De mis cantares: Oda I
Tras una mariposa,
cual zagalejo simple,
corriendo por el valle
la senda a perder vine.
Recosteme cansado,
y un sueño tan felice
me asaltó que aún gozoso
mi labio lo repite.
Cual otros dos zagales
de belleza increíble,
Baco y Amor se llegan
a mí con paso libre;
Amor un dulce tiro
riendo me despide,
y entrambas sienes Baco
de pámpanos me ciñe.
Besáronme en la boca
después, y así apacibles,
con voz muy más süave
que el céfiro me dicen:
«Tú de las roncas armas
ni oirás el son terrible,
ni en mal seguro leño
bramar las crudas sirtes.
La paz y los amores
te harán, Batilo, insigne;
y de Cupido y Baco
serás el blando cisne».