Cuando mi pecho ardió en su dulce fuego

Cuando mi pecho ardió en su dulce fuego
de Fernando de Herrera


A Cristóbal Mosquera de Figueroa

 Cuando mi pecho ardió en su dulce fuego,   
 osé cantar, Mosquera, el mal que siento,   
 y diome al tierno canto ufano aliento   
 el sol en cuyo ardor estuve ciego.   
 

 Osé mostrar mi llanto en blando ruego 
 a quien amor desprecia y su tormento,   
 y el humilde quejar de mi lamento   
 me dio osadía y dio esperanza luego.   
 

 Ahora, que la luz yo pierdo ausente,   
 y crece mi dolor con su belleza,  
 notad el grande error de mi porfía.   
 

 Lloro el pasado bien y el mal presente,   
 y puesto en soledad de mi tristeza,   
 la esperanza me falta y la osadía.