página 3

Prologo
En que se manifiesta el verdadero motivo para haver formado
este escrito

Todos saben las santas providencias, que el Catholico Zelo de nuestros Monarcas há tomado para filizidad de estos Reynos, desde el principio de su conquista; prinsipalmente para plantar, radicar, y perfeccionar en ellos la sagrada Religion de Jesuchristo, sin la que no puede haver verdadera felicidad.

Todos confiesan; que sin embargo de tantas sabias Reales disposiciones, se enquentran estos Reynos en estado bien deplorable; inundados en todo genero de vicios; abismados en toda especie de iniquidades; y puestos en tanto deshorden, que aún la misma experiencia, que los pulsa, no sabe como hacerlas creibles.

Todos ocultan este micerable estado á quien pudiera aplicar el verdadero remedio; de que se infiere por consequencia inevitable; que solamente, y sin remedio florecerá en estos Reynos la irreligion, los vicios, y el deshorden. Assi sucede al medio del siglo tercero de su conquista. Assi es de temer, que sucederá siempre, y hasta el fin; si Dios por una providencia mui particular de su bondad infinita, no los mira segun su grande micericordia.

No omito (ni fuera razon, que lo omitiera) decir aqui; que no faltan preludios bien fundados de esta grande micericordia, con que Dios quiere compadecerse de estos Reynos; y que no dejan fundamentos para dudar, mirando el corazon de nuestro Monarca Catholico el Señor Don Carlos Tercero; en el qual haviendo puesto Dios con tanta liberalidad tal abundancia de virtudes para Reynos sabia, y felismente; y sacrificadolas con la atencion, que ni se oculta, ni puede ocultarse, á la felicidad de estos Reynos, que (sin duda conciderada su mayor necesidad) mira con otra especialidad que á lo restante de sus dominios; sea en su dichoso Reynado (que Dios quiera dilatar muchos años, como se necesita) el tiempo felis que destinó su alma providencia para que cesen en la America sus ofensas, para que se acabe el deshorden, para que Reyne la virtud, y domine la religion. página 3B Assi sucediera, y solo una cosa me hace temer, y es; que se llegue con pureza la verdad a los oydos del Rey. Tan cerrados se hallan á este efecto todos los conducto, que apenas ocurre medio no solamente para desembarazarlos todos; pero ni aún par dár al mas minimo, algun deshaogo. La mentira se halla tan dominante, que no se vé la verdad, ni en las conversaciones, ni n los informes, ni aún en los prosesos; la codicia, la ambicion, el capricho, y la habitualidad de mentir, no solo no predona á la Religion del juramento, sino que yá se vale de ella para authorizarla. Con esto las dispociciones, en si santas, que pueden obrar, si muy frequentemente se fundan en mentiras?

No jusgo conveniente salirme del asunto para convencer esta propocicion, sino con vencer la con lo mismo que contribuye á su adelantamiento. En mi Pastoral pregunto á los curas varios puntos convenientes para mi govierno, y para facilitarles el cumplimiento con su oficio. En sus respuestas (muy frequentemente) solo se vé; en unas, el artificio; en otras, el engaño; en todas el disimulo; se manifiesta, lo que no se puede ocultar, como es la deshonestidad, la embriaguez y falta de pia afeccion á las cosas de la religion; ne las que se pueden ocultar, de vé el engaño, y dan por buenos Christianos, y firmes en la fé, á los que en conversaciones particulares, en que los introducia por varios medios, los calificaban de Ydolatras. En lo que ni se puede mentir ni engañar; se discimula, llamando escuelas á cantarles el fiscal de la Parroquia la doctrina Christiana á los Niños, y Niñas.

Con este motivo me há parecido (para descubrir engaños y discimulos) aumentar algunas reflexiones al fin de cada Parroquia; fundandolas, por lo comun, en las respuestas de los curas, como ilaciones de ellas, que pueden servir para el conocimiento de la verdad; unas hay por que ciertamente se deducen; otras, por lo que me hán manifestado en las conversaciones; otras, porque son fundadas en varios memoriales, que se me hán presentado por parte de los Yndios; y otras, porque las he tocado con mis manos.

No me persuado que en ellas haya ponderacion, ni exceso; antes bien (segun alcanzo) por no exceder en la pureza, que se debe á la verdad; digo mucho menos de lo que concivo; las fundo, por lo comun, en las cartas de los curas que embio por testimonio, y suprimo muchas, que me fuera facil convencer con buenos documentos, que remitiria á no ser tantos, y tan prorijos.

Bien conozco; que este escrito pudiera parecer ageno de mi oficio, por lo que mira á la cosmographia; página 4 y mucho mas, conciderada mi ninguna inteligencia de esta Arte, quando en mi vida hé leydo libro alguno, que trate de ella; pero haviendome parecido conveniente para la mejor compregencion de la verdad delinear Pueblos, montes, y Rios; manifiestan rumbos, y distancias; el amor con que debo procurar las felicidades de este Arzobispado, me há inspirado aquellas reglas bastantes, para suplir mi ninguno estudio de esta Arte.

Los defectos, que puede haver, sin embargo de haver empleado bastante atencion, son, 1º„ el no poner los rumbos á punto, por haver ignorado los nombres de varias diferencias de vicintos, y no haver ido prevenido de esto; y como solamente sabia los de oriente poniente, Norte y Sur; hé tratado de estos solamente, aumentando en sus casos declinaciones, segun las advertiá en la ahuja.

2º„ el que en las distancias de un Pueblo á otro; de una montaña á estps, ó á la Mar, puede haver algunos, y aún muchos yerros; porque en este Reyno no están medidas las leguas, ni save ninguno quantas se numeran; pues qunque preguntaba, me sucedia siempre, que el uno medecia, que eran quatro leguas, las que otros alargaban á seis, y á ocho; y no faltó quien me dijo, no me canzara en preguntar sobre la materia; porque cada cual contaba las leguas segun la presia con que se andan; con todo las procuraba acomodar con Reloj, bien que con el engaño, que puede producir el ser bueno, ó malo el camino, el andar mas apresia ó mas espacio.

3º„ el de mayor concideracion es; el que puede haver en el numero de familias, y personas de cada Parroquia, y Pueblo; porque los curas no tenian padrones de la Feligrecia, y huvieron de tomarlos de los Yndios, que es veresimil, y aún cierto, que estarán diminutos; porque haciendolos con el temor de ser para el tributo, como experimenté en algun Pueblo ni aún darlos querian.

De las Personas, que viven en Valles, haziendas, Pajuides, Trapiches, salinas, y aún á su arbitrio en el monte; se ocultan muchos, ni es facil saver su numero; porque de estos hay muchos vagos, que nadie los conose, ni se sabe de donde son, ni á que Parroquia pertenecen, ni aún permanecen en parte alguna; pues quinze dias se estan en este Trapiche; despues un mes en aquella hazienda; Luego mudan de Provincia. Hé hecho varias diligencias, para su averiguacion pero con poco efecto. No obstante segun congeturas bien fundadadas, y tambien segun noticias ciertas, trataré de estos segun la oportunidad, que presenten las Parroquias

Sobre todo debo decir; que este es un escrito hecho con sobrada precipitacion, y entre varios negocios; por cuya página 4B causa tal vez se suprimen muchas cosas, que convendria saverse, por no estar vien premeditadas; y se manifestarán tal vez algunas, que aunque verdaderas, dificultosamente se purgarán de toda nota de inverisimiles, sin embargo de tener en mi poder documentos convincentes.

Estos conocimientos, devieran retraherme de empeñarme en este escrito; pero la necesidad, que concivo de él para el arreglo de esta Diocesis hace, que mi obligacion á procurar sus felicidades, venza todo genero de dificultades, é inconvenientes. No es el menor el que puede llegar á un Rey de tanta penetracion, y por mano de un concejo tan instruido; pero esto mismo me alienta mas, á no desistir del empeño; porque la misma Real penetracion, y la instruccion en los Ministros de su concejo; yá en otros por las experiencias, que hán tenido, en estos Reynos; han de ver necesariamente, que varias de las cosas, que digo son verdades, por mas que á otras Personas sin experiencia parecieran ficciones.

Con estas advertencias, y de no ser mas este escrito, que un borrador, de que sin duda havrá muchas cosas, que quitar; yá que ciertamente havrá muchas cosas, que añadir; me atrevo á presentarlo con la obligacion de aumentarlo, y disminuirlo en lo que se jusgare conveniente; pero no sin la condicion de poderlo ejecutar con mas reflecion, y quietud que la que permiten las circunstancias presentes; sin que por esto se entienda, que jau em el falta de verdad, y sinceridad en quanto se hán podido adquirir á costa de afanes, y diligencias; sino porque en la manifestacion de la verdad, puede haver narrativos superfluas, y diminutas.