Constante Celia
de Juan Bautista Arriaza


Constante Celia, a quien la suerte en vano   
contradijo un afecto generoso,   
yo te aplaudo el placer de hacer dichoso   
a quien se enlaza a tu preciosa mano.   
 

Amor, que un tiempo te afligió tirano,  
hoy te arrebata en carro victorioso,   
y coronada de su mirlo hermoso   
al tálamo nupcial te lleva ufano.   
 

Al blando yugo allí rindes el cuello;   
y, cediendo a la noche misteriosa, 
te mira el sol en su último destello.   
 

Con el cariño que una flor dichosa,   
que hoy la deja botón cerrado y bello,   
para verla mañana abierta rosa.