Declaración de La Habana de la Primera Reunión de Profesores Universitarios Españoles


FUENTE: Varios Autores, Libro de la Primera Reunión de Profesores Universitarios Españoles Emigrados, Universidad de La Habana, Talleres Tipográficos “La Mercantil”, Palacio y Cía. Brasil Nos. 54-56, La Habana, Cuba, 1944, páginas 224-228.


DECLARACIÓN DE LA HABANA
DE LA PRIMERA REUNIÓN DE PROFESORES
UNIVERSITARIOS ESPAÑOLES

Los Profesores españoles que suscriben, reunidos en la Universidad de la Habana, al amparo de las libertades de América:

CONSIDERANDO:

Que, como españoles libres sienten el deber imperioso de alzar su voz en nombre propio y en el de los españoles obligados por la tiranía a guardar silencio.

Que, al hacerlo no les inspira otro deseo que mantener la dignidad histórica de España, reclamar su liberación y proclamar sus derechos esenciales en este trance capital de la vida del mundo.

DECLARAN:

PRIMERO: Que la causa por qué luchan las naciones unidas, conforme a las más nobles tradiciones del espíritu europeo de libertad y de independencia americana, es la causa siempre sustentada y defendida por los españoles, aun contra sus tiranos, en sus libres hazañas y por sus más eminentes pensadores.

SEGUNDO: Que España, al proclamarse la República por inequívoca decisión popular, renunció a la guerra como instrumento político, acató las normas del derecho de gentes exaltando la primacía del Tratado Internacional sobre la Ley Nacional; defendió con firmeza ante la Sociedad de las Naciones el sistema de la seguridad colectiva y condenó toda agresión imperialista.

TERCERO: Que el pueblo español, vinculado por su sangre, idioma y convicciones a las Repúblicas que constituyeron en otro tiempo las Españas, se enorgullece de su grandeza, no siente afán de imperio y anhela una fraterna colaboración, para mantener y enriquecer el patrimonio común; con expresa adhesión al principio de solidaridad interamericana y el deseo fervoroso de contribuir a la compenetración de los elementos raciales y culturales que integran el hemisferio occidental.

CUARTO: Que si bien España no puede renunciar a la satisfacción de las justas exigencias derivadas de su historia y posición geográfica, confía en que, con el triunfo de las naciones unidas, hallará en su hora la vía pacífica para obtenerlo. El hondo sentido liberal, siempre presente en la tradición española garantiza que España siente sin reservas el deseo de contribuir a la constitución de un orden público internacional eficiente, y está dispuesta a llegar a limitaciones de su soberanía en un sistema de estricta reciprocidad.

QUINTO: Que la rebelión falangista fué un movimiento antinacional y un golpe de estado internacional. Lo primero, por violación expresa de la voluntad de España, recién manifestada en las urnas; lo segundo, como acto premeditado y favorecido por los gobiernos de Italia y Alemania, encubierto después, mediante inconcebibles transigencias, por el comité de la no intervención.

SEXTO: Que el régimen franquista no ha sido, es, ni será neutral en la actual guerra, ni podrá serlo en la futura paz. Su beligerancia moral contra las naciones unidas; la intervención armada contra la Unión Soviética; las explícitas manifestaciones y actos de adhesión y ayuda al Eje, y la exteriorización reiterada de una ideología anti-liberal que hizo declarar al General Franco que la libertad y la democracia han terminado en España para siempre, lo prueban por manera inequívoca.

SÉPTIMO: Que el pueblo español, no obstante el encadenamiento que le priva de su soberanía y su gobierno es en la contienda actual un activo beligerante en pro de la causa de las naciones unidas, en lucha no terminada y mal comprendida, que se inició con el patético sacrificio de una guerra de cerca de tres años que, si no paralizó la agresión totalitaria, dió tiempo a las democracias para comenzar a prevenirse, contribuyendo así, tal vez decisivamente, a su hoy segura victoria.

OCTAVO: Que conforme a uno de los principios esenciales de la Carta del Atlántico, España tiene el derecho indiscutible a recobrar su poder soberano, escoger su gobierno y decidir la fórmula de integración de sus pueblos en una fraternal comunidad. Por tanto, la perduración del caudillaje o imposición de cualquier otro gobierno o régimen político no establecido por la autodeterminación de los españoles, además de constituir un acto arbitrario, suscitaría la ardorosa protesta de una ciudadanía proverbialmente celosa de sus derechos y crearía un foco de inquietud en Europa con peligrosas derivaciones para la paz civil de América.

NOVENO: Que el régimen imperante en España, arrogándose el carácter de defensor de la civilización, del espíritu cristiano y de la hispanidad, ha escrito las páginas más sombrías de su historia y más contradictorias con cada uno de esos tres principios invocados; y una vez terminada la guerra civil, le cabe la responsabilidad de haber desencadenado y continuado una represión sin precedente en la vida de nuestro pueblo que, lejos de llevar a los españoles a la paz apetecida, ha convertido a España, con la persistencia de crímenes contrarios al derecho de gentes, en una tierra de miseria, de esclavitud y de dolor.

DÉCIMO: Que altos intereses nacionales e internacionales exigen habilitar un organismo cuyo fin principal sea cooperar a la liberación de los españoles y preparar su decorosa convivencia en régimen de libertad y justicia social; mediante una delegación de la legitimidad republicana, abierta no obstante a colaboraciones sinceras de aquellos que, libres de responsabilidad grave en la suplantación de la soberanía, estén exentos de contagio de las ideas nazi-fascistas.

Y UNDÉCIMO: Que España se considera con derecho, como reparación justiciera, a obtener el decidido apoyo moral de las naciones unidas, para recobrar su libertad; y de colaborar, una vez restaurada la vida constitucional, en la tarea de establecer y asegurar la paz y la justicia en el mundo futuro, con la misión de defender junto a los demás pueblos hispánicos, los principios de su civilización común, como una de las más altas expresiones de la cultura latina.

Así lo declaran los profesores españoles que suscriben y en testimonio de lo acordado, los reunidos firman este documento, que será denominado en lo sucesivo DECLARACIÓN DE LA HABANA DE LA PRIMERA REUNIÓN DE PROFESORES UNIVERSITARIOS ESPAÑOLES, en prueba de reconocimiento emocionado a la fervorosa adhesión de Cuba a la causa de la liberación española y por la noble hospitalidad recibida.

En la Habana, a los tres días del mes de Octubre de mil novecientos cuarenta y tres.

(Fdo.) Dr. Cándido Bolívar; Dr. José de Benito; Dr. Fernando de los Ríos; Dr. Francisco Giral; Dr. Félix Montiel; Dr. Augusto Pi y Suñer; Dr. Mariano Ruiz Funes; Dr. Antonio Trías; Dra. María Zambrano; Dr. Pedro Bosch Cimpera; Dr. Demófilo de Buen; Dr. Jisé Giral; Dr. Alfredo Mendizábal; Dr. Manuel Pedroso; Dr. Gustavo Pittaluga; Dr. Paulino Suárez; Dr. Joaquín Xirau; Dr. Luis de Zulueta.

ACTA ADICIONAL

El día 3 de Octubre de 1943, en el Aula Magna de la Universidad de la Habana, en presencia de su insigne Rector, Dr. Rodolfo Méndez Peñate y de los Miembros de la Comisión Preparatoria, observadores e invitados de la Primera Reunión de Profesores Universitarios Españoles Emigrados, los miembros del cuerpo docente español participantes en esta Asamblea, proceden a la aprobación definitiva y a la firma de este documento, en dos ejemplares; uno de los cuales se ofrece para su archivo a la Universidad que auspició con noble gesto de solidaridad intelectual la Reunión de los Profesores Españoles, quedando el otro destinado a ser un día presentado en la Universidad de Madrid, en memoria de las jornadas de estudio que comenzaron el 20 de Septiembre y se clausuraron solemnemente en esta fecha, y como tributo de reconocimiento al profesorado cubano, de sus colegas españoles.

En ratificación de lo cual suscriben esta Acta adicional, por la Universidad de la Habana:

(Fdo.) Dr. Adriano Carmona, Secretario de la Comisión Preparatoria; Dr. Rodolfo Méndez Peñate, Rector.

Y por la Universidad de Madrid, los catedráticos de sus cinco facultades: (Fdo.) Dr. Luis de Zulueta, Filosofía y Letras; Dr. Cándido Bolívar, Ciencias; Dr. Fernando de los Ríos, Derecho; Dr. Gustavo Pittaluga, Medicina; Dr. José Giral, Farmacia.