Contrastes (Acosta)

Contrastes (1897)
de Vicente Acosta

Contrastes


Del carcomido tronco
brota lozano el pámpano florido;
flota el astro en los pliegues de la sombra
y nace á orillas del pantano el lirio.
Debajo la onda amarga
yace la perla: al borde del abismo
tiende la flor sus pétalos de seda
y vaga en medio del silencio el ritmo.
Duerme en la nube el rayo
como el delito en la conciencia; el limpio
fulgor del sol empaña espesa niebla,
siempre una sombra eclipsa su áureo brillo.
Tiene insectos la rosa
y rasgos de belleza el tosco ídolo:
flores hay en la tumba, impuro cieno
en el fondo del lago cristalino.
Gusanos mil rebullen
en la dorada poma; junto al risco
colúmpiase la rubia espiga; esconde
en su concha tesoros el marisco.
Como el beso en los labios
y la mirada en las pupilas, trinos
duermen en el boscaje, del que un arpa
es cada rama y cada eco un ritmo.
Hay risas que disfrazan
la convulsión del odio comprimido:
carcajadas que son una agonía,
y lágrimas que son un lenitivo,
y senos de alabastro
en cuyo fondo se revela el vicio,
como el monstruo que yace bajo la onda
o el áspid en las flores escondido.
Las aves cuando vuelan
surcando los espacios infinitos,
¿quién sabe dónde pararán el vuelo
y sobre qué árbol construirán su nido?
¿Quién sabe lo que dice
de la ola aprisionada el ronco grito,
lo que brilla en el fleco de la estrella,
lo que encierra la gota de rocío?
¿Qué murmuran los ecos
sobre la copa de enhiestado pino,
lira de melancólicos arrullos
que pulsan leves, invisibles silfos?
¿Qué hay en el matiz vago
del celaje, cual velo suspendido
por la mano de un ángel en el cielo?
¿Qué en la queja, en la nota, en el suspiro?
¡Esta es la ley del mundo!
¡Siempre el misterio á la existencia unido!
¡Este el destino que el Supremo Artífice
en la conciencia universal ha escrito!