Declaraciones del Presidente sobre la Economía (17 de octubre de 2008)


<< Autor: George Walker Bush


Declaraciones del Presidente sobre la Economía

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U.S. Chamber of Commerce
Washington, D.C.

8:40 A.M. EDT


EL PRESIDENTE: Buenos días. Me complace estar nuevamente en la Cámara de los Estados Unidos. Quiero darles las gracias a los miembros de esta excelente organización por sus esfuerzos por apoyar el espíritu de libre empresa y promover los intereses de las empresas, grandes y pequeñas, en todo nuestro gran país. Agradezco la oportunidad de hablarles sobre el tema que todos tenemos en mente, y ése es la economía.

Bruce, quiero darle las gracias por su liderazgo y su amistad. Deseo agradecerles a los demás miembros del grupo de liderazgo de la Cámara de Estados Unidos. Les doy la bienvenida a los empresarios que nos acompañan; conciudadanos.

Nuestra nación enfrenta una seria crisis financiera. Durante el mes pasado, los estadounidenses han presenciado sucesos rápidos relacionados con asuntos financieros complicados. Sé que muchos de nuestros ciudadanos están preocupados por sus finanzas. Se preocupan por la magnitud de la intervención gubernamental en el mercado. En mis conversaciones con dueños de negocios y trabajadores y familias en todo el país, he escuchado el mismo mensaje: Los estadounidenses quieren una explicación clara sobre qu impacto puede tener la crisis en ellos, qué está haciendo el gobierno para solucionarla y cómo esto afectará el futuro del libre mercado, que hace a nuestra economía tan dinámica y próspera. Y de eso he venido a hablar.

Para comprender cómo se desarrolló esta crisis, es necesario retroceder más de una década. Durante muchos años, la combinación de bajas tasas de interés y la entrada de capital de alrededor del mundo produjo un periodo de crédito fácil aquí en Estados Unidos. Esta tendencia fue especialmente aparente en el floreciente mercado inmobiliario, donde muchos prestamistas otorgaron préstamos hipotecarios a prestatarios que de otra manera no habrían podido comprar casa. Muchos de estos préstamos fueron agrupados en complejos activos financieros, los cuales fueron vendidos a bancos e inversionistas alrededor del mundo.

Estos sucesos, en conjunto, produjeron una reacción en cadena cuando el mercado inmobiliario comenzó a decaer. Ya que la oferta de viviendas superó la demanda de compradores potenciales, las casas se devaluaron. Además, muchos propietarios de vivienda con préstamos hipotecarios con tasas ajustables vieron su tasa de interés reajustarse repentinamente a una más alta. Ambos de estos factores causaron que muchos prestatarios incumplieran con sus pagos hipotecarios. Luego, muchas instituciones que tenían activos relacionados con esas hipotecas sufrieron grandes pérdidas, lo que hizo que algunas de ellas tuvieran insuficiente capital. Esto llevó a la quiebra de bancos conocidos, restricciones en los préstamos y ansiedad generalizada, todo lo cual contribuyó a los altibajos bruscos en la bolsa de valores.

Estos sucesos fueron más visibles en Wall Street, pero su impacto ha llegado mucho más lejos. Las caídas de la bolsa de valores han erosionado el valor de las cuentas para la jubilación y 401K de los estadounidenses. La restricción del crédito ha hecho que sea más costoso que las familias obtengan dinero prestado para autos y casas y matrículas universitarias. A muchas empresas sólidas se les ha hecho más difícil recibir préstamos para ampliar sus operaciones y generar empleo para nuestros trabajadores.

El gobierno federal ha respondido a esta crisis con medidas sistemáticas y enérgicas para proteger la seguridad financiera del pueblo estadounidense. La gente ve esta crisis y dice, ah, se trata sólo de Wall Street. No es así. Es más, sé que si no hubiéramos actuado, podría haber afectado directamente al pueblo estadounidense. Tomará un tiempo que estas medidas tengan pleno impacto. Tomó un tiempo que el sistema crediticio se paralizara; la reactivación del sistema crediticio tomará un tiempo. Éstas son medidas decisivas dirigidas a la raíz de nuestros desafíos financieros. Y son suficientemente extensas y audaces como para surtir efecto. Y el pueblo estadounidense debe estar seguro de que así será.

Permítanme explicar esta estrategia paso a paso.

En primer lugar, el gobierno se concentró en mantener la estabilidad del sistema financiero en general. Por ejemplo, debido a la preocupación de que la quiebra de Bear Stearns, Fannie Mae, Freddie Mac y AIG hiciera que nuestro sistema financiero colapsara, el gobierno tomó medidas para proteger al pueblo estadounidense. Evitamos la quiebra desordenada de estas grandes firmas interconectadas, y lo hicimos de manera que protege a los contribuyentes y no protege a los ejecutivos de las consecuencias de sus decisiones irresponsables.

En segundo lugar, el gobierno ha tomado medidas sin precedente para aumentar la liquidez, la grasa que hace que el engranaje de nuestro sistema financiero siga en marcha. La Reserva Federal ha utilizado una variedad de herramientas para inyectar cientos de miles de millones de dólares en nueva liquidez en el sistema financiero. La Corporación de Seguro Federal para Depósitos (Federal Deposit Insurance Corporation o FDIC) ha garantizado temporalmente la mayoría de las nuevas deudas emitidas por bancos asegurados, lo que facilitará que los bancos obtengan el dinero prestado que necesitan unos de otros. La Reserva Federal ha anunciado un nuevo programa para proporcionar apoyo a instrumentos negociables, que son clave para la financiación a corto plazo de las empresas e instituciones financieras estadounidenses.

En tercer lugar, el gobierno ha concedido nuevas y considerables protecciones a los consumidores, empresas e inversionistas responsables. El gobierno federal ha aumentando temporalmente de $100,000 a $250,000 la cantidad de dinero asegurado en cuentas de ahorro, cuentas corrientes y certificados de depósito en bancos y cooperativas de crédito. La FDIC ha creado un nuevo programa a corto plazo para otorgar seguro ilimitado a las cuentas de transacciones que no devengan intereses que son utilizadas por muchas pequeñas empresas. El Tesoro ha ofrecido seguro gubernamental temporal para el dinero en los fondos mutuos de inversión del mercado de dinero. La Comisión de Valores y Cambio Bursátil (Securities and Exchange Commission o SEC) está investigando enérgicamente el fraude, la manipulación y el abuso en el mercado. Con estas medidas que todas estas dependencias gubernamentales están tomando, estamos dándole mayor tranquilidad al pueblo estadounidense y mayor estabilidad a nuestro sistema financiero.

En cuarto lugar, Estados Unidos está cooperando estrechamente con nuestros socios extranjeros, que también están sintiendo los efectos de esta crisis mundial. La semana pasada, la Reserva Federal y otros bancos centrales alrededor del mucho dispusieron un recorte concertado de las tasas de interés, lo que ayudará a aliviar la presión en el mercado crediticio alrededor del mundo.

El fin de semana pasado, me reuní con los ministros de finanzas de los G7 y G20, grupos que representan las mayores economías del mundo y las de más rápido crecimiento. El miércoles, los líderes del G8 emitimos una declaración que reafirma nuestro compromiso a colaborar para darle una solución a la crisis. La declaración dispone una reunión de líderes con un grupo más extenso de países, desarrollados y en desarrollo, para trabajar juntos a fin de mejorar las estructuras normativas e institucionales de los sistemas financieros de nuestros países.

Esta semana, líderes en Europa anunciaron medidas para comprar acciones en bancos importantes y otorgar garantías gubernamentales temporales para préstamos bancarios. Mañana en Camp David, continuaré nuestras estrechas consultas al reunirme con el Presidente Sarkozy de Francia y el Presidente Barroso de la Comisión Europea.

Nuestros socios europeos están tomando medidas audaces. Le muestran al mundo que están decididos a superar este desafío conjuntamente. Y cuentan con el pleno respaldo de Estados Unidos.

Finalmente, el gobierno ha emprendido un esfuerzo histórico por abordar el problema subyacente de la paralización del mercado crediticio. Anteriormente este mes, el Congreso aprobó, con el respaldo de ambos partidos, legislación que autoriza al Departamento del Tesoro a usar hasta $700,000 millones para ayudar a los bancos a volver a aumentar su capital. Esta semana, anunció que el Tesoro utilizará parte de ese dinero para inyectar capital directamente en los bancos con la compra de acciones. Los grandes bancos, así como los bancos pequeños, los bancos comunitarios y los bancos regionales, podrán participar, si así lo desean. El nuevo capital ayudará a los bancos a llenar el vacío generado por pérdidas durante la crisis financiera, de manera que puedan otorgar préstamos a empresas y consumidores.

Además, el Tesoro utilizará parte de los $700,000 millones para comprar algunos de los activos problemáticos que representan una carga en los balances de los bancos y obstruyendo el sistema financiero. Este esfuerzo extraordinario es conforme al plan de acción del G7. Ha sido concebido con un propósito primordial: ayudar a los bancos a hacer que fluya dinero, de manera que las pequeñas empresas puedan prosperar y contratar, de manera que las grandes empresas no cesen de operar. El objetivo de este plan es ayudar al pueblo estadounidense.

Estas medidas que acabo de describir representan una respuesta extraordinaria a una crisis extraordinaria. Algunos de los pasos quizá suenen a asuntos técnicos, pero brindarán verdaderos beneficios al pueblo estadounidense. Cuando tengan efecto, ayudarán a reestablecer la estabilidad y la confianza en el mercado financiero. Facilitarán que los estadounidenses obtengan préstamos para sus autos y matrículas universitarias y necesidades básicas. Acelerarán la llegada del día en que comunidades en todo nuestro país retomen el camino hacia la prosperidad, generación de empleo y crecimiento económico a largo plazo.

Sé que muchos estadounidenses tienen dudas sobre la estrategia del gobierno, especialmente sobre permitir que el gobierno tenga acciones en bancos privados. Como firme partidario del libre mercado, me opondría a dichas medidas bajo circunstancias normales. Pero éstas no son circunstancias normales. Tomamos esta medida como último recurso. Si el gobierno no hubiera tomado medidas al respecto, el hoyo en nuestro sistema financiero habría crecido. Familias y firmas habrían tenido aun mayor dificultad para obtener préstamos y, a fin de cuentas, el gobierno se habría visto forzado a responder posteriormente con medidas incluso más drásticas y costosas.

Hay quienes han visto esta medida temporal como un paso hacia la nacionalización de los bancos. Ése simplemente no es el caso. Este programa está concebido con estrictas protecciones para asegurar que la participación del gobierno en bancos individuales sea limitada en cuanto a dimensión, limitada en cuanto a alcance y limitada en cuanto a duración.

La participación del gobierno es limitada en cuanto a dimensión. El gobierno sólo comprará un pequeño porcentaje de acciones en bancos que opten por participar, de manera que los inversionistas privados retengan la mayoría.

La participación del gobierno es limitada en cuanto a alcance. El gobierno no controlará ninguna firma privada. Funcionarios federales no ocuparán lugar alguno en el directorio de su banco local. Las acciones que el gobierno tenga en propiedad tendrán derecho a voto, el cual podrá utilizarse solamente para proteger la inversión de los contribuyentes, mas no para dirigir las operaciones de la firma.

La participación del gobierno es limitada en cuanto a duración. Incluye disposiciones para alentar a los bancos a volver a comprar sus acciones del gobierno cuando el mercado se estabilice y puedan conseguir fondos de inversionistas privados. Esto asegurará que los bancos tengan un incentivo para encontrar capital privado a fin de reemplazar la inversión de los contribuyentes y de hacerlo rápidamente.

Para quienes se preocupan sobre las consecuencias a largo plazo de estas medidas, nuestra historia ofrece cierta tranquilidad. En varias ocasiones durante el siglo pasado, el gobierno ha adquirido participación parcial en empresas privadas en el sector bancario durante momentos de grandes desafíos financieros y recientemente durante la quiebra de las cooperativas de ahorro y crédito hipotecario de los años ochenta y noventa. En cada caso, el gobierno renunció a su participación tras el fin de la crisis. Y lo volveremos a hacer. La intervención gubernamental no es una absorción gubernamental. Su propósito no es debilitar el libre mercado; es resguardar el libre mercado.

Sé que muchos de ustedes están preocupados por el precio de este conjunto de medidas de rescate. Cada dólar que se gaste estará sujeto a extensa supervisión por una junta compuesta por miembros de ambos partidos. Nos aseguraremos de que los malos ejecutivos no reciban una fortuna derivada del dinero de los contribuyentes.

Creemos que, a fin de cuentas, el costo final será significativamente menor a la inversión inicial. Éste es el caso por dos motivos. En primer lugar, muchos de los activos problemáticos que el gobierno compre aumentarán de valor a medida que el mercado se recupere. Eso significa que, a fin de cuentas, el gobierno podrá volver a venderlos por un precio más alto. En segundo lugar, el gobierno recibirá dividendos trimestralmente de las acciones que compre de las instituciones financieras. Si los bancos no vuelven a comprar estas acciones al cabo de cinco años, los dividendos que le deben al gobierno aumentarán considerablemente. Esto sirve de claro aliciente para que los bancos vuelvan a comprar sus acciones, por lo que les devolverán el dinero a los contribuyentes lo más pronto posible.

Al esforzarnos por solucionar la crisis actual, también debemos esforzarnos en asegurarnos de que esta situación no vuelva a suceder jamás. Por encima de todo, eso requiere que actualicemos la forma en que reglamentamos el sistema financiero de Estados Unidos. Aún reglamentan nuestra economía mundial del siglo XXI leyes redactadas en el siglo XX. El secretario Paulson ha propuesto un plan detallado para modernizar dichas normas. Otros han hecho buenas sugerencias. La promulgación de leyes que incorporen estas ideas debe ser una importante prioridad para el próximo presidente y el próximo Congreso.

Igualmente, debemos protegernos de consecuencias inadvertidas. Debemos asegurarnos de que las nuevas normas dirigidas a Wall Street no terminen por perjudicar a los dueños responsables de negocios, limitar la capacidad de las firmas estadounidenses de reunir capital ni poner a los trabajadores estadounidenses en una desventaja competitiva. Debemos asegurarnos de que esta crisis no se convierta en una excusa para aumentar los impuestos de los estadounidenses laboriosos, lo que sólo empeoraría el problema. Debemos asegurarnos de que nuestros esfuerzos por evitar que esta crisis mundial se repita no lleven... no nos lleven a sucumbir a la falsa tentación del aislacionismo económico. La mejor forma de demostrar el compromiso de Estados Unidos con la apertura de mercados es que el Congreso apruebe los tratados de libre comercio con Colombia, Panamá y Corea del Sur este año.

También debemos asegurarnos de que funcionarios del gobierno no abusen de nuestra posición temporal como accionistas en bancos. No debemos violar la separación entre el gobierno y el sector privado. No debemos sustituir intereses monetarios por intereses políticos.

Tampoco debemos perder de vista jamás los enormes beneficios derivados del sistema de libre empresa. A pesar de las correcciones en el mercado y los casos de abuso, el capitalismo democrático sigue siendo el mejor sistema jamás concebido. Permite que las personas se superen en la sociedad en la medida hasta donde las lleve su talento y ambición. Recompensa el trabajo arduo, la toma de riesgos de forma sensata y el espíritu empresarial. Alrededor del mundo, la política de libre mercado ha sacado a millones de personas de la pobreza y les ha dado la oportunidad de forjar una vida con más promesa. Y aquí en este país, le ha dado a nuestra extensa y dinámica economía la flexibilidad y fuerza necesarias para absorber choques, hacer ajustes y salir adelante con más fuerza.

A largo plazo, el pueblo estadounidense tiene... puede tener la confianza de que esta economía se recuperará. Estados Unidos es el mejor lugar del mundo para iniciar y administrar un negocio. Estados Unidos es el destino más atractivo para inversionistas alrededor del mundo. En Estados Unidos viven los trabajadores más talentosos y emprendedores e innovadores del mundo. Somos un país donde todas las personas tienen la libertad de alcanzar su potencial e ir en pos de sus sueños. Esta promesa ha definido a nuestra nación desde sus inicios; esta promesa nos guiará con los desafíos que enfrentamos actualmente, y esta promesa continuará definiendo a nuestra nación durante generaciones futuras.

Gracias por escuchar. Que Dios los bendiga. (Aplausos.)

END 8:59 A.M. EDT


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