Cuando te miro, oh fresno, así al helado
Cuando te miro, oh fresno, así al helado
soplo del Aquilón, calvo la frente,
y al tibio y blando soplo de Occidente
de purpúreo verdor la cima ornado,
alegre vuelvo a mi anterior estado
y esfuerzo así mi corazón doliente:
"Espera, no importunes al luciente
cielo con voces y con llanto airado.
Tiempo será que tan crecida pena
acabe, y tu luz goces, si oprimido
yaces ahora en tan profundo hielo.
Y si el volver del incansable cielo
da a un mudo tronco el verde honor perdido,
¿cómo a ti no tu pura luz serena?"