De vuelta
-Salí al alba, dueño mío,
y llegué, marcha que marcha
entre cristales de escarcha,
hasta la margen del río.
¡Vengo chinita de frío!
¡De la escarcha entre el aliño,
era el dormido caudal
como un sueño de cristal
en un edredón de armiño!
(Emblema de mi cariño).
Alegre estaba, señor,
junto a la margen del río,
alegre en medio del frío:
Es que me daba calor
dentro del alma tu amor.
Te vi al tornar, mi regreso
esperando en la ventana,
¡y echó a correr tu Damiana
por darte más pronto un beso!
-¿Por eso? -¡No más por eso!