Danza de la muerte

​Danza de la muerte​ de Juan de Pedraza

En que se declara cómo a todos los mortales, desde el papa
hasta el que no tiene capa, la Muerte hace en este mísero suelo
ser iguales, y a nadie perdona. Contiene más: cómo cualquier
viviente humano debe amar La Razón, teniendo entendimiento
della, considerando el provecho que de su compañía se
consigue. Va dirigida a loor del Santísimo Sacramento. Hecha
por Juan de Pedraza, tundidor, vecino de Segovia. Son
interlocutores de la presente obra las personas de suso
contenidas.


Personas

Papa

Muerte

Rey

Dama

Pastor

La Razón

La Ira

El Entendimiento
Sale el PASTOR cantando.



Villancico


 Mi melena peinaré:
podrá ser que la agradaré.
Peinaré mi melena,
de piojos bien llena,
para agradar a Elena,
cuando al poblado iré.
Mi melena peinaré:
podrá ser que la agradare


Dice el PASTOR al PRÓLOGO, o la LOA.



Pastor

¡Oh, que en hora buena venga
mi mercé, y en tal estén,
soncas, aquí los que ven
a Pascual el de Revenga!
Señores, Dios vos mantenga
y os dé huerte gasajado;
sabed soy aquí aballado
para os her breve una arenga:
a lo cual, sin ser perplejo,
he venido, ciertamente,
por el más sabio y prudente
de todo nuestro concejo.
No burlés del zagalejo,
que aun debajo del sayal,
yo cuido, soncas, que hay ál
de lo que en cualquiera viejo.
Pues ¡a otras, juri a san!,
por el nuestro sabio, honrado
de todo nuestro poblado,
aquí enviado me han.
¡Ved los otros quién serán,
cuando yo soy el mejor!...
No pensés; que, aunque Pastor,
más sé que un buen sacristán.
Vengo, pardiós, aguijando,
a datos cuenta, señores,
de los interlocutores
que aquí estáis esperando.
Por eso estad muy callando,
honrada gente y de chapa;
verés luego entrar un Papa,
en vana gloria jatando;
y luego, muy prestamente
verés la Muerte cruel,
que viene, soncas, por él
de que no será paciente.
Muerto el Papa, lo siguiente
es qu'en muy poca destancia
un Rey está, con jactancia
de esforzado y muy valiente:
el cual ansí de tal suerte
tratando sus valentías,
para dar fin a sus días,
verés torna a entrar la Muerte;
y dejándolo, aunque fuerte,
cual Papa, o como se llama,
entrará luego una Dama
qu'en mil vicios se pervierte.
Y al mejor sabor que está
notando su gentileza,
la Muerte muy sin pereza
con ella, pardiós, será;
y muy poco tardará,
y haos, por vida de mi agüelo,
de dar con ella en el suelo,
do muerta la dejará.
Luego entrará un Pastor,
con un zurrón platicando,
para dar, por San Herrando,
a la obra gran sabor;
con quien tendrá sin rigor
la Muerte, según que siento,
sabroso razonamiento,
apacible al auditor.
Y luego, sin tardar nada,
la Razón entrará a tiento,
de Ira y Entendimiento,
cual verés, acompañada;
por quien el hato y majada
deja el Pastor y hacen vía,
salido en su compañía,
queda la obra acabada.
Y porque están esperando
que salga yo para entrar,
no quiero más dilatar,
sino que os ruego, y no mando,
a todos, que estés callando
ata el fin de lo interpuesto,
ceso, señores, con esto,
sus pies y manos besando.




Cámara en un palacio del Papa


Papa


¡Oh, cuán sublimada que fue mi ventura!
¡Y cuán a sabor tan bien fortunado,
venido de nada en tan alto estado;
Vicario en la tierra de Aquel del altura,
de quien, sobre toda cualquier criatura,
poder me fue dado acá, sin dubdar,
para absolver, ligar, desatar,
según a sant Pedro! Verdad digo pura.
Príncipes grandes, aunque emperadores,
Reyes, perlados, señores potentes
y todos Estados, me son obedientes,
por ser desigual al mío y menores.
Todos aquéstos me son servidores,
por ser más divino mi oficio que humano;
y todos procuran besarme la mano,
por más que presuman de grandes señores.
¡Con cuánta humildad me sirven y acatan
todos Estados, acá en este suelo!
Pues para salud del alma y consuelo,
remedios esperan de mí en lo que tratan;
y si de lo tal verdad me relatan,
puesto que a Dios se da la noticia,
de mí son absueltos de toda inmundicia;
que acá en su lugar me tienen y acatan.

Sale LA MUERTE


Muerte


¡Oh, cuán sin acuerdo de mí, y sin temor,
yaces en vicios terrenos jatando,
la gloria pasible de acá procurando,
soberbia mostrando por ser gran señor;
en quien la humildad, según que a Pastor,
había de ser grande ejemplo al ganado!
Y, pues fue al revés, irás muy priado
conmigo a do cuenta darás de tu error.

Papa


¡Oh Muerte!, no vengas con tanto furor;
aplaca tu ira; ten más sufrimiento:
mira que es grande mi merescimiento,
de muy alta estima mi estado y valor;
no muestres conmigo tan grande rigor,
que tengo en la tierra muy gran señorío.

Muerte


Muy poco te excusa tan gran desvarío
el golpe mortal de mi pasador.
Sin más resistencia sabrás, sin mentir,
aunque tu estado a todos hoy sobre,
muy breve serás igual con el pobre,
en solo este paso que llaman morir.

Papa


Déjame un poco, si quiés mi vivir;
Muerte, no vengas tan arrebatada,
para que enmiende la vida pasada.
Muerte No puede ser, digo; conmigo has de ir.

Entranse


Aposento regio.


Rey


Yo, que en la tierra por Rey elegido
fui justamente, por ser de los godos
mi nombre en la fama delante de todos
y en puesto y en mando jamás ser vencido...
¡Oh cuántos valientes a mí se han rendido!
Villa o ciudad a que cerco pusiese,
jamás se escapó, que no se me diese;
varón tan notable jamás fue nascido.
No siento provincia ninguna ni parte,
pues es cosa cierta, yo no me adelanto,
do puesto no haya grandísimo espanto
mi muy victorioso y real estandarte.

Vuelve LA MUERTE.


Muerte


¡Oh, cuán a sabor su alteza de-parte,
de mí no teniendo acuerdo ninguno!
Que vengo sabrás, según que repuno,
deprisa, cual ves, sin duda a llamarte.

Rey


¿No miras que son de grande memoria
mis fuerzas valientes y mañas sotiles?

Muerte


Aquí do me ves, te haré que rehíles
traído a mis pies, tu gran vanagloria.

Rey


¿No miras que siempre salí con vitoria
de muchas batallas, refriegas, combates?

Muerte


Ningún caso hago de cuanto debates,
pues breve tu cuerpo será como escoria.

Rey


No quiero contigo tener más contienda,
por ser de razones en nada apacible.
Despide a tu furia, que bien es terrible,
y no me perturbes el tiempo de enmienda.

Vanse.
Un camarín.



Dama

De gracias dotada, ¿quién tal como yo?
En toda hermosura, ¿quién tanto perfeta?
Dispuesta, galana, no menos discreta,
¿en quién la natura así se revió?
¿Qué fama de hermosa tan alto voló,
según que contemplo, por más que volase,
que a ser de la mía igual alcanzase?
¿Ni quién tan servida de grandes se vio?
¡Oh, cuántos hoy penan que son amadores,
heridos de manos del alto Cupido,
con un desigual dolor muy crecido,
a mí muy sujetos por causa de amores!

Vuelve LA MUERTE.


Muerte


¡En cuánta jatancia de vanos dulzores
yaces, hermosa, de mí trascordada,
que vengo con priesa por ti, que casada
estás con el mundo, compuesta de errores!

Dama


¡Oh, válame Dios, y qué sobrevienta
que siento al presente, y cuán gran turbación,
pues veo delante tan triste visión,
en nada apacible, según que lamenta!
Dolor excesivo me ha dado que sienta,
para la vida privar muy bastante.
Suplícote, Muerte, que pases alante,
no cures hacer de mí tanta cuenta.
Usa de ser muy bien comedida
conmigo, que en ver tu crueza,
mira que en Dama de tanta belleza.
Razón no consiente que falte la vida.

Muerte


Por más que seáis galana y polida,
conmigo do cuenta daréis sin errar,
iréis brevemente, sin más dilatar.
¡Sus! Vamos, pues veis que estoy de partida.

Vanse.

Monte.



Pastor


Sin duda ninguna, de entrar hora en cuenta
con voz, mi zurrón, yo traigo acordado.
Pues es cosa cierta, según que he notado,
que Dios la salud nos da y acrecienta,
no menos la vida también nos aumenta
comer con gran gana, muy huerte de todo:
que de otra manera, la Muerte de lodo
nos pone, y debajo de tal aposenta
¡Quizás que aunque el hombre esté trascordado,
y harto de andar por valles y cuestas,
y traiga las mientes en vos mucho puestas,
dirés vos a hombre que coma un bocado!
Yo acuerdo sentarme, pues vengo cansado,

Hácelo y registra el zurrón

y no dilatar con voz más razones.
¡Sus, ea, salí por los cabezones!
Veamos lo que es en vos encerrado.

Saca una bota, pan de centeno y una cabeza de ajos.

Vos estarés queda, aquí do mos asiento:
mirá que guardés muy bien el despojo;
salí vos acá, que tengo cordojo
en ver no hacéis cuenta de mi buen aliento.
¡Oh, qué cabeza de ajos que atiento!
No traigo otra cosa, por san, más preciada:
con ésta yo cuido de no os dejar nada
dentro en el cuajo, si no me arrepiento.
¡Oh, qué sabor! ¡Mal hayan mis males!
¡Y cómo se cuelan también con el ajo!
Igual es aquesto que ellotro brebajo
que me mandó el licenciado Morales!
De aquesta manera, por ir a Pascuales,
quizás, podrá ser que vamos a Agejas
¡Oh, cómo me arden aquestas orejas!
Benditas las viñas que dan vinos tales.
De aquesta manera me entiendo curar,
y dense mis amos priesa a gruñir.
Pues he, no sé cuándo, pardió, de morir,
y si hombre algo tiene, acá ha de quedar.
¡Pardiobre, si puedo, que no ha de ganar
fiésego nada, ni cregos conmigo!
Si de esta manera de agora me sigo,
bien pueden un perro, pardió, espulgar.
Pues dejo el ganado paciendo seguro,
acuerdo a esta sombra echarme a dormir,
que en esto poquillo que acá he de vivir,
gozar mis madejas de hoy más yo lo juro.

Echase a dormir. -Sale LA MUERTE.

Muerte


Bien piensa el villano que tiene algún muro
que sea bastante a mi resistencia.
¡Y cómo en dormir pone gran hemencia
el bruto salvaje, villano maduro!
¡Recuerda y levanta del sueño, Pastor!
Cata que el mundo te tiene vencido.
Levanta del suefio, y torna en sentido,
qu'estás muy tendido, durmiendo a sabor.
¡Maldita la cosa le aqueja temor,
ni acuerdo ninguno que tenga de mí!
¡Levanta, zagal, que vengo por ti,
que ansí me es mandado del alto Señor!

Pastor


¿Quién es el que llama, que tanto temor
me ha puesto con voz tan triste, espantosa?

Muerte


Hermano, la Muerte, que nunca reposa,
haciendo al más grande igual al menor.
Yo hago qu'el Papa, el Rey, el señor,
vengan a ser iguales a ti.

Pastor


¡En algo entendés! Echaos, y dormí
debajo esa peña, y seráos mejor.

Muerte


No son esas cosas, hermano, a mí dadas,
que nunca la hube jamás menester;
ni hace a mi caso dormir, ni comer,
sí andar con los vivos contino a porradas.

Pastor


¿Pues cómo, y teniendo tan ruines quijadas,
salís de contino, decí, vitoriosa?

Muerte


Sí, porque viva en el mundo no hay cosa,
ni cosas, que a mí no sean sojuzgadas.
Por tanto, no pienses, Pastor, escapar
de mi general y fuerte combate;
mas tien por muy cierto que te he de dar mate,
y en esta mi forma y manera tornar.

Pastor


¡Pardiobre! que tengo con vos de luchar!
Saco, no valgan, mirá, zancadillas;
que quiero muy sanas tener las costillas,
y gana no tengo, pardiós, de finar.

Muerte


¡Oh, cómo es grande, Pastor, tu inocencia,
en querer conmigo ponerte a luchar!
¿Tú piensas, si dado me fuese lugar,
de aquella divina y real Providencia,
que fuerzas, sentidos, con grave dolencia,
perder no te haría con gran turbación?

Pastor


¿Luego tú esperas, como hace el sayón,
a que pronuncie el juez la sentencia?

Muerte


Tú dices en esto, Pastor, la verdad;
mas ya que alcanzaste lo tal a entender,
razón es que sientas que tienes el ser
subjeto a mi fuerza, do no has libertad.
Y pues tienes vida sin seguridad,
della has de ser, contempla, privado
muy presto, pues tiempo no hay limitado:
harás con aquéstos, Pastor, igualdad.

Pastor


¿Con ésos yo, qué? ¡Por san, que no quiero!
¿Pensáis aliviarme con vuestras consejas?
¡Pardiobre, no deje guardar mis ovejas
por otro renazgo, Papazgo u papero!

Muerte


Escúchame acá, si quiés, majadero;
que digo que tienes con éstos venir
en su igualdad, en cuanto al morir.

Pastor


¿Y qué hará mi esposa después, si yo muero?

Muerte


¿Aquesto te pena? Quizá irá primero
conmigo tu esposa querida, Costanza.

Pastor


No tengo de ella yo tal confianza,
que deje por otro mi gala y apero.
¿Sabes, cuál paró a Juan Meseguero,
porque llegó a hacelle cosquillas?
¡Por san! Con la rueca le dio en las costillas,
y un huerte rascuño en aquel trasero.

Muerte


¡Oh, cómo huelgas hablar necedades,
echando por alto, Pastor, mis razones!
No quiero contigo trabar más quistiones,
pues viene quien burle de tus liviandades.
Escucha sus dichos, que son las verdades;
mediante los cuales, si estás muy atento,
muy presto vendrás en conocimiento
de cuánto me deben temor los mortales.

Sale LA RAZÓN.

Razón


Dios te dé vida y gracia, Pastor,
tal que me ames de muy buena mente.
Mucho me huelgo de verte presente,
ejemplo tan sano a cualquier pecador.
Contempla qu'el Papa, el Rey, el señor,
no menos los otros estados menores,
hasta los míseros pobres Pastores,
que aquélla los lleva, sin más defensor.
Por tanto, no fíes, hermano, del mundo,
ni menos des nada por cuanto él ofresce;
acá en esta vida, do todo peresce,
salvo el servicio del Verbo, jocundo:
si en este servicio te ocupas, profundo,
por Dios despreciando las cosas terrenas,
yo te aseguro que escapes de penas,
qu'empués a los malos les da en el profundo.
Ten esperanza contino, y temor
de Aquella que a todos los vivos aqueja,
pues cosa en el suelo, aunque fuerte, no deja;
no menos lo flaco, con grande furor,
tirando muy cierto con su pasador,
según habras visto en tiempo pasado.

Pastor


También me hirió, mas vesme escapado.

Muerte


Por tanto da gracias, hermano, al Señor.
Y mira que sientas le plugo, y qu'El quiso
dejarte que enmiendes la vida pasada:
por ende las cosas del mundo en nonada
tendrás, procurando acá el paraíso.

Pastor


De aquí y'os prometo vivir sobre aviso,
y nunca Papar de hoy más pecados.

Volviéndose a LA RAZÓN.

Decidme, señora, ¿comés dos bocados
de pan de centeno y un ajo bien liso?

Razón


Ante, yo mesma me do en colación
a cuantos me quieren, y a ti.

Pastor


¿Que a vos dais?
¿Pues cómo habéis nombre? Decidme, ¿a dó vais?
Que, soncas, me espanta tan gran novación.

Razón


Tú debes saber que soy la Razón,
a quien los humanos viviendo aborrescen
en casos fortunos, que acá les contescen...

Sale LA IRA y EL ENTENDIMIENTO.

Ira


Por mí, que procura dar tal ocasión;
la cual interpongo de dar con presteza
do quiera que cuadra, acá entre mortales,
porque está faltando, suceden mil males;

Señala a LA RAZÓN

a donde mi intento sabrás se endereza.

Entendimiento Señalando a LA IRA.


Entendimiento


Esta de mi, que en toda cabeza
soy ciertamente, sabrás, habitante,
es la que hace salir, y aun alante
de sí, la Razón, con gran fortaleza.
Ésta corrompe cualquier voluntad,
que varias se pueden las tales decir:
pues parte contraria las hace seguir,
y, junto con ellas, a mí en ceguedad.

Razón


En todo lo dicho no falta verdad.

Volviéndose AL PASTOR.

¿Haslo, por dicha, sentido y notado?

Pastor


Par Diego, que no; que va revesado.

Razón


Nota, pues de ello te doy claridad.
Tú debes, hermano, sin duda saber,
que aquesta es la Ira muy grave pecado.
La cual me destierra de todo poblado,
echándome fuera, según su poder,
de aqueste, que agora su nombre a entender

Señala al ENTENDIMIENTO.

procuro de darte, por hacer contento;
el cual introduce por entendimiento,
que por ser muy flaco se deja vencer.

Pastor ¡A otras, señora! Según que magino,

aparte dejando que sois muy hermosa,
pues vos a los hombres sois tan provechosa,
que os traten tan mal es gran desatino.
Mas, por que no salga jamás de camino
acá mientras viva, en cualque barbecho,
con vos, que guiáis camino derecho,
tener compañía de hoy más determino.

Señala al ENTENDIMIENTO.

Y vos, sobre aviso de hoy más estaréis,
guardá, que, la Ira viniendo, mirad,
la puerta no os gane de la voluntad,
por donde se alcanza y consigue interés,
de parte de aquesta maldita; es cual es,
según que percato, la justa Razón:
y aquésta, viviendo, mirá, bobarrón,
conviene que siempre muy huerte guardés.
Y desta manera teniendo cuidado,
ansí resistiendo muy huerte a la Ira,
por san, que la hagáis, más recia que vira,
volver donde vino, a otras, priado.

Volviéndose a LA RAZÓN.

Y pues que por suyo, señora, me ha dado,
iré do me quiera, pardiobre, llevar.

Razón Muy cerca de aquí a ver y adorar

a Dios sempiterno, en pan transformado;
en cuyo servicio, con loor muy crescido,
hoy hace la Iglesia muy grande memoria.
¿Y cómo tal fiesta a ti no es notoria?

Pastor No, pese hor'a san, qu'he estado dormido.
Razón


Si quieres saber, despierta el sentido,
y escúchame acá, pues tanto dormiste:
tú debes saber que hoy es Corpus Christe,
fiesta muy digna de gozo cumplido.

Pastor


¡Oh, cuán bien andante, dichoso zagal
me puedo hoy llamar, sin duda, par nos
en solo topar, señora, con vos
por estos desiertos, en este erial,
de a do muy placiente concluye Pascual,
llevándoos delante, señora, por guía!
Partamos los dos de aquí en compañía,
a do ver podamos al Rey celestial.

Razón


¡Sus! Vamos, hermano, sin más dilación,
do tienes respeto, según buen cristiano.
Camina placiente, asido a mi mano,
pues eres venido conmigo en unión.
Sey sosegado, y ten atención;
pon las rodillas en tierra priado;
que Dios sempiterno, en paz transformado,
¿vesle do yace? ¡Sus! Hazle oración.

Pastor


¡Oh Pan excelente, divino manjar,
en carne del Hijo de Dios convertido!
¡Oh sacro misterio, por quien soy venido,
aquí do me trujo Razón sin errar,
sólo a te ver, Señor, y adorar;
qu'en pan transformado, según tengo mientes,
yaces, por bien de todas las gentes
que quieren contigo sobir a reinar!
Adórote, Verbo divino, sagrado,
que yaces debajo de aqueste acidente,
y a tu Majestad suplico humilmente,
puesto que indigno, de hinojos postrado,
nos libres y guardes, Señor, del pecado,
dándonos gracia acá, que alcancemos
el reino de gloria, Señor, que atendemos,
por Ti prometido a nos de buen grado.
Y pues he gozado sin más resistencia
ver, cual he visto sin dubda hoy, por san,
manjar saludable de nuestra dolencia;
concluyo, pues quiero con gran diligencia
volver a mi hato, con gozo notorio,
perdón demandando al noble auditorio
de la pesadumbre de nuestra engorrencia.