Díjome Fabio que en el monte Hibleo
Díjome Fabio que en el monte Hibleo nacen como carneros las perdices, y que Dido llevaba en las narices, como gafas, montado un rey pigmeo. Que casada Cenobia con Orfeo, después de muchos cuentos y deslices, estudiaron en Londres de aprendices, y a todo respondí: Fabio, lo creo. Que hay un mono en Berlín que con el rabo sabe escribir en la pared su nombre, y con grande primor saca una muela. Dije, Fabio, lo creo: Mas al cabo me contó que Damón era un gran hombre, y entonces dijo: Fabio eso no cuela.