Correo de Comercio: 3 de marzo de 1810/1
Correo de ComercioNúmero 1 Del Sábado 3 de marzo de 1810 | ||
DEDICATORIA A LOS LABRADORES
Artistas, vosotros que dando una nueva forma á las producciones de la Naturaleza, sabéis acomodarlas para los usos diferentes á que corresponden, y les añadís un nuevo valor con que enriquecéis al Estado, y aumentáis su prosperidad! Comerciantes, que con vuestra actividad agitáis el cambio así interior como exteriormente, y por vuestro medio se fomenta la agricultura é industria, y el Estado recibe las utilidades con que poder atender á sus necesidades y urgencias! A vosotros todos nos dirigimos á ofrecer nuestros trabajos, sin tener otro interés, ni otras miras que las de vuestros adelantamientos, pues que de ellos indispensablemente han de resultar los que convienen al Estado; procediendo en conseqüencia en vuestras tareas con los conocimientos necesarios, sin los quales caminareis á ciegas y vuestra ignorancia os conducirá á desastres irremediables, que comunmente llamáis obra de la desgracia, quando no es sino de le la falta de los principios necesarios para el desempeño de vuestras respectivas ocupaciones. En esta firme persuacion dignaos admitir benignamente el resultado de nuestra aplicación, y oir con atención quanto os dixeremos, para que después de un maduro examen, á exemplo del que practicaremos antes de poneros á la vista quanto creamos os es útil, adoptéis ó rechacéis nuestros pensamientos, si las dificultades que para este último caso quisieseis proponer, no nos sea posible desatarlas. Quedaremos satisfechos con solo lograr vuestra aceptación, y nos creemos recompensados de los momentos de trabajo que vamos á emplear por vuestro provecho, si mereciéremos el que un solo Labrador, un solo Artista, y un solo Comerciante se aproveche de nuestras instrucciones, y pueda prácticamente manifestar á sus conciudadanos y compañeros de sus respectivos afanes, las ventajas que se consiguen de emprehender una ocupación por principios, en lugar de entrar á ella por pura imitación y rutina, establecida las más veces, si nos es permitido decirlo así, por la misma ignorancia. Recibid, pues, nuestros votos, y vivid seguros de que nos empeñaremos en no desmentir la obligación que nos hemos impuesto, para que uniéndoos á, nosotros llevemos á su prosperidad estas Provincias de la España Americana, y consigan sus habitadores el provecho que quiere atraerles nuestro sabio Gobierno en beneficio general de la Nación.
COMERCIO.Como desde que se establecieron por signos de convension la plata y oro han servido como instrumentos del comercio, y como medida del valor, no es estraño que se hayan tenido a estos metales por la única riqueza real, y que se haya medido la opulencia de los pueblos por la porción de moneda atesorada en ellos. Al ver que por medio del dinero se consiguen las cosas que se desean poseer, con mucha mayor prontitud que por medio de qualquier otro fruto que se quiera dar en cambio, se ha creído que así como es medida del valor, es signo de la riqueza; y en su consecuencia estimamos el valor del resto de las producciones por la cantidad de moneda que nos puedan dar por ellas. Así; todas las naciones comerciantes se han desvelado á porfia por acumular en sus pueblos toda quanta plata y oro han podido haber en cambio de los frutos propios, y arrancar estos metales del seno de los demás para fixar la riqueza permanente de los suyos; y para conseguirlo, se han impuesto en todos tiempos las mas severas prohibiciones á su exportación, y se han cargado de gravísimos derechos. Aquel comercio se estimó mas ventajoso, que trahia en cambio mas copia de metales de las provincias extrangeras, y en su conformidad se hizo empeño en favorecer con preferencia el comercio exterior, descuidándose del todo el que se hacia en lo interior de las provincias, porque se le creyó subsidiario de aquel, siendo en realidad el mas importante, y mas digno de atención, pues que con iguales capitales se consiguen mas provechos, y se da mayor ocupación á los brazos de sus habitadores. El dinero es en realidad un fruto idéntico á los demás; del mismo modo que ellos se conduce á los mercados para tener en cambio las especies que desean conseguirse por su medio. Un país que no tiene minas, dice Smith, debe por necesidad arrancar la plata y oro de los países extrangeros, del mismo modo que el que no tiene viñas conduce el vino que necesita consumir. Es infructuoso pues el que se ponga mas atención en un ramo que en el otro. Un país que tiene con que comprar el vino, siempre tendrá quanto necesite, del mismo modo que el que tenga con que comprar el oro y plata, no le faltarán jamas estos metales; ellos se comprarán por cierto precio, del mismo modo que el resto de los demás frutos; y así como estos son el precio de otros, mediante la permuta, así la son de los metales. Debemos reposar pues en la mayor seguridad, que el comercio, sin otra atención alguna, así como nos conducirá todas las especies necesarias a nuestro propio consumo, nos traerá del mismo modo la plata y oro, si alguna vez por la sucesiva exportación de estos metales se echase menos el numerario preciso para la facilidad del cambio. [Se concluirá.}
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