Contra la guerra
De cóncavos metales disparada, sale la muerta envuelta en estampido y en torrentes de plomo repartido brota el Etna su llama aprisionada. El espanto, el dolor, la ruina airada, al vencedor oprimen y al vencido, huye esquivo el reposo apetecido, solo esgrime el valor sangrienta espada. El hombre contra el hombre se enfurece, su propia destrucción forma su historia, y de sangre teñido comparece en el sagrado templo de la gloria. Cese hombre tu furor, tu ambición cese, si al destruirte a ti mismo es tu victoria.