Crece y alienta fiero en el nemeo
Crece y alienta fiero en el nemeo león, y imprime su furor presente, y en el orbe terrestre esfuerza ardiente las llamas el dañoso Iperioneo. Y cuando amor, ingrato a mi deseo, descubre en su león más inclemente los rayos, acabar indignamente mi estéril esperanza triste veo. Abrasa el corazón, do nunca el frío tuvo lugar, ¡ay, oh dolor penoso, a quien otro ninguno es semejante! No puede amortiguar el llanto mío este incendio; que el Betis espumoso ni todo el grande Océano es bastante.