De la agricultura/Capítulos 1 a 25
Es cierto que a veces es más rentable obtener dinero por el comercio, sin que sea muy azaroso; igualmente el préstamo dinerario, sería igual de honorable. Nuestros antecesores tuvieron esta perspectiva y la incorporaron a sus leyes, que requerían que el ladrón fuese multado y el usurero cuadruplicado; a qué ciudadano consideraban menos deseable, al usurero o al ladrón, uno lo debe juzgar por sí mismo. Y cuando honoraban a un hombre valioso, los honores tomaban esta forma: «buen labriego, buen granjero»; el que era honorado así se tenía haber recibido la más grande condecoración. Considero al comerciante como un hombre enérgico, e inducido a hacer dinero; pero, como decía antes, es una carrera peligrosa y susceptible al desastre. Por otra parte, es desde la clase labriega que los hombres más bravos y los soldados más rudos tienen su origen, su voz es la más respetada, su sustento está más asegurado y se le ve con menos hostilidad, y aquellos determinados en esa búsqueda están menos inclinados a quedar insatisfechos. Y ahora, para volver a mi tema, lo anterior servirá como una introducción a lo que me he comprometido.
Capítulo I.
Cuando se piensa en adquirir una finca, hay que tener en cuenta estos aspectos: que no se sea osado al comprar ni se escatimen las visitas, y no hay que contentarse con explorarla una sola vez. Cuanto más asiduamente se visite, un trozo de tierra así agradará más con cada visita. Atento a cómo los aledaños hacen el día a día; si el terreno es bueno, debería mantenerse bien. Adéntrese y manténgase atento, de manera que encuentre su salida. Debería tener un buen clima, no propicio a torrentes tormentosos; el suelo debería ser bueno y, naturalmente, de calidad fuerte. Si es posible, debería situarse a los pies de una montaña y estar orientado al Sur; la situación debería ser así saludable, debería haber un buen flujo de jornaleros, estar bien irrigado y, en las cercanías, una población floreciente o el mar, o un río navegable, o una vía de transporte en buen estado y muy concurrida. Debería estar ubicada entre el tipo de fincas que no cambian de dueños a menudo; donde los que hayan vendido sus fincas lo lamenten y que esté bien equipada de edificaciones. Se buscará que el predecesor sea un buen agricultor y buen constructor. Cuando visite la finca deseada, preste atención al número de molinos de aceite y depósitos de vino; si escasean se puede inferir que el rendimiento de cosechas es moderado. Mejor fijarse en la disposición del equipamiento que en la cantidad de utensilios. Observe que los equipamientos se disponen con escasez y que la finca no sea excesivamente lujosa. Recuerde que una finca es como un hombre: aunque los ingresos sean cuantiosos, el derroche ocasiona la ruina. Si se me pregunta cuál es el mejor terreno, diría que cien yugadas de tierra con todo tipo de suelos y en buena situación; un viñedo sería el primero en situar si produce abundantemente vino de buena calidad; segundo, un huerto regado; tercero, una mimbrera; cuarto, un olivar; quinto, una pradera; sexto, tierra calma de cereal; séptimo, una arboleda; octavo, unos frutales y noveno un robledal.