON SEIS.


De mi á ti, ó á Vds.: de V. á mi: de él á mi: de él á V., y de mi á él. La otra cuando es recíproca.

La primera transicion se expresa por eymi, eymu y eim'n en el indicativo; y elmi, elmu, elmin, en el subjuntivo, y esto en todos los tiempos, como —


Elun ... . Yo doy . Elueymu. .... Doy á Vds. dos.
Elueymi . Doy á V. Elueymin .... Yo, ó nosotros damos á Vds.


Y el subjuntivo eluelmi, eluelmu, eluelmin, con los otros tiempos sub-derivativos.

La segunda transicion es de Vd. á mi, y se expresa con la partícula en, como eluen, Vd. me dá: la cual tiene eluein, y eluein, dual y plural.

La tercera transicion es de él á mi, y se expresa así —


Singular.. Elumon.. Plural .. Elumoún (cuando somos muchos)
Dual.... Elumoin.


Y en el subjuntivo


Singular.. Elumoli.. Plural..Elumoliin.
Dual.... Elumoliyu


La cuarta transicion de él á ti, ó á Vds. Se forma añadiendo eneu á la primera persona singular, como elueneu, él te da, y eymu mo, eimin mo, en el dual y plural. Y en el subjuntivo, elmi mo, elmu mo, elm'n mo.

La quinta transicion, de mi á Vd., á él, á esto, ó aquella, se forma con la interposicion de la partícula vi, como —


Eluvin .. Yo le doy

Eluvimi. Tú le das

Eluvi... El le dá..

Eluviyu Nosotros le damos.
Eluvimu
Eluviu Nosotros le damos.
Eluvim'n


El subjuntivo es eluvili.

Me parece que esto es algo equívoco con el perfecto de los Guilliches: no obstante hacen uso de él, aunque conocen su impropiedad, y de otras muchas palabras susceptibles de varios sentidos; especialmente en las proposiciones, cuya inteligencia es muy difícil, por comprender cada una muchas significaciones, como puede verse en la declinacion de sus nombres.

La sesta, y última transicion se conjuga por todos los números, modos y tiempos, del mismo modo que los verbos simples, y se forma con la interposicion de la partícula huu, ó como se pronuncia, vu; por ejemplo.


Eluhuun ó eluvun ... Yo me doy.
Ayuwimi ....... .... Tu me das.
Ayuhui ........ .... El se ama.
Ayuhuim'n ..... .... Vds. se aman.


Tienen otro modo particular de componer los verbos, alterando sus significaciones, y expresando como, y de que manera se ha hecho la cosa, con la interposicion de algunas proposiciones, adverbios, adjetivos, &c. como cúpan venir, naucúpan bajar, naghn caer, nagcumen, hacer caer, payllacudun, recostarse de espaldas. Este se deriva de paylla, que significa boca arriba, y c'non, poner ó levantar, aucan, rebelarse, aucatun, rebelarse de nuevo, aucatuln, hacer que se rebelen, lan, muerte, lagúmn matar, lagúmnchen, matar indios, se componen de lagúmn matar, y che, indio, ayún, amar, ayulan no amar.

Pen significa ver, pevin, yo le vi, vemge de esta manera, y la, la negativa. Y así unidas estas palabras en pevemgelavin, quiere decir, no le vi de esta manera.

Los nombres de numero en esta lengua son completos, y propios para expresar cualquier cantidad que sea; como, quiñe, uno, epu, dos, cúla, tres, meli, cuatro, kechu, cinco, cayu, seis, relge, siete, para, ocho, aylla, nueve, mari, ó masi, como los Guilliches, diez. Pataca, ciento; huaranca, mil.

Los números intermedios se componen de la manera siguiente: mariquiñe, once, mariepu, doce, mariquila, trece: epumari, veinte, epumariepu, veinte y dos, epumariquila, veinte y tres; cúlapataca, trescientos, selge-pataca, setecientos.

Los adverbios son:

Mu, no, may, sí, chay ó chayula, hoy ó ahora, vule, mañana, tvou, aqui, vellu, alli, p'lle, cerca, allu-mapu, lejos, nau, debajo, huenu, sobre, p'ule, contra, allupule, distante, chumgechi, de aquella manera; vemgechi, ó vemge, de esta manera: mo, ó meu, equivalen á las proposiciones latinas, in, contra, cum, per, ob, propter, intra. Cay y chay, puestos despues de un nombre, significan, quizá: huecu, sin. Para dar alguna idea mas clara de esta lengua, añadiré lo siguiente: —


LA SEÑAL DE LA CRUZ.


Santa Cruz ni gnelmeu, inchin in pu cayñemo montulmoin. Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos libranos. Dios, inchiñ in Apo; Chao voteh'm cay, Spiritu Santo cay, ni wimeu. Amen. Dios Señor en el nuestro, nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

Inchiñ in Chao, huenumeuta, m'leyini, ufchingepe mi wi. Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Eymi mi toquin inchiñmo cupape, eymi mi piel chumgechi vemgey huenu mapumo, vemgechi cay vemengepe tue mapumo. Tu reino á nosotros venga, tu voluntad como es hecha en el cielo, así lo sea en la tierra, &a.


PRINCIPIO DE LA DOCTRINA CRISTIANA.


P. ¿Chumtem Dios miley? ¿Cuantos dioses hay? R. Quiñenitem; uno solamente. P. ¿Cheum leyta Dios? ¿Donde está Dios? R. Pumo sumecay; en los Cielos. P. ¿Yney can Dios? Quien es Dios. R. Dios chna; Dios Padre; Dios Votc'hm, Dios hijo; Dios Espiritu Santo. Cayquila persona geyun, y siendo tres personas; quieney Dios nitca, no son sino un solo Dios.

Todo lo cual concluiré con manifestar las significaciones de las palabras mas comunes en dicha lengua[1].

Alma, ó espíritu, púllú.
Cabeza y cabello, lonco.
Cara, age.
Ojos, ge.
Boca, uún.
Lengua, queuún; y cuando es idio-
ma, dugun.
Nariz, yu.
Dientes y huesos, voro.
Cuerpo, anca.
Vientre, pua.
Mano, cúu.
Pié, ó pierna, namun.
Corazón, piuque.
Niño, hueñi , ó piñeñ.
Hijo, votúm, cuando lo llama el pa-
dre; y si es la madre, coni.
Hija, ñahue, cuando la llama el pa-
dre; y si es la madre, coni.
Hermano, peñi.
Hermana, lamgen, ó lamuen.
Marido, vuta, ó piñom.
Muger, cure, ó piñom.
Español, esto es, cualquier que no
sea indio, huinca.
Amigo, huenúy.
Camarada, cachú, ó cathú.
Enemigo, cayñe.
Cinta de seda, llipi.
—— de lana, huincha.
Mantilla, ó rebozo, icúlla.
Gargantillas, ó cuentas de vidrios,
llancatu.
Pan, cofque.
Comida, yal, ó yaghel.
Comer, in; comer carne, ilon.
Carne, iló; carne humana, calúl.
Bebida, ó beber, putun.
Carta, ó papel escrito, chillca.
Escribir, chillcan.
Palabra, dugu.
Lanza, huaiqui.
Cuchillo, huynu.
Herir, chúgarn.
Soldado, cona; y cuando es por des-
precio, chapi.
Ir, ó irse, amun.
Sentarse, anún.
Asiento, anúhue.
Entrar, conn.
Salir, thipan; y cuando es dejar un
lugar por otro, chumúl.
Traer, cupaln.
Quitar, ó sacar, entun, y arrebatar,
múntun.
Aborrecer, ghúden.

Querer, ayún, ó ayúnlun.
Vivir, mogen, ó lihuen.
Voluntad, duam.
Poder, pepin.
Aprender, gúneytun, ó quimquimtun.
Enseñar, quimúln , ó gúneln.
León, pagi.
Avestruz, huanque.
Gallo, alca achau.
Gallina, achahuall.
Lagarto, palúm, ó quirque.
Lagartija, villcun.
Lago, ó laguna, mallin.
Piedra, cura; y piedra azul, llanca.
Flor, rayghen.
Oro, milla.
Plata, lighen.
Pagar, y paga, cullin.
Huérfano, cuñival.
Cobre, ó metal colorado, cumpañilhue.
Bronce, ó métal amarillo, chodpañilhue.
Color, chem.
Dia y sol, antú.
Mes, y luna, cúyen.
Año, thipantu.
Fuego, culhal.
Frio, uthe.
Temblar de frio, thúnthún.





Extracto de una carta escrita en Gottorp , en 16 de Setiembre de 1774.


En 30 de Enero de 1774 salió de las Dunas, creyéndose que iba á Boston en América, el navio de S. M., nombrado el Endeavour, su comandante el teniente Jaime Gordon: pero al llegar á Lizard, punta occidental de este reino, abrió el comandante su pliego en el que halló la orden de que sin pérdida de tiempo navegase en derechura á las islas de Falkland, aunque no tenia entonces mas provisiones que para cuatro meses. Así lo ejecutó, y el dia primero de Febrero llegó á la isla de la Madera, adonde encontró otros navios ingleses que iban á las Indias Orientales. Allí tomó algunas barricas de vino, y al dia siguiente continuó su viage hasta el 22 de Abril, en que se verificó su arribo al puerto de Egmont, donde el teniente Guillermo Clayton, comandante del navio Pinguin, y de aquella plaza, recibió las órdenes del almirantazgo, para poner á bordo del Endeavour las municiones que pudiesen servir, y para que él y su tripulacion se embarcasen tambien para Inglaterra. En cuyo cumplimiento envió el teniente Gordon sus carpinteros á tierra para deshacer el navio Pinguin, y embarcar en el Endeavour todo lo que pudiese aprovecharse de él, como las ancoras, cables, velas, y demas municiones y pertrechos; lo que se ejecutó hasta cargar el Endeavour, poniendo el resto en diferentes almacenes, y dejando varias láminas con la inscripcion siguiente.


"Sepan todas las naciones, que las islas de Falkland con su fuerte, almacenes, desembarcos, puertos, bahías y ensenadas, pertenecen solo á Su Magestad Jorge III, rey de la Gran Bretaña, Francia é Irlanda, Defensor de la Fé, &a., en testimonio de lo cual y en señal de posesion tomada por Samuel Guillermo, Clayton, oficial comandante de las islas de Falkland, se ha puesto esta lámina, dejando desplegadas las banderas de Su Magestad Británica, en 22 de Mayo de 1774." En cuyo dia pasaron á bordo Mr. Clayton con 25 marineros y oficiales, el teniente de marina Olive, un sargento, un caporal ó cabo de escuadra, un tambor y 25 personas particulares.

El dia anterior entró en la bahía un navio grande, que venia de la isla de Rhode, en la Nueva Inglaterra, para la pesca de ballenas. Habia cuatro meses que estaba ausente y en gran miseria por la pérdida de todas sus áncoras, menos una pequeña, y el capitán quiso pasar el invierno en Egmont, donde había tres navios mas de Boston, que fueron también á la pesca de la ballena, y tuvieron la fortuna de coger tres cada uno, aunque sufrieron algunos trabajos por la falta de velas, járcias, y otros materiales, de que los proveyó Mr. Clayton de los almacenes del rey. Estuviéronse cuatro semanas en el puerto de Egmont, y cargaron aceite, pieles y lobos marinos, con que volvieron á su tierra. Sin embargo dejó el Endeavour en el puerto el navio de la isla de Rhode, y estando el 23 toda la gente á bordo, se hizo á la vela para Inglaterra.

Como el tiempo era malo y tempestuoso, y el navio hacia mucha agua, tuvieron mucho que sufrir: pero la mayor desgracia fué la pérdida de su contramaestre Jaime Allen y de otros dos, á los ocho dias de haberse hecho á la vela. Este contramaestre era diligente y exacto en el cumplimiento de su obligacion, y había servido el mismo empleo en la expedicion al norte, en compañía de otros. El Endeavour sin embargo salió de aquel clima tempestuoso, sin mas pérdida, no viendo tierra desde el 23 de Mayo hasta el 29 de Agosto, que descubrió á Fyal, una de las islas de Azores, á donde se dirigieron para proveerse de agua, porque no tenían mas que dos cuartillos cada uno al dia, y esto por algún tiempo. El dia siguiente entraron en Fyal, donde tomaron agua, y algunas otras provisiones, y el 31 salieron para Inglaterra estando obligados á cortar su cable y dejar la ancla.

Tuvieron buen pasage de Fyal á Spithead, adonde llegaron el viernes. El pequeño Pinguin se embarcó deshecho el año pasado en el referido Endeavour, con carpinteros para volverlo á construir en el puerto de Egmont. Su buque era de 35 toneladas, y tenia ocho cañoncillos. Dejaron gran cantidad de municiones en dicho puerto, con pedazos de mástiles, y dos o tres botes grandes, habiendo puesto á su entrada sobre una altura las banderas de S. M. B.


Nota del traductor. He visto la descripción que hace Mr. Bougainville de las islas de Falkland, y es enteramente opuesta á la de Falkner. Mr. de Bougainville quiere probar que en dichas islas hay lo necesario para la vida, con tal que sus moradores las cultiven y hagan valer el producto de su suelo, siendo de opinion que es muy importante su poblacion y conservacion. Mr. Falkner dice, con otros muchos ingleses, lo contrario, y no sé quien tiene razon.








  1. Hemos tenido que rehacer este trabajo, por los infinitos errores que se notaban en el original.—— El Editor.