Del bien del pensamiento se sustenta
Del bien del pensamiento se sustenta el triste corazón entre mil males que en mí se tratan como naturales, y el alma hace ya la misma cuenta. El no sufrirlos tiene por afrenta, y por honra y valor sufrirlos tales, y págase, sintiéndolos mortales, con sólo consentirle que los sienta. Esto por bien muy grande se le niega, y la vida ha tomado por partido seguir en padecer su estilo usado, que llegando al extremo donde llega, lo que con desearlo nunca ha sido, no puede por razón serle negado.