Cuando no hallaba ni aun en sueño vano
Cuando no hallaba ni aun en sueño vano de mi triste prisión fácil salida, por generoso impulso dirigida tú me tendiste protectora mano. Por ti recobro, ilustre Soberano cuanto me puede hacer grata la vida. Familia tierna, libertad perdida, el sol de España, el suelo carpetano. Que admiras hoy benévolo confío, de mi tosco buril escaso fruto, estos humildes rasgos que te envío, mientras exento ya de pena y luto por tanto alto favor el pecho mío te da en su gratitud mejor tributo.