De agudo mal el golpe no esperado
De agudo mal el golpe no esperado asusta, Clori, tu preciosa vida; y al mirarte doliente y afligida mi enfermo corazón tiembla asustado. Dos veces con influjo porfiado ejerce el mal su saña enfurecida, una turbando mi alma dolorida, otra afligiendo tu ánimo angustiado. ¿Cuál, Clori, de las dos, pues la inclemencia del mal sentimos ambos de consuno, cuál, dime, sufrirá mayor martirio? ¿Tú, en quien se ceba la cruel dolencia, o yo que todo el mal siento importuno de tu misma dolencia y mi delirio?