Contra el amor
de Manuel de Zequeira y Arango


 Huye, Climene, deja los encantos   
 del amor, que no son sino dolores;   
 es una oculta sierpe entre las flores   
 cuyos silbos parecen dulces cantos:   
 

 es un néctar que quema y da quebrantos,  
 es Vesubio que esconde sus ardores,   
 es delicia mezclada con rigores   
 es jardín que se riega con los llantos:   
 

 Es del entendimiento laberinto   
 de entrada fácil y salida estrecha, 
 donde el más racional pierde su instinto:   
 

 Jamás mira su llama satisfecha,   
 y en fingiendo que está su ardor extinto,   
 es cuando más estrago hace su flecha.