Contestación de Sánchez al General del Ejército enemigo (6 de agosto de 1813)


Contestación de Sánchez al General del Ejército enemigo

6 de agosto de 1813.

No puede haber cosa más intempestiva que las reflexiones que v. s. me hace en su oficio que acabo de recibir.

En las tres consecutivas acciones en que no he empleado la décima parte de mis esfuerzos, debe haber v. s. quedado tan escarmentado y sus tropas tan alucinadas como las mías erguidas, y yo agradecido al Dios de los Ejércitos, de quien procede todo bien.

Aun cuando V. S. duplicase su ejército no igualaría en fuerza al mío; y V. S. se equivoca si me cree tan fatal como los suyos para asentir a las abultadas producciones de que se vale para entusiasmarlo.

Por datos más positivos que los de V. S. sé que Valdivia no sólo ha vuelto a su antigua dominación, sino que disciplina tropas que, reunidas con otras de Chiloé, volarán muy pronto en mi auxilio sin habérselo pedido.

Mi ejército no es un miserable resto del que desembarcó en San Vicente.

Cuenta en el día fuerzas duplicadas de los mismos del país que, penetrados de la justa causa que sostenemos, se nos reunieron desde el principio y están en el día tan aguerridos y disciplinados como los valientes chilotes y valdivianos.

Estoy tan lejos de buscar caminos para librarnos de alguna ruina, como vivamente persuadido de que ninguna nos amenaza, y de que la de V. S. no puede tardar.

Chillán nunca ha estado más feliz que ahora cuando más sacrificado se encuentra en obsequio del Soberano y puede decir cuán pocas han sido las desgracias que le han inferido los decantados cañones de a 24, que hasta ahora no han hecho más que un pomposo estruendo.

El estado que cuenta un millón de habitantes, por que V. S. lo dice, hasta ahora ni podrá nunca contrarrestar a 2.000 hombres resueltos a imponerle la ley, siempre que se separe de sus deberes.

En el campo de San Carlos reunió el 15 de mayo todo su poder, y tuvo que ceder al ardor de 500 hombres de que se componía nuestro pequeño cuadro.

V. S. no tiene hoy la cuarta parte de sus fuerzas que entonces y yo las tengo cuadruplicadas.

Por lo expuesto, puede V. S. inferir cuán distante estoy de entrar por ningún partido que no sea muy honroso a las armas del Rey mi señor y de todos los que las manejamos.

Esta es realmente la verdad que no puede ocultarse a la racionalidad de V. S. cuyo verdadero estado no me es desconocido: y vea si es una sola la reflexión que puedo hacer favorable aun omitiendo otras que las que tenga insinuadas.

No creo a V. S. tan inhumano que dejen de serle sensibles los efectos de la actual guerra y V. S. debe hacerme la misma justicia.

Estoy pronto a cooperar con V. S. a su terminación, pero es menester tratar del modo y de los medios.

Explíquese V. S. abiertamente, pero sin la menor falta de tiempo, olvidándose en primer lugar de mi persona y de mi familia, que no han incurrido jamás en ningún error perjudicial a su honor, ni al bien de la humanidad.

El sujeto que envío con el parlamentario de V. S. es el Reverendo Padre Fray Juan Almirall mi Secretario y Vicario del Ejército; y ese dirá a V. S. de cerca, y le impondrá del modo con que opinan los vasallos no de Lima, sino del Rey, de que se compone este ejército.

Cuartel General de Chillán, agosto 6 de 1813.

Juan Francisco Sánchez.

Señor Don José Miguel de Carrera.