Contrición
Gasté mi ser en lides de demencia: ¡un tropel de pasiones me arrastraba! ¡Ciego y mísero fui cuando soñaba que era casi inmortal mi humana esencia! Con fulgores de sol, una existencia engañosa la mente me doraba. Mas la naturaleza claudicaba, del mal original a la presencia. ¡Tiránicos placeres, los despojos vuestros hundió en un mar de desengaños esta alma, que, sedienta, en sí no cupo! Cuando la muerte, ¡oh Dios!, cierre mis ojos, gane un instante lo perdido en años: ¡sepa morir el que vivir no supo!